Alemania-Reino Unido-Francia-USA-Mexico 2015 98 min.
Guión y dirección Tom Tykwer, según la novela de Dave Eggers Fotografía Frank Griebe Música Johnny Klimek Intérpretes Tom Hanks, Alexander BVlack, Sarita Choudhury, Sidse Babett Knudsen, David Menkin, Christy Meyer, Megan Maczko, Tracey Fairaway, Jane Perry, Khalid Laith, Michael Baral, Lewis Rainer, Tom Skerritt, Ben Whishaw Estreno en Alemania 28 abril 2016; en España 1 julio 2016
Una nueva colaboración, tras El atlas de las nubes, entre Tom Hanks y el director alemán Tom Tykwer, responsable también de películas como Corre Lola corre, El perfume o The International. A medio camino entre su país natal y Hollywood, Tykwer adapta una novela de Dave Eggers que no es gran cosa pero tampoco es desdeñable, se ve con agrado y produce una irresistible sensación de relax en quien lo hace. A ritmo de Talking Heads, la cinta comienza con un Hanks metido de lleno en su personaje de comercial narrando sus infortunios personales y profesionales para a continuación meterlo en un avión lleno de musulmanes destino a Arabia Saudí, donde pretende vender al rey un revolucionario sistema de hologramas digitales que eviten sus continuos desplazamientos para hacer negocios. Una serie de malogrados encuentros con el monarca debían ir sumiendo al paciente comercial en la desesperación de la impaciencia, y sin embargo éste aprovecha para profundizar en el paraje y la idiosincrasia del país donde realiza la citada espera. Tykwer no es Billy Wilder, y se resiste a sacar provecho de escenas de vocación inconfundiblemente slapstick, como la de la fiesta en casa del embajador danés o la caza del lobo en el interior del desértico país. Pero no importa porque los derroteros son otros y el placer de asistir a una historia de encuentros y desencuentros con una población cada vez más alejada de la nuestra, pero que aquí se define más cercana y colaboradora, en el otro extremo de la desdichada actualidad informativa, se erige en uno de los principales atractivos de un film en el que la cuidada y estilizada estética, la contención equilibrada de sus propuestas y el excelente trabajo del actor americano, logran que el viaje sea más placentero de lo que cabría esperar. Como anécdota, cuenta con una pequeña intervención del protagonista de El perfume, Ben Whishaw, pero solo en holograma, el del título original.
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