viernes, 25 de abril de 2025

SUBLIME VIAJE EMOCIONAL DE LA SINFÓNICA

Gran Sinfónico nº 10 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Cuarteto de Guitarras de Andalucía: Francisco Bernier, Antonio Duro, David Martínez y Javier Riba. György Gyoriványi Ráth, dirección. Programa: Concierto andaluz para cuatro guitarras, de Rodrigo; Sinfonía nº 2 en mi menor Op. 27, de Rachmáninov. Teatro de la Maestranza, jueves 24 de abril de 2025


Este nuevo acercamiento entre la ROSS y György Gyoriványi Ráth confirma al director húngaro como uno de los más firmes candidatos a convertirse en director artístico de la formación, más allá del puesto de invitado que ejerce esta temporada. Su sintonía con los maestros y maestras de la orquesta es más que evidente, como se observa en el grado de satisfacción que muestran en sus rostros y ademanes. Y así se extrajo de este extraordinario concierto en el que todos y todas, solistas, batuta y orquesta en su conjunto, brillaron a su máxima potencia.

La novedad fue contar con el Cuarteto de Guitarras de Andalucía como solistas, lo que evidentemente dio empaque y vistosidad a la función. La enésima interpretación de la segunda de Rachmáninov quizás restaba interés al asunto, sin embargo dejó claro que no nos cansamos de disfrutar con tan excelsa partitura y que se pueden vencer reticencias previas y sorprendernos con la que quizás sea la mejor interpretación que le hayamos escuchado a la ROSS de la pieza, lo que en su caso no es decir precisamente poco.

Encanto amable y ligero

La página de Joaquín Rodrigo reproduce, veinte años después, la gramática de su célebre Concierto de Aranjuez, pero tamizado con discretos toques disonantes y las nuevas corrientes populistas enarboladas en la década de los sesenta, con referentes claros en los trabajos que para el cine y la televisión compusieron, por ejemplo, autores en otras lides más exigentes, como Antón García Abril.

Muy familiares y reconocidos, el sevillano Francisco Bernier, el jienense Antonio Duro, el granadino David Martínez y el cordobés Javier Riba, dejaron clara su absoluta compenetración, cultivada a lo largo de los años y demostrada en tantas comparecencias anteriores. Juntos, apoyándose mutuamente, y por separado en los acordes que el maestro reserva a cada uno de los solistas, dejaron su impronta, respetando el carácter ligeramente impresionista, así como el toque retro barroco que respira la obra que Celedonio Romero encargó al compositor valenciano para estrenarla en San Antonio, Texas, junto a sus tres hijos.

El cuarteto evocó con gracia, talento y depuración técnica, pero sobre todo con mucha elegancia y sutileza, los aromas, la luz y los sonidos de Andalucía que inspiraron al maestro, logrando una lectura considerablemente poética de este Concierto Andaluz.

Ráth estuvo en todo momento muy atento frente la discreta amplificación de las voces solistas, mientras el solo de trompeta lució de forma ostensible en las sevillanas del tercer movimiento. Como propina, el cuarteto ofreció una muy hermosa Andaluza de Cuatro piezas españolas de Falla.

Un Rachmáninov imponente

La orquesta sevillana está sobradamente curtida en la interpretación de esta Sinfonía nº 2 del compositor ruso, si acaso una de las obras que más veces ha incluido en su catálogo. De entre todas, la que dirigió Pedro Halffter hace trece años puso el listón muy alto. También la grabación que el mismo director hizo con nuestra orquesta en el Festival de Santander, dejó claros síntomas de una maestría extraordinaria.


Por estas razones, llegábamos a esta enésima recreación de la página con prejuicios que rápidamente se evaporaron, nada más arrancar el primer movimiento y sentir que la de Ráth iba a ser una versión diferente, muy dramática e intensa. La cuerda grave se hizo cargo en los primeros acordes de exhibir la amenaza que se cernía sobre el ambiente, la carga dramática que su director quería imprimir a la interpretación, y la complicidad de la orquesta para dejar claras estas motivaciones y dejarse la piel en el empeño.

El resto fue un increíble viaje emocional henchido de sincero sentimiento sin prescindir de la grandilocuencia que reclama la página en más de uno de sus inspirados y melódicos pasajes. Un meditado juego de dinámicas, una perfecta armonización y una coherencia interna impecable, caracterizaron también la visión del director y la respuesta de cada integrante de la orquesta, a lo que se sumó el respeto absoluto que dispendió el público, quizás impresionado ante tanta belleza y emoción.

Maderas, metales, percusión y cuerda brillaron con una luz radiante, una técnica prodigiosa y un desbordante sentido de la expresividad. El allegro inicial fluyó con agilidad y acierto dramático, así como el scherzo resultó tan robusto como vitalista y el adagio disfrutó de un solo de clarinete excelso y unas líneas melódicas arrebatadoras.

El allegro final combinó esa alegría presupuesta con una expresión del destino algo más incierta y preocupante, hasta desembocar en un resplandeciente e irresistible desenlace. Una interpretación para el recuerdo, de esas que sitúan a una orquesta en el máximo nivel posible.

Fotos: Marina Casanova 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

martes, 22 de abril de 2025

OJA Y APOTEOSIS DE LA ORQUESTACIÓN

Gran Selección del Teatro de la Maestranza. Orquesta Joven de Andalucía. Juan Pablo Valencia, dirección. Programa: Mariachitlán, de Juan Pablo Contreras; Suites 1 y 2 de El sombrero de tres picos, de Falla; Cuadros para una exposición, de Mussorgsky (orq. Ravel). Teatro de la Maestranza; lunes 21 de abril de 2025


Pasada la treintena, la cita anual de la Orquesta Joven de Andalucía dejó atrás obras de considerable complejidad de autores como Mahler o Bruckner, para centrarse en un programa igualmente exigible pero de gramática más distendida y con un inconfundible sabor latino, a excepción de los Cuadros para una exposición, que no obstante bajo la dirección del colombiano Juan Pablo Valencia revistió también un fuerte temperamento y una fuerza y energía inusitadas, siempre desde el rigor y el respeto que exige la pieza de Mussorgsky.

Todavía recuperándonos del éxtasis que provocó el séptimo concierto de abono de la ROSS con Hernández Silva y Pacho Flores, y para calentar motores e inaugurar este ambiente de fiesta y de color, la rectora de las orquestas jóvenes andaluzas se encendió con una divertida página del joven compositor mexicano Juan Pablo Contreras. Mariachitlán es una especie de suite de carácter eminentemente cinematográfico que nuestra desviación cinéfila nos hizo comparar con el trabajo de Alex North para el clásico ¡Viva Zapata!.

Continuos cambios de ritmo y giros inesperados de guion que nos llevaron de la alegría del arranque al candor de los pasajes más relajados y románticos, pasando por exhibiciones suntuosas de ritmo e inusitada energía que los y las jóvenes intérpretes resolvieron con el magisterio de los más experimentados profesionales, siempre desde la arrebatada pero muy controlada batuta del muy entregado Valencia. Los y las intérpretes pudieron incluso exhibir sus voces, gritando en escala ascendente el título de la pieza.

Falla entre la delicadeza y el temperamento

La cita de anoche se tradujo en una apoteosis de la orquestación, primero con la variada propuesta de Contreras, llena de contrastes y participación de todas las familias orquestales, así como una decisiva participación de la percusión. Igualmente podemos considerar El sombrero de tres picos de Falla como todo un ejercicio de frondosa y elocuente orquestación.


Esta vez se optó por interpretar las dos suites en lugar del ballet completo, evitando así los pasajes cantados pero sacrificando en parte su narrativa al prescindir de secuencias como la beethoveniana llamada del destino aludida en la Danza del molinero. Por el contrario, así interpretada todo queda muy cohesionado y el colorismo de la obra potenciado.

Metales y maderas se emplearon a fondo para no deslucir frente a una cuerda perfectamente ensamblada, considerablemente aterciopelada, sin estridencias ni desajustes, y un trabajo de la grave que potenció el ritmo y el temperamento con el que Valencia atacó la pieza. Sólo percibimos alguna falta puntual de coordinación en el arranque de la segunda suite, Los vecinos, que no afectó a la fuerza y la rabia con que la orquesta atacó el fandango de la molinera, el apoteósico final de la primera suite o la algarabía de la jota final.

Quizás se abordó la pieza con una formación demasiado generosa para los efectivos requeridos en la página, aunque Valencia se las ingenió para que tanto instrumento no provocara el caos o la saturación general.

Unos cuadros expresivos y meditados

La obra de Mussorgsky, prodigio también de orquestación en manos de Ravel, supuso un cambio radical de registro y de color en el programa planteado, lo que no fue óbice para alcanzarse una lectura meditada y detallista que, aunque con algún desajuste puntual, especialmente en los siempre sufridos metales, logró un resultado ampliamente satisfactorio.


Valencia trabajó la pieza desde la solemnidad, ajustando su temperamental manera de dirigir a la gramática más ascética de la pieza de Mussorgsky, llevándonos de la mano por esos diez cuadros de Hartmann a los que el compositor dedicó su obra. El director evitó la gratuita exageración con la que otros abordan la partitura. En su lugar ofreció una lectura muy meditada, a la que se plegaron los y las jóvenes intérpretes con una disciplina férrea y el mismo entusiasmo, aunque menos visible, con el que se enfrentaron a las otras páginas más coloristas.

El paseo de Valencia y la OJA por la exposición se antojó decidido y firme, con paradas tan logradas como el casi diabólico Gnomus, el tono nostálgico del fagot en El viejo castillo, o el robusto canto de la tuba en Bydlo, aunque su participación se antojó indecisa y algo desajustada. Asomó también el humor del Ballet de los polluelos, el trabajo fuertemente descriptivo de Goldenburg y Schmuyle, así como un impecable y amenazador trabajo de los metales en las Catacumbas.

Así hasta llegar a la suntuosa Puerta de Kiev, con todos los efectivos empleándose a fondo y exhibiendo una fuerza inusitada, la que acompaña a la ilusión y el temperamento de la juventud, junto al esfuerzo y el talento individual de cada uno y una por separado.

En las propinas brilló el tono melancólico y fuertemente emotivo que caracteriza Nimrod de las Variaciones Enigma de Elgar, y de nuevo el sabor efusivamente latino con una soberbia orquestación sinfónica, llena de ritmo y de pasión, de El cumbachero de Rafael Hernández. Un fin de fiesta sensacional y una forma extraordinaria de demostrar la versatilidad de estos jóvenes músicos preparados y preparadas para afrontar cualquier disciplina musical.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 21 de abril de 2025

PRODIGIOSAS La sangre de la belleza

Título original: Prodigieuses
Francia 2024 101 min.
Dirección
Frédéric y Valentin Poitier Guion Sabine Dabadie, Frédéric y Valentin Poitier Fotografía Danny Elsen Música Dan Levy Intérpretes Camille Razat, Mélanie Robert, Franc Dubois, Isabelle Carré, August Wittgenstein, Elisa Doughty, Thomas Landbo, Lennart Betzgen, Lola Aubrière Estreno en Francia 20 noviembre 2024; en España 16 abril 2025

Típico ejemplo de cómo una historia real se puede convertir en un sucedáneo lleno de tópicos y lugares recurrentes, la ópera prima de los padre e hijo Frédéric y Valentin Poitier, está tan llena de buenas intenciones como de constantes de género. Y es una lástima, porque en su primera mitad ofrece muchas razones para la esperanza, centrándose en el siempre difícil pero tan atractivo mundo del arte, en este caso el de la interpretación musical, donde la fuerte competitividad hace que muy pocos y pocas logren destacar. En esa primera mitad asistimos al sacrificio y la fuerza de voluntad de dos hermanas, supuestamente gemelas (las Pleynet en las que se basa la película claramente lo eran), aunque más bien responderían al patrón de mellizas, especialmente dotadas para el piano, impulsadas por la tópica obsesión de un padre cuyas propias frustraciones le lleva a forzar a sus hijas ante la mirada un tanto pasiva de una madre que luego se revelará más comprensiva y efectiva.

Pero llega una segunda parte en la que el ambiente estudiantil en una importante academia alemana, con el imprescindible mentor duro y severo hasta la médula, y la alegría de la juventud y el primer amor, da paso a una rara enfermedad en la que se centra el ánimo de superación de estas dos jóvenes prodigiosas a las que la película dignifica a través de un importante concierto, lejos de la exhibición circense a la que las verdaderas protagonistas fueron expuestas en un programa de televisión a principios de este siglo. La profundización en una sofisticada técnica que les permite tocar sin dañar las articulaciones, y que tiene un tanto de ritual dancístico, se convierte en el tema de esta segunda parte, si bien sus directores no logran desarrollarlo con el mismo acierto e ímpetu que el habitual sacrificio de todo artista que informa la primera mitad de la cinta.

Se acumulan los tópicos y la trama deja de interesar por una evidente falta de ingenio en su desarrollo, justo lo contrario que pretende, así hasta un final que se antoja inalcanzable. El arrojo de sus dos jóvenes protagonistas y el encanto siempre presente de Isabelle Carré, logran que el conjunto no se atragante demasiado. Su elegante puesta en escena, y su banda sonora de grandes éxitos del piano, aunque se cuele una irrelevante pieza de un tal Mario Forte, Concertante, en su resolutivo tramo final, logran también que la experiencia no llegue a ser indigesta.

sábado, 19 de abril de 2025

CONFIDENCIAL Licencia para mentir

Título original: Black Bag
USA 2025 93 min.
Fotografía y dirección
Steven Soderbergh Guion David Koepp Música David Holmes Intérpretes Michael Fassbender, Cate Blanchett, Tom Burke, Pierce Brosnan, Marisa Abela, Naomie Harris, Regé-Jean Page, Gustaf Skarsgard Estreno en Estados Unidos 14 marzo 2025; en España 16 abril 2025

Desde sus inicios como guionista y director, David Koepp ha manifestado siempre una especial fascinación por el misterio, la intriga y la conspiración, con películas como El último escalón o La habitación del pánico. Ha colaborado varias veces con Spielberg (Las dos últimas entregas de Indiana Jones, la saga jurásica o la excelente La guerra de los mundos) y Brian de Palma (Atrapado por su pasado, Ojos de serpiente, Misión: Imposible). También  ha colaborado en los dos Spiderman de Sam Raimi y en la serie del Código Da Vinci, además de dirigir algunos films de acción trepidante como Sin frenos, e incluso atreverse con la comedia, siempre dentro del género fantástico, por ejemplo con La muerte os sienta tan bien. Un vertiginoso currículo que este año se ha coronado con dos sensacionales guiones originales para Steven Soderbergh, después de colaborar con él en su película inmediatamente anterior, Kimi.

Primero fue Presence, un sobrecogedor thriller fantasmal, y ahora Confidencial, un estupendo juego del gato y el ratón protagonizado por varios agentes especiales de la inteligencia británica, especialmente el matrimonio integrado por unos extraordinarios Cate Blanchett y Michael Fassbender, unos señor y señora Smith más cerebrales que gente propiamente de acción. De hecho, Confidencial o Black Bag, expresión con la que estos personajes se refieren a su particular licencia para mentir, o al menos encubrir su paradero y actividades, resultará una decepción para quienes pretendan enfrentarse al típico thriller de acción al estilo James Bond o el más reciente Amateur. Porque lo que Koepp y Soderbergh articulan aquí es un sofisticado juego de salón con punzantes diálogos y una trama que, aunque en sustancia no resulta difícil de seguir, sí es fácil perderse en sus detalles y múltiples matices, debido al carácter eminentemente intelectual que exhibe su impecable acabado.

Parte del éxito de la empresa la tiene su esmerado reparto, en el que merece destacarse a Marisa Abela, que incorporó a Amy Winehouse en aquel correcto biopic estrenado hace un par de años, o esos guiños a la saga jamesbondiana que son Pierce Brosnan y Naomie Harris. Sus elegantes localizaciones y ambientes sofisticados, un adecuado MacGuffin que nos lleva a la más que preocupante situación mundial actual a la vez que evoca los horrores del pasado con la sempiterna vocación del mea culpa, colaboran a que el visionado de esta película resulte una experiencia tan gratificante. Como en aquel lejano 2000 en el que el director de Ocean's Eleven triunfó doblemente con Erin Brokovich y Traffic, este 2025 lo ha hecho, al menos para quienes hemos disfrutado con sus propuestas, con Presence y Confidencial.

viernes, 18 de abril de 2025

LOS PECADORES Una excitante combinación de géneros

Título original: Sinners
USA 2025 137 min.
Guion y dirección
Ryan Coogler Fotografía Autumn Durald Música Ludwig Göransson Intérpretes Michael B. Jordan, Hailee Steinfeld, Miles Caton, Wunmi Mosaku, Delroy Lindo, Jack O’Connell, Jayme Lawson, Omar Benson Miller, Yao, Li Junli, Lola Kirke, Peter Dreimanis, David Maldonado Estreno en España 16 abril 2025; en Estados Unidos 18 abril 2025

Nos adherimos al entusiasmo general, a pesar de nuestras iniciales reticencias, ante esta espectacular película que combina con habilidad y muy buen oficio géneros tan dispares como el terror, el musical, el cine de acción, el drama sureño y la denuncia racista, con resultados tan entretenidos como estimulantes. Es como si en el club de El color púrpura donde canta Tata Vega bajo la piel de Margaret Avery, y una desdichada Cellie (Whoopi Goldberg) descubre los placeres de la vida y su autoestima, se inmiscuyera el mal y se dedicara a hacer estragos entre los y las erotizadas clientas. Los pecadores es por ello un homenaje a la música, prácticamente en todas sus vertientes, pero centrada en el blues y el ritmo negro, con secuencia cumbre en el que echando mano de la magia del cine, conviven épocas y estilos con absoluta naturalidad y un sentido del espectáculo realmente notable.

Detrás de la cámara, y como responsable del guion, encontramos a Ryan Coogler, gran conocedor de la épica cinematográfica, gracias a su trabajo revitalizador del universo Rocky en Creed, y sobre todo por las dos espectaculares entregas de Black Panther. Recordemos que la primera fue el único título de Marvel nominado al Oscar a la mejor película. En sus manos y en el del ejemplar reparto, se logra una perfecta definición de personajes, por cierto multitud, con Michael B. Jordan, actor fetiche de Coogler, interpretando un doble personaje, los dos hermanos que regresan de hacer fortuna como gángsters en Chicago, a la localidad donde crecieron, reencontrándose con esta comunidad fundamentalmente negra, en unos primeros años treinta del pasado siglo, y con la intención de abrir un club nocturno donde reafirmar su potencial y su fuerza frente a la supremacía blanca.

En este contexto, y con irlandeses, indios y asiáticos conviviendo con esta mayoría negra, se hace una reflexión sobre ese país donde la diversidad tiene que triunfar sobre la amenaza ultraderechista que pretende erradicarla. Esto convierte la película, al margen de su vocación de excelente entretenimiento, en un poderoso artilugio de orgullo y reivindicación de una raza durante siglos expuesta a los mayores tormentos y las más insufribles humillaciones. Puede que el único pero posible lo encontremos en su infantil dialéctica sobre el bien y el mal, con la iglesia y el cabaret como ejes vertebradores. Lógicamente, en todo este entramado merece especial mención la inspirada banda sonora de Ludwig Göransson, dos veces ganador del Oscar (Black Panther y Oppenheimer), en cuya estética folk sureña se intercalan canciones originales y adaptadas, extraordinarios números musicales y la presentación como actor y cantante de voz profunda y misteriosa, de Miles Caton.

miércoles, 16 de abril de 2025

EL SEGUNDO ACTO Hiperrealismo cinematográfico

Título original: Le deuxième acte
Francia 2024 80 min.
Fotografía, guion y dirección
Quentin Dupieux Intérpretes Léa Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel, Raphaël Quenard, Manuel Guillot, Valérie Vogt Estreno en Cannes y Francia 14 mayo 2024; en España 11 abril 2025


Mimado por crítica y una importante representación de la cinefilia, que cree ver en él al nuevo enfant terrible del país vecino, Quentin Dupieux inauguró Cannes con ésta su última película, y la paseó también por la sección oficial de Sitges. Aunque se reserva tanto la dirección como el guion e incluso la fotografía, el director de Mandíbulas pretende con esta nueva extravagancia poner en entredicho la figura del realizador cinematográfico, especialmente en tiempos de inteligencia artificial. En clave de comedia, el género en el que se mueve 
habitualmente, Dupieux hace que sus personajes se interpreten casi sin rumbo ni dirección, echando mano de diálogos que parecen improvisados, generalmente absurdos y mayormente irritantes e incluso irrelevantes.

Con unos giros de guion hábiles y sorprendentes, hace que los personajes se salgan de la película y se conviertan en intérpretes, acaso multiplicando la función como si de unas muñecas rusas se tratara. De esta forma se procura variar emociones, sentimientos y afinidades entre los cuatro, con un quinto añadido que refuerza el carácter de farsa absurda que adopta el conjunto. Pero la fuerza del experimento a todas luces hiperrealista se va diluyendo conforme nos vamos dando cuenta de su futilidad y de que hace mucho que detestamos ese armazón de comedia que se cierne sobre el mal rollo imperante entre los personajes, da igual la capa en la que se desenvuelvan, realidad, cine o metacine.

Un largo traveling marcha atrás sobre los raíles que lo sustentan, acaba por potenciar nuestra desesperación y el convencimiento de que quizás jugamos en una liga diferente a la que impera entre los y las nuevas cinéfilas, pues hora y cuarto de metraje se nos ha hecho largo e insufrible. Ni siquiera nos apetece hacer mención de sus cuatro estrellas protagonistas, entre ellas un incondicional del cine de Dupieux, Raphaël Quenard, protagonista de Mandíbulas y Yannick.

AMATEUR Turismo de acción y venganza

Título original:  The Amateur
USA 2025 123 min.
Dirección
James Hawes Guion Ken Nolan y Gary Spinelli, según la novela de Robert Littell Fotografía Martin Ruhe Música Volker Bertelmann Intérpretes Rami Malek, Laurence Fishburne, Rachel Brosnahan, Caitriona Balfe, Jon Bernthal, Michael Stuhlbarg, Holt McCallany, Julianne Nicholson, Adrián Martínez, Danny Sapani, Joseph Millson, Barbara Probst, Marc Rissman, Marthe Keller Estreno en Estados Unidos y España 11 abril 20252025


Aunque se trata de todo un veterano que hace un par de años nos presentó la emotiva Los niños de Winton, el trabajo de James Hawes se ha desarrollado prácticamente en su totalidad en la televisión, donde ha dirigido, entre otros, episodios de Penny Dreadful y Genius. Y precisamente de un genio, pero ficticio, parece tratar esta película en la que el protagonista de Bohemian Rhapsody se convierte en habilidoso e imaginativo vengador, haciendo uso para ello de sofisticados mecanismos y rebuscadas trampas, de forma que a través de sus actos apenas manche las manos de sangre. 
Partiendo de un libro que pretende actualizar los parámetros y coordenadas de la novela de espías, con influencias de Bond y Bourne, combinando sus universos dentro de una atmósfera realista a la que no sienta bien los increíbles vericuetos de la trama, Hawes articula una entretenida película a la que quizás falte una mayor dosis de tensión.

Los nuevos tiempos obligan a definir al enemigo dentro de casa, denunciar políticas de intervencionismo y agresión en modo nueva colonización, aunque al final todo resulte benigno y la justicia y la razón queden intactas en las instancias superiores de un estado que en la vida real está definitivamente quitándose la máscara. Pero al final lo que importa es dejarse llevar por las aventuras de un hombre supuestamente corriente, aunque con un coeficiente intelectual muy por encima de la media, a quien la adversidad convierte en hombre de acción, si bien con la habilidad del guion y la dirección no se llega a diseñar un guerrillero al estilo de Indiana Jones, pues sin humor hay pocas cosas que podamos pasar por alto en este drama con pretensiones de realidad.

Una atractiva multitud de localizaciones, de Londres a Finlandia pasando por París, Estambul o Madrid, y un desfile de competentes secundarios, consiguen que la digestión de la película resulte tan sencilla como amena. Una innecesaria secuencia en la que Malek compra flores, sirve para integrar en el reparto a Marthe Keller y demostrar así que su belleza sigue inmarchitable cincuenta años después de protagonizar Marathon Man y Fedora.