Guion y dirección Félix Viscarret Fotografía Óscar Durán Música Mikel Salas Intérpretes Miki Esparbé, Álex García, Ana Polvorosa, Olaya Caldera, Julián Villagrán, Ramón Barea, Xabi Valcárcel Estreno en el Festival de Málaga 13 marzo 20223; en salas 23 junio 2023
No encuentra Félix Viscarret en su todavía corta filmografía el tono justo para transmitir lo que con sus presuntamente maduras historias quieren plasmar. Ni en Bajo las estrellas, ni en la supuestamente original y atrevida No mires a los ojos, ni ahora en esta su comedia dramática seguramente más madura y elaborada, consigue llegar más allá de la mera narrativa, de contar unas historias con unos personajes más o menos atractivos e identificables con esta sociedad moderna tan agrietada.
El objeto de su análisis es ahora la supuesta crisis de los cuarenta que afortunadamente no todos ni todas sufrimos tan inevitablemente como nos quieren convencer. Y si se es padre y se ha acostumbrado uno o una a la rutina, incluyendo el amor que tantas veces parece queramos confundir con la estabilidad y la huida de la soledad, todavía peor. Por esta tesitura deambula el protagonista, un Miki Esparbé que continúa escalando peldaños en su carrera, más lentamente de lo que suele ser habitual en nuestro cine, y que con gesto taciturno y pensativo recorre este estadio de su vida, cuando ha pasado fulminantemente del éxito al fracaso, su vida profesional se ha estancado y su vida familiar pende de un hilo por hastío o esa temible rutina apuntada. Lo vemos cuidar y educar a sus hijos, dos criaturas pequeñas que a la postre son lo más agradable y agradecido de la función, mientras asistimos a una realidad muy diferente, que quizás sea él, y por extensión, nosotros y nosotras, quienes necesitemos una educación que nos haga madurar en condiciones.
Claro que siempre desde el punto de vista de un director convencido de que todos y todas podernos identificarnos con este presunto decepcionado de la vida. Pero Viscarret, que cuenta su historia con elegancia y mesura, no alcanza a definir suficientemente bien ni a su protagonista ni mucho menos a un amigo, interpretado por Álex García, aún más desdibujado e inútil al conjunto, mientras unas relaciones amorosas sobrevenidas resultan demasiado impostadas y la metáfora de las jóvenes patinadoras con lentejuelas acaba resultando demasiado recurrente y evidente, como esa libertad inalcanzable que en esta sociedad moderna de comodidades, caprichos y frivolidades, todos estén empeñados en que anhelemos en general.
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