USA-Reino Unido 2023 130 min.
Guion y dirección Sean Durkin Fotografía Mátyás Erdély Música Richard Reed Parry Intérpretes Zac Efron, Jeremy Allen White, Harris Dickinson, Stanley Simons, Holt McCallany, Maura Tierney, Lily James, Michael Harney, Aaron Dean Eisenberg Estreno en Estados Unidos 22 diciembre 2023; en España 15 marzo 2024
El mundo de la lucha libre convertida en grotesco espectáculo de masas en Estados Unidos, ha tenido poco reflejo en el cine, pero cuando se ha abordado ha conseguido notables resultados. Es el caso de El luchador de Darren Aronofsky, Foxcatcher de Bennett Miller o más recientemente Cassandro con Gael García Bernal. Coincide esta Garra de hierro (título original) con la cinta que protagonizaron Steve Carell, Channing Tatum y Mark Ruffalo en la relación fraternal de sus protagonistas, vampirizados por un entrenador tóxico y extremadamente peligroso y manipulador, que en este nuevo caso coincide con el rol de padre que una vez más exige a sus hijos los logros en él frustrados. Quienes apreciaran su debut en el largometraje, Martha Marcy May Marlene, saben que el director canadiense Sean Durkin es una firma a tener en cuenta, con una escasa pero interesante filmografía cinematográfica y televisiva a sus espaldas. Sólo así se consigue que un material tan delicado y tan proclive a resultar un puro disparate, logre sin embargo convertirse en una crónica devastadora y a la vez llena de ternura y compasión de un mundo en principio tan machista e hipertrofiado. Estando detrás productoras de tanta categoría como A24 o la BBC, no extraña que el resultado sea tan atractivo y envolvente.
La historia de la familia Von Erich, cultivada en el wrestling, la superación infinita y la devoción religiosa por parte de madre, parece entrañar la postal ideal del sueño estadounidense, especialmente cuando se ambienta antes de la era Carter, una época que los actuales emuladores pretenden convertir en paradigma de unos Estados Unidos potentes y todopoderosos, en los que triunfaban los Ford y los Cadillac así como esos muebles televisor de madera anclados en el suelo hoy sustituidos por automóviles y pantallas LED similares a los que circulan por toda Europa. En ese entorno de presunta felicidad, al que el mandato del rey del cacahuete sirve de bisagra para adentrarse en una época más agreste, los cuatro hermanos protagonistas de esta historia real que como tantas veces supera la ficción, sufren el estigma de un padre ultra exigente, lo que deriva en una sucesión de amargos episodios que van enturbiando el carácter festivo de su primer tercio.
El excepcional trabajo de prácticamente todo el reparto, pero muy especialmente de un hipervitaminado Zac Efron en el papel de su vida, junto a su medida narrativa y equilibrada disposición de todos sus elementos, además de una esmerada ambientación, consiguen un film que se disfruta de principio a fin, llegando tanto a divertir con esas imposibles coreografías en el ring como a estremecer con la ternura y el sentimiento con los que está tratada la relación fraternal y las dramáticas situaciones que van nutriendo el atormentado carácter de sus protagonistas. Lamentablemente ninguna de estas dignidades fueron apreciadas en los casi siempre discutibles premios de la Academia.
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