Hungría 2017 116 min.
Guión y dirección Ildikó Enyedi Fotografía Máté Herbai Música Adam Balazs Intérpretes Alexandra Borbély, Morcsányi Géza, Ervin Nagy, Pál Mácsai, Júlia Nyakó, Tamás Jordán, Gusztáv Molnár, István Kolos Estreno en el Festival de Berlín 10 febrero 2017; en Hungría 2 marzo 2017
Una película ambientada en un matadero espantaría a más de un y una vegetariana o vegano, y sin embargo tiene su sentido. Porque como su título indica, esta es una comedia romántica en la que aprender a disfrutar de la carne puede ser una asignatura tan pendiente como no saber disfrutar del amor platónico o espiritual. Los polos que se atraen en esta película muestran sus incapacidades, físicas y mentales, para convertirse en seres diferentes. Y es ahí donde la cinta, a la que no se le pude negar contar con generosas dosis de ternura y delicadeza, flaquea; porque hubiera sido más interesante plantear la misma historia con personas diferentes no por su condición sanitaria sino por su forma de ser, sus pensamientos o ideales, por ser sencillamente distintos a lo que se nos obliga a ser desde que nos levantamos hasta que nos dormimos, con señales continuas que funcionan como órdenes dictatoriales de comportamiento, empezando por esa misma publicidad que nos presiona constantemente. Pero el director húngaro Ildikó Enyedi ha preferido que sus personajes tengan taras para diferenciarlos de los demás, cayendo en el estereotipo facilón, y encima la empresa le ha salido bien, recibiendo el Oso de Oro en Berlín, un festival en el que también cosechó otros premios. No podemos sin embargo negarle virtudes a un film que balancea con acierto entre la comedia, el drama y el thriller, generando un producto entretenido y sorprendente, con una historia nueva que contar y algunas reflexiones válidas que hacer, sobre todo en lo que a la necesidad de afectos tenemos. Pero si al final el camino es el de siempre, la pareja y el amor, estaremos acabando con cualquier alternativa posible, y al final todos iguales. Valoramos positivamente el trabajo actoral, el engranaje de su guion en el que cada circunstancia tiene su consecuencia válida y convincente, y un ritmo que permite seguir la trama con interés y sin decaimiento. La original conexión de los protagonistas a través de los sueños permite disfrutar de unas idílicas postales invernales de ciervos en fase de seducción.
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