Guión y dirección Nacho Vigalondo Fotografía Jon D. Domínuez Música Jorge Magaz Intérpretes Michelle Jenner, Julián Villagrán, Carlos Areces, Raúl Cimas, Miguel Noguera Estreno 23 de marzo de 2012
Una decepción más que añadir a la presente temporada. Cuatro años ha necesitado Nacho Vigalondo para presentar su nuevo trabajo, tras el discreto éxito que suscitó su sobrevalorado debut Los cronocrímenes, una cinta enmarcada en el género de la fantasía y el terror con toques de humor. La de ahora es una comedia romántica con aspecto de vodevil lánguido y marciano. Como aquellas comedias de enredo que hacían las delicias de un público exigente en los teatros de variedades que inundaban nuestras ciudades hace décadas, su argumento gira alrededor de dudas, infidelidades, engaños y traiciones en torno a una incipiente relación romántica, con una invasión extraterrestre (muy pobre en recursos) como telón de fondo, que no sirve más que para introducir elementos dramáticos presuntamente originales y atrevidos. Sin ritmo ni apenas gracia, su mayor acierto reside en haber aprovechado barrios vacíos de la periferia madrileña, así como quizás el famoso aeropuerto inutilizado de Castellón, para recrear una ciudad fantasma a consecuencia de la citada invasión, algo así como una metáfora de la situación de crisis que padecemos en la que el comportamiento humano puede alcanzar límites extremos. Por lo demás, una idiotez en toda regla que se quiere parecer a Shyamalan en su intento de profundizar en nuestra conducta a partir de la ciencia ficción, aunque añadiendo un cansino sentido del humor. Sólo la música parece estar en estilo y sintonía con lo que se nos quiere contar, pero fuera consecuentemente de marco.
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