Dirección Hugo Stuven Guión Santiago Lallana y Hugo Stuven Fotografía Ángel Iguacel Música Sergio Jiménez Lacima Intérpretes Alain Hernández, Aura Garrido, Ben Temple, Leticia Etala Estreno en el Festival de Málaga 18 marzo 2018; en salas comerciales 3 agosto 2018
Ahora comprendemos por qué en España el spin off de La guerra de las galaxias se llama Han Solo y no simplemente Solo, como su título original; había que dejar hueco para esta película del hijo del mítico realizador de televisión Hugo Stuven, que se presentó en Málaga fuera de concurso, unos tres meses antes de que se estrenara el blockbuster americano. Tras la inquietante Anomalous, Stuven nos presenta un film que nos viene estupendamente para denunciar una vez más la precariedad a la que se tiene que enfrentar continuamente el cine hecho aquí. Y no nos referimos a la falta de recursos, que salta a la vista han sido holgados y excelentemente aprovechados, sino a una ausencia absoluta de imaginación y ambición a la hora de publicitarla; es en el márketing donde frecuentemente falla nuestra maquinaria cinematográfica, y no digamos ya esa que supuestamente no cuesta nada y llega en forma de opinión de la crítica. Un sector que siempre se muestra especialmente exigente y reticente cuando de producto patrio se refiere. Vamos, que si esto lo hubiera dirigido Robert Zemeckis y protagonizado Bradley Cooper, por citar algún nombre, los elogios se hubieran sucedido por cientos. Pero a nosotros nos cuesta más, y vaya si la película tiene méritos para haber sido estrenada de forma más generosa y no tan de tapadillo. Stuven nos cuenta la agonía extrema a la que tuvo que enfrentarse el surfista Álvaro Vizcaíno cuando en septiembre de 2014 se precipitó por un acantilado y acabó en un mar encrespado a merced de las olas y los arrecifes, con roturas y magulladuras por todo el cuerpo y cuarenta y ocho horas por delante para sobrevivir o dejarse llevar por la desidia y el agotamiento. Una empresa bien planteada y desarrollada por el realizador y un impecable equipo de desconocidos, entre los que destaca una luminosa y espléndida fotografía que aprovecha como nunca los extraordinarios escenarios naturales de Fuerteventura, una sensacional banda sonora que potencia el drama a la vez que ilustra con creatividad y modernidad una historia de superación como ésta, y un meticuloso montaje clave para sufrir en carne propia las terribles vicisitudes a las que se ve expuesto nuestro aguerrido protagonista. Stuven tiene además el acierto de dejarnos respirar de vez en cuando con momentos de relax entre oníricos y reflexivos, en los que tiene cabida la belleza de Aura Garrido intentando dar sentido al drama interior de un hombre insatisfecho en una sociedad de la que se siente solo y ajeno. Puede que sea precisamente en ese retrato psicológico del personaje, con el que por cierto Alain Hernández, habitual secundario puntualmente protagonista de algunos títulos como Plan de fuga o Que baje Dios y lo vea, realiza un trabajo extenuante con el que sabe transmitir toda la agonía de su personaje, donde la cinta se muestra algo más floja, así como en un epílogo que se nos antoja innecesario y superficial, justo antes del emocionante documento real que pone punto y final a esta extenuante epopeya. Ahora esperemos que sepan venderla en el mercado internacional, lo merece.
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