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| Manfred Mayrhofer |
El director vienés Manfred Mayrhofer, que inauguró hace cuatro años la nueva tradición en Sevilla de emular los conciertos vieneses de Año Nuevo, tendió un puente el pasado sábado entre el excelente concierto ofrecido por Barenboim en el Musikverein y las expectativas generadas por la propia comparecencia del argentino en nuestra ciudad el próximo día 19 haciendo nada más y nada menos que Tristán e Isolda.
La batuta de Mayrhofer es tosca y poco amiga de sutilezas; sin embargo es capaz de imprimir robustez y energía a sus interpretaciones del repertorio de la familia Strauss, lo que sin duda resulta preferible a quienes optan por ofrecer lecturas relamidas y aterciopeladas de unas partituras generalmente asociadas a un mundo de elegancia y exquisitez extremas. Sus versiones de las oberturas de Una noche en Venecia de Strauss y Poeta y aldeano de Suppé fueron vistosas y ágiles, de dinámicas marcadas y refulgentes pero poco elegantes, logrando extraer vigor de la orquesta pero sin apenas matices ni expresividad.
Más polcas que valses en los atriles, generalmente acometidas con entusiasmo y perfecto sentido del ritmo. Especialmente logradas las polcas Furioso, Feurfest ilustrada con yunque y humor al estilo centroeuropeo, Pizzicato exhibiendo pericia técnica, y Sturm und Drang entre las propinas. Resultados variables con los valses, sosos en Donde florecen los limones, líricos en Música de las esferas, y vitalistas en Vida de artista, hasta llegar a los celebérrimos Cuentos de los bosques de Viena y el inevitable Danubio Azul siempre desde un prisma marcadamente festivo. Dando palmas con la Radetzsky los sevillanos tenemos poca competencia.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 6 de enero de 2014
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