Fotografía, guión y dirección Adrián Orr Documental Estreno en Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires 26 abril 2017; en Festival de Cine Europeo de Sevilla 4 noviembre 2017; en Argentina 30 noviembre 2017; en España 11 mayo 2018
Más de un año ha necesitado el documental de Adrián Orr para encontrar un pequeño hueco en las salas de exhibición españolas, después de que Argentina le haya prestado una mayor atención y que se pudiera ver en el pasado Festival de Sevilla. Consecuencia directa del anterior trabajo del madrileño Adrián Orr, Buenos días resistencia, nos cuenta el día a día a través de varios años de un joven padre desempleado que intenta labrarse un futuro como estrella del rap y el hip hop, y que lucha denostadamente por educar a sus tres pequeños hijos, un niño y dos niñas, y procurarles un futuro mejor. Orr, curtido como segundo asistente de dirección en películas como Lo que sé de Lola, Grupo 7, ¿Quién mató a Bambi? o La isla mínima, establece una línea narrativa similar a la ficción realista y social, pero retratando sin artilugios ni fisuras retazos de realidad. Un Vivir cada día, docurreality de los setenta y primeros ochenta que ha dejado una huella indeleble en el documental español, austero e intencionadamente cutre, lo que no ayuda a empatizar con el drama expuesto, al que se desnuda de artificios y florituras para dejar a sus personajes que se retraten a sí mismos a través de largas y a menudo tediosas secuencias en las que asistimos a la difícil tarea de educar a los hijos. Paciencia para vestirles, para alimentarles, para educarles, para enseñarles, en secuencias muy seleccionadas seguramente de entre miles rodadas, que pretenden mostrar a ese niñato del título, responsable y tan lejos de la imagen que retenemos de una juventud ociosa entregada a sus sueños de fama fácil y rápida. Todo ello con la crisis de fondo, entre gente más o menos preparada, con un nivel intelectual aceptable, pero oportunidades casi nulas en la vida. Entre los daños colaterales, los que sufren los abuelos obligados a perpetuar sus obligaciones, la hermana aspirante a un trabajo digno, o la pareja resignada a esperar sólo un poco de amor. En fin, padre joven y soñador pero con los pies en la tierra y fiel a sus responsabilidades, pero bajo un tratamiento cinematográfico tan duro que hace difícil que su mensaje llegue al mayor número de público posible, ni con la utópica ayuda de unos exhibidores más cómplices y generosos.
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