viernes, 18 de abril de 2025

LOS PECADORES Una excitante combinación de géneros

Título original: Sinners
USA 2025 137 min.
Guion y dirección
Ryan Coogler Fotografía Autumn Durald Música Ludwig Göransson Intérpretes Michael B. Jordan, Hailee Steinfeld, Miles Caton, Wunmi Mosaku, Delroy Lindo, Jack O’Connell, Jayme Lawson, Omar Benson Miller, Yao, Li Junli, Lola Kirke, Peter Dreimanis, David Maldonado Estreno en España 16 abril 2025; en Estados Unidos 18 abril 2025

Nos adherimos al entusiasmo general, a pesar de nuestras iniciales reticencias, ante esta espectacular película que combina con habilidad y muy buen oficio géneros tan dispares como el terror, el musical, el cine de acción, el drama sureño y la denuncia racista, con resultados tan entretenidos como estimulantes. Es como si en el club de El color púrpura donde canta Tata Vega bajo la piel de Margaret Avery, y una desdichada Cellie (Whoopi Goldberg) descubre los placeres de la vida y su autoestima, se inmiscuyera el mal y se dedicara a hacer estragos entre los y las erotizadas clientas. Los pecadores es por ello un homenaje a la música, prácticamente en todas sus vertientes, pero centrada en el blues y el ritmo negro, con secuencia cumbre en el que echando mano de la magia del cine, conviven épocas y estilos con absoluta naturalidad y un sentido del espectáculo realmente notable.

Detrás de la cámara, y como responsable del guion, encontramos a Ryan Coogler, gran conocedor de la épica cinematográfica, gracias a su trabajo revitalizador del universo Rocky en Creed, y sobre todo por las dos espectaculares entregas de Black Panther. Recordemos que la primera fue el único título de Marvel nominado al Oscar a la mejor película. En sus manos y en el del ejemplar reparto, se logra una perfecta definición de personajes, por cierto multitud, con Michael B. Jordan, actor fetiche de Coogler, interpretando un doble personaje, los dos hermanos que regresan de hacer fortuna como gángsters en Chicago, a la localidad donde crecieron, reencontrándose con esta comunidad fundamentalmente negra, en unos primeros años treinta del pasado siglo, y con la intención de abrir un club nocturno donde reafirmar su potencial y su fuerza frente a la supremacía blanca.

En este contexto, y con irlandeses, indios y asiáticos conviviendo con esta mayoría negra, se hace una reflexión sobre ese país donde la diversidad tiene que triunfar sobre la amenaza ultraderechista que pretende erradicarla. Esto convierte la película, al margen de su vocación de excelente entretenimiento, en un poderoso artilugio de orgullo y reivindicación de una raza durante siglos expuesta a los mayores tormentos y las más insufribles humillaciones. Puede que el único pero posible lo encontremos en su infantil dialéctica sobre el bien y el mal, con la iglesia y el cabaret como ejes vertebradores. Lógicamente, en todo este entramado merece especial mención la inspirada banda sonora de Ludwig Göransson, dos veces ganador del Oscar (Black Panther y Oppenheimer), en cuya estética folk sureña se intercalan canciones originales y adaptadas, extraordinarios números musicales y la presentación como actor y cantante de voz profunda y misteriosa, de Miles Caton.

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