domingo, 30 de marzo de 2025

EL CAFÉ ZÍNGARO DE IL SUONAR PARLANTE

XLII Festival de Música Antigua de Sevilla. Graciela Gibelli, voz. Il Suonar Parlante Orchestra: Jana Semeradova, flauta; Stano Paluch, violín folk; Alessandro Tampieri y Nicolas Penel, violines; Laurent Galliano, viola; Marco Testori, violonchelo; Margherita Naldini, contrabajo; Marcel Comendant, címbalo; Shalev Ad El, clave; Vittorio Ghielmi, viola da gamba y dirección. Programa: Obras de Georg Philip Telemann, János Bihari, Johann Gottlieb Graun, Antonio Vivaldi, Frantisek Benda, Johann Philipp Kirnenberger, Vittorio Ghielmi, Stanislav Paluch y anónimos. Espacio Turina, sábado 29 de marzo de 2025


Fahmi Alqhai no ha incluido este año ninguna propuesta protagonizada por él y su Accademia del Piacere en el festival, y eso que este mismo mes salió al mercado su nuevo disco, Spain on Fire. En consecuencia, ha decidido suplir el hueco que ha dejado vacante con otra propuesta de signo parecido, es decir, combinación de músicas que denominamos alegremente cultas, con otras de signo folk o popular, arraigadas en la tradición de los pueblos, ya sea flamenco, música latina, o como en este caso herencia de los antiguos gitanos del este y la bohemia europea.

Para ello ha contado con su viejo amigo Vittorio Ghielmi, con quien colaboró en el primer registro de Il Suonar Parlante, protagonizado por un ensemble de violas da gamba, el multi laureado y vanguardista Full of Colour. El resultado ha sido la recreación de uno de sus discos más icónicos, Gypsy Baroque, que salió al mercado en 2018 y constituye toda una fiesta de sonido y color, dominada por una fantasía y una imaginación desbordantes.

Se trata de imaginar cómo debieron ser aquellas serenatas y otras manifestaciones musicales de los zíngaros que habitaban Bohemia y el este europeo en épocas del Barroco, insertando todo tipo de influencias y poniéndolo todo a dialogar con nuestra actual sensibilidad, de forma que hasta el jazz se viera reflejado en el resultado final.

Grandes virtuosos

Entre los músicos convocados, destacó Stanislav Paluch al violín folk, artífice además de un buen puñado de los arreglos incluidos en el programa, e incluso autor de alguna que otra partitura. También lo hicieron Marcel Comendant, toda una autoridad del címbalo, y la voz susurrante y maleable de Graciela Gibelli, soprano argentina que fue también fundadora junto a Ghielmi de Il Suonar Parlante.


En los atriles, músicas de diversa índole y sin embargo sometidas a una estética bastante parecida, lo que provocó que su larga duración, con hasta veinte piezas distintas, acabara resultando un tanto monótona. Nada que reprochar a la excelencia interpretativa de los y las integrantes del conjunto, sin excepción alguna. Auténticos virtuosos capaces de las más rebuscadas virguerías y de apoyar al resto de la compañía con un sonido compacto y dinámico.

En este sentido, cabe destacar la labor desplegada por Margherita Naldini al contrabajo, cuya intervención dotó en cada momento de relieve y cuerpo al trabajo de sus compañeros. Shalev Ad El al clave y Jana Semeradova a las flautas, destacaron también en sus intrincadas intervenciones, mientras Alessandro Tampieri se manifestó de forma impecable recreando las complejas articulaciones y continuos arabescos de sus partes solistas.

Un programa alegre y desenfadado

Toda una eclosión musical que partía de piezas no escritas ni por lo tanto salvadas, aunque sí recreadas en un buen porcentaje por quienes tuvieron ocasión de escucharlas. Por eso no fue de extrañar que, entre tanta música popular, se injertaran otras de Telemann, Vivaldi o el propio Mozart, privilegiados testigos del arte de estos singulares gitanos, a la manera en la que éstos pudieran haberlas interpretado.


Mientras otras, fundamentalmente danzas de origen hadjuk o magyar, contaron con el conocimiento y el estudio de sus artífices, fundamentalmente Ghielmi y Paluch, para partiendo de cero evocar aquella época y sus modos. Y entre ellas, la pura ortodoxia, en forma de presto de un concierto para viola da gamba de Johann Gottlieb Graun, que Ghielmi desarrolló con un sentido de las articulaciones y una expresividad sólo al alcance de los más reputados intérpretes.

El trío formado con el cimbalista y el violinista folk, un auténtico lujo lleno de fuerza y vitalidad, se vio acompañado de la voz de Gibelli, algo mate, sin demasiada fuerza y escasa expresividad, con excepciones como la nana de los recurrentes gitanos Lóvari. En su única aria de soprano, Solo per voi tra mille e mille, de Telemann, acusó un legato insuficiente y un tono apagado.


A pesar de estos inconvenientes, no cabe duda de que el concierto ofrecido por esa institución que es Vittorio Ghielmi y la orquesta barroca que lidera concitó el entusiasmo justificado del público, relajó las formas de un certamen especializado y nos permitió disfrutar con la entrega, la pasión y el virtuosismo demostrados por todos y cada uno de los intérpretes convocados.

Fotos: Lolo Vasco
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

No hay comentarios:

Publicar un comentario