Dirección Ben Stiller Guión Justin Theroux y Ben Stiller Fotografía Daniel Mindel Música Theodore Shapiro Intérpretes Ben Stiller, Owen Wilson, Penélope Cruz, Will Farrell, Kristen Wiig, Cyrus Arnold, Christine Taylor, Justin Bieber, Olivia Munn, Benedict Cumberbatch, Billy Zane, Justin Theorux, Kiefer Sutherland, Sting, Kyle Mooney, Nathan Lee Graham, Billy Zane Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 12 febrero 2016
El salto a la dirección de Ben Stiller data de su emergencia como actor, en 1994 con Reality Bites, una comedia dramático-generacional que se ha convertido en película de culto. También lo es la delirante Tropic Thunder, pero entre medio ha realizado bodrios como Un loco a domicilio y fracasos ambiciosos como el remake de La vida secreta de Walter Mitty. La que ahora nos ocupa es la secuela, quince años después, de uno de sus mayores éxitos, Zoolander: Un descerebrado de moda, que si no recuerdo mal la crítica trató tan mal como ahora está tratando ésta, aunque a quince años vista la mayoría no se avergüenza de destacar las supuestas virtudes de aquélla para destacar lo mamarracho que les ha parecido ésta. Ni una cosa ni la otra; no nos atrevimos, sencillamente porque no nos atrajo, la anterior, pero sí su secuela porque nos confesamos admiradores de Penélope Cruz, sobre todo cuando promete, y cumple, salir tan despampanante y echar rienda suelta a su innegable vena cómica, aunque a vista de los resultados su papel no le haya brindado muchas posibilidades de lucirse, salvo cuando dice aquello de When I was a little girl there in Albacete, porque hay que verla en versión original. Pero las aventuras de Derek Zoolander y su amigo Hansel, dos supermodelos de mirada fulminante venidos a menos tras un aparatoso incidente y recuperados para desenmascarar a una organización que está aniquilando a las estrellas más rutilantes del pop y el rock internacional, como Madonna, Justin Bieber o Katy Perry, no son ni tan divertidas como dicen de Zoolander ni tan desastrosas como aseguran de su segunda parte. Se trata simplemente de un divertimento inofensivo; podría haber tenido muy mala baba y arremeter con saña contra el superficial y frívolo mundo de la moda, pero apenas resulta un juguete inocentón, colorista y enérgico en el que la trama es lo de menos y su interminable sucesión de cameos un festín, desde Susan Sarandon a John Malkovich pasando por estrellas de la moda y la pasarela como Naomi Campbell, Kate Moss, Anna Wintour, Valentino, Tommy Hilfiger, y otras celebridades como Lenny Kravitz, Susan Boyle, MC Hammer, Lewis Hamilton o Milla Jovovich. No invita a la carcajada pero sí a la sonrisa y se ve con la ligereza con la que se olvida, pero se pasa bien y no hay mal gusto al margen de un vestuario chillón. Impagable el bailecito de Will Ferrell en los títulos de crédito finales y esa Roma tan eterna que mantiene el look de los años cincuenta que la inmortalizaron en comedias románticas americanas tan célebres como Vacaciones en Roma o Creemos en el amor.
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