Dirección Dean Devlin Guión Dean Devlin y Paul Guyot Fotografía Robert Schaefer Música Lorne Balfe Intérpretes Gerard Butler, Jim Sturgess, Abbie Cornish, Alexandra Maria Lara, Ed Harris, Andy García, Zazie Beetz, Daniel Wu, Eugenio Derbez, Amr Waked, Robert Sheehan, Adepero Oduye, Richard Schiff, Mare Winningham
Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 20 octubre 2017
Confieso amar el cine de catástrofes desde que era un niño, y no perdono ninguna propuesta del género. Sólo así puedo justificar haber disfrutado aunque sea un poco con este producto tan descabellado y descerebrado como éste, seguramente la cinta más ridícula y disparatada de las últimas temporadas, digna candidata a cosechar el mayor número de razzies posibles en la próxima edición. Dean Devlin, responsable de los guiones de varias cintas de Roland Emmerich (Stargate, Independence Day, Godzilla) y realizador de un par de olvidables series de televisión, dirige esta cosa esperpéntica en la que en un futuro muy próximo el cambio climático se ha controlado mediante una red imposible de satélites, cuyo sabotaje para dominar el mundo convierten en un arma apocalíptica capaz de destruir ciudades enteras como Hong Kong, Tokio, Abu Dabi, Río de Janeiro u Orlando. Un ingeniero y su hermano son los encargados de salvar al mundo en esta ocasión, entre efectos visuales rudimentarios y archivistos, diálogos sonrojantes, personajes de cliché, niñas pedantes y situaciones hilarantes de puro bochorno. Las risas están aseguradas, las intencionadas y las más numerosas que no lo son. En la batidora se dan cita por supuesto inquietudes contemporáneas, como la ya apuntada crisis medioambiental y energética, los gobiernos corruptos o los simpáticos guiños a las desafortunadas políticas de Trump, muy especialmente la que atañe a la inmigración mexicana. Entretenida sí, disparatada y ridícula, mucho.
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