Se trataba quizás, con este sexto programa de abono, de invitar a la meditación a través de páginas musicales concebidas para evocar un estado de ánimo reflexivo, aunque como siempre estas intenciones temáticas acaban cogidas con alfileres. El director francés Jean-Luc Tingaud debutó frente a la Sinfónica con un programa integrado en su primera parte por dos inequívocas meditaciones musicales, mientras la segunda estuvo protagonizada por una de las más populares piezas orquestales de Béla Bartok, ya afincado en Estados Unidos y víctima de una leucemia determinante para la gestación de la obra. Frustrado por no conocer en persona a Britten, a quien admiraba por su pureza musical, Arvo Pärt inició con su Canto en memoria del compositor británico un estilo que le ha acompañado hasta sus últimas obras, y en el que a partir de estéticas muy ligadas al canto llano antiguo desarrolla una melodía simple, estirándola, armonizándola y enroscándola hasta darle el porte elegíaco que su espiritualidad le exige. Todo esto quedó muy claro y matizado en la hermosísima recreación del francés frente a una cuerda mórbida, transparente, equilibrada y resplandeciente, punteada por el toque de una campana funeraria que brindó a la percusionista Louise Paterson la primera ocasión para lucir su oficio.

Más decepcionante fue la versión que Tingaud realizó del Concierto para orquesta de Bartok, compuesto por encargo de la Boston Symphony como parte del apoyo recibido cuando padecía una rara enfermedad que acabó resultando leucemia. Los diversos estados de ánimo de la obra fueron recreados en un tono monocorde, más preocupado siempre por el sonido terso y aterciopelado de la cuerda, sin prestar demasiada atención a los numerosos solistas, en el caso de los metales con serios desajustes en el primer movimiento. Poco desasosiego en la Introducción, apenas caricatura en el Juego de la pareja, escasamente lúgubre su Elegía central, y con demasiada ligereza la celebración Final; si bien la orquesta, salvo en ese apunte destacado, ofreció un excelente nivel técnico, manifiesto en la agitada y frenética conclusión.
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