USA 2019 121 min.
Dirección Robert Rodríguez Guión James Cameron, Laeta Kalogridis y Robert Rodríguez, según la novela gráfica de Yukito Kishiro Fotografía Bill Pope Música Tom Holkenborg Intérpretes Rosa Salazar, Christoph Waltz, Jennifer Connelly, Keenan Johnson, Ed Skrein, Jackie Earle Haley, Mahershala Ali, Jorge Lendeborg jr., Lana Condor, Idara Victor, Eiza González, Jeff Fahey, Casper Van Dien, Derek Mears, Leonard Wu, Billy Blair, Michelle Rodríguez, Edward Norton Estreno en Estados Unidos 14 febrero 2019; en España 15 febrero 2019
Alita, que representa la cumbre del manga japonés junto a Ghost in the Shell y Akira, ya fue llevada al cine en la película anime de 1993 dirigida por Hiroshi Fukutomi. Ahora, inspirado por su megalomanía, el director de Titanic y Avatar ha contado acertadamente con Robert Rodríguez para lograr que su remake americano sea todo lo ligero y a la vez adrenalítico que se espera de una película de acción y puro entretenimiento. El director mejicano combina a la perfección los estilos de sus películas Spy Kids y Sin City, entre las aventuras adolescentes y la intriga noir, en esta luminosa cinta. Eso es precisamente lo que más se agradece, su puesta en escena clara y luminosa, en escenarios en su mayoría bañados por la luz del sol, con un uso excelente de la tridimensionalidad y la dotación de ternura y humanidad a un conjunto dominado por cyborgs y personajes llenos de cinismo. La también mejicana Rosa Salazar, una desconocida hasta ahora a pesar de haber actuado en una docena de títulos entre el cine y la televisión, presta su físico, como hacen otros protagonistas, para dotar de expresividad su personaje, ayudada por unos sobredimensionados ojos que aportan ración extra de ternura y sensibilidad, tan apropiada para dar más credibilidad y sustancia a la historia de amor que sustenta la sempiterna lucha entre el bien y el mal, la opresión y la sumisión. Lástima que el guión no perfile muchas de sus aristas, dejando con sensación de inacabada una historia con más posibilidades y vericuetos, asumiendo su estrategia comercial y su condición de introducción del personaje para enfrentarlo próximamente a un ser maligno superior, incorporado por un no acreditado Edward Norton, entre un sinfín de nombres conocidos del género de los que hace tiempo que no sabíamos nada y que aquí se parapetan en sus personajes diseñados por infografía. Pero el espectáculo y el entretenimiento están garantizados con sus continuas luchas magníficamente coreografiadas desde el ordenador, sus sólidos personajes y el grácil discurrir de la trama entre un diseño de producción deslumbrante.
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