lunes, 5 de junio de 2023

LOS OSOS NO EXISTEN La cultura también es política

Título original: Khers Nist (No Bears)
Irán 2022 107 min.
Guion y dirección
Jafar Panahi Fotografía Amin Jaferi Intérpretes Jafar Panahi, Mina Kavani, Naser Hashemi, Vahid Mobasheri, Bhaktiyar Panjeei, Minba Khosrovani Estreno en el Festival de Venecia 9 septiembre 2022; en Francia 23 noviembre 2022; en España 2 junio 2023


Cabe reconocer al cineasta iraní Jafar Panahi el mérito de haber podido realizar cine en la clandestinidad, el arresto domiciliario e incluso la cárcel, sin que su cine se resienta de los inconvenientes y la falta de recursos que ello conlleva. Cierto que sus primeras, aplaudidas y premiadas películas (El círculo, El globo blanco) contaban con una producción más holgada pero no con una libertad creativa a la que el director ha sabido no renunciar. Y aún sin ayuda exterior ni sistema de coproducción alguna, ha conseguido con ésta el Premio Especial del Jurado en Venecia.

Ya fuera bajo prohibición de hacer cine (Taxi Teherán) o milagrosamente bajo arresto (Esto no es una película, Tres caras), Panahi ha seguido conjugando oficio cinematográfico con denuncia política, sin renunciar a ciertas hechuras que se han convertido con el tiempo en marca de la casa. Echando mano del metalenguaje cinematográfico, y dejando constancia para la posteridad de esta última etapa de su vida que le ha llevado por fin a cruzar la frontera de su castigado país y poderse plantear un cine más ambicioso en lo venidero, Panahi vuelve a ser protagonista de su propia fábula, dirigiendo desde la distancia un drama en el que una pareja intenta salir del país con pasaportes falsos, mientras su propia estancia en una aldea fronteriza con Turquía desata susceptibilidades entre la población y un pequeño incidente que la tradición y la cultura convierten en una tragedia surrealista y disparatada.

Observar las rutinas de sus personajes y situaciones toma un cariz casi de comedia, mientras las sombras van acechando para poco a poco derivar en un drama en el que la cultura y la política se dan la mano para exasperación de sus dos parejas protagonistas y del propio cineasta. Hay que comulgar con su particular forma de hacer cine para rendirse a sus pies, algo que a algunos nos cuesta más que a otros, lo que provoca que sus denuncias y su añadido manifiestamente poético no siempre encuentre la sensibilidad adecuada que le comprenda.

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