Dirección Gastón Duprat y Mariano Cohn Guion Gastón Duprat, Mariano Cohn y Andrés Duprat Fotografía Arnau Valls Colomer Intérpretes Antonio Banderas, Penélope Cruz, Óscar Martínez, José Luis Gómez, Irene Escolar, Nagore Aranburu, Pilar Castro, Manolo Solo, Koldo Olabarri, Ken Appledorn, Mónica Bardem Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2021; en España 25 febrero 2022
Después de un par de largometrajes y un trabajo para la televisión, los directores argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn se dieron a conocer con el absorbente thriller El hombre de al lado, pero no fue hasta El ciudadano ilustre que confirmaron su valía y su éxito, a la vez que encontraron su registro perfecto, la comedia de tintes críticos y sarcásticos, que el primero en solitario volvió a cultivar en la igualmente bien valorada Mi obra maestra. Con este mismo género vuelven ahora a sorprendernos con esta estimable película, una inmersión en los trabajos preparativos de una ambiciosa película urdida por un empresario megalómano y una realizadora autocomplaciente, con la complicidad de dos actores antagónicos y cada uno a su estilo egocéntricos, que protagonizan esa rivalidad a la que hace alusión su elocuente título.
Nos encontramos ante una inteligente e ingeniosa disección del trabajo de los actores, sus miserias y sus encantos, con un trío protagonista que se come la pantalla, sin que quepa destacar a unos sobre otras, sencillamente cada cual incorpora su personaje y universo con una calidad extrema. Recuperamos así esa vena cómica que hizo de Penélope Cruz una estrella nacional en los noventa del pasado siglo, disfrutamos con la simpatía y la desvergüenza de Antonio Banderas riéndose del éxito y el narcisismo, y volvemos a constatar el talento de Óscar Martínez para sorprendernos con cada nueva caracterización, siempre en ese registro elegante y cínico que le define. La comedia funciona a la perfección, gracias a unos diálogos agudos y unas situaciones descacharrantes, con el añadido de que no necesita para ello del habitual ritmo frenético que caracteriza al género, sino que cultiva su humor desde la relajación y la contención, sin estridencias ni saltos de infarto.
Al final quedan tan bien expuestas tanto las miserias de la profesión como sus indudables excelencias, logrando que su aparente frivolidad y ese ataque a la cinefilia que se le presupone acabe dando la vuelta y convirtiéndose en un merecido homenaje a quienes tanto nos hacen disfrutar cuando nos encerramos en grupo en una agradecida sala de cine. Las asépticas y elegantes localizaciones y el excelente trabajo de los y las secundaras, con José Luis Gómez volviendo a coincidir con Penélope desde aquellos Abrazos rotos, y una silente Irene Escolar personificando al inevitable objeto del deseo tan habitualmente asociado al séptimo arte, a la cabeza. Chopin ilustra con sentido y significación la empresa. Jaume Roures, de Mediapro, ha acertado con esta primera producción española del inteligente tándem argentino.
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