Guión y dirección Aaron Sorkin, según las memorias de Molly Bloom Fotografía Charlotte Bruus Christensen Música Daniel Pemberton Intérpretes Jessica Chastain, Idris Elba, Kevin Costner, Michael Cera, Samantha Isler, Chris O’Dowd, Graham Greene, Jeremy Strong, Bill Camp, Brian D’Arcy James, Claire Rankin, J.C. MacKenzie Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2017; en Estados Unidos y España 5 enero 2018
Resulta sintomático que el debut en la dirección del guionista Aaron Sorkin se centre en el retrato de una mujer literalmente imbatible, cuyo nombre coincide en gran medida con el de Molly Brown, la insumergible oficial que sobrevivió al naufragio del Titanic. Jessica Chastain se presta con su habitual poder de seducción a un personaje que representa una vez más el sempiterno carácter genuinamente americano, aquél que se deja fascinar por el poder y el dinero a la vez que exorciza traumas infantiles relacionados con una cultura fundamentalmente anclada en la familia y los valores tradicionales. Atleta olímpica y estudiante con una inteligencia privilegiada, Molly Bloom sufrió una delicada operación de columna en su infancia, una caída mortal en un acrobático salto de esquí alpino y una monumental acusación de corrupción, de todo lo cual resulta prácticamente imposible salir airosa. Su historia, a partir de sus propias memorias, sirve en bandeja al autor teatral (Algunos hombres buenos), televisivo (El ala oeste de la Casa Blanca) y cinematográfico (La guerra de Charlie Wilson, La red social, Steven Jobs) para tejer una de esas turbias biografías con aires intelectuales y artísticos que tanto le gustan, esta vez con el ojo puesto también en la escena y la cámara. Pero no hay atisbo de una personalidad propia en este trabajo que parece mimetizar las costuras de David Fincher en la película sobre Mark Zuckerberg, a la vez que reinterpretar, una vez más en el cine americano de ambición y supuesta trascendencia, los modos de Scorsese. Desde el minuto cero hay una saturación verborraica tal que resulta difícil seguir la trama en todos los detalles que propone. Se erige así en un espectáculo a menudo irritante, lastrado por una duración desmesurada, tanto como su ambición de qualité. En el camino asistimos al retrato de una mujer singular que organizaba importantes partidas de póker mientras el FBI la investigaba y entrampaba para extraer de ella información sobre famosos y mafiosos avariciosos, ludópatas y corruptos. Hay por lo tanto material importante en un conjunto algo desequilibrado por el ansia de su autor, tanta como la de los jugadores convocados por la protagonista o la necesidad imperiosa de ésta por lavar un pasado dominado por un padre duro y exigente, al que da vida un solvente Kevin Costner.
No hay comentarios:
Publicar un comentario