Dirección Jodie Foster Guión Alan DiFiore, Jim Kouf y Jamie Linden Fotografía Matthew Libatique Música Dominic Lewis Intérpretes George Clooney, Julie Roberts, Jack O'Connell, Caitriona Balfe, Dominic West, Giancarlo Esposito, Christopher Denham, Lenny Venito, Chris Bauer, Dennis Boutsikaris Estreno en Estados Unidos 13 mayo 2016; en España 6 julio 2016
Jodie Foster dirigió su primera película, El pequeño Tate, en 1991, a la que siguió la menos interesante A casa por vacaciones (1995) y mucho después la convencional El castor (2011). Como actriz inteligente y comprometida que es, se esperaba algo más de su cuarto film como realizadora, y no una simple banalización de los efectos de la crisis económica en la línea de la que en nuestro país ha perpetrado Daniel Calparsoro y su Cien años de perdón. A saber, un gran espectáculo, ingenuo y entretenido que acaba siendo más un mero entretenimiento que una denuncia seria y rigurosa sobre los tejemanejes del poder económico y sus poderosos y nada escrupulosos agentes. Un argumento cogido con alfileres en el que la injusticia se pretende, una vez más, vencer con la violencia, relaciona a un carismático presentador de un programa televisivo de inversiones, su realizadora y un joven víctima del fraude bursátil que busca vengarse del programa que presuntamente le engañó y de la agencia de inversiones que anduvo detrás de él. Todo al servicio de una especie de intriga se supone que vertiginosa e irrespirable, si bien son tantas sus caídas de tensión y ritmo, y tantas las convenciones a las que se somete un guión escrito a seis manos, que toda la operación naufraga considerablemente, aunque mantenga con cierta dignidad su vocación de simple entretenimiento. Es una lástima que no se haya dado con la clave para hacer una película, aunque sea dentro del mismo género, suficientemente clarificadora y justa sobre un drama que vienen sufriendo millones de personas desde hace casi una década, y a quienes flaco favor se les hace con productos como éste, que hacen recaer toda la responsabilidad en los malvados de turno, salvando a sus intermediarios, llámense políticos o periodistas, y reflejando un falso ejercicio de la justicia por quienes, sean policías o jueces, se encargan de impartirla. Clooney, que también produce, se esfuerza en convencer incluso con coreografías macarras, y Julia Roberts aporta su elegancia y fotogenia, mientras el joven Jack O'Connell ('71, Invicto) se extralimita en su histeria y desesperación.
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