jueves, 20 de noviembre de 2025

EL CANTO EXQUISITO DE SORAYA MÉNCID

Alternativas de cámara, en colaboración con Juventudes Musicales de Sevilla. Soraya Méncid, soprano. Manuel Navarro, piano. Programa: Canciones de Fauré, Hahn, Viardot, Beach, Boulanger y Chaminade; Arias de Rossini, Bellini, Donizetti y Meyerbeer; Pavana para una infanta difunta, de Ravel. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, miércoles 19 de noviembre de 2025


Soraya Méncid volvió a encandilar anoche
, esta vez al público que llenó la sala Manuel García del Maestranza. Acudió de la mano de Juventudes Musicales de Sevilla, uno de los pilares que han cimentado una carrera que hace tiempo dejó de ser promesa para afrontar un futuro resplandeciente. Lástima que tratándose de un programa concebido con tanto gusto y dedicación, se echaran en falta los socorridos subtítulos que tradujeran los textos entonados por la soprano onubense, sobre todo tratándose de tantas sensibilidades de mujer como autores y autoras las diseñaron. En cierto modo, este primer concierto del ciclo Alternativas de cámara, parecía abrazar aquel Rasgando el silencio que nos ha acompañado las tres últimas temporadas del Maestranza en versión también de cámara.

Los nombres de Pauline Viardot, Amy Beach, Nadia Boulanger y Cécile Chaminade nos recordaron tanto a aquellas veladas organizadas por Carmen Martínez-Pierret, que hubiera sido interesante seguir a una tan desenvuelta como expresiva Méncid en cada matiz de sus palabras. Incluso las piezas operísticas seleccionadas hicieron hincapié en esa especial sensibilidad femenina, ya fuera como mujer trágicamente enamorada o mujer independiente sobrada de personalidad. La cantante trabajó el programa tan intensamente como para cantarlo entero de memoria, una pieza tras otra con el único descanso que le permitió una interpretación esmerada y discretamente sensible, con un punto de sequedad, de la Pavana para una infanta difunta de Ravel, por parte del pianista sevillano Manuel Navarro, que goza de alta cotización internacional como maestro repetidor.


No hay límites posibles para el canto impecable y siempre en estilo de Soraya Méncid, tanto que su voz lírico-ligera a buen seguro irá madurando y alcanzando tesituras de mayor rango. De momento, goza de un timbre precioso y una capacidad ilimitada para modular a discreción, lograr apianar en transiciones de un gusto exquisito, frasear con una elegancia extrema y mantener un control absoluto sobre la respiración y los reguladores. Extraordinaria también en movimiento escénico, a buen seguro heredado de sus experiencias con la Compañía Sevillana de Zarzuela y el Liceo de Moguer en el género del musical. Exquisita fue su manera de entonar la chanson Apres un rêve de Fauré, con tanto sentimiento y emoción, como poderosa y vehemente resultó en Die Sterne de Viardot, y sencillamente apabullante en The Year’s at the Spring de Beach.

Después del intermedio pianístico, Méncid abordó cuatro páginas bien diferentes de  ópera, concretamente del bel canto. De la gracia y el desparpajo empleados en Non si da follia maggiore de Il turco in Italia de Rossini, al temperamento contenido de Robert, toi que j’aime de Meyerbeer, pasando por el despliegue de potencia y dominio de la coloratura en la divertida cavatina de Norina de Don Pasquale de Donizetti. Especialmente nos conmovió la sensible emoción desplegada en Oh! quante volte de I Capuleti e i Montecchi, toda una lección de contención dramática, sincera emoción y claridad de emisión. Navarro se adaptó en todo momento con elegancia, precisión y mucho respeto a cada inflexión y gesto de la extraordinaria y exquisita soprano.

Fotos: Guillermo Mendo

miércoles, 19 de noviembre de 2025

GAUA Demonios en la noche

España 2025 93 min.
Guion y dirección
Paul Urkijo Ali Fotografía Gorka Gómez Andreu Música Maite Arroitajauregi y Aránzazu Calleja Intérpretes Yune Nogueiras, Elena Irureta, Ane Gabaraín, Iñake Irastorza, Xabi López, Erika Olaizola, Manex Fuchs, Elena Uriz Estreno en el Festival de Sitges 11 octubre 2025; en salas 14 noviembre 2025


Urkijo Ali
insiste con su tercer largometraje, y los múltiples documentales y cortometrajes realizados hasta el momento, en recuperar con fuertes dosis de imaginación, el imaginario fantástico del País Vasco. A Errementari e Irati sigue ahora este Gaua o Noche, invirtiendo en cada proyecto nuevo más medios y mejores recursos. También Yune Nogueiras, la protagonista del film, parece condenada a interpretar historias de brujas tras aquel Akelarre de Pablo Agüero de 2020. Ahora interpreta a una joven que tras abandonar a su marido se adentra en el bosque de noche, donde unas brujas le aguardan para contarle historias en las que quizás también ella sea la protagonista.

A pesar de sus virtudes, entre las que se encuentra una preciosista puesta en escena, una precisa ambientación y un ingenioso trabajo de fotografía y efectos visuales, así como una estimulante banda sonora, es en la narrativa, su ritmo y la secuencia de sus acontecimientos, donde flojea la cinta, provocando menos inquietud de lo deseable.

El mayor interés de la película reside en su tramo final, cuando se enfrenta a un magnífico aquelarre, auténtica orgía, rebelación frente a la represión y la condena orquestada por instituciones como la Iglesia. Una secuencia memorable, perfectamente coreografiada y fotografiada, en la que la música y la danza se funden con el erotismo y la presencia de seres malignos inspirados en la iconografía del país, con todo menos agresivos que aquellos seres humanos en cuyo interior habita esa maldad que ha mantenido, y lo sigue haciendo, oprimida y sometida a la mujer.

martes, 18 de noviembre de 2025

SUBSUELO La prisión exterior

España-Uruguay 2025 115 min.
Dirección
Fernando Franco Guion Fernando Franco y Begoña Arostegui, según la novela de Marcelo Luján Fotografía Santiago Racaj Música Julia Martínez, Diego Garisa, Nacho Sánchez, Sonia Almarcha, Itzan Escamilla, Gerardo de Pablos, Jorge Cabrera, Lucía de la Puerta, Íñigo de la Iglesia, Elvira Cuadripani Estreno en el Festival de Valladolid 25 octubre 2025; en salas 7 noviembre 2025


Poco recorrido ha tenido en cartelera la última película del sevillano Fernando Franco, a pesar de tratarse de un thriller morboso e inquietante, ganador del premio al mejor guion en Valladolid. Con un arranque desgarrador, la película se adentra en la turbia relación de un hermano y una hermana mellizos, víctimas cada uno y una a su manera del trauma provocado por un siniestro cuya verdad se pretende mantener en secreto.

Basada en la novela de Marcelo Luján, la cinta se adentra en el mundo de una familia acomodada, a lo largo de varias estaciones, fundamentalmente verano, y en el curso de unos acontecimientos que irán desvelando la prisión en la que se encuentra una joven psicológicamente martirizada. Mejor en su papel cruel y amoral Diego Garisa que como silenciosa castigada su hermana, a quien da vida con una modulación de la voz bastante insuficiente Julia Martínez.

El resto gira alrededor de la tensa y desagradable relación que se forja entre ambos, mientras Franco logra una narración fluida y un ambiente malsano, procurando no excederse y mantener siempre un tono frío y en cierto modo distante. Quizás le hubiera venido mejor excederse y llegar a ese punto desquiciante que la pieza parece pedir a gritos. De cualquier modo constituye un nuevo peldaño, en un género diferente, en la carrera del director de La herida, Morir y La consagración de la primavera.

TURNO DE GUARDIA Control frente al dolor y la muerte

Título original: Heldin
Suiza-Alemania 2025 92 min.
Guion y dirección
Petra Biondina Volpe Fotografía Judith Kaufmann Música Emilie Levienaise-Farrouch Intérpretes Leonie Benesch, Sonja Risesn, Alireza Bayram, Selma Jamal Aldin, Margherita Schoch, Urs Bihler, Jürg Plüss Estreno en el Festival de Berlín 17 febrero 2025; en Suiza 27 febrero 2025

La directora suiza Petra Biondina Volpe presentó hace unos años la película El orden divino, sobre el tardío sufragio femenino suizo. Por su parte, la actriz alemana Leonie Benesch se metió hace un par de años en la piel de una aguerrida profesora dispuesta a llegar a la verdad y la justicia en La sala de profesores, y ahora muta a una entregadísima enfermera, tan discreta como impecablemente responsable, en esta película que Volpe ha dirigido a partir de su propio guion, un trabajo exhaustivo y extenuante que se desarrolla en un único escenario durante una sola noche.

El doloroso universo de una planta de hospital sirve de enclave en el que asistimos a una pluralidad globalizada, gente de toda clase y condición, de diferentes nacionalidades, que conviven en ese espacio de sanación y muerte. El riguroso trabajo de la realizadora y la actriz, junto al excelente montaje de Hansjörg Weissbrich, logran un film dinámico, duro e implacable. La ternura se combina con la cruda realidad de la enfermedad, el inevitable error con consecuencias a veces graves, y un control del temperamento extremo como ingrediente fundamental de una profesión tratada con realismo a través de un retrato extenuante y sumamente exigente, que cuenta también con sus inevitables limitaciones.

Benesch depura en toda su compleja extensión un trabajo extraordinario de contención, expresividad introvertida y mirada atónita frente a unos acontecimientos que a menudo sobrepasan a la persona más caústica y resistente. Pretende servir además como alegato frente a la falta preocupante de vocación, traducida en una alarmante carencia de personal sanitario en los países de nuestro entorno, si bien parece espantar más el interés por la profesión.

lunes, 17 de noviembre de 2025

SENSACIONAL ENCUENTRO CON ANTONIO PAPPANO Y MARÍA DUEÑAS

Gran Selección. Chamber Orchestra of Europe. María Dueñas, violín. Antonio Pappano, dirección. Programa: Sinfonía Española para violín y orquesta Op. 21 en re menor, de Lalo; Danzas eslavas Op. 46, de Dvorák. Teatro de la Maestranza, domingo 16 de noviembre de 2025


No deja de ser curioso que una orquesta que nació en el seno de la Unión Europea a partir de jóvenes formados en la orquesta juvenil de la comunidad, tenga su actual sede fiscal en el Londres del brexit. Tampoco deja de ser curioso que el próximo febrero nos visite la Sinfónica de Londres sin su actual director titular, que no es sino Antonio Pappano, justamente quien sí vino anoche a regalarnos un concierto para el recuerdo, responsabilidad también de la tercera estrella en discordia, María Dueñas.

Descubrimos a la joven violinista granadina en su ciudad natal durante el Festival de Música y Danza de 2020, cuando salíamos de la pandemia. Se trataba entonces de una chica de apenas diecisiete años de quien se hablaban maravillas pero cuyo mérito todavía nos quedaba por descubrir, hasta que escuchándole en el concierto de Beethoven, acabamos considerando el suyo un talento sobrenatural.

Ahora se encuentra de gira con Pappano y la COE con un mismo programa. Estuvo en Valencia, Madrid y Zaragoza, y ahora emprende viaje a Italia, Alemania y Austria. Tenerlos a todos y todas aquí ha sido un auténtico privilegio, después de tantos años admirando la maestría del director, fundamentalmente en la ópera, y muy especialmente de la mano de su favorito, Puccini.

Una joven con voz propia

Puede que en aquel verano de 2020 María Dueñas todavía estuviera buscando su propia voz, aunque a nosotros ya nos pareció entonces extraordinaria. Sin embargo todo es susceptible de mejora, por eso la suya fue una interpretación de la Sinfonía española de Lalo de una madurez expresiva increíble, huelga añadir también técnica. Mediática como la mayoría de su generación, hordas estudiantiles invadieron un Maestranza rebosante de juventud. Puede que fueran ellos y ellas quienes propiciaran tantos aplausos fuera de lugar, aunque algún día tendremos que reflexionar si lo de evitar aplaudir, por ejemplo entre danzas, no deja de ser mero protocolo. Aún así, no podemos negar que a Pappano pareció incomodarle.


Esta suite concertante de Lalo es sin duda una de las más celebérrimas piezas concebidas para lucimiento extremo del o la solista, que sigue la estructura e intención inaugurada en Harold en Italia de Berlioz, curiosamente escuchada hace apenas dos semanas en el cuarto programa sinfónico de la ROSS. Se trata de una obra que sigue el uso extendido en la época de motivos presuntamente españoles para crear una atmósfera de ensoñación y exotismo genuino. Dueñas se hizo dueña, valga la redundancia, de la pieza, con un sonido robusto, endiabladamente enérgico y sensualmente melodioso de principio a fin, deleitándose especialmente en los ritmos de habanera que frecuentan la partitura.

Nos encogió especialmente el corazón su forma de abordar el andante, casi como un lied, lírico y sombrío a la vez, sin abusar del estilo zíngaro con el que lo despachan otros violinistas. Sin partitura, la joven hizo alarde de un control absoluto del instrumento, un color y un temperamento perfectos para la ocasión, fraseo impecable y dominio del sonido, tan grueso como delicado según correspondiese. Pappano extrajo de la orquesta un sonido poderoso ya desde el arranque, con metales autoritarios y una cuerda siempre adherida a la solista, con quien comulgó hasta el final, llegando en la propina, el recurrente Cant dels ocells, arreglado para violín y orquesta de cuerda, a la sublimación de la emoción, sin Pappano como mediador. En una segunda propina, Dueñas volvió a hacer alarde de un virtuosismo extremo y un temperamento rompe arcos.


Danzas robustas pero elegantes

Y del nacionalismo español a través de la mirada gala, pasamos al genuino nacionalismo checo de la mano de Dvorák y el cuerpo que le hizo popular en su etapa más joven, las Danzas eslavas Op. 46. Melodías muy pegadizas, todas originales, y dominio del ritmo y el carácter festivo del conjunto. Fue como asistir al Concierto de Año Nuevo de Viena, que inexplicablemente el director británico de origen italiano nunca ha dirigido, a pesar de que algunas batutas han repetido más veces de las que debieran.

El carácter eminentemente popular y aparentemente despreocupado de las piezas nos hizo albergar esta sensación, potenciada por el hecho de que, como en las obras de Strauss y compañía, merecen interpretarse con esa combinación de elegancia y carácter festivo que demandan, a todo lo cual se ajustó el director con la complicidad absoluta de una orquesta de la que es director honorario. Como propina, añadió la segunda de las danzas del segundo cuerpo, el opus 72, pura delicadeza al servicio de una inventiva melódica insuperable, a la que se ajustó una interpretación sobresaliente.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 16 de noviembre de 2025

DE MENOS A MÁS EN LA MÚSICA DE CINE ESPAÑOLA

Felling ROSS: España es… ¡de cine!. Ana de Caro, cantaora. Ramiro García Martín, acordeón. Esteban Sánchez Gisbert, guitarra. Tatiana Postnikova, piano y clave. Alexa Farré, violín. Asociación Musical CÓDICE (Esther Sanzo, directora). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Lucas Macías, dirección. Programa: Temas y suites de Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, Anillos de oro, Fortunata y Jacinta, El hombre y la tierra, Monsignor Quixote (Antón García Abril), Nueve cartas a Berta, Verano azul (Carmelo Bernaola), Ocho apellidos vascos, Lo imposible, Lope (Fernando Velázquez), Nodo, Los últimos de Filipinas (Manuel Parada), Bienvenido, Mr. Marshall (Jesús García Leoz y Juan Solano) y La piel que habito (Alberto Iglesias). Cartuja Center Cite, sábado 15 de noviembre de 2025


Puede que clausurar el Festival (de Cine Europeo) de Sevilla con tres actos bien diferentes, repartidos a lo largo del día, no sea la fórmula más conveniente, especialmente si dos de ellos coinciden en la hora, restándose público mutuamente. El primero se produjo al mediodía, cuando en el Pabellón Tres Culturas se leyó el Palmarés y se entregaron los veintisiete premios entre sección oficial y paralelas. Ya por la noche, la proyección de la película de clausura, una excelente Chopin, Chopin!, previo breve concierto de piano en el Cine Cervantes, coincidió con este concierto de la ROSS interpretando música de cine español en el Cartuja Center, al que asistieron el director del festival, Manuel Cristóbal, y el jurado oficial al completo.

Este factor, unido al hecho de que el público fanático de las bandas sonoras se concentra fundamentalmente alrededor de los grandes compositores internacionales y el cine de Hollywood, propició que el aforo luciera algo desangelado. Una sensación que se extendió también al modus operandi de Lucas Macías y los maestros y maestras de la orquesta, que en la primera parte no lograron estar a la altura acostumbrada, especialmente cuando se trata de un género en el que la Sinfónica brilló tanto en épocas pretéritas, cuando se celebraban los añorados Encuentros de Música de Cine.

Sin programa de mano físico, se hubiera agradecido que en las pantallas repartidas por toda la sala se apuntaran los títulos interpretados, como guía a un público algo desnortado cuyo desinterés, en algunos casos, se tradujo en continuas y fastidiosas consultas al móvil, no precisamente para seguir el programa. Grabar videos, hacer fotografías y charlar sin compasión fueron otras de las lindezas repartidas por la platea, sin que el personal de sala hiciera nada por impedirlo.


Primera parte: Un popurrí variado

Quizás la desacostumbrada acústica de la sala provocara que en la primera parte del concierto se detectaran deficiencias de diverso calado. Unas impresiones que tuvieron que ver con el aire afligido que pareció predominar en el catálogo de partituras seleccionadas. Las de Antón García Abril, tan reconocido en el ámbito de la música de concierto de vanguardia, y tan popular cuando de música de cine o televisión se trataba (Sor Citroén), sonaron un poco desvaídas.

Tras la música que suena cada año en los Goya, que sigue la tradición habitual en las fanfarrias, acompañadas de fragmentos más relajados que conforman una suerte de suite, y que la ROSS interpretó de manera aseada, sonaron dos de sus composiciones para la televisión más afamadas. Ambas siguen el patrón de melodía pegadiza y romántica repetida hasta la saciedad. Se trata de Anillos de oro y Fortunata y Jacinta, aunque en esta última el piano de Tatiana Postnikova quedó sepultado bajo la efusiva cuerda.


De la agitada y, en esta ocasión, algo caótica sintonía de El hombre y la tierra, pasamos a una breve representación de la hermosa banda sonora para la serie británica Monsignor Quixote, con la guitarra de Estefan Sánchez Gisbert algo deslucida por un trabajo en dinámicas poco matizado. Otro insigne compositor español, Carmelo Bernaola, estuvo representado por un brevísimo tema a clave solo de Nueve cartas a Berta, así como la archiconocida banda sonora de la serie Verano azul, introducida por temas líricos protagonizados por el acordeón de Ramiro García Martín, y seguido del celebrado tema principal, con una percusión machacona, que sirvió al final del concierto como bis acompasado por las palmas del público.

Un bloque dedicado al internacional Fernando Velázquez arrancó con una suite de Ocho apellidos vascos, en el que destacó el trabajo de los percusionistas de la ROSS en la txalaparta. Siguieron el elegíaco tema principal de Lo imposible, con buenas prestaciones de Alejandro Olóriz al chelo y las jóvenes voces de la Asociación Musical CÓDICE, y una generosa suite de Lope, en la que destacó el emocionante crescendo final que la orquesta defendió con fuerza expansiva.

Segunda parte: Calidad e imaginación

Sólo tres títulos integraron la más acertada y de mayor calidad segunda parte, abordada por Macías y la orquesta con gran interés. Las suites empleadas en las piezas de Manuel Parada y Jesús García-Leoz, fueron en su día grabadas por José Nieto y la Sinfónica de Radio Bratislava, así como por la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE bajo la dirección de Adrian Leaper. Suites perfectamente ensambladas para dar una idea bastante completa y precisa de cada película y su ilustración musical.

Foto: Marina Casanova


En Los últimos de Filipinas, Parada siguió los cánones del cine de aventuras hecho en Hollywood, que tanto habían popularizado autores como Korngold o Steiner, echando mano de una sana imaginación y un variado surtido de géneros musicales, desde marchas a valses pasando por una acción excitante, de todo lo cual se hizo perfecto eco la magnífica interpretación del conjunto. En Bienvenido, Mr. Marshall, García-Leoz acierta en ironía y ese toque pastoril tan característico, defendido por Macías con gracia y candidez. El popular Americanos contó con la colaboración al cante de Ana de Caro, toda gracia y desparpajo, y el apoyo del coro.



Para el final se dejó una magnífica suite para violín y orquesta de la película de Almodóvar La piel que habito. Una especie de concierto preparado por el propio Alberto Iglesias, que con Alexa Farré como solista, concertino titular de la ROSS que en esta ocasión dejó esa responsabilidad en manos de Juho Valtonen, sonó sensacional, impecable. Farré demostró una vez más un talento de alto voltaje, que maneja todos los resortes del instrumento con una maestría extraordinaria, y que es capaz de someterse a las dificultades más extremas, y la partitura de Iglesias las contiene, y salir airosa. Macías acompañó con fuerza y un trabajo dinámico sobresaliente, mientras la orquesta, fundamentalmente la cuerda, respondió con sentido de la armonía, misterio y agitación.

Fotos: Lolo Vasco (SEFF)
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

CASO 137 Investigación sobre violencia policial

Título original: Dossier 137
Francia 2025 115 min.
Dirección
Dóminik Moll Guion Gilles Marchand y Dóminik Moll Fotografía Patrick Ghiringhelli Música Olivier Marguerit Intérpretes Léa Drucker, Jonathan Turnbull, Mathilde Ruehrich, Pascal Sangla, Claire Bodson, Julien Lilti, Florenc Viala, Guslagie Malanda, Solan Machado Graner, Stanislas Merhar, Côme Péronnet, Valentin Campagne, Mathilde Riu, Sandra Colombo, Genevieve Mnich, Christian Sinniger Estreno en el Festival de Cannes 15 mayo 2025


Ha pasado mucho tiempo desde aquel Harry, un amigo que os quiere, que tanto impactó. Pero el cine de Dóminik Moll sigue atesorando esa frescura y esa capacidad para generar tensión que han demostrado sus títulos más recientes, Solo las bestias y La noche del 12. Ahora añade denuncia y tensión política con este thriller sobre asuntos internos de la policía, que como la española, suscita más de una sospecha y algún que otro motivo de desarraigo y desconfianza. Sindicalismo y corporativismo parecen las armas fundamentales para encubrir, con ayuda de la conveniencia política, cualquier intento de aclarar cuestiones relacionadas con una evidente violencia policial, más latente cuando de reprimir manifestaciones ciudadanas se trata, siempre con la excusa de la violencia callejera y la alteración del orden público por parte de supuestos sectores descontrolados.

Al menos eso es lo que nos venden cuando sabemos que para reprimir tales actuaciones, se echa mano de los cuerpos más violentos y brutales de los antidisturbios. En esta ocasión, Léa Drucker interpreta con su proverbial capacidad para convencer y enganchar, a una investigadora de asuntos internos encargada de esclarecer la grave lesión sufrida por un joven por parte de una cuadrilla policial. A su alrededor, el resto del numeroso elenco cumple con credibilidad y una fuerte carga emotiva su correspondiente cometido, convirtiendo la función en una suerte de drama coral.

Moll lleva la investigación a buen puerto, con convicción y fluidez narrativa, a pesar de que algunas soluciones se nos antojan algo pueriles y casuales para resolver el caso de la forma más sencilla y radical posible. Por el camino, los problemas sentimentales de la protagonista, especialmente su entorno familiar, se integran con naturalidad en un relato que no deja impasible y con el que nos resulta fácil conectar desde cualquier nacionalidad del entorno posible.