Dirección Gints Zilbalodis Guion Matiss Kaza y Gints Zilbalodis Música Richards Zalupe y Gints Zilbalodis Animación Estreno en el Festival de Cannes 22 mayo 2024; en Letonia 28 agosto 2024
Siempre es aventurado decirlo, pero posiblemente nos encontremos ante una obra maestra, una joya de la animación y del cine en general. El director letón Gints Zilbalodis, en su segundo largometraje seis años después de Away, consigue con este trabajo todo un alarde técnico y humano extraordinario, insistiendo en la supervivencia como tema que le ha acompañado a lo largo de su carrera en un puñado de cortometrajes realizados antes de embarcarse en la producción de gran formato. De hecho, en Aqua, uno de ellos, también es un gato quien tiene que sobrevivir en el mar. Ahora al inteligente animal le sobreviene una inundación en la línea de la que tristemente estamos padeciendo en nuestro país. La de Flow tiene tintes absolutamente apocalípticos, y de sus efectos han de huir el mencionado gato y un grupo de animales que irá encontrando en su camino, un perro, un lémur, un carpincho y un majestuoso ave.
Impecablemente diseñado y con una fluidez narrativa y técnica encomiables, la película destaca el valor de la amistad, del trabajo en equipo y la solidaridad incluso entre especies distintas y a menudo enemigas. Si podemos unirnos ante la adversidad, por qué no hacerlo también en cualquier otra circunstancia, evitando así precisamente esa adversidad. El cambio climático está por supuesto en la base y justificación de este film portentoso, de una belleza plástica indiscutible, mientras la humanidad parece ya extinta y el elemento mágico hace su aparición en forma de mamífero marítimo de proporciones gigantescas y formas seudo prehistóricas.
Aquí no hay animales humanizados, que hablen y se comporten como personas. Ni hablan ni hacen lo otro, demostrando que su equipo técnico y artístico se ha preocupado sobremanera por estudiar y analizar los comportamientos reales de estos personajes, dotándolos de la máxima credibilidad y coherencia. La presencia de un carpincho, natural de Sudamérica, hace pensar que pueda estar ambientada en sus suntuosos parajes, sin embargo algunos elementos arquitectónicos y embarcaciones marinas nos dirigen más hacia Asia. De cualquier forma, todo es un grandioso espectáculo en el que Zilbalodis, con sólo treinta años, parece haber puesto toda su entrega y corazón, encargándose incluso, a medias, de su ilustrativa y narrativa banda sonora, otro aspecto tan cuidado, hermoso y efectivo como todo lo demás.
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