USA 2013 105 min.
Guión y dirección Ethan y Joel Coen Fotografía Bruno Delbonnel Música T. Bone Burnett Intérpretes Oscar Isaac, Carey Mulligan, Justin Timberlake, F. Murray Abraham, Garrett Hedlund, John Goodman, Max Casella, Ethan Phillips, Jeanine Serralles
Estreno en España 1 enero 2014
A estas alturas somos muchos los que pensamos que los hermanos Coen están sobrevalorados y que sólo algunos títulos de su ya extensa filmografía merecen una especial consideración. Después de elevar a niveles de insultante pedantería y pretenciosidad una historia que cuarenta años antes había sido llevada al cine con humildad y sano sentido del entretenimiento por Henry Hathaway – nos estamos refiriendo a True Grit o Valor de ley – los Coen se detienen ahora en retratar la personalidad de un precursor de la música folk americana con vocación comercial que sufrió, a tenor de lo narrado, una mala suerte descomunal. No estuvo, como se suele decir, ni en el momento ni en el lugar exacto cuando debía, como sí parece hizo, casi paralelamente como atestigua la película, Bob Dylan, auténtico paradigma de ese género musical en lo venidero. El problema, como suele ocurrir tantas veces en el cine de los laureados hermanos, es que no cuenta nada relevante, resultando más certero el retrato de ambientes que el psicológico que anuncia su propio título en el original inglés. Así, empeñados en retratar esa América que les da de comer, tras mostrar con éxito la profunda en Fargo o No es país para viejos, aciertan a ilustrar con mimo y sentido nostálgico el Nueva York de principios de los 60, y más exactamente la bohemia del Greenwich Village. Oscar Isaac (Ágora) lleva sobre sus espaldas el peso del personaje, encarnándolo con presteza y seriedad, mientras acarrea un gato que se le escapa una y otra vez cual Cat de Holly Golightly en aquel mismo año de 1961 en los callejones que retratara Blake Edwards en la inmortal Desayuno con diamantes (¿un guiño quizás?). Aparte de esta espléndida ambientación el film contiene un buen ramillete de espléndidas canciones folk, arregladas e interpretadas por el propio Isaac con ayuda del productor musical T. Bone Burnett y del chico de oro Justin Timberlake. También merecen destacarse algunas secuencias mágicas como la del coche parado en una carretera secundaria nocturna mientras nieva y suena Dorothea Roschmann entonando la Sinfonía nº 4 de Mahler, pero hay poco más que destacar en un conjunto que se deja ver y entretiene pero aporta poco sobre un período y unos personajes que dan seguramente para contar historias mucho más apasionantes y enriquecedoras. Además su lujoso reparto, salvo algunas excepciones, sólo tiene valor testimonial o de puro ornamento.
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