sábado, 28 de noviembre de 2020

LA ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA PROMETE Y CUMPLE

Temporada de conciertos 2020-2021 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Alfonso Sebastián, clave y dirección. Andoni Mercero, violín. Programa: Suite nº 1 en Sol menor, de Johann Bernhard Bach; Concierto para clave en Re menor BWV 1052 y Concierto para violín en Mi mayor BWV 1042, de Johann Sebastian Bach; Concierto Grosso nº 12 en Sol mayor “Propitia Sydera”, de George Muffat. Espacio Turina, viernes 27 de noviembre de 2020 (función de las 16:00) 


Hace apenas unos días que presentaron su nueva temporada, llenos de ilusión y esperanza, y ya ofrecieron ayer el primero de los conciertos que la integran, además en sesión doble, a las doce del mediodía y a las cuatro de la tarde, sorteando las limitaciones impuestas por la Junta para combatir la pandemia. Teniendo en cuenta que ya el día anterior tocaron el mismo programa en el Festival de Música Española de Cádiz y volverán a hacerlo hoy en el de Música Antigua de Úbeda y Baeza, no cabe duda de que lo de estos y estas músicos es auténtica devoción por lo que hacen y desde luego un inquebrantable sentido de la responsabilidad. Con Bach en el centro del programa, flanqueado por su pariente contemporáneo Johann Bernhard Bach y el precedente francoalemán George Muffat, poniendo de relieve la influencia de la música italiana y francesa en la alemana y tomando como leit motiv la estructura numérica de los pentagramas del genio de Eisenach, así como los posibles mensajes ocultos a modo de cábala que pudieran contener. 

Está claro que cuando un músico ha dejado de programarse y apenas se graba, igual que cuando hablamos de obras menores de los grandes, es porque se trata de música insustancial, y esto se cumple en la mayoría de las ocasiones, son muy pocas las excepciones. Así, la de Johann Bernhard Bach, primo de Johann Sebastian, organista, clavecinista y compositor, y a menudo colaborador suyo, es un ejemplo de lo que decimos. Música amable, de escucha fácil y atractiva, que combina el vigor italiano con la delicadeza y elegancia francesa, pero sin más interés que el meramente coyuntural. Sus suites u oberturas evidencian el vínculo entre el lenguaje musical francés y la capacidad alemana para estructurar la forma. A ambos aspectos estuvieron atentos Alfonso Sebastián y los integrantes de la orquesta, especialmente apreciable en una introducción férrea y decidida, muy en el estilo de Lully, seguida de un air en el que se pudo vislumbrar la capacidad de Andoni Mercero para encajar mejor los pasajes sostenidos que los más agitados en los que se pudo apreciar puntuales caídas de tensión. Con el passapied final el conjunto hizo gala de su habitual ímpetu y vigor. 

Virtuosismo con Bach y Muffat 

Alfonso Sebastián Alegre
Mejores, de más calidad y más divulgados son los Concerti Grossi de Muffat, a quien se atribuye a raíz de sus conocimientos de las técnicas de Corelli la introducción del estilo italiano en la música alemana. Derivados en parte de las sonatas integradas en su Armonico Tributo, alternan tutti y solos, como se pudo ver en las titánicas intervenciones de Mercero en el Concierto nº 12, especialmente en una ciaccona hermana gemela del passacaglia de la Sonata nº 5, donde destacaron fuertes y armónicos contrastes entre el bajo continuo y la masa orquestal. 

Entre ambos autores, Sebastián y la Barroca ofrecieron unas personales versiones de dos extraordinarios conciertos de Bach, marcados por la fuerza y el dinamismo del conjunto sevillano. Lástima que hubo desajuste de volumen y consiguiente desequilibrio en el Concierto para clave BWV 1052, quedando el virtuosismo evidente de Sebastián y la cuerda imperante en planos muy desiguales, lo que afectó al acabado final a pesar del empeño del clavecinista, quien por otro lado sufrió leves atascos en algún pasaje aislado. Por su parte Mercero se volcó también en su parte solista en el Concierto BWV 1042, uno de los más populares y avanzados del genio de Eisenach, aquí sí brillando la combinación y el diálogo entre violín y orquesta, con el adagio sostenido en la admirable cantinela del solista, y el brillo dominando en un luminoso allegro assai final. La Barroca cumplió así con su cometido, hacer encaje de bolillos para ofrecer el concierto prometido, y disfrutarlo como hace siempre.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 27 de noviembre de 2020

ÉRASE UNA VEZ... Traumas y cuentos infantiles

Título original: Come Away
USA-Reino Unido 2020 94 min.
Dirección
Brenda Chapman Guion Marissa Kate Goodhill Fotografía Jules O’Loughlin Música John Debney Intérpretes Keira Chansa, Jordan A. Nash, Reece Yates, David Oyelowo, Angelina Jolie, Anna Chancellor, Michael Caine, Gugu Mbatha-Raw, Jenny Galloway, Clarke Peters, David Gyasi, Derek Jacobi Estreno en el Festival de Sundance 27 enero 2020; en Estados Unidos 13 noviembre 2020; en España 27 noviembre 2020

Posiblemente una de las cintas más extravagantes que se hayan estrenado en los últimos meses, y no por su estilo narrativo ni por su acabado formal, sino por su extraña propuesta y el ambiguo objetivo que se persigue con ella. Su guionista ha imaginado el origen de dos personajes famosos de la literatura infantil, Peter Pan y Alicia, como una vía de escape (que es como se titula esta película que de cuento infantil tiene poco como para que nuestros distribuidores se hayan decantado por algo tan previsible como Érase una vez...) para superar un trauma infantil.

Los dos personajes son niños y hermanos que viven con sus padres, una Angelina Jolie y un David Oyelowo que forman una improbable pareja interracial en la Inglaterra de principios del siglo XX. A partir de una tragedia familiar se verán sumidos en una profunda tristeza de la que intentarán salir con el uso de la imaginación. Pero tanto ésta como las aventuras que viven en juegos son de un gusto marcial que debería estar ya superado, mientras los niños traumatizados se expresan y mueven con el habitual acento americano en marcar posturas demasiado maduras para su edad.

Tanto su guionista como su directora, curtida en películas de animación como Brave y El príncipe de Egipto, insertan bien los caracteres que inspiran a los personajes que acompañan a los dos protagonistas en sus futuras aventuras, pero no encuentran el tono justo para entusiasmar ni al público infantil, que probablemente se aburra mucho, ni al adulto, que no encontrará enjundia en este tratado psicoanalítico sobre la infancia y cómo debería disfrutarse. Pretende ser poética en cada uno de sus apartados, incluida su melosa banda sonora, pero solo encuentra a su paso hallazgos puntuales, como aconsejar el juego de niños tradicional y al aire libre e integrar otras razas en el imaginario literario clásico.

martes, 24 de noviembre de 2020

HISTORIAS LAMENTABLES Un país grotesco y multicolor

España 2020 129 min.
Dirección
Javier Fesser Guion Javier Fesser y Claro García Fotografía Álex Catalán Música Rafael Arnau y Laura Molina Sepúlveda Intérpretes Pol López, Chani Martín, Laura Gómez-Lacueva, Yanick, Alberto Castrillo-Ferrer, Miguel Lago Casal, Chema Trujillo, Rosario Pardo, Gerald B. Fillmore, Barbara Grandío, Gloria Albadalate, Rosalinda Galán, César Maroto, Cristina Acosta, Silvia de Pé, Fernando Sansegundo, Teresa Guillamón, José Troncoso, Alberto Nieto Fernández, Gloria Ramos Estreno en Internet 19 noviembre 2020


Javier Fesser ha alternado en su filmografía la narrativa convencional (Camino, Campeones) y el estilo cómic fiestero (El milagro de P. Tinto, Mortadelo y Filemón), y entre sus largometrajes ha colado un sinfín de cortos que se adscriben indistintamente a una y otra corriente. Su última propuesta parte del mediometraje y ese estilo colorista y visualmente grotesco que caracterizó sus primeras cintas, para contarnos tres historias precedidas de un prólogo que actúa a su vez como fino y anecdótico hilo conductor.

Como si de un Historias salvajes se tratara, Fesser busca en lo más mezquino de la condición humana, más concretamente la española, para con ingenio e imaginación hablarnos de un obseso del orden al que el pasado le hace una mala jugada, un inmigrante africano burlado por una mujer sin escrúpulos a punto de ser desahuciada, y un empresario que dilapida la fortuna familiar con juego y corrupción. El día a día dentro de nuestras fronteras en un espectáculo que se mantiene con la precisión de un artefacto de relojería, un diseño de producción excelente y un elenco plagado de esos rostros tan queridos por el director, en el que quien no es feo se lo hace.

Lástima que algunos no profesemos querencia alguna por el humor basado en lo peor de nuestra idiosincrasia, donde abunda la falta de respeto, la ausencia de solidaridad y buenos sentimientos y el exceso de mala baba. Pero no por eso podemos negar que Fesser ha conseguido de nuevo un espectáculo brillante y entretenido, a ratos hasta divertido, aunque más que reírse de la desgracia ajena, como reza su publicidad, retrata a un país grotesco pero lleno de vida y color.

LA VIDA POR DELANTE Cariño maternofilial

Título original: La vita davanti a sé
Italia 2020 94 min.
Dirección
Edoardo Ponti Guion Ugo Chiti, Edoardo Ponti y Fabio Natale, según la novela de Romain Gary Fotografía Angus Hudson Música Gabriel Yared Intérpretes Sophia Loren, Ibrahima Gueye, Renato Carpentieri, Abril Zamora, Babak Kaeimi, Massimiliano Rossi, Iosif Diego Estreno en Internet 13 noviembre 2020 

Poco han debido cambiar las cosas en el drama de la inmigración para que una novela publicada hace cuarenta y cinco años siga teniendo vigencia hoy en día. Romain Gary fue escritor y diplomático francés de origen lituano muy ligado a la actriz Jean Seberg, que fue su esposa y protagonista de un par de largometrajes dirigidos por él, y autor de la famosa novela autobiográfica La promesa del alba, dos veces llevada al cine, por Jules Dassin en 1970 y por Eric Barbieri en 2017. En 1975 escribió La vida ante sí, que es como se tituló en su momento en nuestro país, lo que hubiera evitado repetir ahora el título de la famosa película que dirigió y protagonizó Fernando Fernán Gómez de 1958, en la que describe el despertar a la crudeza de la vida de un niño inmigrante musulmán, que es acogido por una vieja prostituta en los suburbios de París.

La acción de la novela, que contiene multitud de datos autobiográficos y ganó el prestigioso Premio Goncourt, se traslada ahora a Nápoles de la mano del hijo de Sophia Loren y Carlo Ponti en el que es su segundo largometraje. Su anterior trabajo fue precisamente una adaptación en cortometraje de La voz humana de Cocteau protagonizada también por su madre. A este cariño maternofilial debemos la recuperación de la legendaria actriz, que aquí muestra su vejez sin tapujos pero demostrando que sigue siendo una señora espléndida. Hay más cariño en este particular que en la relación que se entabla entre Madame Rosa y Momo, los dos marginados protagonistas de la función, cuya química no llega a funcionar a pesar del impecable trabajo de la veterana actriz. Su presencia y haber sido terminada durante el confinamiento pandémico son seguramente los mayores alicientes de una película que no acaba de encontrar el tono ni la emoción justas.

Su joven protagonista no logra enganchar ni con su mirada ni con la descripción que ha recibido su personaje, más atento al pillaje, como si de un personaje dickensiano se tratara, mal encarado y radicalmente antipático, que proclive a ayudar a su mentora y cultivar con ella esa relación entrañable que se apunta. Falta tensión y ritmo en el conjunto, y la mayoría de sus episodios y personajes quedan notablemente desdibujados, a pesar de los buenos recursos con los que ha contado la producción, lo que hace que su intento de recuperar la atmósfera del neorrealismo italiano quede en mera anécdota. Sin duda su mayor encanto reside en volver a disfrutar de Sophia Loren y vislumbrar con este esbozo la riqueza humana y emocional que expide su original literario. Como curiosidad, la eternamente nominada al Oscar Diane Warren ha compuesto la canción original que canta Laura Pausini.

lunes, 23 de noviembre de 2020

MÚSICA DE CÁMARA EN DISTINTOS COLORES

3er concierto del Ciclo de música de cámara ROSS. Vicent Morelló Broseta, flauta. Álvaro Prieto Pérez, fagot. Rocío Vílchez, piano. Programa: Trío en Fa mayor Hob. XV:17, de Haydn; Trois pièces Op. 34bis, de Koechlin; Trío, de Chick Corea; Trío en Sol mayor WoO 37, de Beethoven. Espacio Turina, domingo 22 de noviembre de 2020

Prieto, Morelló y Vílchez
Una combinación de instrumentos tan poco usual como la de piano, fagot y flauta se convirtió en base con la que celebrar en Sevilla el Día Internacional de la Música, con una agenda tan empobrecida a causa de la coyuntura que la cita en el Espacio Turina sobresalió por derecho propio y por el loable empeño que están poniendo sus responsables en no dejar desierta de buena música la vida cultural de la ciudad. Un programa con diseño simétrico, con obras clásicas en los extremos y dos que podríamos considerar exóticas en el centro, invitándonos en palabras textuales de los intérpretes a sumergirnos en un mundo de colores tan dispares como atractivos. 

Los colores cálidos protagonizaron el Trío de Haydn, original para teclado, flauta y violonchelo en lugar de fagot; una obra de carácter íntimo que debía ser inicialmente más complicada de lo que finalmente resultó sobre la partitura, y que el trío defendió con aplomo y seguridad, no obstante algún desliz y cierto atropello puntual en el piano. Quien más oportunidad de lucimiento tuvo fue Vicent Morelló a la flauta, logrando esa fluidez y equilibrio a la que nos tiene acostumbrados. Quizás el segundo y último movimiento, minuetto, se hubiera beneficiado de una interpretación más moderada y serena de la que los tres intérpretes fueron capaces de ofrecer. Donde sí hubo serenidad de sobra fue en las tres piezas de Charles Koechlin, marcada por los acentos y matices que fue capaz de extraer Rocío Vílchez, profesora de acompañamiento en el Conservatorio Superior de Sevilla. Aquí fueron colores blancos y atenuados los sugeridos, potenciando el carácter orientalista y relajado de la partitura, mientras su carácter abstracto y su trabajado contrapunto encontraron eco en una interpretación considerablemente recogida y matizada. 


La pieza de Chick Corea nos trajo colores vivos y alegres. Originalmente compuesto para un disco del flautista Hubert Laws de 1969, el legendario pianista lo recuperó en su álbum de 1972 Inner Space, con Karl Porter al fagot. La recreación que hicieron Morelló, Prieto y Vílchez estuvo a la altura de lo exigible, en estilo y con suficiente talento para adaptarse a sus numerosos cambios de ritmo y de registro. Ayudó el espléndido trabajo de Álvaro Prieto, siempre preciso y muy atento, que revalidó su aportación en el Trío de Beethoven, una obra de juventud en la que destaca sobre todo su tercer movimiento, un andante con variaciones tan del gusto del compositor. Antes Vílchez dominó en el allegro inicial, como hicieron las maderas en el muy expresivo adagio, y los tres juntos en ese espléndido episodio final caracterizado por su aspecto jovial, y en el que el diálogo y una combinación de colores verdes como la naturaleza, se hicieron muy patentes. Con una Pastoral de Carl Philipp Emanuel Bach como propina, evocando colores arraigados en la tierra, terminó esta agradable matinal.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 21 de noviembre de 2020

LA BÉTICA DE CÁMARA SUMA Y SIGUE

Temporada 2019-2020 de la Orquesta Bética de Cámara. Jacobo Díaz, oboe. Michael Thomas, director. Programa: Sinfonía nº 92 en Sol mayor “Oxford”, de Haydn; Concierto para oboe en Re mayor Op. 144, de Strauss; Obertura Egmont, de Beethoven. Espacio Turina, sábado 21 de noviembre de 2020 


Mientras otros espacios e instituciones han dado el cerrojazo ante la imposibilidad de ceñirse a las restricciones horarias sin sufrir un menoscabo irreparable, caso del Teatro de la Maestranza, cuyas doscientas únicas localidades permitidas hacen inviable cualquier evento, o la Sinfónica de Sevilla, que no habrá considerado conveniente trasladar sus conciertos a la mañana de los fines de semana como han hecho otras orquestas andaluzas, el Espacio Turina y algunas de las formaciones que llenan su rica propuesta cultural, hace malabarismos y juegos de prestidigitación para mantener cierta presencia de la música en nuestra ciudad. Pero ni eso parece suficiente para un público desconcertante, que llena calles y bares, donde además nos permitimos la licencia de prescindir de cualquier medida de seguridad como si fueran espacios libres de covid, y sin embargo da la espalda a la escasa oferta musical que milagrosamente sobrevive en nuestro entorno. 

Un caso lamentable es el de la Orquesta Bética de Cámara, que tras años de conciertos y temporadas, no logra atraer un público fiel que llene los espacios donde actúa. Y no es ya responsabilidad suya, que han demostrado gran profesionalidad y ganas de hacer buena música, y que a lo largo de todos estos años han ampliado la oferta sevillana con programas mayoritariamente preciosos. Se trata de una orquesta que sin duda suma, aporta y merece nuestra confianza y fidelidad. Es como una relación sentimental, de amor o amistad, que mientras se riega y aporta no la despreciamos. Tampoco la Bética merece desprecio alguno, y este concierto que reseñamos lo demuestra. 

Haydn, Strauss y Beethoven en los atriles 

Michael Thomas, aprovechando las licencias que permite tocar de seguido, sin intermedio, propuso un concierto de estructura clásica pero ofrecido al revés. Es decir, empezó con una sinfonía, siguió con un concierto – lo único que se mantuvo en su orden habitual – y terminó con una obertura. Una de las últimas y mayores sinfonías de Haydn, que debe su título al hecho de que sonó cuando el compositor fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oxford, en 1791, es una de las más hermosas y mejor planificadas, lo que no fue ajeno a la versión ofrecida por Thomas y una reducida Bética que solo acusó este particular en la cuerda, mientras el resto sonó con la esbeltez y la exuberancia que la partitura demanda. Si bien el allegro inicial resultó algo rígido y falto de vuelo lírico, mientras al adagio faltó serenidad a causa de una cuerda algo desvaída e imprecisa, el minuetto fue sin duda notable, con prestaciones impecables de maderas y metales, y una ajustada majestuosidad, y el presto final triunfó en impulsividad, potencia y contagiosa energía

Jacobo Díaz volvió a encandilarnos con una pieza rara y encantadora, el Concierto para oboe y pequeña orquesta de Richard Strauss, de inspiración rapsódica y neoclásica ya avejentada en su época, 1945, pero tan evocadora y envolvente como la mayor parte de la producción del maestro alemán. Díaz logró dominar sus enrevesados compases sin aparente dificultad, controlando cada acento y matiz, sin desfallecer ante ninguna de sus agotadoras propuestas, haciendo gala de un fraseo inspirado y un legato férreo con los que consiguió un desarrollo animado y unas cadencias ejemplares. Especialmente memorable resultó el adagio, que transformó en un lied de fluida cantabilidad. La orquesta arropó apropiadamente, si bien echamos en falta en su interpretación algo más del inconfundible estilo del autor de Elektra. Para terminar una demostración de fuerza, heroísmo y elocuencia de la mano de Beethoven y su obertura de la música escénica compuesta para Egmont de Goethe, que la Bética convirtió en un dechado de virtuosismo y acción dramática.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 18 de noviembre de 2020

LOS CHICOS DE LA BANDA Sin la frescura del original

Título original: The Boys in the Band
USA 2020 122 min.
Dirección
Joe Mantello Guion Matt Crowley y Ned Martel, según la obra del primero Fotografía Bill Pope Intérpretes Jim Parsons, Zachary Quinto, Matt Bomer, Andrew Rannells, Charlie Carver, Robin de Jesús, Brian Hutchison, Michael Benjamin Washington, Tuc Watkins Estreno en internet 30 septiembre 2020 

Decíamos a propósito del clásico que William Friedkin dirigió a partir de esta misma obra de teatro, y también con guion del propio autor, fallecido en marzo pasado, antes de poder ver el resultado de esta segunda adaptación de la pieza, que lo que más asombraba era comprobar cómo un grupo de amigos homosexuales vivían su orientación y disfrutaban de su camaradería ya en 1970, de la misma forma que hoy podemos hacerlo quienes vivimos en pleno siglo XXI. Ese componente de sorpresa y admiración desaparece cuando nos encontramos ante un film realizado en la actualidad, cuando todo esto está más que superado y trillado. Quizás por ello no se ha sucumbido a la tentación de adaptar el texto a época contemporánea, y se ha preferido mantenerlo en aquel final de la década de los sesenta, incluso se retrotrae un par de años, a 1968.

Joe Mantello, que ya perpetró otra reunión de amigos gays, en aquella ocasión en el campo, en Love! Valour! Compassion!, que aquí se tituló con toda la poca vergüenza Con plumas y a lo loco, se encarga más de veinte años después y sin que se le conozca entretanto ningún otro trabajo, de readaptar la obra de Matt Crowley, con idénticos ingredientes que en el film de Friedkin. Misma ciudad, Nueva York, idéntico ático, casi idéntico vestuario y hasta parte de sus canciones son las mismas. Es prácticamente un calco, lo que nos hace dudar de la necesidad de volver sobre la misma materia, salvo por el hecho de que cada vez hay menos gente dispuesta a ver los clásicos, hay que ofrecérselos recién sacados del horno.

No podemos negar que el elenco cumple extraordinariamente, y que al menos Mantello esta vez ha incidido más en el componente de frustración y envidia que corroe al protagonista, un excelente y particularmente cruel Jim Parsons en clave completamente distinta a su personaje de Sheldon Cooper en Big Bang Theory. A destacar también un espléndido Zachary Quinto, quizás menos afeado de lo que debería, y que se revela como principal artífice de esta revisión de un texto tan generacional.

lunes, 16 de noviembre de 2020

EL AÑO DEL DESCUBRIMIENTO Un país de bares

España-Suiza 2020 200 min.
Dirección
Luis López Carrasco Guion Luis López Carrasco y Raúl Liarte Fotografía Sara Gallego Documental Estreno en el Festival de Rotterdam 25 enero 2020; en el Festival de Sevilla 6 noviembre 2020 (Sección oficial); en salas comerciales (limitado, no en Sevilla) 13 noviembre 2020

Desvinculado del Colectivo Los Hijos, con quienes realizó una serie de documentales entre la experimentación y el rigor narrativo, Luis López Carrasco, murciano de nacimiento, fija su mirada ahora en Cartagena y la convierte en tercer vértice del eje del 92, el de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Era aquella España que miraba al futuro con ojos resplandecientes, con la ilusión de convertirse en un país competitivo y una fuerte potencia mundial. Pero Europa tenía otros planes para el país, unos sacrificios que habrían de materializarse en el cierre de una serie de importantes empresas en Cartagena, que habían dado de comer a la mayor parte de su población y habían generado el atisbo de bienestar en el que confiábamos para poder soñar con un futuro mejor.

López Carrasco tiene el enorme acierto de ambientar su trabajo en un bar, en el que se cuelan también secuencias de ficción, creando una suerte de endiablado fresco en el que a veces cuesta distinguir lo que es real y lo que no lo es, o cuándo asistimos a escenas del propio 92 o actuales. Los bares son consustanciales a nuestra cultura, no en vano andamos desesperados ante la actual pandemia por la crisis de la hostelería, prácticamente el bastión principal de nuestra mal planteada economía. En los bares arreglamos el mundo, especialmente el país, y allí una serie de personajes debaten sobre lo que supusieron aquellas revueltas que acabaron con la quema del parlamento murciano el 3 de febrero. Hablan sobre los precedentes de la lucha de los trabajadores, antes de Franco, durante y después, ya con gobiernos presuntamente socialistas abriéndose paso entre la lucha sindical y los derechos de los trabajadores. Hablan sobre oportunidades perdidas, falta de preparación institucional y personal para salir fortalecidos en un mundo tan competitivo, de pérdida de derechos tras la crisis de 2008, de auge del capitalismo a ultranza y la ultraderecha, cuestionando si no es lo que todos y todas han querido.

Hablan y hablan, y hasta fuman (¿), y lo hacen en pantalla partida, no al estilo De Palma o Rosales, sino emulando las texturas de una videocámara ochentera y multiplicando la imagen por dos para construir el efecto panorámico a la vez que el diálogo, aunque a veces solo visionamos una de las dos imágenes y la otra queda en negro, o todo es negro y solo oímos la voz. Todo un trabajo de planificación y montaje dirigido a potenciar su discurso y afianzar una atención que no decae durante sus más de tres horas de duración. Dos horas dedicadas a tertulias de veteranos y jóvenes exponiendo sus problemas laborales cotidianos o su falta de trabajo, sus esperanzas y frustraciones, sus experiencias. Y una hora y veinte más detallando los acontecimientos de aquel febrero del 92, sus consecuencias en el devenir de la clase trabajadora de este país y la preocupación por las nuevas generaciones y la necesidad de que tomen cartas en el asunto. Por supuesto que no todo lo que se dice hay que tomarlo como verdad incontestable, pero resulta fácil identificar en las reflexiones de esta gente sencilla muchas de las cosas que nosotros y nosotras mismas hemos discutido mil veces en un bar, o en un hogar, o en la calle.

domingo, 15 de noviembre de 2020

SEFF 2020, APÉNDICE: LOS PREMIOS DEL PÚBLICO

Historias extraordinarias
200 METROS El viaje de la ignominia

Palestina 2020 96 min.
Guion y dirección
Ameen Nayfeh Fotografía Elin Kirschfink Música Faraj Suleiman Intérpretes Ali Suliman, Anna Unterberger, Motaz Malhees, Lana Zreik, Gassan Abbas, Mahmoud Abu Eita, Nabil Al Raee Estreno en el Festival de Sevilla 8 noviembre 2020


Cuando se vive una realidad que marca tanto, es difícil abstraerse de ella para crear en cualquier ámbito artístico. Por eso el cine palestino está tan condicionado por la realidad de continuo atropello y las terribles dificultades que tienen que vivir los habitantes de Cisjordania en su día a día. Salvo raras excepciones, como la de Elia Suleiman, y tampoco escapa del todo a estos condicionamientos, lo habitual es que la gente que se dedica al cine en Palestina nos cuente siempre historias relacionadas con la absurda realidad que les afecta en su rutina diaria. Ameen Nayfeh utiliza recursos propios de un Ken Loach para contarnos la historia de un padre separado esos doscientos metros del título de su familia por un muro tan intransigente y vergonzoso como cualquier otro que se construya a lo largo y ancho de este nauseabundo planeta. Un acontecimiento imprevisto de urgencia le obligará a viajar al otro lado de forma clandestina justo el día en que todas las desdichas relacionadas con su documentación y el permiso de trabajo se lo ponen todo más difícil. Más difícil todavía será el propio viaje, con giros argumentales a mansalva, problemas que se acumulan y despropósitos abundantes. Lo que resulta es un film bien realizado, que consigue transmitir tensión y desasosiego pero partiendo de una mala concepción en la que abundan los clichés, las dificultades y las sorpresas. Y uno se pregunta si necesitaba ese personaje, interpretado por el internacional Ali Suliman, sufrir tantos vaivenes, y por extensión su familia, habiendo otras soluciones y recursos para resolver sus problemas. De cualquier forma la empresa sirve para constatar esa dificultad diaria en la que viven millones de palestinos desde que los desheredados del nazismo decidieron que ya era hora de ocupar la tierra prometida del Antiguo Testamento. 

Las Nuevas Olas
APPLES Amnesia inducida 

Título oiginal: Mina
Grecia-Polonia-Eslovenia 2020 90 min.
Dirección
Christos Nikou Guion Christos Nikou y Stavros Raptis Fotografía Bartosz Swiniarski Música Alexander Voulgaris Intérpretes Aris Servetalis, Sofia Gerogovassili, Argyris Bakirtzis, Anna Kalaitzidou, Babis Makridis, Kostas Laskos Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2020; en Grecia previsto el 19 noviembre 2020; en el Festival de Sevilla 9 noviembre 2020
 

El debut en la dirección del ayudante de Yorgos Lanthimos en Canino sigue aproximadamente los códigos de su mentor pero sin imitarlos e intentando un camino nuevo a partir de sus postulados entre lo absurdo y lo insolente, aunque con dosis evidentes de ternura. Es curioso lo mucho que puede influir en la interpretación de una película la realidad que nos rodea en cada momento. Nikou plantea una epidemia de amnesia, aunque no estamos muy seguros de que el protagonista sea un enfermo o aproveche la coyuntura para superar un trauma. Lo cierto es que incapaces de devolver sus recuerdos a los pacientes, médicos y científicos crean un programa para la creación de una nueva identidad, una nueva vida y nuevas experiencias, encima aparentemente subvencionadas por el Estado, lo que sin duda resulta muy cómodo especialmente para una población tan castigada y desesperanzada. El devenir de los acontecimientos demostrará nuestra incapacidad para generar una rutina que escape de lo ya conocido y probado. Es algo así como lo que está ocurriendo a nivel global con la actual pandemia, la obsesión por recuperar lo que consideramos vida normal, sea lo que quiera eso significar, en lugar de aprovechar estas señales para cambiar el estado de las cosas, apostar por una nueva realidad, un nuevo sistema económico y político, que es lo que la naturaleza parece estar pidiéndonos, rogándonos, con esta legítima defensa. El pobre Aris, nuestro protagonista, ve cómo sus deseos de vivir una realidad diferente y alternativa con la que curar sus traumas y dolores se esfuman, por lo que no merece esforzarse por perder la memoria ni buscar nuevos horizontes. Habrá que seguir con lo puesto, apechugar y amoldarse a todo lo que nos quieran vender, incluso la urgencia de salvar la campaña navideña.

Selección EFA

SEFF 2020, 9ª JORNADA

MALMKROG Tertulia fatigosa y decadente

Rumanía-Serbia-Suiza-Suecia-Bosnia y Herzegovina-Macedonia 2020 200 min.
Guion y dirección
Cristi Puiu, según textos de Vladimir Solovyov Fotografía Tudor Vladimir Panduru Intérpretes Agathe Bosch, Ugo Broussot, Marina Palii, Diana Sakalauskaité, Frédéric Schulz-Richard, István Teglas Estreno en el Festival de Berlín 20 febrero 2020; en Francia 8 julio 2020; en el Festival de Sevilla 12 noviembre 2020 (Sección oficial)


El realizador rumano Cristi Puiu, autor de las aclamadas La muerte del Sr. Lazarescu y Sieranevada, regresa a los textos del filósofo ruso Vladimir Solovyov, a quien ya adaptó en Tres ejercicios de interpretación, para la que es sin duda su película más ambiciosa hasta la fecha, y también la más pedante con diferencia. La empresa vuelve a ser compleja y sofisticada, como ya lo fue su visión de una familia numerosa e inquieta en su anterior película, pero esta vez cambia la vorágine y el jolgorio por la exquisitez más absoluta y una puesta en escena sobria y elegante. Lástima que a pesar de su larga duración apenas logremos saber con exactitud dónde se desarrolla la trama, si es Rusia o Transilvania donde se ubica la mansión que parece darle título, otro particular del que tampoco estamos muy seguros. Como la relación entre sus cinco personajes, que no queda definida aunque podamos intuirla, a los que se une un sexto, el mayordomo, siempre atento a las necesidades de los cinco aristócratas o militares que hablan y hablan sin parar durante las casi tres horas y media que dura la función, y que no duda en abofetear a sus subordinados cuando algo falla. Es quizás el orden establecido entonces y ahora, en una Europa cuyas identidades y particularidades hacen que la unificación resulte tan difícil. El continente, la guerra, el bien y el mal, la religión, sobre todo los evangelios, Dios y el Anticristo, son temas analizados por Solovyov que Puiu pone en boca de sus curtidísimos e intelectuales, tanto como decadentes, aristócratas, en un principio del siglo XX que parece vaticinar la llegada de la Revolución, aunque como de resurrección y de mantener el estado de las cosas también se trata, ni las balas pueden con este grupo francoparlante, no sabemos si porque algunos de sus integrantes son franceses, o porque era costumbre de la clase alta rusa hablar en el idioma de Montesquieu en época de los zares, claro que también se habla alemán y solo brevemente en ruso. Lo cierto es que no sabemos mucho ni se aclara nada a lo largo de sus tediosas tres horas. Frases e ideas que leídas podrán resultar fascinantes, volviendo una y otra vez atrás para entenderlas, pero que en este ejercicio teatral provocan aburrimiento y desconcierto, a la vez que su interés se va perdiendo en el horizonte. No cabe duda de que su elenco protagonista ha hecho un trabajo titánico, un esfuerzo notable, y merecen un aplauso por ello. Puiu, por su parte, se mira en los grandes cineastas europeos, la mística de Dreyer, el sarcasmo de Renoir, el dolor de Bergman, la insolencia de Buñuel o la narrativa de Oliveira, pero la combinación resulta enormemente indigesta, lo que no ha impedido que algunos la consideren una obra maestra, rubricada con el Giraldillo de Oro y el premio al mejor guion. 

ONDINA. UN AMOR PARA SIEMPRE El agua sobre Berlín 

Título original: Undine
Alemania-Francia 2020 90 min.
Guion y dirección
Christian Petzold Fotografía Hans Fromm Intérpretes Paula Beer, Franz Rogowski, Maryan Zaree, Jacob Matschenz Estreno en el Festival de Berlín 23 febrero 2020; en Alemania 2 julio 2020; en el Festival de Sevilla 6 noviembre 2020 (Sección oficial)


El mito de Ondina, la criatura mitad mujer mitad pez que se enamora de un hombre y vive condenada a amarlo para siempre, inspiró hace unos años una película de Neil Jordan protagonizada por Colin Farrell, y ahora sirve a Christian Petzold (Bárbara, Phoenix, En tránsito) para ofrecer su particular lectura del mito y que éste le sirva a un doble propósito de contar una historia de amor profundo, eterno e imposible, y generar una metáfora sobre los cambios urbanísticos en Berlín durante el siglo XX, especialmente con motivo de la reunificación de 1989. No en vano la protagonista, la hermosa Paula Beer a quien descubrimos en Frantz de François Ozon, trabaja en un museo como guía dedicada a informar sobre estos cambios urbanos. Petzold ilustra este fenómeno como una declaración de amor a la ciudad, a la vez que somete a su personaje a una relación en la que el sacrificio se convierte en tema preferente y catalizador. Lástima que el cuento no logre remontar, apenas consiga emocionar y todo acabe antojándose demasiado artificioso, que donde se pretendía hubiese poesía apenas hallemos bellas postales habitadas por gente guapa y atractiva. El esforzado trabajo de Franz Rogowski, de considerable parecido físico con Joaquin Phoenix, y la constante aparición como único leit motiv de la banda sonora del precioso adagio del concierto para teclado que Bach escribió inspirándose en otro para oboe de Alessandro Marcello, no logran aumentar el limitado interés de la cinta, lo que no ha impedido que se alce con los premios al mejor director y mejor montaje del festival.

viernes, 13 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 8ª JORNADA

EL ABRAZO El rancio camino de la libertad

Título original: L’étreinte
Francia 2020 98 min.
Dirección
Ludovic Bergery Guion Ludovic Bergery y Julien Boivent Fotografía Martin Roux Música David-François Moreau Intérpretes Emmanuelle Béart, Vincent Ddienne, Tibo Vandenborre, Yannick Choirat, Sandor Funtek, Nelson Delapalme, Marie Zabukovec, Eva Ionesco Estreno en el Festival de Sevilla 13 noviembre 2020 (Sección oficial fuera de competición)

Musa del cine francés de los noventa del siglo pasado con títulos como La bella mentirosa, Un corazón en invierno o Nelly y el Sr. Arnaud, Emmanuelle Béart da vida en el debut en la dirección de largometrajes de Ludovic Bergery, a una mujer que ha quedado recientemente viuda y decide retomar las riendas de su vida cursando alemán en la universidad. Como si de un cliché alargado se tratase, su personaje pronto recorrerá un único camino posible de recuperación de su libertad, propiciado por los comentarios de un joven homosexual con el que emprende una confidencial amistad, y por el lógico apetito sexual de sus compañeros y compañeras veinteañeras. Ese camino naturalmente es el de la búsqueda del sexo y el amor, con los tumbos habituales en estos casos de escasa experiencia sentimental, y alguno más que resulta del todo inapropiado e imperdonable. Nos hubiera gustado que la deriva del personaje hubiese sido aprender, independizarse y hacerse fuerte como mujer libre y decidida, sin dependencias basadas en estructuras rancias. Con todo la cinta se deja ver por su ritmo más o menos constante, la simpatía de los intérpretes jóvenes, y la presencia de esta atractiva y madura estrella gala. 

DAU. NATASHA Larga, tediosa y deleznable provocación

Rusia-Alemania-Ucrania-Reino Unido 2020 145 min.
Dirección
Ilya Khrzhanoskiy y Jekaterina Oertel Guion Ilya Khrzhanoskiy, según el libro de Kora Landau-Drobantseva Fotografía Jürgen Jürges Intérpretes Natalia Berezhnaya, Olga Shkabarnya, Vladimir Azhippo, Alexei Blinov, Anatoliy Sidko, Luc Bigé Estreno en el Festival de Berlín 26 febrero 2020; en el Festival de Sevilla 10 noviembre 2020 (Sección oficial)


Primera en estrenarse de una serie de quince películas destinadas a diversos formatos de exhibición, producidas casi todas este año. Parte de una cinta del pasado año dedicada al físico soviético Lev Landau, según las memorias escritas por su esposa Kora Landau-Drobantseva, que sin embargo aun espera estreno. La que sí pretende hacerlo, si la censura no lo impide, y de momento lo ha hecho en algunos festivales, como el de Berlín, donde se llevó el premio a la mejor contribución artística, es este tedioso y radical episodio. Centrado en una camarera de la cantina de un instituto científico soviético, y sus relaciones con su compañera de trabajo, con un científico francés y un oficial depredador, juega durante sus estiradísimas casi dos horas y media a la pura provocación. Así mantiene durísimas peleas verbales y físicas con su joven colega, una escena de sexo explícito, pornográfico, y otra de humillación extrema con el oficial que la veja y tortura, siempre bajo una estética tan deudora de Fassbinder como de Lars von Trier, una planificación teatral y un sentido escabroso del espectáculo, que reduce a la mujer a una mera prostituta digna de las más abyectas aberraciones quizás como paradigma de la fuerza destructiva del régimen estalinista. Para que no falte ninguna lindeza, el alcohol corre también desagradable y generosamente. Dicen que esta serie se ha rodado durante diez años, dos de ellos con todo su elenco artístico y técnico encerrado en el set; otro detalle del extremismo que rodea la producción. Si todos los demás episodios juegan a la misma intención de provocar y asquear, mejor será evitarlos.

FANNY LYE DELIVER’D Contra el monstruo puritano

Reino Unido-Alemania 2019 112 min.
Guion, música y dirección
Thomas Clay Fotografía Giorgos Arvanitis Intérpretes Maxine Peake, Charles Dance, Freddie Fox, Tanya Reynolds, Zak Adams, Peter McDonald, Perry Fitzpatrick, Kenneth Collard Estreno en Reino Unido (Internet) 26 junio 2020; en el Festival de Sevilla 6 noviembre 2020 (Sección oficial)


La tercera película como director de Thomas Clay, que también se encarga del guion y la aparatosa y anticlimática banda sonora, se ambienta en época de Cromwell y la ola de puritanismo que asoló Inglaterra, invadió el resto del mundo y aun se hace evidente en países como Estados Unidos. Dos parejas y un niño se enfrentan en esta cinta rodada un poco a la antigua usanza, como si de un film de época de los sesenta del siglo pasado se tratara, y con cierto sabor también a western. La más veterana sigue los dictados de la república, ella casi como una criada al servicio de su señor, mientras la otra, fugitivos refugiados en la casa de los primeros, propugnan un estilo de vida hippy, libres de las ataduras y represalias de la Iglesia, en busca de la felicidad, el paraíso, en esta vida y aquí en la Tierra. La lucha por la razón y la llegada de los buscadores de forajidos desenlaza una vorágine de violencia que se erige en principal reclamo de una película que pretende ser un eslabón más en la propagación de la igualdad de género y la liberación de la mujer. Todo esto con un innegable sentido del entretenimiento y las acertadas interpretaciones de su atractivo elenco.

jueves, 12 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 7ª JORNADA

QUO VADIS, AIDA? No sin mi familia

Bosnia y Herzegovina-Austria-Rumanía-Alemania-Polonia 2020 104 min.
Guion y dirección
Jasmila Zbanic Fotografía Christine A. Maier Música Antoni Lazarkiewicz Intérpretes Jasna Djuricic, Izudin Bajrovic, Boris Ler, Dino Bajrovic, Johan Heldenbergh, Raymond Thiry, Emir Hadzihafizbegovic, Joes Brauers, Boris Isakovic Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 12 noviembre 2020 (Sección oficial)

Casi ochocientas mil quinientas personas, en su mayoría hombres y niños, fueron asesinados por el ejército serbio en 1995 como consecuencia del desalojo de Srebrenica y la burla a los cascos azules holandeses desplegados en la zona para proteger a los bosnios amenazados sistemáticamente por la bestia serbia y su empeño en completar la limpieza étnica que motivó la Guerra de los Balcanes, una de las últimas grandes vergüenzas de nuestro continente y el planeta en general, y desde luego una prueba evidente de que queda mucho por hacer para considerarnos civilizados. La realizadora bosnia Jasmila Zbanic, que hace una década obtuvo cierto reconocimiento con su película En el camino, honra la memoria de las víctimas de este execrable genocidio poniendo en el objetivo de su historia a una profesora del lugar que la ONU emplea como intérprete oficial, lo que en cierto modo ella intenta utilizar para salvar a su familia, marido y dos hijos, de lo que es a todas luces una masacre anunciada. La impotencia e inutilidad manifiesta de las fuerzas de las Naciones Unidas, entregando a las víctimas literalmente a los leones, como el propio título bíblico de la película parece anunciar, quedan expuestas en un modélico guion que Zbanic aprovecha para convertir en un trabajo enérgico y frenético, una lucha sin tregua ni cuartel por la supervivencia, y por extensión una denuncia más de la ilimitada maldad que habita en la humanidad. Un trabajo bien hecho y una producción considerable que la directora maneja con extraordinaria profesionalidad y considerable eficacia para conmover y extenuar, y desde luego uno de esos trabajos necesarios para recordarnos lo que somos y lo que no se debe repetir 

DRUK (ANOTHER ROUND) Con un sorbito de champán

Dinamarca 2020 116 min.
Dirección
Thomas Vinterberg Guion Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm Fotografía Sturla Brandth Grøvlen Intérpretes Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, Susse Wold, Maria Bonnevie, Helene Reingaard Neumann Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2020; en Dinamarca 24 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 6 noviembre 2020 (Selección EFA)


Con una estimable adaptación de Lejos del mundanal ruido por medio, Vinterberg ha vuelto a colarla después del despropósito que supuso La caza. De nuevo Mads Mikkelsen como protagonista y otra vez un disparate enorme disfrazado de provocación y presunta transgresión. Lejos quedaron los tiempos de Celebración, donde la histeria y el exceso sí tenían una justificación y un sentido. Quien diera vida a un profesor apreciado en la comunidad que de la noche a la mañana se ve despreciado y vilipendiado por todo el mundo tras una inverosímil denuncia de acoso sexual por parte de una alumna, incorpora ahora a otro profesor, esta vez desilusionado y hastiado de la vida. Una sociedad en la que quien disfruta de una vida cómoda, casado con el amor de toda su vida, con dos hijos ejemplares, un trabajo bien considerado y un buen puñado de amigos, se permite sentirse desgraciado, es sin duda una sociedad enferma. Pero que quiera remediarlo, él y sus colegas, con alcohol como estímulo, en cantidad suficiente para dar el paso adelante sin sufrir grandes perjuicios, es sin duda un disparate. Encima se justifica con figuras del calibre de Roosevelt, Churchill o Hemingway como si fueran la panacea de la Historia a pesar de su vocación bebedora, lo que agrede al sentido común, por divertido que pueda resultar ver a dignos mandatarios contemporáneos dando discursos en actitud ebria. Por si fuera poco, la empresa se antoja machista y misógina, con dos únicas protagonistas mujeres que representan una a la insufrible comandante de la casa, la otra a una farsante moralizante. Ni sombra de la terrible resaca. Por el contrario asistimos a innumerables gracietas de borrachines y una pérdida de la inhibición recomendada incluso al estudiante desconfiado de sí mismo. Bondades del alcohol previniendo de que el exceso nunca es bueno, y derivando en el sacrificio como consecuencia hosca y banal. Un baile acrobático de Mikkelsen y unos whatsapp redentores al final y todo queda arreglado, y encima Vinterbeg obtiene cuatro grandes nominaciones a los Premios Europeos del Cine y su elenco machista el premio al mejor actor en San Sebastián, donde esa crítica que se llama Feroz e irrumpió con todo su descaro hace apenas unos años, le otorga su particular premio en el mismo festival. Por último una aclaración: cuando celebran el talento de un supuesto pianista que también bebía para estimularse, lo hacen con una pieza de Schubert, la Fantasía D. 940, ¡a cuatro manos! ¡Con todo el repertorio que podrían haber elegido para un solo pianista! 

FEBRUARY Sinfonía de la vida en tres movimientos 

Título original: Février
Bulgaria-Francia 2020 125 min.
Guion y dirección
Kamen Kalev Fotografía Ivan Chertov Música Petar Dundakov Intérpretes Ivan Nalbantov, Lachezar Dimitrov, Kolyo Dobrev, Hristo Dimitrov-Hindo Estreno en el Festival de Sevilla 11 noviembre 2020 (Sección oficial)


Febrero
es ante todo una película hermosa y poética, una experiencia hipnótica que te atrapa con aparentemente pocos recursos pero una proverbial facilidad para conjugarlos. Concisa y a la vez contemplativa, la cinta del búlgaro Kamen Kalev retrata la vida de un hombre sencillo en tres momentos diferentes y sin embargo aparentemente contemporáneos entre sí, la niñez, el paso de la juventud a la madurez a través del matrimonio y el servicio militar, y la vejez a la espera de una muerte que no se puede prever ni planificar, como demuestra la danza del protagonista al son de Kathleen Ferrier y la canción inglesa The Fidgety Bairn. Las tres etapas están condicionadas por una autoridad superior, el abuelo que educa y orienta, el mando oficial y el destino que acecha, como a cualquier otra persona en este mundo. El protagonista comulga como nadie con la naturaleza, la respeta y venera en toda su amplitud y esplendor, lo que provoca un espectáculo suntuoso de parajes extraordinarios y singular animalario. El niño que descubre la casa deshabitada, ese misterio que siempre nos ha cautivado y que casi todos y todas hemos experimentado, un primer contacto con los recuerdos, el más allá y el destino. El joven que se presta voluntario para proteger una isla que recorre en silencio y compañía de las gaviotas que la habitan, y que cuando es interrogado por sus pensamientos no sabe o no tiene nada que contestar. Y el viejo que suponemos ha dejado atrás familia y obligaciones para refugiarse en su hábitat, cuidar sus animales y esperar la única realidad que nos espera, la muerte, quizás seguida de una reencarnación o de cualquier otra forma conforme a esa madre naturaleza que tanta agresión sufre de la moderna civilización. Un film que se disfruta en su dimensión poética, reflexiva y estética, y que merece sin duda el máximo reconocimiento en un Festival de Sevilla que supone una de sus primeras puestas de largo.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 6ª JORNADA

BILLY En un país indecente

España 2020 70 min.
Guion y dirección
Max Lemcke Fotografía Javier Palacios Música Pierre Omer Documental Estreno en el Festival de Sevilla 11 noviembre 2020 (Historias extraordinarias)

En un avanzado momento de este necesario documental, Alfonso Guerra justifica las concesiones que se hicieron en la transición española como condición necesaria para disfrutar de inmediato de la democracia, dejando en diferido los ajustes necesarios para una justicia efectiva que nunca ha llegado. Ya lo denunciaba el emocionante documental El silencio de otros en relación a la gente represaliada por la Guerra Civil, y lo hace ahora este otro documental dirigido con más vocación y convicción que auténtico oficio por Max Lemcke, después de haberse labrado un porvenir como cineasta en cine y televisión. Hasta su muerte hace unos meses, víctima del coronavirus, el criminal Antonio González Pacheco vivió cómodamente, en una de las mejores zonas de Madrid, disfrutando de su pasión por las maratones, así como de reconocimientos por sus servicios en la Brigada Político Social desde todo punto de vista indecentes y contrarios a los más elementales derechos humanos. Apodado Billy el Niño por su aspecto enjuto y su mala leche, que le llevó a torturar y asesinar a cientos de antifranquistas, generalmente estudiantes, este film no se centra afortunadamente, como hubiera podido esperarse, en sus truculentos procedimientos y sus fechorías, sino en el clamor, todavía, por justicia que hacen sus víctimas, entre ellos Chano Galante, a quien también se lo llevó la pandemia y que tuvo un papel destacado en El silencio de los otros y la lucha por la memoria histórica que actualmente se lleva a cabo en Argentina, para vergüenza de un país incapaz e insensible ante el sufrimiento de quienes hicieron posible que hoy vivamos supuestamente en libertad. En Billy se percibe el dolor de las víctimas, y por extensión de todos y todas quienes aun creemos en los derechos humanos. Entre los testimonios encontramos a Paco Lobatón, Lidia Falcón o Josefa Rodríguez “Asturias”, pero entre los políticos solo Pablo Iglesias tuvo la decencia de prestar voz a esta lucha democrática, justa y libre. Porque lo de Pacheco y quienes lo acompañaron fue también una debilidad de los gobiernos supuestamente democráticos que los ocultaron y protegieron, tal como hicieron con la monarquía que Franco tan astutamente había preparado para extender su sombra. En lo formal Billy se toma pocas licencias, salvo salpicar de humor la dureza de su testimonio con fragmentos de un spaghetti western sobre el malhechor del oeste americano, y de un episodio de los dibujos animados de Lucky Luke. Otras ilustraciones, ya más serias, incluyen secuencias de 7 días de enero de Bardem, que reconstruye el crimen contra los abogados laboralistas de la calle Atocha.

EN VIVO Porno entre bambalinas

España 2020 63 min.
Guion y dirección
Antonio Hens Fotografía Antonio Hens y Teo Palomo Documental Estreno en el Festival de Sevilla 11 noviembre 2020 (Panorama andaluz)


Militante desde el cortometraje que le dio a conocer y bautizó a su productora, Malas compañías, el cordobés Antonio Hens se sumerge ahora, poco después de estrenar junto a Antonio Álamo Mi gran despedida, en el mundo de la pornografía gay siguiendo a varios participantes del salón erótico de Barcelona intuimos que del año pasado. Por la pantalla desfilan actores porno españoles como Alejandro Mango, Jonathan Stick o Frank Valencia enseñándonos en principio lo que es su vida cotidiana. Al menos así lo parece cuando Antonio Miracle y su marido Mario Domenech muestran los anabolizantes y demás medicamentos que se meten diariamente en el cuerpo, con el debido control médico, para mantener sus esculturales cuerpos y la energía suficiente para rodar sus películas sin altibajos. Pero pronto comprobamos que el film no va más allá de mostrar al resto del elenco actuando en sus shows y estimulándose entre bambalinas, incluso con orgías improvisadas, con la única originalidad de ilustrarlo con el contrapunto musical de Falla y zarzuelas populares. Que el resultado final no escatime en sexo explícito es lo de menos, está más que superado; pero la oportunidad de zambullirse en las vidas de estos profesionales del sexo, con un interés ya limitado de por sí, queda definitivamente perdida en este delirio porno gay. 

AMMONITE La vida privada de los fósiles

Reino Unido-Australia-USA 2020 117 min.
Guion y dirección
Francis Lee Fotografía Stéphane Fontaine Música Volker Bertelmann y Dustin O’Halloran Intérpretes Kate Winslet, Saorise Ronan, Gemma Jones, James McArdle, Alec Secareanu, Fiona Shaw Estreno en el Festival de Toronto 11 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 9 noviembre 2020 (Sección oficial)


Mary Anning fue una famosa paleontóloga inglesa en el siglo XIX, que inspiró incluso algunos de los hallazgos de Darwin en sus teorías sobre la evolución. Superviviente de una familia de diez hermanos, ocho de ellos fallecidos, llevó a cabo sus
búsquedas de fósiles e investigaciones mientras cuidaba de su madre y de un pequeño negocio familiar en Lyme, Dorsey. Reservada y huraña de carácter, la coraza que cubría su propia amonita fue capaz de abrirla una joven de clase alta que quedó a su cuidado después de que su esposo quedara fascinado con la habilidad de Anning para realizar su minucioso trabajo, como minuciosa es la forma en que Francis Lee, director del drama homosexual Tierra de Dios, cuenta esta delicada historia sobre la relación que se entabló entre ambas mujeres y cómo ésta despertó sus emociones y sensibilidades. Muchas mujeres en aquella época, sometidas a matrimonios indeseados y objetos sexuales sin que sus parejas se preocuparan por satisfacerlas, debieron sucumbir a la experiencia de disfrutar entre ellas, al margen de las que lo hicieran por pura orientación sexual. Lee indaga en esta realidad con mucha delicadeza y un gusto exquisito, mientras sus protagonistas le ponen en bandeja unas memorables interpretaciones, muy especialmente la muy matizada de Kate Winslet, prodigio de transmisión de emociones solo con miradas y gestos muy controlados, tanto como lo es el personaje que le toca interpretar. Su valía como científica y creativa, así como su capacidad para enamorar, encuentra también el tono justo, reivindicándose sin estridencias ni histerias gratuitas, tan solo con la elegancia habitual en este tipo de producciones hechas con tanto cariño como sentido de la responsabilidad.

martes, 10 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 5ª JORNADA

SWEAT El (des)afecto de las redes

Polonia-Suecia 2020 100 min.
Guion y dirección
Magnus von Horn Fotografía Michal Dymek Música Piotr Kurek Intérpretes Magdalena Kolesnik, Julian Swiezewski, Aleksandra Konieczna, Zbigniew Zamachowski, Tomasz Orpinski, Lech Lotocki, Magdalena Kuta Estreno en el Festival de Toronto 14 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 10 noviembre 2020 (Sección oficial)


Magnus von Horn debutó en 2015 bajo bandera sueca con el film Después de esto, un interesante aunque en cierto modo manipulador thriller sobre un joven rechazado en su comunidad tras haber cumplido condena por un crimen cometido. Cinco años después presenta su segundo largometraje, esta vez bajo bandera polaca pero repitiendo una inquietud, el comportamiento de la sociedad frente a un fenómeno susceptible de ser juzgado de forma tan popular como equivocada. Se trata del mundo de los y las influencers, un nuevo oficio, al menos esta película lo trata acertadamente así, basado en una desorbitada capacidad para crear tendencias y hacer márketing de forma más personal y directa. La protagonista de la película, igual que Faye Dunaway en Network, un mundo implacable, vive prácticamente las veinticuatro horas entregada a su trabajo. Lo que allí era la televisión aquí son las nuevas redes de comunicación, internet, el móvil y todas las aplicaciones adaptables al formato digital. En su caso se trata del entrenamiento personal y todos los productos que conlleva, a lo que la actriz Magdalena Kolesnik se entrega, en su primer trabajo como protagonista, en cuerpo y alma, realizando un considerable esfuerzo físico y mental para dar vida a esta persona seguida por cientos de miles de admiradoras y sin embargo carente de un afecto íntimo y cercano. Durante algunos días en su ajetreada vida asistimos a un escabroso episodio que pondrá precio a la fama a la vez que revelará lo complicado que es encontrar una relación sincera y cómplice, ni siquiera en la familia, frente a la euforia que desatan estos espejos digitales tan falsos y tan efímeros como un helado a la puerta de un colegio. La cálida dirección y el muy acertado trabajo de la protagonista consiguen transmitir sin embargo luz y esperanza en un entorno en el que solo funciona el sensacionalismo y un brillo cegador. 

NUNCA VOLVERÁ A NEVAR Una experiencia hipnótica 

Título original: Sniegu juz nigdy nie bedzie
Polonia-Alemania 2020 113 min.
Guion y dirección
Malgorzata Szumowska y Michal Englert Fotografía Michal Englert Intérpretes Alec Utgoff, Maja Ostaszewska, Agata Kulesza, Weronika Rosati, Katarzyna Figura, Lukasz Simlat, Andrzej Chyra, Krzysztof Czeczot, Maciej Drosio Estreno en el Festival de Venecia 6 septiembre 2020; en Polonia 16 octubre 2020; en el Festival de de Sevilla 9 noviembre 2020 (Sección oficial)


La nueva película de la aclamada directora de Amarás al prójimo, Cuerpo (Cialo) y Mug es aun más enigmática y compleja que las anteriores, quizás por influencia de su habitual director de fotografía, que ahora comparte también labores de guionista y dirección. Podríamos considerar esta inclasificable película como un cuento moral sobre la lucha de clases, o quizás un ajuste de cuentas entre aquel telón de acero y la nueva clase acomodada polaca, que habita en barrios residenciales de casas idénticas, algo que recuerda a otra extrañeza estrenada este año, Vivarium. En ese enrarecido e impersonal paisaje se desarrolla la relación entre un joven masajista venido de Ucrania y nacido en plena radioactividad generada por la catástrofe de Chernobyl, y los acomodados vecinos de la extraña comunidad. A esa radiación se refiere la imposibilidad de que en un futuro próximo volvamos a disfrutar de la nieve, aunque aquí parece que el polvo radioactivo inunde sistemáticamente las vacías y enfermas vidas de los residentes del mencionado barrio cuyas mujeres parecen caer rendidas a los encantos varoniles del apuesto masajista, y cuyos esposos se rinden a su poder hipnótico, que les permite vagar por un bosque de esperanza, calma y libertad ajeno a sus míseras y grises vidas. No cabe duda de que por difícil que pueda resultar desentrañar las enigmáticas y enrevesadas claves que propone tan complejo film, merece un aplauso unánime su trabajo artístico, tan elaborado y significativo como la espléndida selección musical que incluye Chopin, Shostakovich, Rachmaninov o el compositor de moda Max Richter, así como unos puntuales pero marcados efectos visuales, todo lo cual consigue dar un acabado formal impecable e igualmente sensual y casi onírico a este sorprendente trabajo. 

SIBERIA Delirios de autor

Italia-Alemania-México 2020 92 min.
Dirección
Abel Ferrara Guion Abel Ferrara y Christ Zois Fotografía Stefano Falivene Música Joe Delia Intérpretes Willem Dafoe, Dounia Sichov, Daniel Giménez Cacho, Simon McBurney, Cristine Chiriac, Trish Osmond, Anne Ferrara, Fabio Pagano, Phil Neilson, Laurent Arnatsiaq, Valentina Rozumenko Estreno en el Festival de Berlín 24 febrero 2020; en Alemania 2 julio 2020; en el Festival de Sevilla 7 noviembre 2020 (Sección oficial)


En su infatigable carrera cinematográfica Siberia es el sexto trabajo de Abel Ferrara protagonizado por Willem Dafoe, en una colaboración que ha convertido al actor en alter ego del realizador, al menos en sus dos últimas películas, Tommaso y ésta su continuación natural aunque se aleje tanto de ella a nivel narrativo como estético. A Dafoe le toca ahora interpretar el complicado e ininteligible subconsciente del atormentado director americano, una vez que parece haber perdido ya toda esperanza de que su país de origen sufrague ninguno de sus nuevos delirios. Imposible seguir las andanzas físicas y mentales de un Dafoe que parte de una cabaña en un paisaje montañoso, nocturno y nevado, donde sirve bebidas calientes y alcohólicas, y sigue en trineo por cuevas habitadas por seres grotescos, y continúa por verdes prados al encuentro de sanadores, familiares, recuerdos y frustraciones. Todo eso está ahí, pero no el sentido ni el significado, que parece Ferrara se lo guarde muy dentro de sí, o simplemente es que no sabe transmitirlo. Lo cierto es que tanto ombliguismo disfrazado de metafísica a lo único que acaba conduciendo es al desinterés y el aburrimiento. Si lo que Ferrara busca es perplejidad y creatividad, que vaya buscando otro camino.

lunes, 9 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 4ª JORNADA

MAKE UP ¡Ponte peluca! 

Reino Unido 2020 86 min.
Guion y dirección
Claire Oakley Fotografía Nick Cooke Música Ben Salisbury Intérpretes Molly Windsor, Joseph Quinn, Stefanie Martini, Theo Barklem-Biggs, Lisa Palfrey, Elodie Wilton Estreno en Reino Unido 31 julio 2020; en el Festival de Sevilla 7 noviembre 2020 (Historias extraordinarias)

La debutante Claire Oakley lleva al terreno del psicodrama una historia de descubrimiento sexual que se pretende tan perturbador como original. Ideal para que Brian de Palma hubiera hecho en su momento una de esas películas de terror combinado con erotismo que tan buenos frutos dieron a finales de los setenta y principios de los ochenta, Oakley sin embargo no sabe otra cosa que marear la perdiz, dirigirnos por un camino lleno de incoherencias, trampas y disparates, parece ser con el único fin de despistarnos y asegurarse la sorpresa final. En su favor destacaremos los fríos paisajes veraniegos de Cornwall y cierto aroma a drama gótico al estilo de Rebeca. El juego de pelucas e identidades disfrazadas que propone no sirve más que para ahondar en esa intención meramente embaucadora que en definitiva parece querer ser este Psicosis con jóvenes revueltos en una intriga sexual. La falta de ritmo y de tensión acaba por redondear el fallido ejercicio y su delirante resolución, con un añadido anacrónico que malogra aun más la función. 


LA VIDA ERA ESO Las cenizas del destino

España 2020 107 min.
Guion y dirección
Diego Martín de los Santos Fotografía Santiago Racaj Intérpretes Petra Martínez, Anna Castillo, Florin Piersic jr., Ramón Barea, Daniel Morilla, María Isabel Díaz Lago, Pilar Gómez Estreno en el Festival de de Sevilla 7 noviembre 2020 (Sección oficial)

Los personajes de Petra Martínez y Anna Castillo coinciden en la habitación de un hospital en Gante. La rendición de la más veterana frente al optimismo y la alegría de vivir de la joven serán las primeras piedras que distingan y separen a estas dos mujeres, pero pronto el destino les tendrá preparada una sorpresa en forma de viaje iniciático y de descubrimiento que llevará a la primera a Almería y a enfrentarse a sus propios fantasmas y recuperar la identidad y la libertad que tantos años haciendo lo que se esperaba de ella le han robado. Para eso está también esa televisión belga que relata los fenomenales acontecimientos que tuvieron lugar en la Puerta del Sol madrileña en aquel esperanzador Movimiento 15-M del que apenas queda hoy una sombra. Martín de los Santos cuenta su historia afortunadamente sin estridencias, confiando en la credibilidad y el rostro expresivo de Petra Martínez y la frescura y singular naturalidad de Anna Castillo, que no le defraudan. A partir de ahí se deja llevar por las cosas sencillas, somete a su heroína, movida por una generosidad extraordinaria pero también una insospechada curiosidad por la vida, a un viaje sin retorno que le proporcionará más confianza, más autoridad y mayor libertad para decidir, eso sí sin extremismos ni salidas de tono. Ritmo e interés juegan a favor de todos los implicados e implicadas en esta sencilla y agradable película. 

GAGARINE La poética del suburnauta

Francia 2020 95 min.
Dirección
Fanny Liatard y Jérémy Trouilh Guion Benjamin Charbit, Fanny Liatard y Jérémy Trouilh Fotografía Daniel Darmon Música Evgueni Galparine, Sacha Galparine y Amin Bouhafa Intérpretes Alseni Bathily, Lyna Khoudri, Jamil McCraven, Finnegan Oldfield, Farida Rahouadj, Denis Lavant, Cesar ‘Alex’ Ciurar, Rayane Hajmessaoud Estreno en el Festival de Cannes (internet) 24 junio 2020; en Francia previsto 20 enero 2021; en el Festival de Sevilla 8 noviembre 2020 (Sección oficial)


El debut en el largometraje de Fanny Liatard y Jérémy Trouilh es una desvergonzada mezcla entre Los miserables (de Ladj Ly), Attack the Block y Marte, en el que tres jóvenes intentan evitar la demolición del edificio en el que crecieron, construido en los años sesenta con motivo de la visita a París del primer cosmonauta, el soviético Yuri Gagarine, de quien el protagonista toma prestado el nombre de pila y su pasión por la ingeniería aeroespacial. A fuerza de episodios a menudo dispersos, sus realizadores nos invitan a una serie de lugares comunes, con la presentación de la gente humilde y buena del barrio, el antagonismo de los inevitables gamberros que trapichean con droga y se pretenden amos del vecindario, y los buenos momentos que viven sus protagonistas, inmigrantes africanos, árabes y rumanos, a ritmo de reggae, rock, sonrisas, lenguaje morse y buen rollo. El delirio llega después, con el joven Yuri encerrado en el edificio a punto de demolerse y entregado a una fantasía onírica que convierte el inmueble en plataforma espacial al estilo de 2001, provocando una gravedad cero sobre la que los responsables del film pretenden erigir su particular poética visionaria. Desde su estreno en internet con motivo del Festival de Cannes, se están empeñando en convertirla en la película europea del año, a pesar de tratarse de una fábula carente de tensión, con una emoción impostada y poco proclive a aportar algo nuevo en relación a la dura realidad social que denuncia de forma amable y velada, y que tiene que ver con el desarraigo de los desfavorecidos en favor de una élite dispuesta a limpiar las ciudades con grandes hoteles, oficinas suntuosas y barrios residenciales de lujo. Destaca la impecable banda sonora de los infatigables hermanos Galperine.