sábado, 30 de noviembre de 2019

CRISTINA BAYÓN AMPLÍA REPERTORIO CON LOS SCHUMANN

Cristina Bayón, soprano. Noelia Sierra, piano. Programa: Frauenliebe und Leben Op. 42, de Robert Schumann; Sechs Lieder OP. 13, Soirées musicales Op. 6 nº 2 y Selección de Lieder, de Clara Schumann. La Casa de los Pianistas, viernes 29 de noviembre de 2019

Nada más acertado que programar una tarde de lieder en La Casa de los Pianistas. Su carácter recogido e íntimo recrea esas agradables soirées que debieron compartir gente amiga y aficionada de los artistas que las convocaban, en cálidos salones de una burguesía eminentemente urbana. Entre sus múltiples e inagotables iniciativas, Yolanda Sánchez contó anoche con una nueva propuesta de la soprano sevillana Cristina Bayón y la pianista Noelia Sierra, que tanto ha compartido con la anfitriona. Consiste en un recital de lieder con el matrimonio Schumann como eje de su hilo argumental, y especialmente Clara Wieck, que es su nombre de soltera, cuando se cumplen doscientos años de su nacimiento. Una conmovedora y bien conocida historia de amor y superación transformada en una suerte de epistolario romántico a través de los poemas preferidos del matrimonio.

Comenzar con Vida y amor de una mujer, uno de los varios ciclos que Schumann compuso impulsivamente en 1840 tras lograr la mano de su amada después de muchos litigios e inconvenientes, fue toda una declaración de intenciones así como perfecta ambientación en una época pretérita e irrepetible. No deja de ser sintomático que siendo Clara una mujer adelantada a su tiempo, madre y amante esposa pero también fecunda pianista aclamada en toda Europa, lo que le daba una independencia insólita para la época, Schumann le declarase su amor con este ciclo inspirado en los poemas de Adelbert von Chamisso que ilustran una convencional vida de mujer basada en el respeto y la admiración a su esposo, y sin embargo qué hermosa declaración.

Bayón, que ha dedicado prácticamente toda su vida artística al barroco, en recitales, conciertos y óperas, evidencia una voz afectada que no siempre acierta a evocar el carácter y el espíritu con el que se debe abordar el lied. Y sin embargo qué capacidad para conectar con un público del que hábilmente sabe extraer esa concentración que acaba por convertir la velada en un gozoso entretenimiento. Aunque algunas líneas melódicas y expresivas se perdieran en el exceso de temperamento y teatralidad con la que la soprano abordó estas canciones, su suntuosa y musculosa voz, generosa en cuerpo, encanto y belleza tímbrica, logró un ciclo más que aceptable, con momentos álgidos como ese vigoroso Ich kann’s nicht fassen (No puedo creerlo) o el conmovedor Du Ring an meinem Finger (Tú, anillo en mi mano).

Sensibilidad de mujer

Noelia Sierra, que como acompañante ejerció su papel impecablemente, adaptándose a Bayón pero manifestando en todo su esplendor ese romanticismo que inspira las páginas seleccionadas, con notable expresividad y una indiscutible sensibilidad, ofreció una preciosa y muy equilibrada recreación de la segunda de las seis Soirées musicales de Clara Schumann. Fue en una segunda parte en la que Cristina Bayón entonó tres de los cuatro lieder Op. 12 basados en poemas de Friedrich Rückert, unas preciosas miniaturas de tan necesaria reivindicación como disfrutable escucha. También aquí la soprano acentuó temperamento y gestualidad, mientras evidenció una técnica bastante artificiosa. A pesar de esa falta puntual de naturalidad, su entusiasmo y esa hermosa voz de amplio registro y adecuada tesitura nos permitió disfrutar de su canto y estilo, más incluso que en la primera parte.

Aunque desde temprana edad Clara Schumann solía incluir canciones propias en sus recitales de piano, no fue hasta contraer matrimonio con Robert que aumentó su producción, animada por su esposo y con la frecuente finalidad de ofrecerle sus lieder como regalo de aniversario o navideño. En ese contexto situamos su opus 13, en el que se incluyen cuatro de esos regalos y dos composiciones nuevas, siempre enfocadas hacia el amor y la admiración a su cónyuge o amado. Bayón entonó canciones como Sie liebten sich beide (Estaban enamorados) o Ich hab’in deinem Auge (Una vez vi en tus ojos) con mucho sentido de la emoción, marcando dinámicas hasta acentuar su peso dramático. Del resto de lieder que cantó destacamos el soberbio Lorelei, una historia de pasión y destino fatal que pudimos disfrutar en su plenitud gracias al entusiasmo de las intérpretes y el acierto de proyectar la traducción de los poemas en una pantalla, fundamental para disfrutar de este género en su plenitud.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

LA HIJA DE UN LADRÓN Drama social de perfiles misteriosos

España 2019 102 min.
Dirección Belén Funes Guion Belén Funes y Marçal Cebrian Fotografía Neus Ollé Intérpretes Greta Fernández, Eduard Fernández, Álex Monner, Borja Espinosa, María Rodríguez Soto, Frank Feys Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2019; en salas comerciales 29 noviembre 2019

El nuestro es un país fecundo en óperas primas. Cada año se estrenan un sinfín de debuts cinematográficos. Para el suyo parece que la catalana Belén Funes, curtida en trabajos de asistente en películas tan diversas como Tres días con la familia, Mientras duermes o Tengo ganas de ti, haya retomado el personaje de Sara a la fuga, cortometraje con el que obtuvo la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga de 2015. En él se contaba la historia de una joven quinceañera que vive en un centro de acogida y recibe las visitas intermitentes de su padre, también interpretado por Eduard Fernández. Su hija, Greta, a quien hemos visto recientemente en la última película de Isabel Coixet Elisa y Marcela, retoma ahora el papel que en el corto hacía Dunia Mourad. Ha crecido, tiene un bebé y vive ajena a la suerte que pueda correr su padre, encerrado en la cárcel, con quien le une un pasado que se presagia turbulento y oscuro.

La escritora y realizadora prefiere ahorrarnos información, lo que menoscaba nuestra aceptación de los hechos que se nos narra. Casi parece percibirse cuál sea ese drama pretérito y las razones que asistan a la protagonista para comportarse como lo hace, pero la incertidumbre afecta a nuestro interés y comprensión del relato. Por el contrario, sus comportamientos parecen fruto de una educación muy condicionada, la que nos obliga a vivir de forma tan robótica como predeterminada, como si no existiera otro horizonte que esa vida convencional arraigada en una sociedad fuertemente ideologizada por la religión.

Parece que en el devenir de los acontecimientos la joven tenga que sufrir un proceso de aprendizaje que le ayude a aceptar que hay otros caminos hacia la felicidad, que la independencia e incluso la soledad pueden apreciarse de forma más positiva. Pero lo cierto es que en el camino Sara no para de dar pasos en falso, que le convierten en dependiente, incluso acosadora, relacionarse con su padre de forma incoherente y hasta caprichosa, y luchar por sus objetivos con insuficiente coraje. Pero falta información y nos cuesta hacernos una idea completa y veraz de cuál sea el drama de esta joven producto de la marginación social en un mundo fuertemente condicionado por el poder y la fortuna. Mientras tanto asistimos con agrado a secuencias con tanta ternura como aquella en la que lava el pelo de su hermano, otra víctima de la desigualdad y el desarraigo. Greta Fernández logró con esta interpretación la Concha de Plata a la mejor actriz en San Sebastián, y ya está en todas las quinielas de los próximos galardones a celebrar.

viernes, 29 de noviembre de 2019

EL PERFIL ETÉREO DE LETICIA MORENO

XXX Temporada de conciertos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Leticia Moreno, violín; Elvind Gullberg Jensen, dirección. Programa: Obertura Las Hébridas Op. 26 y Sinfonía nº 3 en La menor Op. 56 “Escocesa”, de Mendelssohn; Concierto para violín nº 5 en La mayor KV. 219 “Turco”, de Mozart. Teatro de la Maestranza, jueves 28 de noviembre de 2019

Cinco años después de tocar en el Maestranza la Fantasía Escocesa de Bruch, Leticia Moreno regresó al Maestranza con un programa idéntico al entonces desgranado por el veterano György G. Ráth, salvo en lo que respecta a la pieza ofrecida precisamente por ella. Con el director noruego Elvind Gullberg Jensen en el podio, de aspecto más juvenil de la edad que realmente tiene y con una fructífera y contundente trayectoria a sus espaldas que le ha llevado a colaborar con tan grandes orquestas como reconocidos solistas de todo el mundo, Moreno interpretó en esta ocasión el último de los conciertos para violín que compuso Mozart, el llamado Turco por la abrupta interrupción que sufre su movimiento final en forma más de czardas húngaras que de folclore turco propiamente dicho, aunque tenga cierto aire en este sentido.
 
Solista y batuta se entendieron bien a lo largo de este Concierto nº 5, pero Jensen pareció estar más atento a no eclipsar a la violinista que a reflejar la frondosa orquestación que Mozart diseñó para esta obra escrita con solo diecinueve años. Así, la suya fue una dirección algo raquítica en ciertos pasajes y poco expresiva en términos generales, lo que no impidió que el allegro inicial resultara dinámico y provocara una inequívoca sensación de bienestar en el oyente. Moreno hizo gala de un fraseo líquido y fluido, un timbre muy agudo pero sedoso y de registro muy homogéneo, ortodoxo, sin estridencias ni aspavientos, tampoco sorpresas desagradables. Consciente de que no se trata de un concierto para desplegar virtuosismos superfluos, se limitó a responder con respeto y seguridad a los postulados de la obra. Aunque el Adagio no llegó a ser todo lo sublime que conviene, la suya fue una interpretación sencilla, dulce y sentimental, no exenta de las necesarias dosis de sensualidad. En el Rondó final con forma de minueto, Moreno retomó ese aire jovial y distendido que caracterizó al primer movimiento, mientras Jensen abordó el trio central sin vulgaridad ni exceso de folclorismo. A pesar del entusiasmo del público, no ofreció propina.
 
En las obras que arroparon a Mozart el director se manifestó de forma muy dispar, insatisfactorio en la obertura Las Hébridas, espléndido en la Sinfonía Escocesa. Ambas surgieron de la inspiración del joven Mendelssohn a raíz de un viaje a Escocia que le impresionó notablemente. Aunque una de las características de Las Hébridas son sus cambios frecuentes de ritmo, Jensen optó por acentuar en exceso los pasajes más calmados, que afrontó de manera muy morosa, provocando sensación de languidez y meliflua dulzura, en rotundo contraste con los más agitados, que abordó de forma más ortodoxa, produciéndose un considerable desequilibrio en toda la pieza y malogrando su vocación impresionista. Apenas logró hacer un esbozo de ese mar grandioso y enfurecido que refleja la obra. Sin embargo triunfó con una Sinfonía nº 3 atmosférica y enérgica, sin respetar la continuidad deseada por el autor salvo entre los dos movimientos finales. Aquí Jensen sí fue capaz de reflejar toda la épica de la página, acertando a dotar parcialmente de oscuridad a los movimientos extremos, mientras resolvió el scherzo con viveza y mucho brío, así como el adagio con ternura y calidez, hasta desembocar en un finale vigoroso y solemne sin caer tampoco en la tan temida ordinariez.
 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

jueves, 28 de noviembre de 2019

EL BRAHMS REFLEXIVO DEL CUARTETO CASTALIAN

Ciclo Andalucía Clásica. Castalian String Quartet: Sini Simonen y Daniel Roberts, violines; Charlotte Bonneton, viola; Christopher Graves, violonchelo. Con Pablo Hernán Benedí, viola. Programa: Cuarteto Op. 51 nº 2 en la menor y Quinteto nº 2 en sol mayor Op. 111, de Brahms. Espacio Turina, miércoles 27 de noviembre de 2019

Si la cosa sigue así mucho nos tememos que el espléndido ciclo de música de cámara que nos brinda la Asociación Andalucía Clásica correrá la misma suerte que el tan llorado ciclo que celebraba la Fundación Cajasol a principios de este siglo. El esfuerzo que supone traer a Sevilla conjuntos y solistas a menudo renombrados, con el fin de que gocemos de diversas perspectivas de la música, y no la única a la que nos hemos acostumbrado de la mano de la ROSS desde que estalló la crisis, no parece contar con la debida respuesta del público que, por el contrario, sigue llenando otras propuestas que se han asentado definitivamente entre el público y tienen que ver más con el talento local.
 
Andalucía Clásica culminó su presente temporada con un magnífico concierto a cargo de un joven cuarteto formado en Hannover y residente en Londres, el Castalian Quartet, que debe su nombre a la ninfa Castalia, convertida en fuente para huir del acoso de Apolo, y por consiguiente musa para muchos artistas. La aventura europea en la que irremediablemente se han tenido que embarcar millones de jóvenes a lo largo y ancho del continente, se traduce aquí en una conjunción de fuerzas y un espíritu libre y responsable, capaz de poner en pie con tanta precisión, sinceridad y maestría la siempre estimulante belleza inherente a la música de Brahms. El compositor no llegó a sentirse nunca seguro en el apartado de los cuartetos de cuerda, debido quizás a la sombra de Beethoven que gravitó sobre su estilo y pesó como una losa. Una veintena de años tardó el autor del Réquiem Alemán en publicar sus tres únicos cuartetos, después de un sinfín de intentos en su juventud que se tradujeron en una serie de borradores, esbozos y páginas inconclusas hoy definitivamente perdidas.
 
Dulce y temperamental
 
El opus 51 nº 2 es de inspiración nórdica, quizás sombría pero a la vez poética, y no tan austero como su precedente. La joven violinista finlandesa Sini Simonen introdujo su Allegro non troppo con pausa y mucha expresividad, acompañada por el resto con una amplia curva melódica y muy equilibrados contrastes que dieron al conjunto una densidad y vigor considerables. Con mucho sentimiento dibujaron las hermosas líneas melódicas del Andante moderato, con acentos marcados y dramáticos, y un trabajo muy cromático del inglés Christopher Graves al chelo. Tras un Quasi minuetto relajado y amable, el Allegro non assai mantuvo un ritmo enérgico y un carácter alegre, acentuado en su parte central de aires zíngaros, y culminado con una fuerza arrolladora.
 
Para el Quinteto nº 2 Op. 111 se unió al conjunto el joven violista madrileño Pablo Hernán Beledí, todo un torbellino de sensaciones que sirvió de contrafuerte al mayor lirismo desplegado por la francesa Charlotte Bonneton, y se unió a la impactante fuerza del grave en manos de Graves. Toda la solidez e intensidad expresiva de la pieza encontró eco en un conjunto concentrado y preciso, sin fisuras ni irregularidades. Aquí el temperamento es diferente al de Beethoven con el que siempre se le quiso comparar. Hay luz y alegría que Simonen y su compañero, el galés Daniel Roberts, tradujeron con un sonido sedoso y una articulación flexible, dando al conjunto esa inflexión casi sinfónica de que goza la obra. Al enérgico y rítmico Allegro non troppo siguió un Adagio (tema con variaciones) melódico y sensible, y Un poco allegretto melancólico y contrastado. El Vivace final, con un acentuado hungarismo en forma de endiabladas czardas, brilló también por su alegría y rotundidad, sin renunciar a un generoso lirismo y aliento poético.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía
 

martes, 26 de noviembre de 2019

UN BARÍTONO ENTRE SOPRANOS SE ALZA CON EL PREMIO DEL XVI CERTAMEN NUEVAS VOCES DE SEVILLA

Homenaje a Don Emilio Galán Huertos y XVI Certamen Nuevas Voces Ciudad de Sevilla. Organizado por la Asociación Sevillana de Amigos de la Ópera. Francisco Soriano, piano. Con las voces de Elena Temprado, María Zapata, Patricia Calvache, Vanessa Cera, Patricia Illera, Diana Larios, Tania Lorenzo y César Méndez Silvagnoli. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, lunes 25 de noviembre de 2019

César Méndez Silvagnoli
Cantantes como Leonor Bonilla, Berna Perlés, Natalia Labourdette o Damián del Castillo, que acaba de triunfar como Sumo Sacerdote de Dagón en las representaciones que han tenido lugar de Sansón y Dalila en el Maestranza, desfilaron en su día por este certamen Nuevas Voces Ciudad de Sevilla y se alzaron con el primer premio. Son siempre ediciones reñidas a las que los y las participantes llegan con muchos obstáculos superados, tras una meticulosa selección que termina solo con las mejores voces en la terna final. Nueve participantes se disputaban los numerosos premios en esta ocasión, aunque en el último momento una tuvo que darse de baja por indisposición. En total seis sopranos, una mezzo y un barítono desplegaron su talento ante el entusiasmado público que llenó la Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, y un jurado formado por prestigiosos expertos en la materia, entre ellos los directores de las óperas de Oviedo, Tenerife y el propio Maestranza, lo que constituye cierta garantía de que las concursantes puedan en un futuro próximo formar parte de alguno de los títulos líricos programados en esos coliseos.
 
Foto: Tomás Payés
El certamen se divide como es tradicional en dos partes, una primera dedicada exclusivamente a la ópera, la segunda de libre elección entre zarzuela, ópera y otros géneros líricos, pero siempre con cierto tufillo rancio que hace anacrónico ver y escuchar a estos y estas jóvenes candidatas defendiendo todavía la música popular de sus bisabuelos. Convendría abrirse a otros ámbitos que permitan igualmente lucir aptitudes pero con aires más contemporáneos. De cualquier modo tuvimos ocasión de disfrutar con la templanza de la malagueña Elena Temprado, la soberbia actitud de la asturiana María Zapata, los amplios recursos dramáticos y dominio técnico de Patricia Calvache, integrante del Coro del Maestranza, la seguridad y voluptuosidad de la colombiana Vanessa Cera, la voz oscura y bien proyectada de la mezzo venezolana Patricia Illera, los agudos refulgentes de la onubense Diana Larios, la flexibilidad y coloratura de la canaria Tania Lorenzo y el precioso color mate del barítono portorriqueño César Méndez Silvagnoli, que fue quien obtuvo el primer premio que le permitirá formar parte del elenco de alguna producción futura del Maestranza, además de lograr entre risas el premio al mejor cantante masculino de la Compañía Sevillana de Zarzuela, ya que solo él optaba a ese galardón. También Zapata, Calvache, Larios y Lorenzo obtuvieron reconocimientos del ICAS, el Festival de Música Española de Cádiz, la Fundación Goñi y Rey, el Círculo de Labradores o las Casas Palacio, que les brindarán la posibilidad de celebrar recitales en sus respectivos entornos. Un año más Francisco Soriano, un incondicional en estas lides, ofició como maestro acompañante al piano con absoluta solvencia y efectividad.
 
Homenaje a un hombre bueno
 
Aunque desde su inesperado fallecimiento, Emilio Galán, hasta entonces presidente de la Asociación Sevillana de Amigos de la Ópera, ha sido objeto de numerosos homenajes y dedicatorias tanto por parte de la comunidad científica a la que pertenecía como Catedrático de Geología y de las instituciones musicales a las que prestaba su apoyo y colaboración, entre ellas Juventudes Musicales, ésta fue la ocasión más sentida y oficial, con emotivas intervenciones de Ignacio Trujillo, actual presidente de ASAO y del profesor Ramón María Serrera. Pero sobre todo de su viuda, la también profesora de la Universidad Hispalense Rosa María Ávila, que le dedicó unas palabras muy sinceras y emocionantes, hizo una semblanza perfecta del hombre que la sedujo a través de su pasión por la cultura, de su defensa de la libertad a través de ella, y en definitiva de un hombre bueno que dejó un inmenso legado científico, cultural y humano que la muy elocuente y sensible doctora se comprometió a defender y divulgar junto a su hija. Nuevas Voces Ciudad de Sevilla fue uno de los grandes bastiones con los que Galán defendió la promoción de la cultura y la excelencia musical en nuestra ciudad y anoche todos y todas sentimos su presencia acariciando tan amable y distendido encuentro entre tanta gente que aquí amamos la convivencia y el respeto a través de la buena música.
 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 25 de noviembre de 2019

INTEMPERIE Un país mata perros

España-Portugal 2019 103 min.
Dirección Benito Zambrano Guion Pablo Remón, Daniel Remón y Benito Zambrano, según la novela de Jesús Carrasco Fotografía Pau Esteve Birba Música Mikel Salas Intérpretes Luis Tosar, Jaime López, Luis Callejo, Vicente Romero, Kandido Uranga, Paz de Alarcón, Mona Martínez, Miguel Flor de Lima, Yoima Valdés, María Alfonsa Rosso Estreno en el Festival de Valladolid 19 octubre 2019; en el Festival de Sevilla 8 noviembre 2019; en salas comerciales 22 noviembre 2019

Independientemente de lo buena película que nos pueda parecer, como todo lo que nos viene de la mano del director de Solas y La voz dormida, hay un par de cosas que nos molestan muchísimo y hasta hieren nuestra sensibilidad en esta su nueva película. La primera es la cantidad de animales que son maltratados en la ficción, desde una liebre a dos perros pasando por parte de un rebaño de ovejas. La segunda es el arsenal de armas que empuña, y algunas utiliza, el niño protagonista. Nos consolamos pensando en la conveniencia que tienen dentro de un argumento que combina el espíritu del western tradicional y el retrato de un país salvaje, empeorado por una guerra civil cruenta e inexplicable cuyas consecuencias aun estamos pagando casi un siglo después.

Benito Zambrano adapta la exitosa novela de Jesús Carrasco sobre la huida del horror más nauseabundo que emprende un niño a través de un paisaje árido e implacable, casi tanto como los corazones de quienes lo pueblan. La miseria más absoluta y la degeneración más sórdida, amparada por un sistema que encumbra la educación católica y los símbolos religiosos, se dan la mano en esta durísima crónica de una infancia truncada, una inocencia interrumpida y los más execrables instintos criminales imaginables. Todo forma parte de un paisaje agreste y diezmado, el de un país que mata perros, celebra corridas y muestra los instintos más salvajes, sórdidos y malvados posibles. Algo que hemos vivido incluso quienes nacimos en los estertores del régimen, y menos mal que en estos cuarenta años hemos aprendido y mejorado considerablemente, aunque el germen y el instinto siga ahí, en el adn de nuestra personalidad y conciencia.

No hace muchos que Lola Gaos mataba un perro sin simulación alguna en Furtivos, o que el idolatrado Félix Rodríguez de la Fuente provocaba peligros para que pobres animales fueran presa fácil de depredadores. Eso es y era España y si denunciarlo es lo que pretenden novela y película, valgan las atrocidades reflejadas, siempre que como confiamos sean mero truco y efectos especialesNo olvidemos que millones de votos nostálgicos han refrendado recientemente que éste siga siendo un país mata perros.

Por lo demás, Intemperie es una sólida imitación de western en el que no faltan símbolos tan identificables como el molino de viento o el duelo final, dentro del mismo paisaje árido y desértico en el que se filmaron tantos spaghetti-western, esta vez en la provincia de Granada. Un film más que estimable que respira una tensión insufrible y se beneficia de una narración fluida y atrayente, así como del sensacional trabajo de sus intérpretes, desde un Luis Callejo de sibilina maldad a un Luis Tosar sobrio y noble, pasando por la mirada atónita entre aterrada y rabiosa del niño Jaime López y la recreación friqui de un Manolo Caro maquillado como un horripilante tullido.

domingo, 24 de noviembre de 2019

ARTEFACTUM CELEBRA UN CUARTO DE SIGLO ENTRE VINO Y AMIGOS

25 aniversario de Artefactum: Alberto Barea, canto y cromornos; César Carazo, canto y viola; Aníbal Soriano, laúd medieval; José Manuel Vaquero, organetto, zanfoña y coros; Ignacio Gil, flautas de pico, gaita y coros; Álvaro Garrido, percusión y coros. Programa: In vino veritas. Espacio Turina, sábado 23 de noviembre de 2019

No es éste un espacio para valorar una vez más la forma de hacer y de cantar del veterano conjunto hispalense, sino para sumarse a las cientos de voces que celebran su cumpleaños, los logros obtenidos en este cuarto de siglo de vida, la influencia que han ejercido en otros artistas y grupos locales, y la importancia que han adquirido en la vida cultural de una ciudad que lleva mucho tiempo abriéndose con nota alta a la excelencia de la interpretación musical en todos los terrenos. Ya se advirtió en San Luis de los Franceses el pasado mes de marzo, Artefactum cumple veinticinco años y el Espacio Turina, que tantas veces los ha acogido, se convirtió en escenario ideal y precisa sala de fiestas para que lo celebráramos.

Sus miembros fundadores fueron los primeros en dar la cara. Gil, Vaquero y Garrido hicieron primero de anfitriones, para dar paso después de sus otros tres colegas, quizás no tan veteranos pero tan apegados al conjunto desde hace tanto tiempo que son piel indisociable de su cuerpo. Barea, Carazo y Soriano se unieron de inmediato, nada más arrancar los tres primeros con una alegre y desenfadada danza del siglo XIII. Cantigas de Alfonsox (una acepción que sirvió para hacernos reír de la mano del impagable José Manuel Vaquero y su particular sentido del humor), Códice de las Huelgas, Carmina Burana y más danzas, así como unas muy llamativas y espectaculares piezas que parecían llamar a la batalla, se sucedieron en este particular homenaje al vino, una invitación al alcohol mucho más inocente y saludable de lo que pudiera parecer, y que ya fue objeto de su álbum de debut, ese De la taberna a la corte que grabaron en 1997, del que pudimos escuchar piezas tan populares como In taberna quando sumus.

A una primera parte dedicada a las Cantigas, tantas veces abordadas por el grupo en ese estilo suyo tan particular y heterodoxo, que nos recordaron a su disco En el Scriptorium de 2007, a través de piezas como Virgen Santa Maria, siguieron canciones de taberna, contrafacta y otras piezas de música trovadoresca tan del gusto de un público entregado y fiel, que llenó por completo la sala y disfrutó con su jubilosa interpretación, su magisterio instrumental, el gusto por la armonía vocal y el humor permanente que les caracteriza.

Veinticinco años todavía son juventud, pero en el caso de un grupo que se dedica a algo tan sensible y delicado como la música medieval, es un signo de madurez absoluta, veteranía y logro sin paliativos que hay que celebrar, admirar y promocionar por todo lo que supone para la salud cultural de una ciudad en la que han proliferado tantos y tan felices artistas a su sombra y la de otros conjuntos de la misma época. Signo de su generosidad, el grupo aprovechó para agradecer a presentes y ausentes que tanto han hecho por su éxito, como Elena Gil o Vicente Gavira, e incluso esa crítica que ellos gentilmente llaman especializada, que a menudo ha ensalzado sus logros aunque también les haya brindado algún que otro varapalo.

Vicente Gavira, antiguo integrante del conjunto, en el centro
Una tarta con velas de broma que no se apagan por mucho que se sople, quizás un guiño a los muchos años que tienen que venir sin que se apague su llama, un cumpleaños feliz entonado por toda la afición y el agradecimiento unánime de propios y ajenos, envolvió una noche mágica que no cayó en la tentación de hacer un recorrido por su carrera, aunque algunos lo hubiésemos agradecido. Lo que nos juntó fue la música y eso es lo que hubo fundamentalmente, tan fresca y aparentemente improvisada que provocó ese aire de felicidad y distensión que caracterizó tan especial velada. Un espectáculo de cuatro estrellas; la cuarta se prometió a cambio de una camiseta conmemorativa que no llegó, pero aún así se la merecen.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

LOS MISERABLES Un mundo a punto de explotar

Título original: Les misérables
Francia 2019 102 min.
Dirección Ladj Ly Guion Ladj Ly, Giordano Gederlini y Alexis Manenti Fotografía Julien Paupard Música Pink Noise Intérpretes Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga, Jeanne Balibar, Steve Tientcheu, Issa Perica, Al-Hassan Ly, Almany Kanoute, Nizar Ben Fatma, Raymond Lopez Estreno en el Festival de Cannes 15 mayo 2019; en Francia 20 noviembre 2019; en España 22 noviembre 2019

No se trata de la enésima versión de la célebre novela de Victor Hugo, aunque se ambienta en el barrio que le inspiró hace siglo y medio, Montfermeil, y extrae de ella la cita literal que le da sentido y razón de existir: No hay malas hierbas ni malos hombres, solo malos cultivadores. Estrenada el mismo fin de semana que Adiós, cuánto difieren una de otra y qué tratamiento tan diferente de una misma marginalidad y problemática. Las Tres Mil Viviendas sevillanas son tratadas con tanta falta de respeto como impostura y carencia de sentido, mientras Montfermeil en manos del debutante en el largometraje Ladj Ly es el caldo de cultivo de un problema que preocupa y asusta a todo el mundo. Pero aquí sí hay respeto, hay un tratamiento preciso y eficiente de la tensión y una habilidad extrema a la hora de plantear una trama plausible y asfixiante que nos remonta a los graves disturbios raciales que acontecieron en la capital de Francia hace apenas unos años, y aun no resueltos.

Para Ly el barrio es un hervidero en el que se desenvuelven policías que pretenden mantener un orden incierto, casi ficticio, y una población multirracial y multicultural que sobrevive como puede a unas condiciones difíciles. Y hay sobre todo una infancia inconsciente de lo que se le viene encima, que empieza a pagar el precio de una educación despreciada y a menudo inexistente, ese cultivo que se erige como único remedio posible a tanta marginación. Siglo y medio después las diferencias y las desigualdades son prácticamente las mismas, al margen de la opulencia, la excentricidad y el glamour de una ciudad que celebra la Copa del Mundo, frente a la que estos marginados sociales, estos miserables entonan La Marsellesa cuales patriotas a los que la vida da la espalda.

A vista de dron, el mismo que desencadena la tragedia, participamos de estas vidas, conocemos a sus portadores, debidamente presentados y definidos, y nos implicamos en su lucha de supervivencia, su batalla diaria para contener una rabia que finalmente se descontrola, y las consecuencias de un mundo en el que la desigualdad y la injusticia es tan evidente como imperceptible para quienes hemos tenido la suerte de aterrizar en los límites del bienestar. Una película lúcida, trepidante, angustiosa y sorprendente, testimonio de un cine bien hecho y mejor articulado, emocional y sentimentalmente equilibrado, contundentemente realizado para provocar esa desazón, ese despertar a una conciencia que es el cultivo que esperamos algún día de sus frutos y así conseguir la quimera o utopía de un mundo mejor y más habitable. Basada en un cortometraje previo, mereció el Premio del Jurado en Cannes y ha obtenido tres importantes nominaciones a los Premios del Cine Europeo: Película, guión y debut o Discovery. 

sábado, 23 de noviembre de 2019

IRENE DE JUAN EN LA CASA DE LOS PIANISTAS.: ESTO NO ES UN CONCIERTO

Irene de Juan, piano y locución. Programa: Una tarde en casa de Debussy.
La Casa de los Pianistas, viernes 22 de noviembre de 2019

Nos encanta La Casa de los Pianistas, y no solo por la calidad de sus propuestas musicales y el trabajo de divulgación y educación que realiza, además de la experiencia compartida e intimista que ofrece su limitado aforo. Nos encanta también su variedad de propuestas diferentes y originales, al margen de los grandes espacios multitudinarios dedicados también a la cultura. Tras los variopintos espectáculos ofrecidos en junio por el pianista Andrés Martínez y las pinturas de María Merino, o el particular cabaret que desplegaron Cristina Salvador y Daahoud Salim el mes siguiente, por citar solo algunos, el espacio celebró el Día de Santa Cecilia, patrona de la Música, de la mano de la profesora, pianista y conferenciante madrileña Irene de Juan, quien nos acercó a una de esas insólitas funciones a las que poco a poco nos va acostumbrando este singular núcleo cultural, y que ella definió como algo que no es un concierto.

Irene de Juan ilustra sus interpretaciones con imágenes, generalmente cuadros, con las que traza una vinculación que le sirve para tratar de explicar la música, su significado y motivación, y a partir de ahí invita al espectador a sumergirse en ella dando pautas para su comprensión. Pero es ahí donde radica el mayor error de su propuesta, ya que predispone a su escucha en una sola dirección, así previamente fijada, que a tales efectos pareciera la única posible. Si bien es cierto que Debussy se inspira frecuentemente en pinturas y poemas, también lo es que la música, y especialmente la suya tan evocadora, abre caminos inexplorados al oyente, despertando sus sentidos e invitándole a disfrutarla de cuantas maneras le sea posible. Reconocemos el mérito de la divulgadora, su verbo fácil y su capacidad de comunicación, así como apreciamos en ella una pianista competente y equilibrada, capaz de estimular nuestros sentidos, pero no compartimos en su integridad su intención de marcar un mapa para la comprensión de unas partituras que deben disfrutarse en abstracto, desnudas.

Vínculos entre pintura y música

De Juan vinculó a Debusy al Simbolismo de Mallarmé y Verlaine, a través del preludio Des pas sur la neige (Pasos en la nieve), que nos conminó a escuchar imaginando un paisaje triste y helado y experimentando un tierno arrepentimiento. Después identificó La plus que lente con los decadentes cafés y cabarets que pintaba Toulouse Lautrec, aunque para ello tuviera que aumentar sensiblemente el ritmo de tan delicado vals. Y pasó por las tres Estampes con más sigilo que intensidad, valorando su técnica y floritura por encima de la mera evocación de paisajes tan exóticos y dispares como las pagodas asiáticas, la Alhambra de Granada o la lluvia en los jardines de París. Llegó incluso a enmarañarse en estas dos últimas con ese torbellino de notas que representan la sensualidad del sur y la caída de la lluvia.

En el último tramo recreó con acierto el misterio de los Sonidos y aromas que giran en el aire de la tarde (Les sons et les parfums tournent dans l’air du soir) según Baudelaire, con la ayuda de una lectora improvisada en un perfecto y muy musical francés. Lució técnica y precisión en el último preludio del Libro I, Minstrels, y se sumergió en las aguas tumultuosas y embravecidas de Lo que ha visto el viento del oeste (Ce qu’a vu le vent d’Ouest), con Turner como referente pictórico, para terminar en calma con un imprescindible e inevitable Claro de luna recitado con notable vuelo poético y considerable sensualidad. En el camino renunció a hacer referencia a Chopin, que tanto inspiró a Debussy en forma y fondo, escatimó sutileza en el manejo de los pedales, y no cumplió la máxima de desdibujar perfiles y contornos para ofrecer su música con suficiente morbidez y vocación ensoñadora. Derrochó, eso sí, desparpajo y entusiasmo en sus hábiles locuciones, y manejó el teclado con respeto y admiración.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

ADIÓS La Tres Mil y la noche

España 2019 111 min.
Dirección Paco Cabezas Guion José Rodríguez, Carmen Jiménez y Paco Cabezas Fotografía Pau Esteve Birba Música Zeltia Montes Intérpretes Mario Casas, Natalia de Molina, Ruth Díaz, Carlos Bardem, Vicente Romero, Mona Martínez, Salva Reina, Moreno Borja, Consuelo Trujillo, Sebastián Haro, Pablo Gómez-Pando, Alicia Moruno, Mauricio Morales Estreno en el Festival de San Sebastián 26 septiembre 2019; en el Festival de Sevilla 16 noviembre 2019; en salas comerciales 22 noviembre 2019

Después de labrarse cierta reputación en Estados Unidos con series como Penny Dreadful o El alienista, a pesar de sus poco sutiles incursiones en el drama de intriga y acción con películas como Carne de neón, Tokarev (con Nicolas Cage) o Mr. Right (con Sam Rockwell y Anna Kendrick), Paco Cabezas ha vuelto a su Sevilla natal para intentar crear escuela con un thriller dramático ambientado en las Tres Mil Viviendas. El resultado es un disparate absoluto, un despropósito que convierte el problemático barrio de la capital andaluza en poco menos que un campo de batalla, un peligro constante y una ciudad en ruinas donde campan a sus anchas policías muy corruptos y malvados hasta el extremo, y narcotraficantes nada escrupulosos, en medio un sinfín de asesinatos y ajustes de cuentas, sin mesura ni justificación.

Se supone que ha de conmovernos en su parte sentimental, la terrible pérdida de una hija de corta edad a manos de unos criminales, pero apenas logra despertar nuestra complicidad, a pesar de lo mucho que en ello se involucran Mario Casas y Natalia de Molina, los sufridos progenitores. Podríamos permitirle las numerosas licencias que se permite por el hecho de ser una ficción, pero recordemos que se ambienta en una zona muy sensible de la ciudad, que merece un respeto y una consideración especial por encima de supuestas convenciones de género y ficción. Hay muchas problemáticas en ese barrio, de toda índole, especialmente sociales, y no se puede reducir a un poblado del oeste sin ley ni orden. Es más, se puede atravesar de cabo a rabo en bicicleta por su carril bici, que lo tiene, y no pasa nada; yo mismo lo he hecho muchas veces. No es justo faltarle así al respeto y pasarse por el forro todo lo que trabajadores y trabajadoras sociales hacen diariamente por mejorar sus condiciones de vida.

El desconcierto es mayor cuando por motivos estrictamente cinematográficos, desde la azotea de la casa en las Tres Mil en la que viven sus protagonistas se puede ver a pocos metros San Bernardo y la Catedral no mucho más allá, desubicando el barrio de la periferia más absoluta a las proximidades de una ciudad que suele brillar por su belleza. Todo un despropósito que se suma a muchos más, como el hecho de que casi todo transcurra en la incómoda noche, que da al conjunto una insufrible oscuridad, o que los diálogos resulten tan difíciles de entender, y no precisamente los de quien era más previsible, Mario Casas, sino los de otros y otras que no tienen que impostar el acento, como Ruth Díaz, a quien es imposible entender una palabra. Tiros y tiros, mucho tópico, quejío aflamencado y muchísima miseria y cochambre caracterizan a una cinta que sobre el papel podría haber dado mejores resultados, pero que únicamente cabe definir como algo horroroso.

jueves, 21 de noviembre de 2019

LE MANS '66 Superación de retos en equipo

Título original: Ford vs. Ferrari
USA 2019 152 min.
Dirección James Mangold Guion Jason Keller, James Mangold, Jez Butterworth y John-Henry Butterworth, según el libro de A. J. Baime Fotografía Phedon Papamichael Música Maco Beltrami y Buck Sanders Intérpretes Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernshtal, Caitriona Balfe, Noah Jupe, Josh Lucas, Tracy Letts, Remo Girone, Ray McKinnon, J. J. Feild, Kack McMullen Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2019; Estreno en Estados Unidos y España 15 noviembre 2019

Al margen de algunos delirios ficticios como Driven, Días de trueno, La carrera de la muerte o la saga A todo gas, las carreras automovilísticas se han llevado siempre muy bien con el cine. Ahí están para demostrarlo cintas como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer, ambientada en Mónaco, Quinientas millas (1969) de James Goldstone, en Indianápolis, Las 24 horas de Le Mans (1971), ilustrando la pasión por el volante de Steve McQueen, el documental Senna (2010) de Asif Kapadia, o la más reciente y espléndida Rush (2013) de Ron Howard, sobre la rivalidad entre James Hunt y Niki Lauda.
 
La historia del primer piloto americano ganador de Le Mans y constructor de bólidos para Ford, Carroll Shelby, y del piloto británico Ken Miles, que llevó a la gloria a Ford en su épica disputa contra Ferrari del gran premio de la famosa carrera de resistencia, merecía sin duda ser contada. En el camino parece que los guionistas se hayan tomado demasiadas licencias, siempre con la excusa de hacer más entendible, grande y atractiva la historia que se cuenta, pero en lo básico se ciñe bastante bien a la piel de tan singular combate y logra un producto al excelente nivel de algunos de los títulos apuntados. Para ello el director James Mangold, responsable de títulos tan dispares pero estimulantes como Inocencia interrumpida, Identity, El tren de las 3:10, En la cuerda floja o Logan, además de la fallida Noche y día, maneja con mucha energía y un encomiable sentido del ritmo las dos horas y media de su metraje, consiguiendo un producto fresco a la vez que indiscutiblemente clásico, muy bien rodado y magníficamente interpretado. En el fondo lo que realmente le interesa es plasmar ese espíritu de lucha colectiva, de trabajo en equipo que caracteriza a un país que está perdiendo esa tradición en favor de un cada vez mayor y más pujante individualismo.
 
En este sentido hay un inequívoco sabor nostálgico a lo largo del film, con referencias expresas a TWA, PANAM, los legendarios Ford Mustang, Detroit o esa misma industria automovilística norteamericana que hoy anda perdida, que dibujan un paisaje eminentemente melancólico de un país que nunca contó con la simpatía del resto del mundo, como se aprecia aquí en el desprecio de Ferrari hacia su contrincante Henry Ford II, pero que mantuvo en una cierta y a menudo falsa inocencia un punto de amabilidad y simpatía que hoy parece definitivamente perdido. Le Mans ’66 es espectáculo, gloria y épica, un emocionante canto a la amistad y un eficaz estimulante para conseguir retos imposibles, siempre mediante el trabajo en equipo.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

ESTAFADORAS DE WALL STREET Mujer empoderada con tarjeta de crédito

Título original: Hustlers
USA 2019 110 min.
Dirección Lorene Scafaria Guion Jessica Pressler y Lorene Scafaria Fotografía Todd Banhazi Intérpretes Constance Wu, Jennifer Lopez, Julia Stiles, Lili Reinhart, Cardi B., Keke Palmer, Lizzo, Madeline Brewer, Trace Lysette, Mette Towley, Mercedes Ruehl Estreno en el Festival de Toronto 7 septiembre 2019; en Estados Unidos 13 septiembre 2019; en España 8 noviembre 2019

Hasta tal punto publicitada como un giro inesperado y satisfactorio en la carrera de Jennifer Lopez que hasta los más recalcitrantes del mérito como actriz y cantante de la voluptuosa estrella nos hemos dejado embaucar como si fuésemos a descubrir algo nuevo en esta crónica mil veces vista de amistad y vidas al límite. Según reza inspirada en hechos reales, trata sobre la agrupación de varias strippers de alto standing para estafar a sus clientes, poderosos magnates de Wall Street, con la excusa de vengarse de quienes provocaron la gran crisis de 2008 y se fueron de rositas.

Lo que debiera ser una mezcla de erotismo, entretenimiento pop y cine de acción y robos al estilo de la gran comedia americana, se convierte en un suplicio mal narrado, hortera y excesivo tanto en su generosa producción como en la vorágine de situaciones y personajes que presenta. Pero de todo lo que más llama la atención es que se alabe su intención de empoderar a la mujer cuando en realidad estamos viendo a mujeres comportándose como hombres, cambiando pistolas por tarjetas de crédito con las que despilfarrar en ropa y complementos de moda, repitiendo el cliché que siempre se les ha reservado. Lorene Scafaria, con apenas dos cintas fallidas en su haber, Buscando un amigo para el fin del mundo, con Keira Knightley y Steve Carell, y Una madre imperfecta, con Susan Sarandon y Rose Byrne, no logra dotar a la película de la pretendida sensibilidad femenina.

No hay una visión clara de mujer, sino la imitación de ese estilo tan característico de Martin Scorsese aplicado a unas bellas mujeres que trafican con su cuerpo, en escenas de sexo tan impuestas como ridículas, y conspiran contra los hombres que, eso sí, quedan en un segundo lugar como meros títeres articulados para avanzar una trama reiterativa y poco o nada atractiva. J Lo se esfuerza e incluso aprende unos difíciles bailes de striptease y barra, pero ni de lejos llega a ser la devoradora planos que se le supone. Para rematar las similitudes con Scorsese y otros imitadores, de fondo no dejan de sonar canciones de todo tipo, y hasta un buen ramillete de estudios de Chopin, quizás para dar dignidad y elegancia a un conjunto insalvable y pretencioso.

martes, 19 de noviembre de 2019

EL IRLANDÉS Los crímenes del museo de cera

Título original: The Irishman
USA 2019 210 min.
Dirección Martin Scorsese Guion Steven Zailian, según el libro “I Heard You Painted Houses” de Charles Brandt Fotografía Rodrigo Prieto Música Robbie Robertson Intérpretes Robert de Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Harvey Keitel, Bobby Cannavale, Anna Paquin, Jack Huston, Ray Romano, Katherine Narducci, Aleksa Palladino, Jesse Plemons, Domenick Lambardozzi, Stephen Graham, Jeremy Luke, Sebastian Manicalco, Louis Cancelmi Estreno en el Festival de Nueva York 27 septiembre 2019; en Estados Unidos 1 noviembre 2019; en España 15 noviembre 2019; en Netflix 27 noviembre 2019

La nueva película de Scorsese, producida por la plataforma digital Netflix y estrenada en cines de forma limitada, marca el primer encuentro cara a cara de dos leyendas del cine, Robert de Niro y Al Pacino. Aunque ambos trabajaron juntos a las órdenes de Coppola en El padrino 2ª parte y de Michael Mann en Heat, no compartieron jamás un fotograma. Este regreso de Scorsese al terreno que mejor conoce y donde parece sentirse más a gusto, el del crimen organizado, después de la experiencia espiritual que supuso Silencio, reúne por fin a los dos veteranos actores en una larga adaptación del libro en el que se desvela cómo pudo desaparecer el sindicalista Jimmy Hoffa en 1975, tras décadas especulando sobre su paradero.

La cinta gira alrededor de Frank Sheeran, veterano de la Segunda Guerra Mundial y camionero fichado por el crimen organizado, concretamente la familia Bufalino, para convertirse en hombre fuerte del asesinato y la extorsión. Casi tres décadas en las que los desmanes de estos criminales se cruzan con intrigas y acontecimientos que marcaron la vida en Estados Unidos desde el punto de vista económico, político, religioso y social. Tres décadas que pasan por los protagonistas con la ayuda del maquillaje y el retoque digital hasta el punto de convertirlos en muñecos de cera dignos de adornar el famoso museo de Madame Tussauds. De Niro, Pesci y Pacino envejecen y, sobre todo, rejuvenecen a lo largo de las tres horas y media de duración de la película, mientras asistimos al sempiterno desfile de crímenes y barbaridades que tanto gustan al director de Taxi Driver.

Hay sin embargo en el conjunto cierto perfume nostálgico y crepuscular, un tono relajado que rebaja la violencia y la ofrece sin la jactancia y sorna habitual. El argumento se centra especialmente en la relación de Hoffa con el crimen organizado y su posterior desaparición, pero esto no empieza a desarrollarse hasta pasada más de una hora repleta de datos y situaciones que corren el peligro de extenuar al espectador, todo ello ilustrado con el tradicional abanico de temas musicales de la época, de Glenn Miller a Pérez Prado pasando por Jackie Gleason o Marty Robbins. Vistosa y descomunal, Scorsese no pierde el ritmo ni la tensión durante su larga duración, mientras sus protagonistas ofrecen estupendas y muy concentradas interpretaciones, más relajadas de lo habitual, sobre todo un Joe Pesci reposado que no oculta toda su perfidia debajo de una inconfundible piel de cordero.

Más apasionante y mejor labrada que Hoffa, la más humilde cinta que dirigió Danny de Vito y protagonizó Jack Nichilson en 1992, la de Scorsese se hubiera beneficiado de un menor metraje, aunque no hay que despreciar el sensacional trabajo realizado de nuevo por la montadora Thelma Schoonmaker, fiel colaboradora del director desde sus inicios, y el extraordinario trabajo de adaptación desplegado por Steven Zailian, autor de los guiones de Gangs of New York o La lista de Schindler y director de la mítica En busca de Bobby Fischer. Hay que reconocer el mérito de Scorsese de no desfallecer en su lucha por dejar a la intemperie la base criminal y corrupta sobre la que se asienta la historia del país más poderoso del mundo, que se extiende incluso a campos tan dignos como el del sindicalismo. Una lacra que se imita en todos los países de su entorno, donde la corrupción lo cubre y enturbia todo.

lunes, 18 de noviembre de 2019

EL HOYO (THE PLATFORM) Nido de depredadores humanos

España 2019 94 min.
Dirección Galder Gaztelu-Urrutia Guion David Desola y Pedro Rivero Fotografía Josu P. Domínguez Música Aránzazu Calleja Intérpretes Ivan Massagué, Zorion Egileor, Antonia San Juan, Emilio Buale, Alexandra Masangkay, Zihana Llana, Mario Pardo, Eric Goode Estreno en el Festival de Toronto 6 septiembre 2019; en el de Sitges 7 octubre 2019; en salas comerciales 8 noviembre 2019

Una de las propuestas más originales y audaces del reciente cine español y del cine fantástico en general. En un futuro distópico una multitud de personas sobreviven prisioneras bajo tierra repartidas de dos en dos en una cantidad indeterminada de niveles en vertical, contando para ello con dosis alimenticias primorosamente preparadas y suficientes para todas. Del buen racionamiento de ellas dependerá su subsistencia. A partir de aquí el modélico guion de sus poco experimentados autores y el buen ritmo y considerable misterio e intriga que le impregna el debutante Galder Gaztelu-Urrutia, consiguen un film inquietante que toca con bastante tino temas candentes de nuestra sociedad que sirven para analizarla y buscar soluciones para lograr un mejor equilibrio entre humanos.

La desigualdad como germen de todos nuestros males, que provoca guerras y conduce a un catastrófico reparto de las riquezas naturales del planeta. Y a partir de aquí todo un ejercicio de estilo, con una dirección artística y unos contenidos pero muy efectivos efectos visuales, y sobre todo una vorágine de secuencias sangrientas, desagradables y hasta escatológicas que provocan mucha incomodidad pero también cierta complicidad que viene muy bien para sumergirse en el ambiente y las circunstancias que rodean esta desasosegante y frenética película, que mereció en Sitges los premios a mejor película, dirección novel, efectos visuales y el del público. No apta para todos los estómagos, lo que ciertamente determina el relativo éxito de una cinta que desde luego invita a reflexionar sobre nuestro entorno, aunque para ello se tenga que pagar el precio de una experiencia altamente sobrecogedora y desagradable.

SI YO FUERA RICO Entretenida y con buen gusto

España 2019 98 min.
Dirección Álvaro Fernández Armero Guion Álvaro Fernández Armero, Ángela Armero y Tom Fernández, según la película de Gérard Bitton y Michel Munz Fotografía Aitor Mantxola Música Vanessa Garde Intérpretes Álex García, Alexandra Jiménez, Adrián Lastra, Diego Martín, Bárbara Santa-Cruz, Paula Echevarría, Jordi Sánchez, Antonio Resines, Gorka Lasaosa, Isabel Ordaz, Beatriz Rico, Aritz Aramburu Estreno 15 noviembre 2019

Sin rodeos, Padre no hay más que uno, ambas de Santiago Segura, Perfectos desconocidos de Álex de la Iglesia, y ahora esta película... Parece que la comedia española ha encontrado un filón en los remakes, debidamente inflados de presupuesto y discretamente glamurizados, de éxitos de taquilla italianos y franceses. Si yo fuera rico es de hecho la versión ambientada en Asturias de un film de 2002 que protagonizaban Jean-Pierre Darroussin y Valeria Bruni-Tedeschi. A la dirección se encuentra ahora Álvaro Fernández Armero, que para la ocasión parece haber combinado la buena mano que para la comedia generacional tuvo a finales de los noventa en cintas como Todo es mentira o Nada en la nevera, con su actual faceta de creador de éxitos televisivos como Vergüenza o Allí abajo.

Claro que en el resultado final no hay la frescura ni la intencionalidad de aquellos primeros títulos y sí la línea de producción de las series que hoy transitan por televisiones públicas, privadas y bajo pago. No obstante agradecemos que Armero haya recuperado el fuelle que perdió en films como Salir pitando o Las ovejas no pierden el tren, consiguiendo ahora una cinta a la que no se le puede negar ser divertida, tener buen ritmo y no molestar. Pierde eso sí la posibilidad de profundizar más en cuestiones que el guión apunta, como la especulación bancaria, la generosidad, la solidaridad y el fracaso, pero eso sería ya pedir demasiado a un producto cuya única intención es hacer caja invitando a pasar un buen rato.

En ello se implican un buen ramillete de actores y actrices y un sin fin de buenas ocurrencias. Bien rodada en hermosos escenarios asturianos, con intérpretes atractivos y una puesta en escena impecable, no hay que pedirle además que su trama sea totalmente creíble, que no lo es, más bien a veces raya el disparate, porque de lo que se trata es de entretener sin mal gusto ni estridencias, y eso lo consigue.

domingo, 17 de noviembre de 2019

MADRE ¿Instinto maternal o trastorno masoquista?

España-Francia 2019 129 min.
Dirección Rodrigo Sorogoyen Guion Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña Fotografía Álex de Pablo Música Olivier Arson Intérpretes Marta Nieto, Jules Porier, Álex Brendemühl, Anne Consigny, Frédéric Pierrot, Raúl Prieto, Álvaro Balas, Blanca Apiláñez Estreno en el Festival de Venecia 30 agosto 2019; en el Festival de Sevilla 8 noviembre 2019; en salas comerciales 15 noviembre 2019

Además de por estrenar la que es sin duda su mejor película hasta la fecha, El reino, el pasado año fue especialmente brillante para Rodrigo Sorogoyen por la nominación al Oscar que recibió su cortometraje Madre, la angustiosa crónica de la conversación telefónica entre una madre y su hijo de solo seis años perdido en una playa a cientos de kilómetros de ella, en Francia. Su terrible desenlace abierto nos dejó con ganas de saber algo más de las circunstancias en las que se perdió y, sobre todo, qué fue de él y de su madre cuando salió de urgencia en su busca. Pensábamos que eso era lo que había movido al realizador a convertir el corto en largometraje y contarnos qué ocurrió diez años después de aquella tragedia. Sin embargo sigue sin arrojar apenas luz sobre el drama y en su lugar se inclina por intentar hacer un análisis psicológico de esta mujer destruida, de esta muerta en vida que ha decidido asentarse en el lugar donde perdió al hijo.

La idea es trazar una semblanza del instinto maternal, sin embargo el devenir de los acontecimientos irán más bien diseñando el sempiterno trastorno, en este caso de tintes considerablemente masoquistas, con el que el machismo ha identificado frecuentemente a la mujer. Marta Nieto interpreta, eso sí magistralmente, a esta mujer enterrada en vida, un fantasma que recorre absorta una y otra vez durante diez años la playa donde perdió a su hijo. Menos mal que en el empeño ha tenido suficiente juicio para encontrar un trabajo digno así como un amor bueno y verdadero que podría abrirle un horizonte más amable de la vida. Pero el encuentro fortuito con un joven volverá a provocarle el trastorno con el que Sorogoyen pretende definir su malogrado instinto maternal.

Como si Jill Claybrugh en La luna de Bertolucci, se entrega a un juego de atracción y seducción con este joven de dieciséis años en el que pretende ver a su hijo, algo así como aquel incesto bertolucciano pero sin prueba de maternidad. Afortunadamente todo este disparate lo rueda con elegancia y un perfecto dominio de los recursos, logrando incluso que sus dos horas largas resulten entretenidas, teniendo en cuenta por supuesto que los diez primeros minutos corresponden al cortometraje íntegro, de largo lo mejor y más impactante de una función que al final no ha colmado nuestra curiosidad ni tampoco conmovernos más allá de la indignación que provoca que una vez más se confundan sentimientos con taras en una visión que se pretende reveladora y no es sino extensión de un machismo marcado a fuego.

sábado, 16 de noviembre de 2019

SEFF 2019. DIRTY GOD Curando cicatrices de la vida

Holanda-Reino Unido-Bélgica-Irlanda 2019 104 min.
Dirección Sacha Polak Guion Susie Farrell y Sacha Polak Fotografía Ruben Impens Música Rutger Reinders Intérpretes Vicky Knight, Katherine Kelly, Rebecca Stone, Bluey Robinson, Dana Marineci Estreno en el Festival de Rotterdam 23 enero 2019; en Holanda 25 abril 2019; en el Festival de Sevilla 9 noviembre 2019

La actriz británica y asistente sanitaria Vicky Knight sufrió hace años un pavoroso incendio que le desfiguró el rostro y parte de su cuerpo. Esta circunstancia le ha permitido interpretar con total credibilidad a la protagonista de esta película, una joven llena de vida y esperanza que sufre el ataque con ácido de su novio. Una víctima del maltrato que se convierte tras duras y dolorosas intervenciones quirúrgicas en víctima de sí misma, por su irreponsabilidad como madre de una niña de dos años, por su juventud que le anima a buscar fiesta y coqueteo y por el lógico deseo que a su edad siente por el género masculino. A lo largo de sus casi dos horas seguimos otro particular via crucis al que el cine es tan aficionado, en un proceso que parece de transformación de quien solo pueda curar sus cicatrices con caídas y más sufrimiento, aunque procurando afortunadamente no cargar demasiado las tintas. Meteduras de pata, malas compañías y una tendencia en su entorno al rechazo y hasta la maldad irán confluyendo en un relato y un retrato que no aporta mucho al tema, ni del maltrato de género ni de cierta juventud descarriada y poco responsable. Un trato algo superficial y poco acertado de una realidad que demandaba más ingenio y mayores dosis de inteligencia, seguridad y precisión.