Francia 2011 115 min.
Guión y dirección Eric Toledano y Olivier Nakache Fotografía Matthieu Vadapied
Música Ludovico Einaudi Intérpretes François Cluzet, Omar Sy, Audrey Fleurot, Anne Le Ny, Clotilde Mollet, Alba Gaïa Bellugi, Cyril Mendy, Christian Ameri
Estreno en España 9 de marzo de 2012
Quizás que Eric Toledano y Olivier Nakache sean grandes amigos y hayan realizado juntos cada una de las películas que conforman su corta filmografía, haya sido el motor impulsor de esta entrañable y aparentemente sencilla crónica de una amistad imperecedera y reveladora, la que protagonizan una en principio improbable pareja formada por un aristócrata multimillonario parapléjico y su cuidador negro, macarra y ex convicto. Y sin embargo qué convincente resulta su planteamiento y cuánta verdad esconde en torno a la esperanza, el optimismo y el esfuerzo. Resulta sorprendente la poca proyección que de momento está teniendo la actual crisis económica, política y social en el cine. Baste recordar cuántas películas, muchas de ellas comedias, surgieron al amparo de la crisis del 29, como vehículos tanto para el consuelo como para la reflexión. Por eso agrada especialmente esta simpática propuesta que indaga incluso sobre esa lacra impuesta en la sociedad actual del parásito que pretende vivir a la sombra de los subsidios públicos, un problema que en nuestro país, en el que tantos inmigrantes siguen encontrando trabajo mientras las listas del paro siguen incrementando dramáticamente a fuerza de desempleados nacionales, tiene especial virulencia. Pero la propuesta de Toledano y Nakache no se centra ni en ésta ni en otras problemáticas, sólo las apunta para dar rienda suelta a una divertida, sensible y muy humana crónica de la amistad, la diversión y la imaginación, que fluye con naturalidad, buen gusto y mucha música. Especial atención merece la excelente secuencia en la que el personaje de Driss (un absorbente, carismático y excepcional Omar Sy, ganador del César al mejor actor del pasado año) identifica la batería de piezas populares de la música clásica que le ofrece Philippe (extraordinario también el veterano François Cluzet), sólo para después pasarlo por el filtro de Earth, Wind & Fire y marcarse unos envidiables y contagiosos pasos de baile. Para disfrutar y reír sin complejos y con mucha esperanza.
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