Dirección Gil Kenan Guión David Lindsay-Abaire, según la historia de Steven Spielberg Fotografía Javier Aguirresarobe Música Marc Streitenfeld Intérpretes Sam Rockwell, Rosemarie DeWitt, Jared Harris, Jane Adams, Kennedi Clements, Kyle Catlett, Saxon Sharbino, Nicholas Braun, Susan Heyward Estreno simultáneo en España y Estados Unidos 22 mayo 2015
Si algo ha demostrado el aluvión de remakes que ha sufrido el cine americano en los últimos años es que son innecesarios y no logran hacerle sombra a los originales. Ni Conan, ni Robocop ni Desafío total por citar algunos ejemplos, han logrado enturbiar ni tan siquiera acercarse a los ya clásicos títulos de los ochenta. En el campo del cine de terror, con ser digna, La profecía no cosechó ni de lejos el éxito de su referente, y ahora Poltergeist corre el peligro de tener la misma suerte. No es exactamente un bodrio pero no interesa. La principal originalidad de la cinta dirigida por Tobe Hooper y producida por Spielberg en 1982 radicaba en combinar historia de fantasmas con efectos visuales tipo La guerra de las galaxias, lo que unido a su buena realización y conjunción de elementos, lograba una especie de fascinación en quien la contemplaba, con momentos estéticamente sublimes y una espectacular sensación de respeto y temor por el más allá y el descanso de los muertos. En plena era de los efectos digitales esta revisión del clásico apenas consigue emular los de su predecesora, de hace más de treinta años, sin aportar nada nuevo y jugando con constantes que a estas alturas están archivistas y resultan cansinas, armarios misteriosos y muñecos diabólicos incluidos. El guión apenas incluye un par de novedades, más con el fin de aligerar el metraje sin ahorrar información, imaginamos que por respeto al poderoso Rey Midas de Hollywood; mientras a pesar de ser mejores actor y actriz que sus referentes, Rockwell y DeWitt no consiguen alcanzar la convicción de Craig T. Nelson y JoBeth Williams, más sufridos y entregados que éstos, que parecen perdidos en un producto en el que naturalmente no creen. La consecuencia es un film tan aburrido como innecesario. La original no ha perdido ni frescura ni capacidad de seducción e impacto, por lo que es más aconsejable seguir refiriéndose a ella y recomendar su visionado antes que descubrir esta historia de fantasmas a través de este grisáceo remake. No por hacer patria, pero quizás lo más conseguido sea la fotografía de Aguirresarobe, que logra revivir las texturas y colores de Matthew Leonetti, operador responsable de la cinta original. Ni las dos secuelas cinematográficas ni la serie de televisión que le siguió lograron eclipsar aquella película que precedió en un par de meses al estreno de E.T. El extraterrestre, y en la que el sueño americano se hacía patente a través de la familia feliz en una casa bonita de un barrio tranquilo. Esta revisión tampoco la eclipsa, y apenas sirve para comprobar que aquella ingenuidad de los ochenta se ha convertido treinta años después en desesperación de parados con un futuro incierto y amenazados por el desahucio y el desencanto.
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