Guion y dirección Antonio Chavarrías Fotografía Julián Elizalde Música Ivan Georgiev Intérpretes Daniela Brown, Blanca Romero, Carlos Cuevas, Ernest Villegas, Berta Sánchez Bajona, Oriol Genís, Joaquín Notario, Olivia Auclair Estreno en el Festival de Málaga 7 marzo 2024; en salas 22 marzo 2024
El veterano director Antonio Chavarrías (Una sombra en el jardín, Susanna) vuelve a depositar su interés en un personaje histórico, tras el de Ramón Mercader que protagonizó El elegido. Se trata ahora de la conocida como Emma de Barcelona, hija de un conde catalán del siglo IX que tras la muerte de su padre entró a regir como abadesa el Monasterio de San Juan de Ter que su padre fundó con el fin de frenar el avance de sarracenos o mahometanos en sus dominios. Su misión fue repoblar las tierras del condado y homogenizar el dominio del Cristianismo en el lugar, algo que cumplió con creces y enorme sentido de la ambición, aunque el episodio mostrado en la película se reduzca a sus primeras y trascendentales decisiones como máxima autoridad de una institución que contó con la protección del Rey Carlos III el Simple y el Arzobispo de Narbona.
Chavarrías pone su mayor empeño en la ambientación y la atmósfera que recrea con esmero los últimos años del polémico siglo, mientras evidencia con su propio guion cierta dispersión y alguna que otra inconexión entre los episodios narrados y quienes los protagonizan. Esto naturalmente resta eficacia a un proyecto que nace con tanto interés como oportunidad, toda vez que el personaje central se revela casi desde el principio como reflejo de la todavía de actualidad lucha feminista. Pero poco a poco la cinta logra cumplir sus objetivos, captar nuestra atención y demostrarnos una vez más, aunque sea lógicamente modernizando lenguajes y psicologías, la influencia regresiva de la religión y cómo ésta ha sido utilizada con ambición expansiva a través de la espada, el tormento y la injusticia, así como imposición fanática respecto a cualquier tipo de placer, obstaculizando cualquier forma de cultura en favor de la evangelización y el control, en una operación que se revela como abuso intensivo del dogma de fe.
La cinta se beneficia de una hermosa fotografía con la que se capta el habitual claroscuro invernal y monacal, así como los paisajes nebulosos y nevados en los que se desarrollan los escasos exteriores. También destaca la interpretación de su joven protagonista, Daniela Brown, y muy meritoria de Blanca Romero, a quien no veíamos casi y menos en papel relevante desde su debut en la serie de televisión Física o química y la película de Alberto Rodríguez After. También Carlos Cuevas logra una interpretción convincente personificando al cruel hermano de la abadesa del título.
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