Dirección Antonio Chavarrías Guión Antonio Chavarrías y Sergi Belbel Fotografía Guillermo Granillo Música Zacarías M. de la Riva y Joan Valent Intérpretes Juan Diego Botto, Bárbara Lennie, Mágica Pérez, Nora Navas, Ágata Roca, Marc Rodríguez, Cristina Azofra, Adrián Ramírez, Pedro Muñoz Estreno 9 de marzo de 2012
Más prolífico como productor que como realizador (su última película data de 2006, Las vidas de Celia), Antonio Chavarrías nos ofrece ahora una película atípica. En principio podría circunscribirse en esa ola de terror gótico que está promocionando la fama internacional de algunos de nuestros directores; sin embargo hay detalles que la alejan de esa corriente, como una puesta en escena más austera y naturalista, una escenografía más contemporánea y un mayor énfasis en el terror psicológico que en el propiamente fantástico. Aparte estas consideraciones, nos encontramos ante una historia sorprendente, a través de la cual sus artífices nos hablan de diversos temas, como la paternidad, la infancia robada, la desestabilización de la pareja, los traumas del pasado o incluso la reencarnación. Temas que son sutilmente abordados gracias a una planificación excelente, un montaje portentoso a través del cual vamos recibiendo información de forma inteligentemente dosificada, y sobre todo naturalidad extrema en la elección de escenarios y en la interpretación de todo su elenco, fundamentalmente la pareja protagonista, seguidos muy de cerca por los estupendos niños, alejados de la impostura habitual en este tipo de personajes. Juan Diego Botto borda un papel extremadamente difícil, sumando otro logro al conseguido el año pasado con Todo lo que tú quieras, también con temática infantil. Quizás lo único forzado sea su final, aunque no por eso deja de tener plausibilidad. Inquietante de principio a fin, plantea un misterio que aunque a grandes rasgos resulta previsible no deja de sorprender y hasta fascinar, por su capacidad para convertir en pesadilla un relato sobre fantasmas del pasado y vidas sumidas en el dolor. Su partitura musical se ajusta también como un guante a una propuesta dramática que por una vez no se apoya tanto en los diálogos (y menos mal, porque lo peor de la cinta es la mala dicción de sus intérpretes, única mancha en unos trabajos por lo demás impecables) como en la imagen, la sugerencia y la apariencia. Quizás no sea un film perfecto pero, repetimos, se trata de una propuesta muy sugerente e inquietante de terror contemporáneo y psicológico.
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