sábado, 3 de septiembre de 2022

EL TEST Más un divertimento que un dilema moral

España 2022 105 min.
Dirección
Dani de la Orden Guion Jordi Vallejo, según su propia obra teatral Fotografía Pau Muñoz Música Fernando Velázquez Intérpretes Alberto San Juan, Miren Ibarguren, Carlos Santos, Blanca Suárez, Antonio Resines, Luna Fulgencio Estreno en el Festival de Málaga 19 marzo 2022; en salas 2 septiembre 2022

Vaya por delante nuestro reconocimiento a Dani de la Orden, capaz de estrenar simultáneamente en un mismo fin de semana sus dos últimas películas, esta y 42 segundos, con presumibles resultados óptimos para la taquilla, como ya ha demostrado en una filmografía integrada por títulos más próximos a este que a la épica deportiva. El test pretende provocar al espectador colocándole en una disyuntiva moral que tiene que ver con la paciencia y el fracaso, pero esa provocación rápidamente se diluye a favor de la comicidad, los gags y la obsesión por crear situaciones más o menos divertidas y un tanto grotescas.

Queda fuera toda la mordiente y el cinismo que reclamaba su trama, por otro lado muy bien resuelta en cuanto al siempre delicado trasvase del escenario al fotograma. El problema es que este tipo de comedias dialécticas con apenas un puñado de personajes, preferiblemente parejas o matrimonios, ya se ha cultivado suficientemente en películas como Un dios salvaje, según la celebrada pieza de Yasmina Reza, Perfectos desconocidos o Sentimental, por lo que el experimento resulta ya algo manido. Ya se sabe, el encuentro entre amistades de antaño acabará en furia dialéctica, lo que nos hace preguntarnos por qué son amigos y amigas, y si no se dieron ya cuenta hace tiempo de sus miserias y mezquindades.

Por otro lado su presunta progresía le hace caer en imperdonables clichés, y al final se yerra hasta el punto de que los personajes femeninos están definidos torpemente, como una estupenda Miren Ibarguren cuya militancia en valores responsables con la población y el medio ambiente le hacen resultar incómoda, o la doctora inestable e histérica a la que da vida una sobreactuada Blanca Suárez. Por su parte, Alberto San Juan tiene momentos espléndidos y otros malogrados, mientras Carlos Santos borda su papel del típico españolito parásito y ridículo hasta la extenuación. La acumulación de giros argumentales no hace sino alargar una situación única y cada vez menos tensa. Con todo, el montaje se deja ver y disfrutar aunque solo sea como divertimento inocuo, sin el atrevimiento y la mordacidad que el material de partida reclamaba.

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