domingo, 10 de junio de 2012

ORQUESTA DE LA ACADEMIA DE ESTUDIOS ORQUESTALES DE LA FUNDACIÓN BARENBOIM-SAID

Concierto de la Orquesta de la Academia de Estudios Orquestales. Guillermo García Calvo, director. Programa: Serenata en mi bemol mayor op.7, de R. Strauss; Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy; La creación del mundo op.81ª, de Milhaud; Suite Pulcinella, de Stravinsky. Teatro Central. Sábado 9 de junio de 2012

Otro feliz acontecimiento musical tuvo lugar anoche en la ciudad, y de nuevo protagonizado por nuestros jóvenes valores, los que han surgido de la excelencia demostrada por los conjuntos orquestales que les preceden y de la especial atención que les han dispensado los proyectos de colaboración entre nuestras academias y la fundación que preside Daniel Barenboim.

Hubiéramos agradecido que el programa ofrecido se hubiese coordinado mejor con lo que llevamos escuchado esta temporada. Tanto Pulcinella, aunque en su versión del ballet completo, como el Preludio a la siesta de un fauno los tenemos recientes, especialmente el segundo, apenas hace unos días y también en una versión reducida a cargo de la Bética de Cámara. La oferta musical en Sevilla, aún contando con numerosos conjuntos y escenarios, sigue siendo lo suficientemente limitada como para permitirnos a los melómanos seguirla casi en su totalidad, por eso se agradecería una programación más coordinada y menos repetitiva.

Con la garantía de la batuta de García Calvo, que ha conocido sonados éxitos operísticos en su corta trayectoria y se ha consagrado tanto en nuestro país como frente a la Orquesta de la Ópera Estatal de Viena, se trataba ahora de exhibir los resultados de la indudable preparación de lujo que han recibido estos jovencísimos estudiantes. Resultados que incluyen un alto nivel interpretativo aunque salpicado de evidentes deslices y faltas de depuración. Puede que el ánimo de muchos de los asistentes no acompañara; acabábamos de recibir la funesta noticia del rescate europeo a nuestro sistema financiero, sin que el presidente del país diera ni siquiera la cara por ello; quizás por eso aún nos pareciera más mortecina y alicaída la interpretación que trece de los músicos hicieron de la Serenata para instrumentos de viento de Richard Strauss, en la que no apreciamos apenas entusiasmo ni en la dirección, por otro lado depurada y elegante, ni en los músicos, más allá de su intrínseca musicalidad y melodiosidad.

Pero en esto de las apreciaciones las sorpresas son continuas, y tras esa irrelevante Serenata nos llegó una sensacional reducción, realizada por Benno Sachs en 1920, para sólo once instrumentistas del Preludio para la siesta de un fauno de Debussy. Sensual e hipnótica, inflada con trémolos en la cuerda y arpegios en el piano, en el que pudimos atisbar toda clase de detalles y matices, y en la que brilló especialmente la joven Beatriz Vallejo a la flauta. Algo más que correcta fue la exhibición de la jazzística Creación del Mundo de Milhaud, con puntuales imprecisiones en los metales pero sin decaer en ningún momento la estructura interna de la pieza y destacando la agilidad y elegancia con la que se acometieron los numerosos y repentinos cambios de tono y estilo que aglutina la pieza. La de Pulcinella fue sin embargo una interpretación menos satisfactoria y afinada que las anteriores, con mayor confusión e imprecisión en las familias instrumentales y movimientos desinflados como el Vivo. A pesar de ello acertaron en el aire rococó del conjunto y brilló particularmente la primera violín, Alicia Ruiz Jurado.

Merece destacarse la elegante puesta en escena de este concierto, con cortinas evitando que presenciásemos los latosos cambios de sillas y atriles, y fondos de color iluminando el escenario. También cabe destacar el precioso diseño del programa de mano, incluyendo el elenco completo de los y las jóvenes intérpretes que participaban en cada obra. Puede que los ánimos remonten esta noche si España gana su primer partido en la Eurocopa de fútbol – estas cosas funcionan como cortina de humo -, aunque la presión que supone la presencia oportunista y desafortunada del presidente del gobierno en el campo no favorecerá mucho a la selección.

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