domingo, 6 de abril de 2025

EXQUISITO ENCUENTRO CON LA BARROCA FINLANDESA

XLII Festival de Música Antigua de Sevilla. Ilkka Heinonen, jouhikko. Finnish Baroque Orchestra. Programa: Baltic Sea Wave. Música barroca del norte de Europa e improvisaciones de jouhikko (obras de Carlo Farina, Samuel Capricornus, Franz Tunder, Pierre Verdier, Thomas Baltzar, Johann Heinrich Schmelzer, Johann Wilhelm Furchheim, Adam Jarzebski, Dietrich Buxtehude, Vincenzo Albrici, e improvisaciones de Ilkka Heinonen). Espacio Turina, sábado 5 de abril de 2025


Hubo anoche en el seno del Femás varias revelaciones. La primera, que no hace falta tocar de forma impecable y virtuosa para lograr resultados tan estimulantes y sorprendentes, que hay mucha música, y buena, por descubrir, y que ésta no tiene necesariamente que tener etiquetas, puede fusionarse con otros estilos para mostrar una cara fresca y no resultar un pastiche fuera de lugar.

Como tantas otras formaciones, la orquesta finlandesa llegó en formación reducida, con un programa que sólo necesitaba cuerda y continuo, con tres voces al violín, dos a la viola y una el resto, incluidos clave y órgano, tiorba, violonchelo, viola da gamba y violone. Curiosamente este último llevaba inscrita en grandes letras doradas el final del célebre soneto V de Garcilaso de la Vega Por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir y por vos muero.

En el programa un buen número de compositores, alemanes en su mayoría, muchos de los cuales trabajaron en la corte de la Reina Cristina de Suecia, y unas sensacionales improvisaciones de Ilkka Heinonen, el gran invitado de la velada, especialista, defensor, reivindicador y revisionista de la tradicional lira finlandesa, el jouhikko.

Una cuidada puesta en escena

Debiera la organización del festival cuidar algunos aspectos formales, como proyectar los títulos de las piezas conforme se vayan sucediendo, ya que si no hay textos cantados, no se cuenta con la estimable colaboración de la Asociación de Amistades de la Barroca. Falta de esta forma una guía que nos permita seguir el programa, pues consultar los títulos en el móvil resulta molesto para el público, e intentar hacerlo en papel impreso, un imposible ante la oscuridad reinante. En esta ocasión resultaba fundamental esa guía, dado que se ofreció sin pausa, de una sola tacada, con la dificultad que eso supone para distinguir unas de otras piezas.

Ilkka Heinonen
Una decisión que contribuyó al carácter relajado y exquisito de la propuesta, y que provocó una elegante puesta en escena en la que los intérpretes se añadían o retiraban paulatinamente en función de la plantilla necesaria en cada pieza. Así, de la Pavana a 4 de Carlo Farina, virtuoso violinista italiano, pasamos a la Sonata a 8 de Samuel Capricornus, compositor checo que trabajó fundamentalmente en Alemania, a través de un hermoso enlace con una sutil carga escénica.

El conjunto sólo se permitió hacer dos pausas técnicas en todo el concierto, con el fin de afinar los antiguos instrumentos. Hubo entradas falsas, algunos roces y otras imperfecciones de interpretación que, sin embargo, no deslucieron un resultado fascinante en el que se entremezclaron con toda la frescura y naturalidad imaginable, piezas de marcado acento cortesano con otras de carácter místico.

Exitosa complicidad

Descubrimos exquisitas composiciones de autores que trabajaron para la reina Cristina de Suecia, como el francés Pierre Verdier, el italiano Vincenzo Albrici o el alemán Thomas Baltzar. Todo con un inconfundible sabor alemán no exento de influencia italiana, al fin y al cabo las dos corrientes que imperaban en este primer barroco del siglo XVII en el que se centró todo el programa, con escalas fundamentales en el violín de Irma Niskanen, tan lírico como electrizante según la pieza, y una complicidad en todo momento que contribuyó sobremanera al éxito de la empresa.

Irma Niskanen a la izquierda

Destacaron las improvisaciones de Heinonen al jouhikko, un pequeño instrumento de cuerda que se toca con arco, a diferencia del kantele, otro instrumento tradicional finlandés, sin mango, con una apertura superior por la que el intérprete puede sostenerlo entre las escasas cuerdas. Concebido especialmente para la danza, Heinonen hizo gala también de una exhibición tan relajada y emotiva como sentimental en su resolución.

Pero fueron sin duda sus improvisaciones a la danza las que añadieron un toque más folclórico y distendido a un concierto que quedará en nuestra memoria, y quizás se erija entre los más sorprendentes y satisfactorios de esta edición del Femás.

Fotos: Lolo Vasco
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

No hay comentarios:

Publicar un comentario