Brasil-Uruguay-Alemania 2018 95 min.
Dirección Gustavo Pizzi Guión Gustavo Pizzi y Karine Teles Fotografía Pedro Faerstein Música Maximiliano Silveira Intérpretes Karine Teles, Otávio Muller, Adriana Esteves, Konstantinos Sarris, César Troncoso, Mateus Solano, Camilo Pellegrini, Ariclenes Barroso, Pablo Riera Estreno en el Festival de Sundance 18 enero 2018; en Festival de Málaga 19 abril 2018; en España 3 agosto 2018; en Brasil 23 agosto 2018
Resulta cuanto menos paradójico que este encumbramiento de la familia como centro de toda posible felicidad y eje alrededor del cual gira cualquier empeño de supervivencia, provenga de quienes intentaron mantener un vínculo político de amor y se han tenido que conformar con el más sólido protagonizado por la amistad y la admiración mutua. El director Gustavo Pizzi y la actriz Karine Teles ya trabajaron juntos en la inédita en nuestras pantallas Riscado, primer y anterior trabajo del realizador. Ya divorciados firman juntos el guión de esta bendecida crónica de la unión familiar, además de mantener cada uno su responsabilidad original como director y actriz protagonista respectivamente, y prestar a la empresa la frescura de sus gemelos, auténtico motor y base de toda la gracia de un film que pretende descansar en otros motivos más trascendentales, y así parece haberlo visto la mayoría de los analistas cinematográficos hoy convertidos en gurús de un cine que cada vez interesa menos, cuando otros sólo hemos visto una acumulación de lugares comunes e histerias varias llevadas al extremo de un supuesto realismo absoluto más maniqueo que otra cosa. La protagonista de Cariño (título original despreciado por nuestros distribuidores a favor del más ridículo y explícito Siempre juntos) se erige en madre coraje cuando en realidad ni siquiera es capaz de asumir de manera sana y conveniente el síndrome del nido vació, siendo casi capaz de sacrificar la felicidad de un vástago frente al egoísmo propio de no prescindir de él. No es sino el primer despropósito de un film que vaga sobre muchos, y que pretende convencer de que el núcleo familiar es el epicentro sobre el que cualquier desgracia es superable, incluidos los malos tratos de una hermana, o la abducción de su hijo por los mucho más felices y despreocupados de la familia retratada, precaria en lo económica, al borde de la desintegración como parece querer significar la endeble casa que habitan, pero felices en su amor purificador. Chillones, histéricos, ensimismados en sus miserias cotidianas, a algunos este grupo de gente un poco desequilibrada (atención al hijo gordo siempre cargado con su inmensa tuba) no nos acaba de resultar tan simpático.
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