
De las transcripciones que de los cuartetos de Shostakovich hizo el gran Rudolf Barshai, fundador del Cuarteto Borodin que tanto hizo por divulgar el imprescindible ciclo camerístico del autor de La nariz, la Sinfonía de Cámara basada en el Cuarteto nº 8 quizás sea la más lograda. Expresionista y espectacular, se trata de una partitura amarga y violenta que la autoridad del veterano Vladimir Fedoseyev desgranó con deleite y sumo detalle aunque con excesiva contemplación, tan preocupado por su belleza formal que dejó su desgarradora fuerza expresiva en un segundo plano. La cuerda sonó impoluta, destacando en precisión sus frecuentes y complicados pianissimi.
El primer movimiento de la Sinfonía nº 4 de Chaikovski resultó sensacional y apabullante, con unas prestaciones explosivas, casi diabólicas de la orquesta. Tras unos correctos andantino, no exento de lirismo, y scherzo con sus pizzicati ofreciendo otra oportunidad de lucimiento, el Finale sonó estrepitoso, como una demostración más de fuerza de una nación siempre en pie de guerra.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 8 de marzo de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario