Fotografía y dirección Ben Leonberg Guion Alex Cannon y Ben Leonberg Música Sam Bpase-Miller Intérpretes Indy, Shane Jensen, Arielle Friedman, Larry Fessenden, Stuart Rudin Estreno en Estados Unidos 3 octubre; en España 17 octubre
domingo, 19 de octubre de 2025
GOOD BOY Lealtad hasta la muerte
Fotografía y dirección Ben Leonberg Guion Alex Cannon y Ben Leonberg Música Sam Bpase-Miller Intérpretes Indy, Shane Jensen, Arielle Friedman, Larry Fessenden, Stuart Rudin Estreno en Estados Unidos 3 octubre; en España 17 octubre
sábado, 18 de octubre de 2025
UN BORBÓN EN LA CORTE DE LOS HANNOVER
La Universidad de Sevilla volvió a confiar en la Barroca para celebrar su ya tradicional concierto de apertura del curso académico. Un honor que se ha alternado con la Real Orquesta Sinfónica y, últimamente, la Conjunta, pero que sigue ofreciéndose sin boato alguno, como si se tratara simplemente de un concierto más, restándole toda posible importancia a lo que debiera ser algún tipo de acontecimiento. En este caso, además, se trató del primer concierto de temporada, que esta vez se centrará en la música que debió sonar en las cortes europeas en los siglos XVII y XVIII.
Para la ocasión se contó de nuevo con la participación como directora y concertino de la prestigiosa violinista polaca Martyna Pastuszka, que ya actuó junto a la Barroca en abril de 2024, y poco antes acompañó a Max Emmanuel Cencic con su {öh!} Orkiestra. Esta vez, además, inauguró su puesto como artista en residencia de esta temporada. En los atriles, una serie de obras que pudieron sonar en la corte de Felipe V, primer Borbón que reinó en España. Scarlatti, Manalt y Corselli fueron los elegidos, pero el hecho de que el primero lo fuera de forma indirecta, a través de los conciertos que Charles Avison compuso a partir de sonatas para clave del compositor italiano, nos ha permitido hacer este juego entre dinastías en el título.
Y eso que la exhibición no empezó bien del todo, con cierta languidez haciéndose dueña del Concerto grosso nº 1, con Pastuszka evidenciando algún que otro problema de afinación y un sonido estridente poco o nada agradable. Y así continuó la estética durante la Sonata nº 6 de Francisco Manalt que la violinista interpretó junto a Mercedes Ruiz y Alejandro Casal. Pero un interludio de ajuste y afinación logró sacarnos del entuerto, y a partir de la tercera obra, el Concerto grosso nº 6 de Avison, la cosa fue mucho mejor.
viernes, 17 de octubre de 2025
BALA PERDIDA Tratamiento bestial de choque
USA 2025 107 min.
Dirección Darren Aronofsky Guion Charlie Huston, según su propio libro Fotografía Matthew Libatique Música Rob Simonsen e IDLES Intérpretes Austin Butler, Regina King, Zoë Kravitz, Matt Smith, Benito Martínez Ocasio, Liev Schreiber, Vincent D’Onofrio, Griffin Dunne, Yuri Kolokolnikov, Nikita Kukushkin, George Abud, Carol Kane, Action Bronson, D’Pharaoh Woon-A-Tai Estreno en Estados Unidos 29 agosto 2025; en España 10 octubre 2025
LOS EXTREMOS TÉRMICOS DE SHISHKIN Y ALBIACH
Concierto nº 2 del Ciclo Sinfónico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dmitry Shishkin, piano. Álvaro Albiach, dirección. Programa: Polednice Op. 108 B.196 y Sinfonía nº 7 en re menor Op.70 B.141, de Dvorák; Rapsodia sobre un tema de Paganini en la menor Op.43, de Rachmáninov. Teatro de la Maestranza, jueves 16 de octubre de 2025
La
famosa rapsodia de Rachmáninov fue su último trabajo concertante para piano y
orquesta, compuesto ya en su exilio estadounidense y plegándose a un estilo musical ampliamente abrazado en las
islas británicas, tan apreciable por ejemplo en las composiciones
cinematográficas inglesas de la época. La tercera de las piezas programadas fue
quizás la que mejor respondió al espíritu convocado; eso y el carácter profundo, serio y tan sumamente
mecanizado del pianista invitado.
Más
técnico que emotivo
Si
hay algo que caracterice a la Rapsodia
sobre un tema de Paganini de Rachmáninov, además de su popularidad, lo que
le ha llevado a ser programada en multitud de ocasiones, es su efusividad lírica y su extrema elegancia.
Extraer estas virtudes de la partitura exige una expresividad poética y un
lirismo que el joven ruso Dmitry
Shishkin no fue capaz de poner en práctica, al menos en toda su amplitud.
Cabía
esperar que el pianista hiciera gala de su escuela
y tradición, pero no de manera tan extrema, como si retrocediéramos varias
décadas. Arrancó nervioso e incluso algo inseguro, pero rápidamente se corrigió
y se limitó a ser endiabladamente rápido,
vertiginoso, a lo que Álvaro Albiach se plegó con acierto y profesionalidad. No
cabe reprocharle sentido de la vitalidad
y de la variedad de estilos y ritmos que la pieza atesora, pero no fue
capaz de insuflarle esa riqueza lirica que contienen algunas de sus
variaciones, especialmente la archiconocida y casi milagrosa número 18, que nos emocionó más en manos de la orquesta,
bajo el lirismo que fue capaz de transmitir la batuta, que en el mecanicismo frío y distante de
Shishkin.
El
pianista es un auténtico entusiasta,
como demostró ofreciendo sin tener que insistirle dos propinas, una de ellas
con la técnica virtuosa y enfervorecida
que le exige Prokofiev. Acertó más con las sonoridades sombrías que con las más
dolientes de las variaciones, y no se le puede negar que estuviera a la altura
en las efervescencias rítmicas que
contiene la partitura, pero incluso entonces echamos en falta algo más de drama
e intensidad emocional.
Una batuta intensa y dramática
En
las antípodas de la frialdad rusa estuvo la fogosidad del director valenciano, que con ayuda del concertino
asistente Juho Valtonen edificaron un Dvorák efusivo e intensamente dramático, primero con el poema sinfónico La bruja del mediodía, en el que fue
perfectamente apreciable la narrativa de este tétrico cuento tradicional checo,
lo que no es fácil porque tampoco el autor lo dejó meridianamente claro. A fuerza de contrastes y acentos, y unas
transiciones tan medidas como suaves, Albiach logró una exposición brillante de
la pieza, destacando el trabajo de las maderas, imponentes cuando el
terrorífico personaje acecha, casi anticipándose
a las corrientes expresionistas que aún tendrían años que esperar para
imponerse.
Pero
fue sobre todo en la magistral Sinfonía
nº 7 donde pudimos apreciar un trabajo tan intenso y profundo del director
y la orquesta, observándose claramente la intención
de Dvorák respecto al universo brahmsiano. Una enorme carga de energía se
adueñó del allegro maestoso inicial,
con un tratamiento épico soberbio y un trabajo
sobresaliente de los metales. Muy inspirado e igualmente ardiente resultó
el poco adagio, con una excelente incursión
de las trompas en ese sorprendente pasaje
wagneriano central. Albiach supo extraer toda la carga poética de esta preciosa página, para a continuación mostrar
el ritmo y la dicha del scherzo-vivace,
única concesión clara a los orígenes del autor, y finalizar con un ardor exacerbado y dramático en el allegro final a ritmo de marcha, desembocando
en una explosión de majestuosidad y optimismo.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
miércoles, 15 de octubre de 2025
TRON: ARES Un espectáculo a-tron-ador
Dirección Joachim Ronning Guion Jesse Wigutow y Jack Thorne Fotografía Jeff Cronenweth Música Nine Inch Nails Intérpretes Jared Leto, Greta Lee, Evan Peters, Jodie Turner-Smith, Gillian Anderson, Hasan Minhaj, Arturo Castro, Jeff Bridges Estreno en España y Estados Unidos 10 octubre 2025
UN FANTASMA EN LA BATALLA El dolor como arma de combate
Guion y dirección Agustín Díaz Yanes Fotografía Paco Femenía Música Arnau Bataller Intérpretes Susana Abaitua, Andrés Gertrúdix, Iraia Elías, Raúl Arévalo, Ariadna Gil, Jaime Chávarri, Arnatz Zuazua, Almagro San Miguel, Eduardo Rejón Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2025; en salas 3 octubre 2025; en Netflix 17 octubre 2025
lunes, 13 de octubre de 2025
DOWNTON ABBEY: EL GRAN FINAL La fuerza y la distinción del lenguaje
Reino Unido-USA 2025 123 min.
Dirección Simon Curtis Guion Julian Fellowes Fotografía Ben Smithard Música John Lunn Intérpretes Michelle Dockery, Elizabeth McGovern, Hugh Bonneville, Jim Carter, Laura Carmichael, Paul Giamatti, Penelope Wilton, Joanne Froggatt, Dominic West, Allen Leech, Brendan Coyle, Lesley Nicol, Harry Hadden-Paton, Robert James-Collier, Arty Froushan, Michael Fox, Joely Richardson Estreno en Reino Unido y Estados Unidos 12 septiembre 2025; en España 10 octubre 2025
sábado, 11 de octubre de 2025
EL TALENTO MEXICANO BRILLA EN UN DON GIOVANNI DE ENSUEÑO
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Karen Gardeazabal y Daniel Noyola |
Suele
suceder que una combinación de voces que
suenan en uno y otro elenco sea la mejor opción para disfrutar plenamente del
espectáculo, pero provocaría un grave desequilibrio que el público no merece.
No es cuestión de comparar los intérpretes de uno y otro elenco, por lo que nos
limitaremos a destacar el trabajo de cada uno y una de este segundo, empezando
naturalmente por quien da vida al personaje central, un Don Giovanni que sonó en la
voz de Jan Antem con fuerza y decisión, aunque aún requeriría algo más de
volumen y proyección. El joven catalán nos brindó un La ci darem la mano y una serenata en las que primaron el buen gusto en el fraseo y el sentimiento en el espíritu.
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Jan Antem y Montserrat Seró |
Otra
voz mexicana que nos sorprendió gratamente fue la de Karen Gardenazabal, que se enfundó en una Doña Elvira profundamente
dolida y sufriente, con voz generosa,
amplio registro y versátil expresividad, además de un timbre metálico y de
enorme belleza. Otra de las mayores ovaciones de la noche lo mereció su
hermosísimo Mi tradi quell’alma ingrata.
También convenció nuestra ya familiar Bryndis
Gudjönsdöttir, que tras alzarse hace ya algunas ediciones con el premio Nuevas
Voces de Sevilla, pisa con cierta frecuencia nuestros escenarios. Su voz potente y bien proyectada, aunque
con un timbre una pizca estridente, se hizo fácilmente con el papel de Doña
Ana, si bien evidenció algunos roces y asperezas entre trinos y sobreagudos
sobresalientes, además de una solvente
capacidad para modular.
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Bryndis Gudjónsdöttir y Pablo Martínez |
En cuanto a la batuta, en manos del también mexicano Mariano García Valladares, parece increíble que con apenas veintitrés años se pueda tener tal control y dominio de la partitura, fundirse con las voces con tanto acierto y confianza, y lograr que la plantilla de la ROSS se ajuste a sus requerimientos con tanto sentido de la obediencia y la responsabilidad, logrando entre todos y todas una lectura brillante de la imponente música de un Mozart siempre tan fluido y natural.
Fotos: Guillermo Mendo
viernes, 10 de octubre de 2025
LA JUVENTUD BAILA Y SE COMPROMETE
Parafraseando
a La juventud baila, microespacio del
programa Aplauso que a finales de la
década de los setenta del siglo pasado convocaba a toda la familia alrededor
del televisor para ver a jóvenes concursar bailando a ritmo de música disco y
rock‘n’roll, los dos solistas de ayer
tarde parecían dejarse llevar por el baile en sus felices comparecencias
ante el público del Maestranza. Un público que, nos congratulamos, está en
continua renovación, lo que significa que propuestas
como ésta acerca nueva afición a la música clásica. Sólo así se comprende
que gran parte de los y las asistentes aplaudieran después de cada movimiento
de las piezas concertantes.
El
jovencísimo malagueño Álvaro Lozano
Cames exhibió en todo momento un porte aristocrático abrazando el
violonchelo como si fuera su pareja de baile (de salón), con la cabeza bien
alta mirando a un horizonte quizás no tan lejano. Así desgranó, con absoluta seguridad y un sentido
inusitado de la elegancia para su corta edad, el primero de los dos
conciertos que Franz Joseph Haydn compuso para el instrumento. Lozano Cames se
desenvolvió con fluidez, manteniendo un
sonido homogéneo que combinó hábilmente dulzura y aspereza, con suficiente
cuerpo y líneas muy definidas tanto en el ritmo marcial del primer movimiento,
la melódica cantinela del adagio y el
fuego atlético del allegro final. Muy
preciso también en el control de las dinámicas y la medición del rubato, la
suya fue una exhibición ambiciosa y bien
articulada en busca de una voz propia que estamos seguros llegará a
encontrar pronto. Secundado por sus compañeros de instrumento, ofreció un Cant dels ocells, popularizado por Pau Casals,
de hondo sentimiento.
También
joven, el valenciano Josep Planells
Schiaffino se encargó de arropar con respeto y precisión las interpretaciones
de los jóvenes talentos convocados, ofreciendo como adelanto en cada parte del programa
una obertura operística de carácter bufo con el que dejó claras sus formas clásicas y su capacidad para que la reducida plantilla se ajustara en la
medida de lo posible al estilo y el espíritu de la época, a través de esa
tercera vía que permite recrearlos con instrumentos modernos.
miércoles, 8 de octubre de 2025
ADORABLE Otro retrato de mujer inestable emocionalmente
Noruega 2025 101 min.
Guion y dirección Lilja Ingolfsdottir Fotografía Oystein Mamen Intérpretes Helga Guren, Oddgeir Thune, Kyrre Haugen Sydness, Heidi Gjermundsen, Marte Magnusdotter Solem, Elisabeth Sand, Maja Tothammer-Hruza Estreno en el Festival de Karlovy Vary 2 julio 2024; en Noruega 11 octubre 2024; en España 3 octubre 2025
EL MITO DE DON JUAN DESDE LA INGENUIDAD
Estructurada
en tres partes, en la primera la condesa asiste en compañía de dos amigos a una
representación de Don Giovanni en
París. Una ocasión que le hace reflexionar sobre cómo la mujer ha estado siempre supeditada al hombre, sus caprichos
e instintos de seducción. En un segundo capítulo, años después, intenta
llevar sus reflexiones al arte, descubriendo cómo a lo largo de la historia la mujer ha sido desplazada de la cultura
y relegada a funciones domésticas, de lo que apenas se salvan algunas
privilegiadas de rango noble. Finalmente, en la actualidad, alguien decide
terminar el trabajo de Díaz de Mendoza, estrenado pero perdido, en clave operística.
Lástima
que tan prometedor proyecto termine convirtiéndose en recipiente de proclamas que se nos antojan más ingenuas de lo deseable,
apoyadas en frases que no hacen sino subrayar lo evidente, forjando reflexiones
tan frecuentadas y recurrentes que apenas aportan nada nuevo. Iglesias se
esfuerza, Cánovas también, pero los
resultados son bastante pobres. Decididamente preferimos al Iglesias
compositor, ganador de doce Goyas y cuatro veces nominado al Oscar, que al
dramaturgo.
Aunque
hay hasta cuatro teatros y dos
festivales implicados en su producción, Don
Juan no existe no disimula su vocación humilde e intimista. La
experimentada Bárbara Lluch propone,
a través de la escueta escenografía de
Blanca Añón, en la que sobresale un tobogán por el que se desliza la tinta
derrochada por el talento prohibido de tantas y tantas mujeres, un continuo
paseo por un espacio rectangular, en
el que los personajes se abandonan a un continuo y fluido diálogo.
Con
citas continuas al Don Giovanni
mozartiano, la música de Cánovas se vale de un cuarteto de cuerdas, el muy
experimentado en música contemporánea Royal
String, y un conjunto de percusión y saxo, nuestro querido utrerano Manu
Brazo, todos y todas excelentes,
para dibujar líneas frecuentemente agresivas y agitadas, en un lenguaje
típicamente atonal. El uso de la
electrónica por parte de la propia compositora, echando a menudo mano de
grabaciones que multiplican el efecto de las palabras, y la discreta amplificación de todos los agentes,
provoca la estética moderadamente vanguardista que la pieza anhela.
Sachika Ito vuelve a demostrar lo cómoda que se siente en este tipo de repertorios,
prestando su potente y perfectamente
modulada voz a la condesa protagonista y la artista actual que repara en su
valía, un doble papel que en el estreno en Peralada hace un año encaró Natalia
Labourdette. Josep-Ramón Olivé, que
también intervino en el estreno del Real hace unos meses, encarna a la pareja
de la protagonista, y se desdobla en
blanca estatua de Don Juan, muy en estilo Comendador.
Una
lista de mujeres que lucharon por su visibilidad cultural y política, con un
muy elocuente efecto eco, casi a capela, potenció ese carácter didáctico que
tiene la obra, siempre desde esa óptica
ingenua que caracterizó a la función. Ingredientes
sin duda atractivos, bien sazonados, pero que en conjunto evidencian más
intención que buenos resultados, sin llegar a incentivar con la fuerza que el
contenido merece, y quedan finalmente en aguas
pantanosas, en este caso entintadas.
Porque
tampoco podía faltar que ella acabe ensuciada
hasta lo inaguantable, y por supuesto arrastrada por el fango negro, aunque
la disposición de filas y gradas poco ayudase a participar de esas licencias
dramáticas. Agradecemos que las pantallas donde se emitían los subtítulos
estuviesen en alto, aunque en este caso poca falta hacía, dada la perfecta dicción de los intérpretes,
especialmente de Sachika Ito.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
martes, 7 de octubre de 2025
FRANCO FAGIOLI, DOMINIO SENTIMENTAL
Con
la voz aún más cristalina y esmaltada
que en aquel concierto del 2018, y una tesitura más asentada en el rango más
agudo, a menudo casi de soprano, Fagioli hizo un interesante recorrido por el arte de los castrati, su medio natural, para avanzar después por el repertorio
de las mezzosopranos y las contraltos, hasta adentrarse bien en el siglo XIX,
entre el Clasicismo y el Romanticismo.
Todo
un viaje emocional en el que destacó la habilidad del contratenor para
extraer puro sentimiento de cada nota y vivirlas con absoluta naturalidad,
disimulando hasta el extremo el falsete obligado. Su rostro evidenció en todo momento ese sentimiento y el enorme
gozo experimentado en un repertorio exigente y extenuante, sólo aliviado por
los dos únicos momentos, uno en cada parte del concierto, en los que el
pianista acompañante actuó en solitario.
De
la ópera arcaica al umbral romántico
Con
un repertorio muy similar al que presentaba Cecilia Bartoli en su legendario
registro Arie Antiche, Fagioli
comenzó el recorrido con un aria de Il
Giasone, de Cavalli. La escuela
veneciana estuvo así representada con toda la melancolía y ternura de la
que fue capaz la voz increíblemente homogénea del contratenor.
La
otra gran escuela, la napolitana, llegó de la mano de Scarlatti padre. Con Già il sole dal Gange, de su ópera de
juventud L'honestà negli amori, dio
rienda suelta a su facilidad para la
coloratura, una ornamentación profusa y una energía contagiosa. Pero fue
con Intorno all’idol mio, canción de Orontea de Marc’Antonio Cesti, con la que
apuntó directamente a nuestro corazón
por primera vez, con un canto en extremo piadoso.
También
resultó encantador y amable en el aria de concierto Pur dicesti, o bocca bella, de Antonio Lotti, ya a las puertas del
Clasicismo. Tiempo hubo después para la
tormenta y la agitación, de la mano por supuesto de Haendel en el rol de
Rinaldo, pieza antológica para el repertorio de castrato, que defendió con una energía apabullante y una ornamentación
al alcance sólo de los más dotados, logrando que cada matiz brillara con un dominio absoluto del instrumento en
toda su extensión.
Los
máximos exponentes del Bel canto
Bellini, Donizetti y Rossini protagonizaron la
segunda parte, completada con
Mercadante. Dos de las composiciones de cámara de Bellini sirvieron para descubrir al Fagioli más encantador (Ma rendi pur contento) y rabioso o
enfurecido en la muy temperamental Malinconia,
ninfa gentile. Igualmente con Donizetti mostró su lado más tierno, con la arietta de quien se sabe moribundo Amore e morte, y el más alegre y
despreocupado en la simpática Me vojo fa
una casa, típica canción napolitana.
Tiempo
para la exhibición de coloratura y el
más refinado bel canto en el aria
de La donna del lago de Rossini, Mura felici, auténtica apoteosis del
género antes de terminar con Saverio Mercadante y la cavatina Dove m’aggiro de Andronico, seguida del broche agitado final, Era felice un dí, de la misma ópera. Después las obligadas
propinas, otro aria de Andronico, la
hermosa y sentimental canción La rosa y
el sauce del compositor argentino del XX Carlos Guastavino, y ese éxito napolitano tan cerca de la
opereta que es Non ti scordar di me,
de Ernesto de Curtis, inmortalizada por Beniamino Gigli en la película de 1935
del mismo título.
El
acompañamiento a piano ahí donde
tocaba orquesta barroca, conjunto reducido o clave, resultó efectivo gracias al
buen hacer y el sentido de la
responsabilidad de Michele D’Elia, que en solitario se mostró contenido y
detallista con la Sonata en sol menor K.
347 de Domenico Scarlatti, y algo menos jocoso de lo conveniente en la sorprendente
Marcha y recuerdos de mi último viaje,
de los Péchés de viellesse (Pecados de la
vejez) de Rossini, donde se citan hasta ocho óperas del compositor
pesarese, de Tancredi a Guillermo Tell, pasando por La cenerentola, El barbero de Sevilla y Semiramide.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
lunes, 6 de octubre de 2025
STEVE Tensión forzada para una última oportunidad
Dirección Tim Mielants Guion Max Porter, según su libro Fotografía Robrecht Heyvaert Música Ben Salisbury y Geoff Barrow Intérpretes Cillian Murphy, Jay Lycurgo, Tracey Ullman, Emily Watson, Little Simz, Luke Ayres, Marcus Garvey, Joshua Barry, Joshua J. Parker Estreno en el Festival de Toronto 5 septiembre 2025; en Irlanda 19 septiembre 2025; en España (Netflix) 3 octubre 2025
EXTRAÑO RÍO Efebos en aguas curativas
España-Alemania 2025 106 min.
Dirección Jaume Claret Muxart Guion Jaume Claret Muxart y Maritxell Colell Fotografía Pablo Paloma Música Nika Son Intérpretes Jan Monter, Nausicaa Bonnín, Jordi Oriol, Bernat Solé, Francesco Wenz, Roc Colell Estreno en el Festival de Venecia 29 agosto 2025; en salas 3 octubre 2025
domingo, 5 de octubre de 2025
EN DON GIOVANNI CANTAN Y BAILAN, PERO SOBRE TODO ACTÚAN
Alessio Arduini y Marina Monzó
Puede
parecer que Don Giovanni es un título recurrente en el historial del
Maestranza, y sin embargo sólo se ha programado en cuatro ocasiones, una de
ellas en clave de reposición. Lo hizo en aquel glorioso 92 de la mano
Zeffirelli, y en 2008 con Mario Gas como director de escena, que se repitió en
2014. No es descabellado que, once años
después, el disoluto castigado
vuelva a la escena maestrante, con una mirada quizás más femenina gracias a la puesta en escena ideada por Cecilia Ligorio
para la Ópera de Colonia, coliseo que depura mucho sus producciones para
centrarse en su efectividad dramática y su elegancia formal.
Precisamente
eso es lo que ofrece esta propuesta, en la que una plataforma giratoria hace que el escenario funcione eficazmente
a fuerza de paneles austeros rematados con detalles clásicos, cerrados y
abiertos según la ocasión, y a veces cortinajes que permiten pequeños cambios
de escenografía. Una solución que favorece el elegante movimiento de sus siete personajes, entrando y saliendo de
unas estancias a otras, como sucede en la laberíntica escena final del primer
acto, justo después de que el septeto y el coro entonen ese atrevido Viva la libertad con el que Mozart se
adelantó a la mismísima Revolución Francesa, aunque él se refiriese más a disfrutar de los placeres de la vida.
También
es en el final del segundo acto, y por consiguiente de la ópera, donde brilla
el movimiento escénico, elegante y suntuoso, de quienes sobreviven al seductor sólo para comprobar lo amargo de sus
existencias, condenadas a la rutina y la vulgaridad, frente a la excitación
que llegaron a experimentar de la mano de quien, consciente de que la muerte
siempre está presente, decide vivir de
forma tan despreocupada como libertina.
Julie Boulianne, Marco Ciaponi y Ekaterina Bakanova
Ahí
es donde Ligorio decide incluir un guiño
tan tópico como insolente como es la cabeza de un toro, que Don Juan (y
Leporello cuando lo sustituye) se endosa en determinados momentos de la
representación. Aunque en ningún momento se nombra Sevilla, es notorio que la
acción transcurre aquí, lo que unido al significado
de bravura y muerte que representa el animal, quizás diera pie a la
escenógrafa a echar mano de tan recurrente elemento.
La
directora se decanta así por una visión
jocosa, que no cómica, del asunto. Una fiesta permanente en la que el baile está muy presente, con
paisanos y paisanas que se prestan a sencillas pero muy efectivas coreografías
a las que a menudo son invitadas las y los protagonistas de la función, rebajando así, acertadamente, la materia
dramática a un título en el que ésta tiende a tener un considerable peso.
Insuficiente
torrencial canoro
Esas
virtudes mencionadas respecto a la funcional y elocuente escenografía, tiene
también su peaje. Quizás influyera en la
caja acústica del Maestranza para que, según la posición de los y las
cantantes, sus voces sonaran compactas o en lejanía. Por supuesto que la
calidad de las voces y, sobre todo, su
proyección, contribuyó a que esto también sucediera así. Sabemos que en
determinadas áreas del coliseo las voces llegaron en todo su esplendor, lo que
refuerza la teoría de la esa inconveniente
influencia de la escenografía.
De
cualquier modo, lo que nos llegó fue la voz
bien matizada pero insuficientemente proyectada de Alessio Arduini, un Don
Juan de hermoso porte y acertada interpretación al que, sin embargo, faltó peso vocal. Destacó más en el
enérgico y festivo Finch’han dal vino que en el melancólico dúo con Zerlina, el
célebre La ci darem la mano. Por el
contrario, ésta fue un dechado de
virtudes y emociones, puro canto, brillante, fluido y bien proyectado en momentos
cruciales como Vedrai, carino. La
hermosa soprano valenciana Marina Monzó
se postuló así como lo más celebrado de la noche, junto a una Doña Anna
encarnada en la voz de poderoso y bello timbre de Ekaterina Bakanova, a quien la refulgente orquesta no logró
eclipsar en el desatado Fuggi, crudele
de la primera escena.
Menos convincente resultó Julie Boulianne como Doña Elvira, con voz tremolante y puntualmente insegura, aunque de proyección anduvo sobrada, y a nivel interpretativo convenció por su volubilidad y tono amargo. Once años después de encarnar al mismo personaje en la producción del propio Maestranza dirigida por Mario Gas, David Menéndez acusa una voz menos potente y unos registros más rígidos que en aquella ocasión. Pero Leporello siempre cae bien y su actuación fue muy aplaudida.
Como
tenor romántico, Marco Ciaponi da el
nivel adecuado, aunque también exhibió una voz tenue e insuficiente, lo que
se tradujo en un Dalla sua pace
sentido pero algo mortecino. Sorprende que se prescindiera de la otra famosa
aria de Don Octavio, Il mio tesoro
intanto, sustituida en el estreno vienés por la antes mencionada, aunque hoy normalmente se cantan las dos. La
participación de Ricardo Seguel como
Masetto quedó en un discreto nivel, tanto en actuación como en canto, mientras a George Andguladze faltó un tono algo más oscuro
y profundo, a pesar de lo cual su aportación a la escena del descenso a los
infiernos resultó considerablemente aterradora. El próximo viernes 10 tendremos
ocasión de comprobar si todo funciona mejor con el elenco completo alternativo.
La
orquesta sonó brillante, rutilante de la
mano de un esforzado Iván López-Reynoso. El director mexicano dio empuje a
la partitura, agitó los momentos más dinámicos y acentuó la belleza de los más
relajados, siempre desde unos parámetros
más románticos que puramente clasicistas. La ROSS respondió con ese sonido
cristalino que le caracteriza, con todas las familias instrumentales
funcionando a un excelente nivel. Lo peor es que la batuta no se preocupó bastante en no eclipsar a las voces, especialmente
apreciable en la tumultuosa escena inicial. Las breves aportaciones corales se
saldaron con el habitual éxito, y en la coreografía, todos y todas las danzantes apostaron por ofrecer un buen espectáculo en
tan atractiva experiencia.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía