Guión y dirección Woody Allen Fotografía Vittorio Storaro Música Vince Giordano Intérpretes Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Steve Carell, Blake Lively, Parker Posey, Corey Stoll, Jeannie Berlin, Ken Stott, Anna Camp, Gregg Binkley, Paul Schneider, Sari Lennick, Stephen Kunken, Sheryl Lee, Richard Portnow Estreno en el Festival de Cannes 11 mayo 2016; en Estados Unidos 5 agosto 2016; en España 26 agosto 2016
La película de este año de Woody Allen trasciende su carácter indisimulado de homenaje a una época y una forma de entender el arte y la industria cinematográfica, para erigirse en una de las más desoladoras y conmovedoras historias de amor vistas en pantalla grande en mucho tiempo. Jesse Eisenberg vuelve tras A Roma con amor a convertirse en alter ego de un Allen que se reserva labores de narrador, para sumergirse en la soleada California de los glamurosos años treinta, paradójicamente escenario de una sombría y traumática relación sentimental que Manhattan y su ponderada sobriedad procurará curar en un proceso justamente inverso al utilizado por Diane Keaton en la celebrada Annie Hall. Como telón de fondo Allen insiste en articular una familia judía caricaturesca y divertida que nos retrotrae al título aludido y a la espléndida Días de radio, con la que ésta comparte su tono melancólico y carácter episódico. La puesta en escena, suntuosa y elegante, y la extraordinaria fotografía de Vittorio Storaro, luminosa y llena de contrastes, en su primera colaboración con el director, y ya inconfundible en el plano que inaugura el film, colaboran de forma definitiva a edificar esta hermosísima película llamada a engrosar la lista de los mejores títulos del director de Match Point y Blue Jasmine. Como es habitual su banda sonora está repleta de títulos imperecederos del standard americano, con Richard Rodgers y Lorenz Hart a la cabeza, en esta ocasión no sólo en fuentes de la época sino también recreadas con tanta elegancia como el resto de la empresa por Vince Giordano. Cierto que el carácter se relaja con la edad, y la mirada de Allen a la superficialidad de Hollywood también lo ha hecho, hasta convertirse en emocionante homenaje a las estrellas, productores y realizadores que habitaron Beverly Hills y las colinas de la meca del cine, aunque al final siempre encuentre refugio en las cálidas y luminosas noches de la ciudad de los rascacielos. El preciso tributo a esa época y el cine que la retrató se articula también en los géneros que aborda en el trayecto, la ligereza romántica del musical y la violencia casi cómica del submundo gangsteril. Pero nada de todo esto sería suficiente sin un guión modélico, tan bien escrito que parece mentira la edad de su artífice, lleno de esas frases antológicas que entrarán en el ideario del autor y que pone en boca de un reparto extraordinario en el que brilla hasta la habitualmente insulsa Kristen Stewart, de la que ha sabido extraer incluso feminidad y sofisticación. Café Society es por lo tanto pura delicia, que atrapa al corazón y lo deja marcado para siempre, bajo ese tono de comedia que contrasta con el carácter melancólico del conjunto que tan bien ha sabido plasmar su precioso cartel publicitario.