Reino Unido-Francia-Bélgica 2015 107 min.
Dirección Saul Dibb Guión Saul Dibb y Matt Charman Fotografía Eduard Grau Música Rael Jones Intérpretes Michelle Williams, Kristin Scott Thomas, Matthias Schoenaerts, Sam Riley, Ruth Wilson, Lambert Wilson, Margot Robbi, Alexandra Maria Lara, Harriet Walker, Tom Schilling, Deborah Findlay Nervión Estreno en Reino Unido 13 marzo 2015; en España 8 mayo 2015
Durante la Segunda Guerra Mundial muchas fueron las mujeres que viviendo en los territorios ocupados por los nazis sucumbieron al posible encanto de los invasores, dejándose engatusar por cumplidos, regalos y promesas de futuro. Generalmente pertenecían a los estratos sociales más bajos y desesperados, y cuando terminó la conflagración fueron humilladas y sometidas a escarnio público. De este tema se ha hecho eco el cine en varias ocasiones, siendo quizás la más célebre Cinco mujeres marcadas, que dirigió Martin Ritt en 1960 con Jeanne Moreau, Vera Miles, Silvana Mangano, Barbara Bel Geddes y Carla Gravina en el reparto. Suite francesa es una novela que escribió Irène Némirovsky, escritora de origen judío y ucraniano que vivió en Francia, escribió en francés y murió en Auschwitz en 1942. La dejó inacabada y no se publicó hasta 2004, cuando su hija Denise Epstein la encontró en una maleta cerrada. El cine se interesó entonces en su adaptación, encargándose la adaptación a Ronald Harwood, si bien finalmente fueron Saul Dibb y Matt Charman quienes escribieron el guión, con resultados seguramente más tibios que si lo hubiera hecho el guionista de El pianista. Epstein por su parte fallecería poco antes de empezar a filmarse la película. Saul Dibb tuvo un prometedor debut en la dirección con Bullet Boy, que se tornó en decepción con su siguiente película, La duquesa, un folletín histórico y lujoso tan académico como impersonal, y cuya impronta caracteriza también este aseado melodrama en el que una joven francesa de clase acomodada mantiene un idilio imposible con un oficial alemán con el que comparte la pasión por la música. En sus primeras tomas la cinta transmite credibilidad y provoca el horror inherente a la invasión de Francia por los nazis, especialmente en una espectacular escena de bombardeo contra civiles que huyen de sus casas. El tono se va dulcificando paulatinamente hasta derivar en una especie de impostura en la que la postal bucólica, los buenos sentimientos frente a la injusticia y la opresión, y la escasa capacidad para profundizar en un tema tan espinoso como el tratado, van lastrando las posibilidades de un film respecto al cual su referente literario seguramente tiene más que decir. Estupenda como siempre Kristin Scott Thomas y correctos Michelle Williams, Matthias Schoenaerts (Rundskop, De óxido y hueso y una nueva adaptación de Lejos del mundanal ruido) y en un registro más dramático Sam Riley (Control, On the Road, Maléfica). Todo lo demás, decorados, vestuario, fotografía, música… ahondando en ese tono académico y pulcro que caracteriza al conjunto. Pero al menos se le puede agradecer que sea entretenida y que recupere cierto sabor a ese cine de aventuras relacionado con la guerra que solía cultivarse especialmente en la década de los sesenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario