domingo, 3 de febrero de 2019

AMADEUS EN CONCIERTO, EXQUISITA COMBINACIÓN DE TEATRO Y MÚSICA

Amadeus en concierto, a partir del texto original de Peter Shaffer. John Axelrod, adaptación, dirección escénica y musical y piano. Jesús Perales, iluminación. Lucía Martín-Cartón, soprano. Laura Verrecchia, alto. Juan Antonio Sanabria, tenor. José Coca, bajo. Roberto Quintana, Eugenio Jiménez y Gema Abad, intérpretes. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Íñigo Sampil, dirección. Teatro Lope de Vega, domingo 3 de febrero de 2019

John Axelrod
Recuerdo cuando vi Amadeus de Milos Forman en los cines Cristina. Aquello fue un acontecimiento que llenaba las salas del pasaje del antiguo Hotel Cristina en el que se ubicaba. Recuerdo también que allí me encontré con algún compañero de facultad que aseguraba volver a verla porque se le había hecho corta. La inteligente disquisición sobre talento y mediocridad en la que consistía el libreto de Peter Shaffer que le servía de base y que apenas unos años antes había triunfado en Londres y Broadway, se convirtió en manos del director de Alguien voló sobre el nido del cuco en un prodigio de traslación teatral al cine, convirtiendo sus espacios limitados en suntuosos escenarios naturales donde el montaje cinematográfico hacía el milagro de obviar sus orígenes. El director de nuestra sinfónica ha hecho su particular adaptación de esta pieza tan arraigada en la memoria colectiva, convirtiéndola en una exquisita combinación de teatro y concierto que ha paseado desde principios de este siglo por diversas localidades europeas. Un espectáculo para el público del nuevo siglo que aúna el placer de disfrutar de una excelente experiencia musical en torno a la agradecida música de Mozart, con el disfrute de una competente representación teatral sin elementos rancios ni estridentes que pudieran enturbiarla.

La propuesta se abre con el allegro inicial de la Sinfonía nº 25 que sirvió en su momento para promocionar la película, y con la que pudimos reconocer la tensión y el drama inherentes a la partitura, gracias al empuje de la dirección de Axelrod y los tempi rápidos y frases secas y cortantes que eligió para dar al conjunto un sonido conveniente en estilo. El lamento de un senil Salieri, en la voz y el gesto quebradizos de un estupendo Roberto Quintana, por la mediocridad de su talento, dio paso a una excelente exhibición de las maderas en el precioso adagio de la serenata Gran Partita, de hondo calado emocional, tras el cual la aparición en el patio de butacas de Eugenio Jiménez como Mozart y Gema Abad como su esposa Constanza (Wolfie y Stacey) dieron paso a los momentos más cómicos, con contenidos soeces escenificados con tanto tacto y amabilidad que no resultaron groseros, manteniendo en todo momento el carácter exquisito del conjunto. Entre escena y escena seleccionadas de la obra original, la joven soprano Lucía Martín-Cartón, a quien tuvimos el placer de ver en noviembre pasado en un espectáculo en cierto modo parecido en torno a Quevedo, con Pedro Casablanc y Tiento Nuevo sobre el escenario, entonó con enorme sentido del dinamismo y sobrada capacidad para el fraseo y la proyección el aria Marter Aller Arten de El rapto del serrallo, mientras Axelrod tocó al piano con notable expresividad y dominio técnico el conmovedor adagio del Concierto nº 23.

Lucía Martín-Cartón
La obertura de Las bodas de Fígaro, pieza más que ensayada por la orquesta hispalense, que logró con ella otra gozosa recreación, dio paso a una segunda parte centrada en la enfermedad del genio y la mala conciencia del mediocre, para desembocar en la parcialmente siniestra y contundente obertura de Don Giovanni y toda la primera mitad del Réquiem, desde la introducción hasta el doliente Lacrimosa, excelentemente resuelta por el cuarteto vocal solista exhibiendo un más que competente nivel cada uno y una en su tesitura. Magníficos el bajo José Coca y la voz refulgente del tenor Juan Antonio Sanabria, mientras la contralto Laura Verrecchia exhibió dramatismo muy en estilo, y Lucía Martín-Cartón volvió a deleitarnos con su elegante fraseo. Una fracción del coro del Maestranza arropó con entusiasmo y autoridad secuencias tan magistrales como el furioso Kyrie y el no menos agresivo Confutatis, hasta lograr en equipo un finísimo regalo teatro-musical ideal para una matinal de domingo.

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