Serbia-México-USA-Reino Unido 2016 125 min.
Dirección Emir Kusturica Guión Emir y Dunja Kusturica Fotografía Martin Sec y Goran Volarevic Música Stribor Kusturica Intérpretes Monica Bellucci, Emir Kusturica, Sloboda Micalovic, Sergej Trifunovic, Miki Manojlovic, Bajram Severdzan, Maria Darkina Estreno en el Festival de Venecia 9 septiembre 2016; en Serbia 25 febrero 2017; en España 14 julio 2017
Gato negro, gato blanco y La vida es un milagro son las últimas películas memorables del otrora genial director serbio Emir Kusturica, autor de la mítica Underground. Después hizo la endeble Prométeme y una serie de trabajos documentales, hasta que hace tres años participó en la película colectiva Words with Gods, en la que participaron entre otros Álex de la Iglesia, Mira Nair, Guillermo Arriaga, Héctor Babenco o Amos Gitai. Su episodio debió reportarle tal satisfacción que lo ha convertido en largometraje en esta coproducción internacional presentada en Venecia y despachada con las más turbias críticas. Y es que aquí, con el reclamo de la belleza, ya no tan espléndida, de la Bellucci, se limita a autocopiarse y, sin gracia ni talento, revisar su particular universo al servicio de una historia que ni engancha ni entretiene. Su impacto visual y sonoro, a fuerza de imágenes potentes y música muy al estilo Goran Bregovic, que de forma tan fundamental ayudara a definir su estilo en películas como El sueño de Arizona o la mencionada Underground, y que ahora sustituye por la de su hijo Stribor Kusturica, sirve para una introducción muy prometedora con animales caricaturescos haciendo diabluras (o los humanos haciéndolas con ellos, dentro y fuera de la pantalla), pero se desinfla inmediatamente cuando la inconsistencia de una historia de amor en plena Guerra de los Balcanes, tan recurrente en su filmografía, se apodera de un espectáculo en el que el disparate y la sinrazón dominan toda la función. La joven Sloboda Micalovic pronto se convierte en la revelación de un film que tiene poco que ofrecer, aunque su participación resulte como el resto del conjunto tan alocada como a ratos irritante. El resultado es algo más de dos horas de puro slapstick que no es Keaton ni Fellini sino todo lo contrario, y en el que encima tenemos que soportar e un inexpresivo Kusturica también como protagonista, además de firmar el enfermizo guión junto a su hermana Dunja, quedando todo en casa.
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