Guión y dirección Greta Gerwig Fotografía Sam Levy Música Jon Brion Intérpretes Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Tracy Letts, Lucas Hedges, Beanie Feldstein, Timothée Chalamet, Lois Smith, Odeya Rush, Jordan Rodrigues, Marielle Scott, Jake McDorman, Stephen Henderson Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2017; en Estados Unidos 1 diciembre 2017; en España 23 febrero 2018
Nacida en Sacramento, California, Greta Gerwig ya era la novia pava de Jesse Eisenberg y amiga ingenua de Ellen Page en A Roma con amor, cinta con la que se dio a conocer a nivel popular. Antes había sido pija y desenvuelta en Damiselas en apuros de Whit Stillman y había dirigido su primera película junto a su amigo Joe Swanberg, Noches y fines de semana; poco después despuntaría como musa de la comedia independiente y autora de guiones como Frances Ha y Mistress America. Su debut en la dirección en solitario, con una historia muy autobiográfica (hay que ver lo que se parecen Lucas Hedges, la primera relación frustrada de la protagonista, y el tal Swanberg, amigo y codirector de Gerwig en la antes citada película), le está reportando muchas gratificaciones, y aún le puede dar alguna otra satisfacción si logra el Oscar al mejor guión original. Igual que en el musical que ensayan en el instituto católico donde estudia la protagonista, Merrily We Roll Along de Stephen Sondheim, Gerwig somete a examen aquellos tiempos de búsqueda y descubrimiento antes de alcanzar su meta y la fama, mientras el carácter religioso del centro condiciona su relación con el sexo y la familia. Lo cierto es que la cinta mantiene el tono al que nos ha acostumbrado en sus trabajos anteriores como actriz y escritora, pero alcanzando un nivel de mayor complacencia y empatía con el espectador, en claro proceso de popularización con el que comercializar mejor el producto. Su tono amable y distendido le viene muy bien a esta historia, por lo demás mil veces contada, de chica en esa difícil etapa transición entre la adolescencia y la edad madura, que huye del provincianismo imperante en el instituto y la localidad en la que mata sus horas de aburrimiento en compañía de su mejor amiga algo frikie, mientras su inevitable frivolidad le lleva a coquetear sin éxito con los más guays del entorno. Una etapa en la que juega un papel fundamental su choque constante con una madre que la tuvo ya muy madura, un condicionante para cortarle alas, en contraposición al típico padre permisivo y comprensivo, víctima de los estragos que ya empezaba a causar la crisis económica a principios de este siglo. Todo sin perder el tono amable, sin dramatizar y prestando mucha atención a cada detalle y matiz, para alcanzar el nivel condescendiente de un film que no cuenta nada nuevo pero se deja ver con agrado, aunque sin demasiado interés. Entre lo mejor la interpretación de Laurie Metcalf como la madre, y de la propia Saoirse Ronan, tan convincente en un papel que ya no le va por edad, como por ser alter ego de la carismática y meritoria directora, actriz y guionista que afianza con este título su protagonismo en el actual cine americano.