Noruega 2011 101 min.
Dirección Morten Tyldum Guión Ulf Ryberg y Lars Gudmestad, según la novela de Jo NesbØ Fotografía John Andreas Andersen Música Jeppe Kaas y Trond Bjerknaes Intérpretes Aksel Hennie, SynnØve Macody Lund, Nikolaj Coster-Waldau, Julie R. Ølgaard, Daniel Bratterud, Eivind Sander Estreno en España 24 agosto 2012
Bautizada en nuestro país con el título inglés en un alarde más de burdas tácticas comerciales, esta película noruega se sube al carro del prestigio cosechado por el nuevo thriller escandinavo merced a las novelas de Stieg Larsson (Millennium) y el que firma el original en el que se ha basado ésta, Jo NesbØ, adoptando unas impecables, atractivas y muy aseadas formas al más puro estilo del cine americano. Sin embargo, a diferencia de éste, acusamos dos características que la hacen muy distinguida. Por un lado las gélidas motivaciones que llevan a su protagonista a zambullirse en la vorágine de violencia, persecuciones y situaciones límites en que consiste su rocambolesco argumento. Y por otro el hecho de que su intención no es la de mero divertimento, con una primera parte dominada por la sofisticación, el tono desenfadado casi de alta comedia, con una banda sonora rítmica y moderna y una puesta en escena extremadamente elegante, que da paso a una segunda lindando con el gore más insoportable; esa sucesión de descargas adrenalíticas no están vacías de contenido moral, por cuanto más allá de una crítica a la posesión de la belleza y la desconfianza en los méritos propios, en realidad autor y realizador nos invitan a una bajada a los infiernos en los que se maquinan los entresijos de una guerra, con sus juegos de estrategia, sus luchas de intereses y poderes y su fuerza destructora de toda emoción sentimental de camino a la deshumanización total. Todo encaminado a la transformación ética y espiritual del protagonista, un hombre corriente con notables miserias. Quizás cogida con alfileres, la trama se revela no obstante sorprendente, con giros continuos y explicaciones para todos sus detalles, sustentándose además todo el elevado atractivo del film en unas interpretaciones solventes a cargo de un plantel tan resultón como convincente. Paradójicamente esta película en la que los noruegos se congratulan de mantener un sistema de vida bastante seguro y equilibrado, se estrenó en su país tan sólo un mes después de que un criminal desestabilizara dicho orden con las terriblemente célebres matanzas de Oslo y Utoya.