Francia 2017 113 min.
Dirección Tom Volf Documental Estreno en Francia 18 diciembre 2017; en España 11 mayo 2018
En una secuencia clave de la película, que ilustra el regreso de La Divina al Met en 1965, presumimos que para cantar Tosca, un joven bien arreglado y mejor documentado, al ser entrevistado en la larga cola para hacerse con una entrada, justifica el éxito incomparable de la soprano en su impecable dominio técnico y su particular talento interpretativo. Una acertada definición de su talento al que habría que añadir un extraordinario rango vocal que le permitió abordar papeles de soprano lírica, dramática y hasta de mezzosoprano. Este joven bien podría representar a ese otro, incipiente actor y debutante realizador, que dirige con respeto y pasión este tributo a la más mítica y legendaria de cuantas cantantes de ópera han existido a lo largo de la Historia, y no sólo la del siglo XX. Es uno de los testimonios de entre tanto material de archivo que el joven admirador y melómano ha cosechado tras un largo y fatigoso trabajo de cinco años, desde películas domésticas, fotografías, reportajes gráficos, grabaciones líricas, entrevistas y hasta documentos piratas de algunas de sus actuaciones más memorables dando vida a sus más aguerridas protagonistas, desde Violeta a Amina pasando por Norma, Medea, Lady Macbeth, Elvira, Lucia o la heroína de Puccini ya mencionada. Maria by Callas es lo que su título anticipa, una imagen introspectiva de la propia diosa vista por ella misma en entrevistas y, sobre todo, en confesiones epistolares dirigidas a amigos e incondicionales, desde el propio Onassis por cuyo amor tanta tortura sufrió, hasta los príncipes Gracia y Rainiero de Mónaco. Esas cartas, leídas por Fanny Ardant, que ya interpretó a la diva en Callas Forever de Zeffirelli, y una entrevista de principios de los setenta con el famoso David Frost, son la columna vertebral de este hermoso alegato a la irrepetible leyenda de la ópera, que Volf maneja desde el respeto y la consideración que su talento y su vulnerabilidad merecen. Un juguete roto que sufrió el abuso de una madre dominadora que no supo quererla pero sí obligarla a convertirse en lo que fue, sufrió la desconsideración del público más cruel y devastador que de un espectáculo pueda imaginarse, especialmente el de la Scala de Milán, que no supo perdonarle ni sus afecciones de salud, pero también el del Met, el del Liceo y de tantos otros templos de la lírica, y padeció especialmente el peor de las torturas, el desamor, en forma de frustración y traición. Todo eso, desde sus inicios de la mano de su profesora de bel canto, la soprano española Elvira de Hidalgo, que aparece brevemente en otra entrevista de archivo, hasta su muerte en soledad en París, sabe transmitirlo este emotivo documental, magníficamente montado y con interludios musicales de gran altura artística y emocional. Entre los testimonios de incalculable valor que ofrece la cinta, destacan algunos sobrecogedores de la propia artista, sometida al furor de los paparazzi, las exigencias de la profesión y el poder de las cámaras y el público, que la obligaban a mantener una continua conducta de postureo e hipocresía que acrecentaba sin duda su desdicha. Pero Maria by Callas no es el típico producto desmitificador que se remueve en los aspectos más sórdidos de su vida o su personalidad, sino que es la semblanza cariñosa a una mujer que, sin ser la mejor voz del momento ni la más aclamada por puristas y especialistas, reinterpretó el arte operístico y lo catapultó en gran medida a lo que es hoy, tanto a nivel popular como de redescubrimiento y honorabilidad. Todo eso lo transmite con acierto y un enorme poder de fascinación este estupendo trabajo que no pretende ser una enciclopedia Callas, pues deja muchas cuestiones y relaciones al margen, como las que mantuvo con sus directores Visconti o Zeffirelli, aunque de Pasolini y el rodaje de su única película exclusivamente dramática, Medea, sí se hace considerable eco; o con su director de orquesta favorito y más frecuentado, Tullio Serafin, o su rival en la escena Renata Tebaldi y otras compañeras de profesión como Joan Sutherland o Elisabeth Schwarzkopf, o incluso su pareja artística Giuseppe di Stefano. Tampoco traza un recorrido exhaustivo y cronológico por su ascendente carrera ni sus vicisitudes sentimentales. Es el retrato de una mujer que quiso ser esposa y madre y se tuvo que contentar con ser una diosa y ser recordada por los siglos de los siglos; y es que todos y todas parece que queramos ser otra cosa en la vida. Es algo sencillamente humano.
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