miércoles, 30 de julio de 2025

EL CUADRO ROBADO El comercio de las vanidades

Título original: Le tableau volé
Francia 2024 91 min.
Guion y dirección
Pascal Bonitzer Fotografía Pierre Milon Música Alexeï Aïgui Intérpretes Alex Lutz, Léa Drucker, Nora Hamzawi, Louise Chevillotte, Arcadi Radeff, Olivier Rabourdin, Laurence Côte, Matthew Lucci, Ilies Kadri, Doug Rand, Peter Bonke Estreno en Francia 1 mayo 2024; en España 25 julio 2025


En activo como guionista desde 1976, a las órdenes de cineastas como Jacques Rivette, André Techiné, Chantal Ackerman, Raoul Peck o Anne Fontaine, escribiendo por lo tanto algunas de las páginas más relevantes del cine francés de las últimas décadas, Pascal Bonitzer dio el salto a la dirección en el ya lejano 1996, compaginando ambas facetas en un generoso puñado de títulos. En su último trabajo hasta la fecha se inspira en un excitante episodio de la historia reciente, cuando hace veinte años se descubrió en casa de un humilde y joven trabajador el cuadro del pintor austriaco Egon Schiele Los girasoles marchitos, expoliado por los nazis durante la segunda Guerra Mundial dentro de su campaña contra el Arte degenerado, como ellos llamaban al arte moderno. A partir de ahí, y siendo extremadamente fiel a los acontecimientos en sus aspectos estructurales, Bonitzer recrea una crónica sobre la vanidad humana, el comercio del arte en su vertiente más feroz y arrollador, considerando la obra como una mercancía, por encima de su valor estrictamente artístico o cultural. 
Pero, sobre todo, el director genera un feroz análisis sobre las luchas de poder, las miserias y patrañas del arribismo y las diferencias de clase, situando en un extremo a los herederos del legítimo propietario de la pintura, un coleccionista judío que perdió a su familia y su colección de manos del nazismo, comenzando una nueva y exitosa vida en Estados Unidos, y en el otro al joven proletario y su entorno, la humildad frente a la arrogancia.

Bonitzer construye su particular fábula con hechuras de alta comedia pero sin abordarla abiertamente en ningún momento salvo en su episodio de arranque, un particular ajuste de cuentas contra la vanidad y la mala educación de la clase alta. Diseña un conjunto de personajes inspirados en los reales, con un espléndido Alex Lutz llevando las riendas del asunto como experto subastador, y flanqueado por el superlativo trabajo de Léa Drucker y las jóvenes promesas Louise Chevillotte y Arcadi Radeff, imágenes del peligro de la decadencia humana y la candidez de la humilde ingenuidad, respectivamente.

Genera así una serie de historias alrededor de cada uno de estos personajes que, aunque puedan considerarse superfluas, contribuyen a recrear este fresco de vidas, algunas antagónicas, centradas en sus pequeñas miserias y frustraciones, que en definitiva colaboran a dar forma a una entretenida película en formato thriller, fotografiado por Pierre Milon, autor también de la luminosa fotografía de Mi querida ladrona, estrenada curiosamente en España el mismo día. Aquí hay personajes, una historia interesante y conmovedora y el punto preciso de sofisticación e intriga. No se puede pedir más para el verano.

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