Guión y dirección Celia Rico Fotografía Santiago Racaj Intérpretes Lola Dueñas, Anna Castillo, Pedro Casablanc, Adelfa Calvo, Marisol Membrillo, Susana Abaitua, Ana Mena, Silvia Casanova Estreno en Festival de San sebastián 24 septiembre 2018; en salas comerciales 5 octubre 2018
Quien vio el cortometraje Luisa no está en casa apreciaron una especial sensibilidad en la joven directora sevillana, natural de Constantina, Celia Rico. Una sensibilidad que ahora corrobora su primer largometraje, esta delicada crónica sobre la relación de una madre y una hija rotas por el dolor de la pérdida y dispuestas a afrontar la vida por separado, con todos los sacrificios y renuncias que comporta, pero también con las oportunidades que conlleva para volver a ilusionarse con la vida. Lola Dueñas interpreta, con su proverbial facilidad para conectar con el público, a una madre joven que malgasta su vida encerrada en las cuatro paredes de su casa de pueblo, devorando series de televisión y haciendo trabajitos de costura para completar una pensión de viudedad. Anna Castillo, una de nuestras actrices más frescas y naturales, es su hija, conminada a compartir esa vida grisácea y sin esperanza, que un día despierta y decide echar a volar. Atenta a todos los matices y detalles, sin saturación de diálogos, más pendiente de los gestos, Rico demuestra dominar el lenguaje cinematográfico, la imagen, sin necesidad de ningún alarde técnico ni narrativo, ciñéndose a la naturalidad y la verdad que transpira su historia, mostrándose sincera por encima de todo. Y lo hace para hablarnos de ternura, comprensión y esperanza ante una vida que hemos de llenar con ilusión y alegría, aceptando el devenir de las cosas, sintiéndonos satisfechos y satisfechas y cerrando las puertas del pasado más que para entreabrirlas de vez en cuando con el fin de recordarlo sin revivirlo. Alrededor de ellas dos, que protagonizan uno de los más hermosos y brillantes duelos interpretativos que recordamos en nuestro cine en mucho tiempo, un gran elenco de secundarios que sin estridencias ni sobreactuaciones hacen que todo respire la misma naturalidad y sinceridad que la joven realizadora se ha propuesto imprimir en su reveladora y emotiva historia. El resultado es una de las experiencias emocionales más conseguidas de nuestro cine en los últimos años y una firme candidata a cosechar éxito y premios. Sólo le falta una mejor distribución para que llegue a un mayor y más variado público.
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