Dirección Colin Trevorrow Guión Colin Trevorrow, Rick Jaffa, Amanda Silver y Mark Protosevich, según los personajes creados por Michael Crichton Fotografía John Schwartzman Música Michael Giacchino Intérpretes Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Ty Simpkins, Nick Robinson, Vincent D’Onofrio, Irfan Khan, Omar Sy, Jake Johnson, Judy Greer, BD Wong, Katie McGrath, Lauren Lapkus Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 12 junio 2015
Más de veinte años después de que Michael Crichton y Steven Spielberg sorprendieran al mundo entero con la resurrección digital del animalario prehistórico, y entroncando directamente con una segunda parte que se tituló El mundo perdido seguramente en justo homenaje a Conan Doyle y la novela que sobre el tema publicó en 1912, surge ahora esta cuarta entrega que nos sumerge con pericia y evidente sentido del entretenimiento en el cine de aventuras, catástrofes y terrores más básicos. Sorprende que la elección para dirigirla sea un joven realizador que llamó una discreta atención hace cuatro años con su debut Seguridad no garantizada, una intriga de ciencia ficción que coqueteaba con la comedia y le supuso a su responsable el premio al mejor guión en el Festival de Cine Independiente de Sundance. Desde entonces no ha hecho nada, y sin embargo ha llamado la atención del avispado Steven Spielberg para encargarse de esta costosa y complicada producción. El resultado es a todas luces espectacular y satisfactorio, pasando por alto la más floja de las cintas de la saga, la tercera, para combinar con acierto el espíritu de las dos primeras, más infantil y dulzona la original y mucho más terrorífica la secuela, situándose a medio camino entre ambas. El buen hacer de un solvente equipo de guionistas ha construido una película que es en sí un homenaje a su mentor y a la vez a ese cine palomitero que alcanzó la gloria en los años ochenta, pero sumergiendo sus bases en la década anterior. Un matrimonio especializado en grandes bichos (Relic, El origen y El amanecer del planeta de los simios y la próxima a estrenarse En el corazón del mar, donde se recrea la enorme ballena que debió inspirar Moby Dick), junto a un habitual del nuevo cine apocalíptico (Poseidón, Thor, Soy leyenda), además del director de la cinta, han sumado sus talentos para ofrecer un híbrido entre el cine de catástrofes de los setenta, los grandes monstruos americanos y asiáticos, desde King Kong a Godzilla (el Indominus Rex, surgido no de una crisis atómica pero sí objeto de codicia para supuestos combatientes del terrorismo internacional, léase islámico), y todo un festival Spielberg, con referencias a Tiburón (el enorme y sanguinario Mosasaurus), E.T. (la muerte del Apatosaurus) e Indiana Jones (Chris Pratt ensayando su posible relevo de Harrison Ford), mientras los terribles Pteranodon protagonizan la cuota Hitchcock con Los pájaros. Todo un trabajo de paleontología que redescubre a un graderío novel el gran espectáculo que sentarse ante una gran pantalla suponía ir al cine en aquellos dorados años setenta y ochenta. La estructura narrativa de un guión bastante simple por lo demás sigue también aquellos patrones en los que la amenaza era negada por políticos y empresarios sin escrúpulos, mientras anónimos héroes y heroínas (en este caso con los tacones siempre puestos) luchaban por el bien de sus semejantes. No falta la cuota infantil, acompañada de sensiblero mensaje pro estructura familiar tradicional, para seguir la tónica; y por supuesto la tecnología es impresionante, con un uso también satisfactorio de las tres dimensiones. Diversión asegurada durante dos horas que garantizan también una desconexión absoluta con todo lo demás.
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