Akademie für Alte Musik Berlin: Obras de Johann Sebastian Bach, Carl Philipp Emanuel Bach y Johann Christian Bach. Fundación Cajasol, lunes 24 marzo 2014
Capella de Ministrers y Coro Lluis Vich Vocalis: Llibre Vermell de Montserrat. Iglesia de San Andrés, martes 25 marzo 2014
La luz proyectada por Bach durante el fin de semana se extendió al lunes, mientras la del Mediterráneo que guiaba a lo peregrinos de Montserrat se filtró por San Andrés al día siguiente. La Academia de Música Antigua de Berlín podría haber enviado a sus becarios, pero optó por sus maestros para sentar cátedra. Una elocuente representación de obras del autor de los Conciertos de Brandemburgo y dos de sus hijos sirvieron para dejar claro el magisterio de este conjunto en la arquitectura y el color de estos insignes compositores. La primera de las cuatro suites u oberturas orquestales de Johann Sebastian, la que tiene un mayor acento francés, sigue un estilo galante que el conjunto expuso con enorme limpieza, relieve y solemnidad, dejando apreciar con claridad todos sus niveles estéticos.
Del Concierto para violín, no se sabe si una versión del célebre 1056 para clave o si fue éste más bien una adaptación del de violín, George Kallweit ofreció una lectura precisa y muy bien articulada, si bien algo áspera y justa en expresividad. Mejor el exquisito y seductor oboe de Xenia Löffler en el Concierto para oboe Wq165 de Carl Philipp Emanuel, cuyas ligeras texturas fueron expuestas con tanto entusiasmo como emotividad. De su Sinfonía nº 5 Wq182 el conjunto ofreció una interpretación seria, impulsiva y vibrante, con un discurso contrastado y un especial énfasis en los ataques del vivo final, al igual que en la Sinfonía nº 6 Op. 6 de su hermano Johann Christian, cuyo final dinámico y tempestuoso enlazó perfectamente con el último movimiento de la Sinfonía nº 3 de Haydn que dejaron como propina tras los dilatados aplausos del público.
El códice bermellón, único ejemplar del Scriptorium que sobrevivió al incendio del Monasterio de Montserrat provocado por las tropas napoleónicas, contenía cantos y danzas para amenizar la vigilia de los peregrinos de manera controlada. Tras su paso por MAUS apenas hace dos meses, Capella de Ministrers regresó con otro de sus más de treinta espectáculos, en un año tan significativo que habría sido un acierto programar su último trabajo, El Greco. Presididos no por la Moreneta sino por Santa Marta, combinaron cantos gregorianos (Morir, ffrates, nos convé) con los diez cantos sacros en latín, catalán y occitano del manual. Un elegante sentido de la teatralidad fue el marco en el que los músicos desplegaron sus excelentes cualidades en torno a la muerte como destino que afrontar sin miedo y con espiritualidad – seductor David Antich en las flautas e hipnótico Juan Manuel Rubio al salterio – arropando la voz cándida y amable de Pilar Esteban, hasta límites estremecedores en Mariam, Matrem Virginem, entonada y en estilo de Luis Vicente, y solemne del Coro Lluis Vich, todos bajo la atenta y entregada mirada de Carles Magraner.
Del Concierto para violín, no se sabe si una versión del célebre 1056 para clave o si fue éste más bien una adaptación del de violín, George Kallweit ofreció una lectura precisa y muy bien articulada, si bien algo áspera y justa en expresividad. Mejor el exquisito y seductor oboe de Xenia Löffler en el Concierto para oboe Wq165 de Carl Philipp Emanuel, cuyas ligeras texturas fueron expuestas con tanto entusiasmo como emotividad. De su Sinfonía nº 5 Wq182 el conjunto ofreció una interpretación seria, impulsiva y vibrante, con un discurso contrastado y un especial énfasis en los ataques del vivo final, al igual que en la Sinfonía nº 6 Op. 6 de su hermano Johann Christian, cuyo final dinámico y tempestuoso enlazó perfectamente con el último movimiento de la Sinfonía nº 3 de Haydn que dejaron como propina tras los dilatados aplausos del público.
El códice bermellón, único ejemplar del Scriptorium que sobrevivió al incendio del Monasterio de Montserrat provocado por las tropas napoleónicas, contenía cantos y danzas para amenizar la vigilia de los peregrinos de manera controlada. Tras su paso por MAUS apenas hace dos meses, Capella de Ministrers regresó con otro de sus más de treinta espectáculos, en un año tan significativo que habría sido un acierto programar su último trabajo, El Greco. Presididos no por la Moreneta sino por Santa Marta, combinaron cantos gregorianos (Morir, ffrates, nos convé) con los diez cantos sacros en latín, catalán y occitano del manual. Un elegante sentido de la teatralidad fue el marco en el que los músicos desplegaron sus excelentes cualidades en torno a la muerte como destino que afrontar sin miedo y con espiritualidad – seductor David Antich en las flautas e hipnótico Juan Manuel Rubio al salterio – arropando la voz cándida y amable de Pilar Esteban, hasta límites estremecedores en Mariam, Matrem Virginem, entonada y en estilo de Luis Vicente, y solemne del Coro Lluis Vich, todos bajo la atenta y entregada mirada de Carles Magraner.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
No hay comentarios:
Publicar un comentario