Kiyoshi Shomura |
Al margen de los numerosos y magníficos guitarristas de nuestra tierra, son cada vez más los extranjeros que se sienten especialmente atraídos por la guitarra clásica española, sobre todo en Japón, donde la fascinación por nuestra cultura crece de forma espectacular. Kiyoshi Shomura y Shin-Ichi Fukuda han cultivado esa pasión por nuestra guitarra y la han llevado por todo el mundo; son además embajadores del autor homenajeado en esta edición del festival, Takemitsu, como dedicatarios y estrechos colaboradores en muchas de sus obras para guitarra. Francisco Bernier, que ha logrado la culminación de un sueño levantando este festival y un sello discográfico para la propagación del instrumento, ve como este sueño crece cuando además logra contar con músicos de la talla de los convocados el viernes noche para deleitarnos con su arte en la cuerda.
Con tres partes diferenciadas, la primera la protagonizó Shomura bajo el título genérico Amores perdidos, en alusión a una de las tres canciones transcritas y adaptadas por Takemitsu a partir de clásicos como Over the Rainbow de Harold Arlen, Danny Boy (tradicional irlandesa) y Amour perdues de Joseph Kosma, que Shomura acarició provocando una sensación de hipnótico sosiego, al igual que en Equinox, donde el estilo relajado y esquemático de Takemitsu se hizo más patente, si bien habría que reprochar a Shomura su tendencia a producir un molesto chirrido en los trastes cada vez que hace un slide, puede que conscientemente o por falta de pulimento. Con In the Woods fueron aún más los maestros internacionales de la guitarra convocados a escena, como John Williams o Julian Bream, veteranos dedicatarios de sus movimientos, con los que Shomura hizo gala de su proverbial capacidad para extraer poesía de los pentagramas.
Shin-Ichi Fukuda |
En la segunda parte, Fukuda combinó el homenajeado con Leo Brouwer, al que todavía recordamos con cariño cuando era director titular de la Orquesta de Córdoba, y que tiene en la guitarra su fiel aliada para generar música que desde una especie de neoclasicismo explora nuevas sonoridades y experimenta con sus múltiples posibilidades, lo que dio pie al guitarrista para realizar una interpretación más vigorosa y alambicada que su compañero. De Brouwer interpretó en primicia española su Sonata nº 5, cuyos movimientos están extraídos de otras piezas orquestales suyas, y una obra que dedicó al mismo Fukuda en homenaje a Takemitsu justo tras su fallecimiento. Juntos, Shomura y Fukuda abordaron Princess of Lykia, una pieza de Fazil Say, artista residente de la ROSS la temporada pasada, más fácil al oído y con mimbres folclóricos y rítmicos con la que, no hace falta decirlo, exhibieron soltura y compenetración. Terminaron con dos piezas cinematográficas de Takemitsu y, como propina, una suite del popular Cinema Paradiso de Morricone, con la elegancia y la ternura siempre como principios básicos de su precisa interpretación, igual que encajaron la interrupción del móvil de una impertinente espectadora.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
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