jueves, 29 de abril de 2021

FRAN CANTÓ Y LA CONJUNTA BRILLAN CON SAVIA NUEVA

Concierto nº 4 de la 10ª temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta. Francisco Cantó, clarinete. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Quinteto para clarinete (versión para orquesta de cuerdas), de Weber; Dos melodías nórdicas op. 63, de Grieg; Simple Symphony, de Britten. Iglesia de la Anunciación, miércoles 28 de abril de 2021


Habrá quien piense que es una temeridad abrir cines y teatros en plena pandemia, mientras la mayoría de países de nuestro entorno han optado por una drástica solución contraria. No podemos estar tampoco seguros de que no haya habido brotes en estas manifestaciones colectivas, pero sí de que se han adoptado medidas de protección tan acertadas que casi hemos experimentado una mayor seguridad en estos espacios culturales que en nuestras propias casas, donde por mucho interés que pongamos siempre estaremos expuestos a agentes insospechados externos que pueden alterar nuestro confort. De lo que no cabe duda es que nos colma de alegría que a una misma hora y en una misma calle, solo cruzándola, ayer tarde unos pudieran estar disfrutando de la Barroca y otras personas lo hicieran de nuestro conjunto sinfónico más joven, que aproximadamente una vez al mes nos emociona con su excelente trabajo y esos programas tan atractivos que confecciona su principal responsable, Juan García Rodríguez.

Un estupendo clarinetista

Él fue el encargado de abrir el concierto, acompañando al gaditano y profesor del Manuel Castillo Fran Cantó en un espléndido Concierto para clarinete de Carl Maria von Weber. Se trata en realidad de su Quinteto para clarinete, pero su gramática es tan premeditadamente concertante, incluso si se escucha en su versión original, que se presta casi sin apenas arreglos a interpretarse en versión orquestal, solo aumentando el número de instrumentos por parte y añadiendo contrabajos a la cuerda grave. Apenas una treintena de jóvenes, y más de la mitad chicas, una espléndida idea para ir poco a poco equilibrando una balanza aún muy desigual, acompañaron al estupendo clarinetista, que curiosamente es integrante de un quinteto que lleva el nombre de Heinrich Baermann, el clarinetista y gran amigo de Weber al que éste dedicó la pieza, por lo que también se le conoce como Quinteto Baermann, como su formación, y que así interpretado podemos considerarlo no solo como su Grand Quintet sino como su cuarto concierto para el instrumento (Dos conciertos y un concertino).

Cantó aprovechó la ocasión para hacer alarde de habilidad técnica y efusiva coloratura, con escalas vertiginosas, pasajes muy virtuosos y expresividades a flor de piel que el músico resolvió con maestría. Su clarinete sonó imperioso en el allegro inicial, potenciando el estilo arioso y la ductilidad en el fraseo del bellísimo adagio o fantasía, sereno y a la vez rítmico en el minueto, y diabólicamente ágil en el rondó final, entre ligero y exuberante y siempre atento a subrayar su amplio despliegue de recursos instrumentales. La batuta de García se plegó con mimo y respeto, sin sacrificar fuerza ni intensidad dramática y con un magnífico trabajo por parte de la plantilla.

Taller de dirección

Tres estudiantes de dirección orquestal protagonizaron el resto del programa, emitido en streaming para compensar la estricta limitación de aforo en el templo de la calle Laraña. Juan Ignacio Perea exhibió liderazgo y profesionalidad en las dos Melodías nórdicas de Grieg, cuyo estilo espectral se vio beneficiado por la particular acústica de la iglesia, pues aunque la reverberación y dispersión general suele perjudicar a la música, en este caso potenció el particular espíritu elegiaco del compositor noruego. En estilo folk se estructura sobre una melodía muy popular, que incluso ha inspirado baladas del oeste americano como la que Dimitri Tiomkin compuso para la serie de televisión The Wild Wild West, y en ella Perea estuvo atento a sus inflexiones melódicas y su tono melancólico de delicadas texturas y espíritu desolado y ensoñador, con una escalada de intensa emoción y tono apesadumbrado. También acertó a plasmar el estilo más amable y desenfadado de Kuhlokk-Stabbelaten, la segunda de estas hermosas melodías.

De izquierda a derecha: Agustín Maestre, Amelia Marín y Juan Ignacio Perea

La Sinfonía simple que Britten compuso con veinte años recuperando piezas concebidas en su infancia, se dividió en dos partes, cada una encomendada a una batuta distinta. Agustín Maestre tuvo que hacer frente a los dos primeros movimientos, en los que Britten juega más a alternar familias orquestales y combinar capas de textura, lo que quedó malogrado por la acústica del lugar y afectó a la labor, por otro lado disciplinada y atenta, del joven director, especialmente en un alegre pizzicato que sonó así algo enmarañado. Amelia Marín tuvo sin embargo la suerte de enfrentarse a la zarabanda sentimental, el más logrado de los cuatro movimientos, que la joven resolvió con un amplio abanico de recursos y un sabio juego de dinámicas, extrayendo de la pieza toda su belleza y emotiva expresividad, hasta culminar con un ágil final travieso. Salvo algún roce aislado sin importancia, la orquesta respondió con un altísimo nivel de calidad, ratificándose como uno de los proyectos fuertes del CICUS universitario.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 28 de abril de 2021

TUR BONET Y LA BARROCA DE SEVILLA: ACADEMIA DE LOS SENTIDOS

Temporada de conciertos 2020-2021 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Lina Tur Bonet, violín y dirección. Programa: Concerti Grossi op. 6 nº 3 en do menor y nº 4 en Re mayor, de Corelli; Concerto Grosso op. 6 nº 4 en la menor, de Händel; Concierto para violín en la menor BWV 1041, de Bach. Espacio Turina, martes 27 de abril de 2021

La buena relación forjada entre Lina Tur Bonet y los músicos afincados en Sevilla, tras las excelentes acogidas que la ibicenca ha tenido en eventos como las Noches en los Jardines del Alcázar o el recientemente celebrado Festival de Música Antigua, ha debido propiciar que fuera ella la elegida para sustituir a última hora a la inicialmente convocada violinista japonesa Mayumi Hirasaki tras sufrir una repentina indisposición. Lo cierto es que la capacidad de liderazgo de Bonet y su entrega apasionada a cada proyecto que acomete han debido pesar a la hora de abordar con tanta naturalidad y eficiencia un programa que ni siquiera ha diseñado, le ha venido impuesto y sin embargo se ha adaptado a él como un guante. Apenas ha tenido tiempo para ensayar junto a la orquesta y ni eso ha sido un obstáculo para lograr tan estimulantes resultados.

La inspiración emergió ya en el arranque con un largo sumamente reflexivo seguido de un allegro vertiginoso antes de que el arco le jugara una mala pasada a Mercedes Ruiz y hubiera de interrumpir el Concierto op.6 nº 3 de Corelli, ocasión que Ventura Rico aprovechó para con su habitual amabilidad y encomiable educación agradecer al público su asistencia y a la violinista su buena disposición, quien respondió con igual talante y refulgentes piropos a nuestra ciudad. El programa pretendía demostrar la incombustible influencia del maestro italiano en la escuela europea instrumental, la trascendencia de su legendario opus 6, cómo sirvió de modelo e inspiración al mismo cuerpo orquestal de Händel, y mostrar las habilidades al violín barroco de la invitada con uno de los imperecederos conciertos de Bach. Todos objetivos cumplidos que arrancaron con este nº 3 corelliano, rebosante de resonancias y movimientos rápidos y exuberantes, en el que Bonet y un excelente Leo Rossi, con el apoyo de la siempre espléndida Ruiz, se enfrentaron a un generoso tutti presto a imitaciones y fuertes contrastes, potenciando la robustez del conjunto. Unas prestaciones que se repitieron en el nº 4 con el que terminó el programa, destacando la meditada belleza con la que la violinista atacó el adagio, así como la suntuosidad del vivace y el dinamismo del allegro final, siempre con la orquesta plegándose en óptimas condiciones.

Bonet sorteó con habilidad el sonido habitualmente áspero del instrumento histórico, alcanzando en algunos momentos un timbre sedoso y aterciopelado, y logrando en el Concierto nº 1 de Bach habilidades llenas de inventiva e imaginación. Eso sin hablar de la delicadeza y elegancia que exhibió en un movimiento lento cargado de sentimiento poético. La plantilla incluyó al reciente ganador de la beca de la Asociación de Amigos de la Barroca, el violonchelista José Manuel Ramírez, de cuyos méritos ya hemos dado cuenta en anteriores ocasiones en estas páginas, y con cuyo talento colabora a asegurar el eficiente relevo generacional de la orquesta. También con Bach el conjunto supo estar a la altura, provocando una inequívoca sensación de dinamismo y densidad. Desde el muy elegante larghetto affettuoso del op. 6 nº 4 de Händel, Tur Bonet y la orquesta acertaron a plasmar la majestuosidad del autor y su inagotable imaginación, palpable en el largo e piano que antecede a un vertiginoso allegro final, defendido como lo demás con encomiable sentido del ritmo y una contagiosa vitalidad. En la propina, tanto ella como Alejandro Casal al clave se permitieron unas estimulantes licencias en el célebre Air de la Suite nº 3 de Bach, para que luego digan que la música clásica es rígida y rancia.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 25 de abril de 2021

AL ENCUENTRO DE VANDALIA TRÍO

Ciclo Alternativas de cámara, en colaboración con Juventudes Musicales de Sevilla. Fernando García, violín y teclados. Irene Jiménez, flauta travesera. Pablo Estébanez, contrabajo. Programa: Presentación del disco GEN (Obras de C.P.E. Bach, Mozart, Monti, y recreaciones basadas en Ravel, Albéniz y Piazzolla). Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, domingo 25 de abril de 2021

Alguien no ha hecho bien los deberes y ha olvidado registrar el nombre de Vandalia en la Oficina de Patentes y Marcas, de otro modo no se explicaría que esta derivación de los vándalos, que algunos identifican con el origen de Andalucía (Vandalusía), aunque el tímido paso de este pueblo escandinavo por el sur del continente haga naufragar esta hipótesis, haya servido para bautizar dos grupos musicales de índole muy diferente. Por un lado tenemos el muy conocido entre nosotros y nosotras integrado por las voces de Rocío de Frutos, Gabriel Díaz, Víctor Sordo y Javier Cuevas dando forma al barroco y el renacimiento, y por otro esta formación de nuevo cuño y estética completamente diferente cuyo debut en el Maestranza tenía que haberse producido el pasado año, y por motivos bien conocidos se ha aplazado a esta primavera.
Juventudes Musicales de Sevilla los han apadrinado tanto en concierto como en la grabación que ha motivado esta presentación, y ellos se han sentido profundamente agradecidos y mimados por quienes ahora consideran sus segundos padres, Concha Arenal y Arnold Collado.

Seguramente lo que hacen Vandalia Trío no sea exactamente lo que estén acostumbrados y acostumbradas a leer en estas crónicas, pero también saben lo mucho que apreciamos y admiramos en estas páginas aquellos proyectos protagonizados por jóvenes con agallas, ilusión y talento, y estos tres apasionados de la música sin duda lo tienen. Puede también que nos hayamos sentido jurado de un talent show, aunque les aseguramos que no nos identificamos en lo más mínimo con Risto Mejide. Lo cierto es que sabíamos cuál sería la propuesta de este joven trío y solo quedaba comprobar si lo hacían bien, y la verdad es que son buenos músicos. Irene Jiménez domina la flauta a la perfección, modula y frasea a discreción y con muy buen gusto, mientras Pablo Estébanez es capaz de extraer del contrabajo cuando lo requiere texturas y agilidades próximas al violonchelo, y Fernando García acusa en su sobrado eclecticismo un entusiasmo capaz de contagiar con su juguetón violín, su eficiente pianismo y su capacidad de coordinación y concentración en el complejo Loop Station con el que dieron más volumen y relieve a su variada propuesta.

El programa empezó de forma convencional con el allegretto de una sonata para tres de Carl Philip Emmanuel Bach, demostrando aun con sonido amplificado que son capaces de exhibir la educación académica recibida. Y siguió con el presto del Divertimento K.138 de Mozart ya en modo intervenido y fantaseado, y terminar un primer bloque con las célebres Czardas de Vittorio Monti evocando la atmósfera cómica de Mel Brooks y su Young Frankenstein, antes de embarcarse en el repertorio genuino que podemos encontrar en su primoroso álbum de presentación, GEN, en el que prosiguen su estilo arreglando y sometiendo a variaciones piezas tan arraigadas en el acervo clásico como el Trío para piano de Ravel – un Patoum Suite habitado por sonidos misteriosos y seductores – o el Asturias de Albéniz eficazmente combinado con la Malagueña de Lecuona y un estilo aflamencado legado del rock andaluz de los setenta, auténtica movida de transición más allá de la tan cacareada e igualmente meritoria madrileña de los ochenta. En ese Encuentro basado en Albéniz el público fue invitado a cantar y palmear, demostrando que aquí hay arte más allá del tópico. Sometido también a un ritmo frenético y contagioso, transformaron el precioso Oblivion de Piazzolla en Olvido de Vandalia Trío, y continuaron haciendo lo mismo con el Danzón nº 2 de Arturo Márquez en la propina.

En todo momento ilustraron su proyecto con unas sencillas videocreaciones de Óscar Romero, artífice también del diseño artístico de su álbum, que viene así a aumentar el ya abultado merchandising con el que estos jóvenes entusiastas y emprendedores buscan alcanzar quizás el mismo cielo que ya habitan virtuosos como Ara Malikian y mediáticos como James Rhodes. Frente a tanto varapalo que recibe la actual juventud y ese horizonte oscuro al que parecen dirigirse, nos encanta y emociona que algunas y algunos sueñen y luchen por ese cielo claro y luminoso. Cierto es que su propuesta necesita pulimento, en lo escénico y lo musical, pero también que han tomado un buen camino para encontrar su propia voz y derrochan energía y positivismo para alcanzar su meta. De momento, el público salió tan encantado que la cola para hacerse con un ejemplar firmado del disco era tan larga como la que se forma cada tarde en La Verguería de la calle Cuna.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

EL HOMBRE QUE VENDIÓ SU PIEL Sofisticado cuento sobre la libertad y el abuso del poder

Título original: L’homme qui a vendu sa peau
Túnez-Francia-Bélgica-Alemania-Suecia 2020 104 min.
Guion y dirección
Kaouther Ben Hania Fotografía Christopher Aoun Música Amin Bouhafa Intérpretes Yahya Mahayni, Dea Liane, Koen De Bouw, Monica Bellucci, Saad Lotan, Darina Al Joundi, Jan Dahdoh, Christian Vadim, Marc de Panda, Najoua Zouhair Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 9 noviembre 2020; en Estados Unidos (internet) 2 abril 2021


Apenas tenemos referencias en España de la directora tunecina Kaouther Ben Hania, y sin embargo es una personalidad bastante reconocida a nivel internacional Su última película, este hombre que vendió su piel, se estrenó en el pasado Festival de Cine de Sevilla, y ahora alumbra nuestro interés tras recibir una inesperada nominación a los Oscar en su apartado de mejor película internacional.

Quizás lo más llamativo de la cinta esté en su sofisticado e intencionadamente moderno acabado formal. No es el tipo de película que esperamos ver de una cinematografía árabe, lejos de la miseria, del acabado tosco y la denuncia atroz y desesperada que de sus condiciones de vida y cultura rebosan las películas árabes que llegan a nuestras pantallas. Sin embargo Ben Hania se escuda en esta estética moderna y estilizada para incidir en esa brecha socio cultural que separa oriente de occidente, del legado de pobreza y decrepitud que hemos dejado en los continentes africano y asiático, y de la supremacía ejercida desde tiempos ancestrales por ricos sobre pobres, plasmado aquí de forma quizás algo tosca en el mundo del arte, sus abusos, caprichos y superficialidades.

Un hombre permite que su espalda se convierta en cotizada obra de arte merced al tatuaje, para así poder emprender un viaje que le lleve a reencontrarse con la mujer a la que ama, y de paso huir de un país, Siria, en llamas y un Líbano próximo a estarlo. Su anunciada sofisticación, el evidente atractivo de sus protagonistas, aunque Mahayini se preste en demasiadas ocasiones a la sobreactuación, y De Bouw al exceso de gestualidad, y una narrativa sencilla y amable hacen que el producto se disfrute con facilidad, pero con la sensación de que había mucho más que rasgar y que la empresa merecía una visión más cínica y devastadora de la que la estilista Ben Hania es capaz de ofrecer.

UNA PLACENTERA TARDE CON RUIBÉRRIZ Y EL CUARTETO GOYA

Ciclo Made in Seville del ICAS. Rafael Ruibérriz de Torres, flauta travesera. Cuarteto Francisco de Goya: Pablo Gutiérrez e Irene Benito, violines; Marta Mayoral, viola; Alejandro Marías, violonchelo. Programa: Presentación del disco “Quintetos para flauta de Boccherini” Op. 17 nº 1 en Re mayor G.419 y nº 3 en re menor G.421, Op. 19 nº 4 en Re mayor G.428 y nº 6 en Re mayor “Las parejas” G.430, Op. 55 nº 2 en Fa mayor G.432 y nº 6 en re menor G.436. Espacio Turina, sábado 24 de abril de 2021


Planteando ciclos como este, dedicado a la presentación de registros editados por artistas sevillanos, en el que hemos podido disfrutar de citas como la del clavecinista Alejandro Casal interpretando música de Krieger el pasado otoño o la excelente pianista Patricia Arauzo recreando a Szymanowski hace escasamente una semana, es como un espacio público como el Turina cumple plenamente su cometido, poniendo sus recursos al servicio del talento local, promocionándolo y ofreciéndole esa oportunidad de sintonizar con el público que es al fin y al cabo el objetivo primordial de cualquier disciplina artística. El triple CD del sevillano Rafael Ruibérriz y el cuarteto Francisco de Goya, que recoge todos los quintetos con flauta del luquense afincado en España Luigi Boccherini, vio la luz hace ya algunos meses, y esperaba su presentación el pasado febrero. Las vicisitudes de la pandemia impidieron entonces que los y las integrantes del cuarteto madrileño pudieran desplazarse hasta nuestra capital, por lo que hubo de aplazarse al pasado sábado, en el que ya con todas las garantías y un aforo permitido prácticamente al completo, por fin pudieron culminar un proceso que les ha ocupado varios años, desde que en 2018 fueran desgranando cada uno de los tres libros que componen esta integral, primero en Cádiz, después en la Iglesia de la Caridad en Sevilla y finalmente en las Noches en los Jardines del Alcázar, completándose la grabación en San Pedro de Alcántara entre noviembre de 2017 y agosto de 2018, y editándose el álbum a principios de este año por el icónico sello holandés Brilliant Classics.

La de ayer tarde no fue una ocasión para el descubrimiento, conocíamos de sobra la autoridad y el buen hacer que respecto a esta repertorio habían alcanzado los intérpretes, corroborado en aquel concierto de hace tres veranos en el Alcázar y en el magnífico trabajo desplegado en el triple disco. Como ocurre cada vez que acudimos a un concierto en vivo basado en un trabajo discográfico previo, sea de música clásica, rock, pop o cualquier otro género, tratamos de identificar las diferencias con lo que nos ha llegado desde el estudio de grabación, y cuanto más fiel es el resultado más satisfechos y satisfechas nos quedamos. En el caso de la clásica es evidente que no caben alteraciones de la partitura, pero sí de la habilidad y el estilo interpretativos, y en este caso debemos aplaudir el alto nivel observado de nuevo en estos competentes músicos, capaces de con un tercio de lo planteado en el registro discográfico, dar una idea perfecta y equilibrada de su contenido. De este modo los cinco intérpretes lograron ofrecer un sonido terso y aterciopelado a pesar del uso de instrumentos históricos, otra de las particularidades de este disco, sin las asperezas habituales y manteniendo una estética homogénea durante toda la representación.

Fue la agilidad en el fraseo y la flexibilidad en las articulaciones lo que mejor definió al conjunto desde el amable allegro assai del quinteto op. 17 nº 1 hasta el minueto con espíritu de fandango del op. 55 nº 6, al más puro estilo del autor de La música nocturna de las calles de Madrid, que abrieron y cerraron respectivamente el concierto de la misma manera que lo hacen el triple álbum. Ruibérriz volvió a encandilarnos con este estilo amable y dulce que caracteriza su flauta, coordinándose a la perfección con un conjunto sólido en el que hubo lugar también para el lucimiento de cada integrante, como las filigranas al violín de Gutiérrez y Benito, el poderoso enfoque de Mayoral a la viola y el virtuosismo de Marías al violonchelo, patente en el adagio del quinteto op. 19 nº 4, un prodigio de reflexión y sentimiento que los intérpretes elevaron a la máxima expresión. Especialmente conseguido estuvo el op. 19 nº 6, uno de los dos únicos que tienen tres movimientos en lugar de dos, y que bajo el título Las parejas ilustra con boato y alegre pomposidad un juego ecuestre al que era muy aficionado el infante Luis Antonio de Borbón, bajo cuya protección Boccherini compuso los dos primeros cuadernos de esta antología. El resultado global, destacando toda la inventiva y el poderoso melodismo del autor, hizo justicia al contenido del trabajo promocionado, ilustrado con las explicaciones de Ruibérriz, autor también del libreto del disco, del que ya nos hicimos eco en el artículo publicado en estas páginas el pasado mes de febrero, y con la sorpresa final de disfrutar en el escenario de su elegante mascota weimaraner Telma, protagonista también de la portada del disco, que hizo alarde en las propinas de buena educación y saber estar.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 24 de abril de 2021

MAMÁ MARÍA Las ventajas de hablar árabe

Título original: La daronne
Francia 2020 104 min.
Dirección
Jean-Paul Salomé Guion Jean-Paul Salomé y Hannelore Cayre, según la novela de la segunda Fotografía Julien Hirsch Música Bruno Coulais Intérpretes Isabelle Huppert, Hippolyte Girardot, Liliane Rovère, Farida Ouchani, Nadja Nguyen, Iris Bry, Rebecca Marder, Youssef Sahraoui, Kamel Guenfoud, Rachid Guellaz, Mourad Boudaoud Estreno en Francia 9 septiembre 2020; en España 23 abril 2021


Aun recuerdo cuando hace años me dio por estudiar alemán y un jefe que tenía me recomendó que me dedicara más al árabe, que tenía más posibilidades; los alemanes no tienen prejuicios a la hora de comunicarse en inglés, pero los árabes agradecen mucho que se les hable en su idioma, y los grandes negocios del siglo XXI se gestarán en oriente, me decía cuando empezábamos a despedir el siglo pasado. Y vaya si le viene bien al personaje de Huppert dominar esa lengua a la hora de hacer negocios muy lucrativos en esta comedia de intriga y acción cuyo mayor y más efectivo reclamo es precisamente su protagonista.

Afortunadamente no solo ella consigue engancharnos en esta entretenida cinta basada en la novela de la abogada criminalista Hannolere Cayre que aquí se bautizó como La madrina y ahora llega traducida con este horroroso pero muy ilustrativo título de Mamá María. Su director, Salomé, está familiarizado con grandes producciones como Belphegor: El fantasma del Louvre, Arsène Lupin o Espías en la sombra. Películas en las que tuvo oportunidad de dirigir a estrellas internacionales como Sophie Marceau, Romain Duris, Julie Christie, Eva Green o Kristin Scott Thomas. Hacerse cargo ahora de este ingenioso libreto y contar con la complicidad siempre gratificante de Huppert da como resultado una divertida sátira sobre lo escasamente rentable y manifiestamente injusto que suele ser vivir respetando la ley, y cómo las mafias chinas y árabes se van apropiando poco a poco de las finanzas occidentales.

Todo en un jocoso tono cómico pero sin desdeñar sus inevitables cuotas dramáticas y, sobre todo, manteniendo la intriga y la tensión en su justa medida, lo que combinado con el atractivo que siempre emana de esta Meryl Streep europea, capaz de llenar salas cualquiera que sea la película en la que aparezca, da como resultado una cinta muy disfrutable aun en la desfachatez y la visible banalidad de algunos de sus presupuestos, al margen de algunos giros argumentales a los que quizás falte algún pulido adicional. Una ecléctica y funcional banda sonora contribuye al aspecto festivo que mantiene en su conjunto esta entretenida película.

viernes, 23 de abril de 2021

DE AMOR Y MONSTRUOS Mejor en comunidad

Título original: Love and Monsters
USA 2020 108 min.
Dirección
Michael Matthews Guion Brian Duffield y Matthew Robinson Fotografía Lachlan Milne Música Marco Beltrami y Marcus Trumpp Intérpretes Dylan O’Brien, Jessica Henwick, Michael Rooker, Ariana Greenblatt, Dan Ewing, Ellen Hollman, Tre Hale, Pacharo Mzembe, Senie Priti, Amali Golden, Te Kohe Tuhaka, Tasneem Roc Estreno en Netflix Estados Unidos 16 octubre 2020; España 14 abril 2021


Una producción Paramount que la situación sanitaria ha llevado directamente a Netflix, y otra película post apocalíptica que añadir a las muchas que en nuestro afán de masoquismo hemos consumido este año de pandemia. En esta ocasión, en un futuro próximo, la humanidad ha desatado una lluvia radioactiva como consecuencia de su lucha contra un meteorito. La radiación solo ha afectado a los insectos, convirtiéndolos en monstruos gigantes y horribles que hombres y mujeres solo han podido evitar refugiándose en oscuros búnkers donde se ha forjado una poderosa idea de comunidad.

En una declaración de amor sin apenas precedentes, nuestro torpe e ingenuo protagonista decide embarcarse en un complicado y temerario viaje por la faz de la tierra para encontrar a la chica de la que se enamoró siete años atrás. Un viaje de iniciación y madurez, si me lo permiten con ecos de Alicia en el país de las maravillas, que se antoja más improbable por la falta de mapas, brújulas y otros artificios con los que identificar el espeso paisaje por el que deambula, que por el peligro que representan unos monstruosos seres con pinta intencionadamente infantil, pero demasiado esporádicos y dispersos como para tratarse de los numerosísimos insectos que pueblan el planeta.

El producto se revela inmediatamente de consumo rápido para un público decididamente adolescente, con graves altibajos de ritmo y escasa empatía con los personajes y las situaciones que describe, por mucho humor con el que se pretenda salpicar el endeble libreto. Sus aseados efectos visuales, esa mezcla de géneros, especialmente de película romántica, con nauseabundos seres pero no tanto como los de Starship Troopers, y la agradecida falta de trascendencia con la que está diseñado todo el conjunto, podría hacerla una película moderadamente disfrutable, pero poco más.

EL MAGNÍFICO IVÁN Una fábula recomendable

Título original: The One and Only Ivan
USA 2020 95 min.
Dirección Thea Sharrock Guion Mike White, según el libro de Katherine Applegate Fotografía Florian Ballhaus Música Craig Armstrong Intérpretes Bryan Cranston, Ariana Greenblatt, Ramón Rodríguez, Owain Arthur, Eleanor Matsuura y las voces de Sam Rockwell, Danny DeVito, Angelina Jolie, Brooklyn Prince, Phillipa Soo, Chaka Kahn, Ron Funches, Helen Mirren y Mike White Estreno en Disney Channel 21 agosto 2020; España 11 septiembre 2020


Si uno se acerca a esta película con los merecidos prejuicios que inspira Disney, sin saber nada de ella, lo que ya es difícil teniendo en cuenta la excesiva información que nos invade cada vez que se estrena una cinta - y esta además lleva ya un tiempo en plataformas digitales -, y sin saber que detrás de ella, en la producción, está la abanderada de las causas justas Angelina Jolie, la primera impresión causa estupefacción: ¡Una película de circo con animales que además son felices haciendo aquello para lo que han sido adiestrados! Encima, una segunda impresión, transcurrida una media hora, nos lleva a otra historia de príncipes destronados y egos por las nubes. 
Afortunadamente no son sino peldaños para llegar a la genuina intención del film, denunciar que existan animales en cautividad y ensalzar la generosidad y la solidaridad para lograr metas legítimas y respetables.

Con las dosis justas de sentimentalismo y una impecable combinación de imagen real y animación digital, la directora británica Thea Sharrock (Antes de ti y la serie de televisión La corona vacía) nos lleva de la mano por una fábula contemporánea, con personajes firmes y bien definidos y un encanto general más que acertado y agradable. Por si fuera poco, aunque hay niña protagonista, Ariana Greenblatt, estos días haciendo doblete con De amor y monstruos,  ¡milagro! no resulta pedante ni empalagosa, al menos no demasiado.

Un irrepetible elenco de voces invitadas, dando vida a un entrañable conjunto de animalitos, el gorila del título (Rockwell), el perro Bob (DeVito), las elefantas Stella (Jolie) y Ruby (Prince), la gallina Henrietta (Kahn), la perrita Snickers (Mirren), la loro Thelma (Soo), el conejo Murphy (Funches) y la foca Frankie (el autor del guion Mike White, que también se reserva un cameo como conductor pasmado) acaban por redondear un producto amable, recomendable para toda la familia y disfrutable por cualquiera dispuesto o dispuesta a dejarse seducir por la historia de Katherine Applegate en que se basa y los personajes que la pueblan, y encima sin malos retorcidos ni evidentes, sino simples antagonistas con ideas equivocadas pero capaces de reflexionar y rectificar. Otra preciosa balada de Diane Warren, mil veces nominada al Oscar y este año con muchas posibilidades de ganarlo por La vida por delante, redondea el producto.

jueves, 22 de abril de 2021

GREYHOUND: ENEMIGOS BAJO EL MAR El pastor y los lobos

Título original: Greyhound
USA 2020 92 min.
Dirección
Aaron Schneider Guion Tom Hanks, según la novela de C.S. Forester “The Good Shepherd” Fotografía Shelly Johnson Música Blake Neely Intérpretes Tom Hanks, Stephen Graham, Elisabeth Shue, Rob Morgan, Manuel García-Rulfo, Matt Helm, Craig Tate, Travis Quentin, Jeffrey Burkes, Chet Hanks Estreno en Internet 10 julio 2020


Cuesta creer que el reputado C.S. Forester, autor de novelas emblemáticas llevadas al cine como La reina de África o El hidalgo de los mares, sea el responsable de una historia tan raquítica y anodina como la que ha motivado a Tom Hanks adaptarla, tras escribir los guiones también de The Wonders y Larry Crowne. Quizás sea más bien la visión que del original haya tenido el actor y la falta de pericia del director para diseñar personajes y tramas lo que hagan de esta una película fallida. El buen pastor del título de la novela se refiere al personaje interpretado por el siempre bonachón Hanks, un comandante de la marina estadounidense al que se le encomienda su primera misión en una Segunda Guerra Mundial a la que Estados Unidos acaba de incorporarse.

Se trata de guiar y proteger un convoy de barcos de suministros aliados en su travesía por el Atlántico norte. Como si de una invasión alienígena se tratara, pronto su buque y el resto de los conducidos se verán amenazados por una flota de submarinos alemanes, un enemigo prácticamente invisible al que resultará muy difícil vencer, aunque a todas luces previsible. Con el solo personaje femenino incorporado por la compañera de generación Elisabeth Shue, orientado sin duda a reforzar la imagen del héroe protagonista como hombre religioso de valores profundamente tradicionales, lo que a su vez refuerza la idea del pastor y su ganado, la cinta prácticamente se desarrolla en un océano íntegramente recreado por ordenador, con una tensión solo lograda parcialmente y gracias sobre todo al excelente trabajo de los responsables de sonido, justamente reconocidos con una nominación al Oscar.

Falta sin embargo un tratamiento más efectivo del factor terror, una tensión más calculada y una mayor empatía con personajes que no resultan más que marionetas. Solo el valor que el personaje principal y su desarrollo personal da a la vida de los otros, aunque sean enemigos, y la convicción final de que son la moneda de cambio irrenunciable para salvar otras vidas y preservar la libertad, da algún sentido lógico a un espectáculo que se revela únicamente como ejercicio fallido en torno al agobio, la claustrofobia y el terror.

UN MOZART DE CINE

4º Concierto de abono (Ciclo otoño) 2020-2021 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Francesco Tosco, viola. Éric Crambes, violín y director. Programa: Divertimento en re mayor K.136, Sinfonía concertante en Mi bemol mayor K.364, y Sinfonía nº 25 en Sol mayor K.183, de Mozart. Teatro de la Maestranza, miércoles 21 de abril de 2021

No se trata exactamente de una reposición, como reza el cartel publicitario, sino de la recuperación de un concierto que no se llegó a celebrar en su momento por las medidas adoptadas para frenar la pandemia. Fueron dos los conciertos que a finales del año pasado se cancelaron por este motivo; el tercero del ciclo de otoño difícilmente podremos recuperarlo, la agenda de Carlos Miguel Prieto y Evgeny Konnov, director y pianista respectivamente, hará difícil convocarlos de nuevo. Pero el cuarto fue confeccionado íntegramente por efectivos de la propia orquesta, por lo que solo era cuestión de encontrar una fecha, y la de ayer y hoy parecen haber sido idóneas a pesar de las nuevas restricciones y el rotundo recorte de aforo que ha vuelto a sufrir el Teatro de la Maestranza.

Resulta fácil imaginar el cariño y sentido de la responsabilidad que habrá depositado el concertino Éric Crambes en el diseño y confección de este particular concierto. En sus manos han recaído anteriormente otras citas tanto de abono como de ocasiones especiales, generalmente con buenos resultados y un nivel de exigencia considerable. Esta no ha sido una excepción, con la concurrencia añadida del excelente violista Francesco Tosco, de cuyas habilidades y virtudes ya nos hemos hecho eco anteriormente en estas páginas, y la complicidad de una plantilla, reducida en consideración a las piezas elegidas, que aplaudió al compañero tanto como un público incondicionalmente rendido a solistas, director y orquesta. En los atriles un todo Mozart defendido en general con delicadeza, un amplio sentido del momento y la época y un espíritu ensoñador que hizo especialmente atractiva la velada.

Evocaciones mozartianas

Solo faltaron el Concierto para piano nº 21, tan asociado a la película sueca Elvira Madigan, y el Concierto para clarinete K.622 que suena en Memorias de África, para terminar  de evocar definitivamente al cine en este programa de otoño celebrado en primavera. En el andante de la Sinfonía concertante cualquier cinéfilo melómano puede identificar las notas de arranque de The Windmills of Your Mind, compuesto por Michel Legrand para El caso de Thomas Crown, así como bandas sonoras de Michael Nyman para Peter Greenaway, sobre todo Conspiración de mujeres. Mientras el allegro con brio de la Sinfonía nº 25 fue la pieza elegida por Milos Forman con el asesoramiento de Neville Marriner para identificar la pugna imaginada por Peter Shaffer entre un juguetón Amadeus y un maléfico y envidioso Salieri, tal como los concibió el dramaturgo inglés en su celebrada obra y oscarizada película. Todos estos ecos resonaron ayer en un concierto que arrancó con el Divertimento K.136, añadido al programa original de noviembre y resuelto de forma tan encantadora como desenfadada. Habiendo sido concebida para cuarteto de cuerdas, la decisión de enfrentar a primeros y segundos violines potenció el diálogo cristalino de la pieza, marcando toda su capacidad inventiva y característico colorido, a caballo entre la música de cámara y la sinfónica.

En la Sinfonía concertante violinista y violista mantuvieron un enorme nivel de interpretación y compenetración, aunque el segundo quedara a veces solapado por su compañero y el resto de la plantilla, habida cuenta su particular sonido grave y profundo. De cualquier manera Tosco manejó con soltura agilidades extraordinarias, amasó un sonido brillante y se acopló a su compañero y al diálogo mantenido con él de manera sobresaliente. También Crambes logró una interpretación afinada y radiante, mientras en dinámicas y texturas la orquesta logró evocar los avances que experimentó la gramática de Mozart tras su viaje a Mannheim, cuya escuela lideró el sinfonismo europeo de la época y de la que el conjunto extrajo una evidente efusividad operística y unos crescendi majestuosos. La Sinfonía nº 25 no se resolvió sin embargo con el mismo nivel de exigencia que el resto del programa, acusándose falta de empuje en el allegro inicial, desajustes varios entre vientos y cuerda, y un poco más de tragedia en términos generales. Crambes preparó el programa desde su posición de concertino, consiguiendo plasmar en este peldaño fundamental en la madurez creativa del autor, no obstante lo dicho, su fascinante belleza y perfil premonitorio de lo que llegaría a ser el cuerpo sinfónico de un genio sin igual.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 21 de abril de 2021

COLLECTIVE Quemados por el poder

Título original: Colectiv
Rumanía-Luxemburgo-Alemania 2019 109 min.
Fotografía y dirección
Alexander Nanau Guion Alexander Nanau y Antoaneta Opris Música Kyan Bayani Documental Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2019; en Rumanía 28 febrero 2020; en España (Internet HBO) 4 junio 2020


Hay trabajos cuya impresión cambia según en qué momento los veamos. No es el mismo Collective el que se estrenó en la Seminci a finales del 2019 que el que vemos ahora, un año después de desatarse la peor pandemia recordada en siglos. Este riguroso trabajo periodístico con más aspecto de docudrama que de documental a secas inspira ahora más cosas y mayores reflexiones que las que motivaron su producción un año antes de la tragedia mundial que nos azota, y sin embargo guarda más de un aspecto en común con la misma, especialmente en lo que a gestión política se refiere, fraudulenta en el caso que el film denuncia, torpe si se quiere en el que nos asfixia.

La noche de Halloween de 2015 fue especialmente dramática en Bucarest, cuando el incendio de una sala de la ciudad, la Colectiv del título, mató a más de sesenta y cinco personas que asistían a un concierto de la banda de rock local Goodbye to Gravity, que perdió a cuatro de sus miembros. Inmediatamente se desató una protesta popular por la falta de seguridad y la mala gestión política de la tragedia, que llevó a la dimisión del gobierno en pleno y su sustitución por uno tecnócrata. La película de Alexander Nanau analiza la crisis sanitaria que provocó el episodio, cuando se desveló la falta de salubridad y preparación en los hospitales rumanos, una cadena de corrupción y sobornos que afectaba a los mismos sanitarios y el uso fraudulento de desinfectantes que hizo el gobierno, poniendo en peligro la salud de los enfermos. De hecho más de la mitad de los muertos en este incendio lo fueron no tanto por la gravedad de sus quemaduras sino por las infecciones contraídas en los hospitales.

El minucioso y riguroso trabajo de Nanau pone de manifiesto una vez más una Europa que avanza doble velocidad, la de los países fuertes y desarrollados y la de esos otros que se comportan a menudo como repúblicas bananeras, donde mafias y corrupciones corren a sus anchas. Nanau opta por una estética próxima a la ficción, lo que hace que quizás muchas de sus secuencias sean recreadas, aunque sus protagonistas sean siempre los reales, fundamentalmente el periodista de la Gazeta Sporturilor Catalin Tolontan, y el tecnócrata Vlad Voiculescu, que ejerció interinamente el cargo de ministro de salud y fue luego elegido democráticamente como tal hasta su destitución hace apenas unos días. De Tolontan destaca su compromiso con la información y su responsabilidad con la verdad, dejando claro que cuando la prensa se muestra complaciente con los poderes públicos, algo que en nuestro país suele ocurrir muy a menudo, éstos maltratan a la población. Y de Voiculescu pone de relieve la dificultad de un David para hacer frente a un tremendo e insaciable Goliat.

Esta narrativa casi de ficción no es comparable sin embargo al género tal como lo conocemos en el cine americano. Nanau no enfatiza el drama sentimental, aunque en un par de ocasiones muestre el dolor de familiares y allegados; tampoco se recrea en lo escabroso, aunque muestre sin escrúpulos grabaciones reales de la tragedia y detalles de alarmante insalubridad en los hospitalizados, provocando lógicamente un fuerte impacto emocional. Pero en el lado negativo su discurso llega a tornarse repetitivo, lo que hace que parte de su metraje resulte innecesario. Tirando para patria nos sorprende el éxito tremendo que ha tenido la cinta en premios y certámenes desde su estreno en Venecia, cosechando entre sus logros el galardón al mejor documental en los Premios Europeos del Cine y dos nominaciones al Oscar, a mejor película internacional y mejor documental, frente al escaso relieve internacional que al menos de momento ha tenido El año del descubrimiento, otro documental de denuncia política pero con una narrativa y estilo estético que va más allá de lo nunca visto y lo hace parangonable a una obra de profundo calado artístico.

martes, 20 de abril de 2021

LA LIGA DE LA JUSTICIA DE ZACK SNYDER Apoteosis del cine tebeo

Título original: Zack Snyder’s Justice League
USA 2021 242 min.
Dirección
Zack Snyder Guion Chris Terrio, Zack Snyder y Will Beall, según los personajes creados por Jerry Siegel y Joe Shuster Fotografía Fabian Wagner Música Tom Holkenborg Intérpretes Ben Affleck, Gal Gadot, Henry Cavill, Ezra Miller, Jason Momoa, Ray Fisher, Amy Adams, Joe Morton, Amber Heard, J.K. Simmons, Connie Nielsen, Daine Lane, Ciarán Hinds, Jared Leto, Willem Dafoe, Jesse Eisenberg, Jeremy Irons, Ryan Zheng, David Thewlis Estreno en HBO 18 marzo 2021


Si Los Vengadores engloban a los superhéroes de Marvel y los X-Men siempre han estado englobados, hace tres años les tocó el turno a los de DC Comics bajo el emblema de La Liga de la Justicia, pero aquello fue un fracaso descomunal. A poco de terminar su rodaje, el director Zack Snyder sufrió la pérdida de una de sus hijas y eso, así como la insatisfacción de los productores de Warner, lo apartaron del proyecto, que cayó en manos de Joss Whedon, recién desembarcado de Los Vengadores: La era de Ultrón, secuela del primer título de la saga que también dirigió él. Los resultados sin embargo fueron desastrosos, confusos y desorientados, provocando según parece el descontento de los fans, que tal como cuentan se pronunciaron al respecto liderando protestas a nivel mundial reivindicando el montaje del material rodado por Snyder, como quien reivindica trabajo para todos y todas o una salud pública universal.

Parece que Whedon volvió a rodar prácticamente toda la película, despreciando el material rodado por el director de El amanecer de los muertos y Sucker Punch. Snyder se había involucrado en el universo DC desde que Christopher Nolan, el impulsor de su regeneración en plan trágico y trascendental con la trilogía de El caballero oscuro, confiara en el realizador de Watchmen para encargarse de la resurrección de Superman en El hombre de acero y su secuela, la estrepitosa e inaguantable Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia. Ninguna de estas tres incursiones en el cine de superhéroes la salieron precisamente redondas, y sin embargo las cuatro horas del montaje definitivo y personal de esta Liga de la Justicia se ha saldado con muy buenas respuestas tanto de crítica como de público. Snyder recupera el estilo visual y dramático que le hizo célebre con 300, ofreciendo un espectáculo épico y despampanante, con el aliciente de apoyarse en un libreto bastante asequible y aseado, un reparto extraordinario, lo que sin embargo no salvaba la versión recortadita de Whedon, y cierta coherencia general que hace al producto final atractivo a pesar de redundar en las constantes del género.

La dosificación de acción y drama está también muy conseguida en términos generales, contribuyendo a esa tendencia habitual en Nolan, que aquí se reserva labores de producción y supervisión, a hacer trascendentes estas aventuras protagonizadas por metahumanos afectados por historias trágicas y traumas de diversa índole. En este sentido el más sufrido de la función es sospechosamente Cyborg (Fisher), el único negro de la pandilla, que no solo sufre la mayor tragedia en su cuerpo sino también en su familia. Los demás lucen palmito y estrella, especialmente los esculturales Aquaman (Momoa), Wonder Woman (Gadot) y Superman (Cavill), mientras Flash (Miller) se reserva la cuota discretamente cómica, y Batman (Affleck) demuestra que no encaja en su personaje.

El film se ofrece en caprichoso formato 1:33, cuadrado para entendernos, bajo la sospechosa justificación de respetar el aspecto global de la visión de su director, sin sacrificar imagen por arriba ni por debajo, precisamente ahora que nuestros televisores domésticos, que es donde accedemos a este estreno, abarcan el formato panorámico. Snyder ha prescindido en esta su versión de la música del habitualmente interesante Danny Elfman en favor del más mediocre Junkie XL (Tom Holkenborg), quizás porque éste recupera algunos de los leit motivs de la saga, compuestos por Hans Zimmer, y el otro optaba por un sello más personal.

UNA VETERINARIA EN LA BORGOÑA Encantos rurales desenfocados

Título original: Les vétos
Francia 2020 92 min.
Guion y dirección
Julie Manoukian Fotografía Thierry Pouget Música Mateï Bratescot Intérpretes Clovis Cornillac, Noémie Schmidt, Carole franck, Matthieu Sampeur, Michel Jonasz, Juliane Lepoureau, Lilou Fogli, Christian Sinniger Estreno en Francia 1 enero 2020; en España 16 abril 2021


La comedia costumbrista de ambiente rural es ya de por sí un género en el país vecino. Nadie como ellos han sabido promocionar la vuelta a un mundo sencillo en perfecta comunión con la naturaleza, destacando sus virtudes y comparándolas con las servidumbres y ataduras de la vida urbanita. Nunca como hasta ahora además esta querencia por lo rural había cobrado tanta relevancia, como alternativa sana e inteligente a un mundo globalizado y enfermo.

El teletrabajo, para quien se lo pueda permitir y pueda desarrollar sus funciones on line, es sin duda una puerta abierta a la repoblación de nuestros pueblos, y así deberían entenderlo nuestros legisladores, destacando ésta entre otras ventajas como el alivio de tráfico rodado, la conciliación de la vida familiar y laboral y la calidad de vida en general. Pero lo cierto es que andan un poco dormidos o rezagados y esta revolución no acaba de encontrar su caucePoco antes del covid, pero ya anunciando algo parecido en su arranque, lo que la convierte en una película ciertamente visionaria, Les vétos se apunta sin teletrabajo a este regreso al campo y sus alicientes en forma de comedia presuntamente amable y de buen rollo. Al menos eso es lo que la mayoría de nuestros sospechosos cronistas han destacado. Pero lo cierto es que con una protagonista tan antipática, unos acontecimientos tan previsibles, tanto cliché e impostura, niña repelente incluida (Juliane Lepoureau, descubierta en Cambio de reinas) y una sensación global de tontería supina, no sabemos muy bien dónde ubicar ese buen rollo y amabilidad que se la ha endosado.

No dudamos de las buenas intenciones de la debutante Julie Manoukian, pero las vicisitudes de esta joven licenciada que se cree urbanita pero sucumbe naturalmente a los encantos de la supuesta buena gente del campo, el estiércol y las infinitas mascotas, incluida una rata, sinceramente solo nos produce hastío y aburrimiento.

martes, 13 de abril de 2021

PROMENADE PIANO DUO Y LA EMOCIÓN HECHA MÚSICA

Ciclo Alternativas de cámara, en colaboración con Juventudes Musicales de Sevilla. Pilar Martín y Álvaro Saldaña, pianos. Programa: Sonata K448 en re mayor, de Mozart; Praphrase on Dizzy Gillespie’s Manteca Op. 129, de Nikolai Kapustin; Tres danzas andaluzas, de Manuel Infante; Carmen Fantasy, de Greg Anderson; La Valse, de Ravel. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, lunes 12 de abril de 2021

Para su esperado debut en el Maestranza de la mano de Juventudes Musicales de Sevilla, la joven pareja integrada por la malagueña Pilar Martín y el toledano Álvaro Saldaña, bajo el nombre de Promenade Piano Duo, optó por piezas de un eclecticismo considerable pero sin traicionar en ningún momento la fuente original. No se echó mano aquí de transcripciones y adaptaciones varias que permitieran desglosar un abanico más amplio de posibilidades que las que brinda el sucinto repertorio concebido para doble teclado. Dos obras maestras absolutas, otra de considerable proyección internacional y otras dos basadas en piezas externas, integraron un hermoso y ecléctico programa en el que incluso la versión para dos pianos de La valse es original de su autor. 
Pilar Martín lució además de un refinado y potente pianismo, una notable capacidad para la elocuencia, y demostró tirar del carro e imponerse en un tándem en el que no obstante su compañero también aprovechó la oportunidad para lucir sus notables habilidades al teclado.

La exhibición comenzó con puro clasicismo, la Sonata K448 de Mozart, compuesta para acompañar el estreno de su Concierto para dos pianos, cuando el compositor tenía veinticinco años. Muy satisfecho debía estar de esta pieza cuando la mantuvo tanto tiempo en un repertorio que acostumbraba a renovar constantemente, y es que la pieza potencia un aire de interactuación dramática sumamente atractiva, forzando la grandilocuencia unas veces, el lirismo otras. Ellos optaron más por lo primero, dejándonos unos movimientos extremos enérgicos y dinámicos, caracterizados por su claridad y trasparencia, convenciendo en su capacidad de imitación y sumando en general fuerzas, haciendo a menudo que pareciera un muy potente instrumento único, sin traicionar su espíritu galante y profundo sonido. Al andante central le faltó quizás un poco más de poesía, si bien acertaron en su estilo relajado y elegante. Tras la sonata, con intención fuertemente contrastante, interpretaron una Paráfrasis del compositor ruso Nikolai Kapustin, a partir del clásico del jazz afrocubano Manteca, que en realidad se refiere a la marihuana y fue una idea original del percusionista Chano Pozo por indicación del trompetista Dizzy Gillespie, Mofletes, para ser interpretada por su banda con intenciones de lucha antirracista. Una pieza que apenas deconstruye el original y se revela más bien como mera reducción y transcripción del mismo, y que los pianistas desarrollaron con mucha agilidad, fuerza, encomiable sentido del ritmo e irreductible espíritu jazzístico.

En un segundo bloque, Martín y Saldaña cambiaron radicalmente de registro, también con éxito, abordando las Danzas andaluzas del ursaonense Manuel Infante, cuya carrera transcurrió prácticamente en su integridad en París. De cierta proyección internacional gracias a la atención que le dispensó José Iturbi en conciertos y grabaciones, el nacionalismo de Infante se hace evidente en cada nota, que el dúo desgranó con ímpetu y sobresaliente sentido del color, exhibiendo gracia y mucha alegría en su particular Vito final. El todavía joven compositor y pianista americano Greg Anderson pasea su virtuosismo junto a su compañera Elizabeth Joy Roe por toda América, frecuentemente con obras de propio cuño, muchas de ellas en forma de fantasías y variaciones sobre temas ajenos. Carmen Fantasy es una de ellas, pero no el típico trabajo para lucimiento técnico de puro virtuosismo; se trata más bien de una pieza que analiza la partitura de Bizet, profundiza en su espíritu y drama, echando a menudo mano de ideas y acordes originales, y facilita a los intérpretes un sinfín de posibilidades para exhibir tanto dinamismo como recogimiento e intimismo, todo lo cual encontró eco en una perfecta simbiosis y un calculado ejercicio de introspección musical. Hay una singular ruptura en la partitura, justo después de la célebre Habanera, que el respetuosísimo público supo adivinar que no se trataba del final, evitando así el incómodo aplauso a destiempo.

Pero lo mejor sin duda fue La valse, concebida para orquesta, transcrita para piano y arreglada también para doble teclado por el mismo autor, en una versión que potencia todavía más el carácter puntualmente irascible, generalmente dramático y pesimista de una pieza que empezó siendo un homenaje al vals vienés y acabó convirtiéndose en un desgarrado grito por el dolor generado por la Primera Guerra Mundial. Martín y Saldaña matizaron cada nota y detalle, con el único reproche de no invertir suficiente sensualidad en la primera exposición del melódico tema principal. El resto fue pura adrenalina, una poderosa suma de fuerzas y una sintonía extraordinaria para lograr eso que el título del concierto prometía, una experiencia catártica. Ante el entusiasmo generado, despacharon dos propinas en forma de miniaturas, la Pavana de la bella durmiente de Ravel y El corazón del poeta de Grieg, ya con una estética más relajada.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 12 de abril de 2021

CUÑADOS Una comedia amable y diferente

España 2021 95 min.
Dirección
Toño López Guion Araceli Gonda, Pepe Coira, Jorge Coira y Alfonso Blanco Fotografía Jaime Pérez Fernández Música Santi Juli e Iván Laxe Intérpretes Xosé A. Touriñán, Miguel de Lira, Federico Pérez, Eva Fernández, Iolanda Muiños, María Vázquez, Mela Casal, Paku Granxa, Brais Yanek, Patricia Torres, Manolo Cortés, Ivo Bastos, Nuno J. Loureiro, Antía Touriñán, Avelino González Estreno 9 abril 2021

El término cuñados se ha puesto muy de moda en los últimos años para designar un tipo de comedia ibérica en la que los protagonistas, ya sean familiares o amigos, adoptan esa singular relación parental que parece tener una serie de connotaciones muy particulares que provoca meteduras de pata y situaciones ridículas tan del gusto de la comedia patria. Aquí sin embargo los cuñados lo son de verdad y no encontramos en su espíritu ni en la forma la sucesión de gags más o menos afortunados que caracteriza a películas como Lo dejo cuando quiera, una de las últimas cintas que acuñan sin prejuicios el término aludido.

Por el contrario nos encontramos ante una película sólida, bien construida desde los cimientos, con una buena trama que disfruta de ingeniosos giros y divertidas situaciones, y un elenco excepcional que aprovecha su encantador acento, aun exhibiéndose en su versión doblada, y sobre todo una considerable amabilidad en el conjunto, nada de esos malos rollos y faltas de respeto que caracteriza a nuestro cine en más ocasiones de las deseables, especialmente en la comedia de hechuras televisivas. Esta no lo es, a pesar de que su director se ha cultivado en ese medio a lo largo de lo que llevamos de siglo, y que está coproducida por el ente público y la televisión autonómica gallega.

Vinos, buenas viandas, especialmente pulpo, y bellos paisajes aurienses ornamentan esta divertida y cien por cien disfrutable película, cuyos autores han tratado por fin a sus actores y actrices con cariño, sin estridencias ni chabacanerías. Por aquí pasan temas como la corrupción empresarial, el fanatismo deportivo (por una vez baloncesto, menos mal, entre tanto futbolero), el matriarcado (especialidad gallega) y las crisis de pareja, entre otras cuestiones. Pero todo con la dosis suficiente de amabilidad y empatía, sin extremos ni intención de filosofar o postular, con esa deseable liviandad que no reste importancia al conjunto pero tampoco lo malogre innecesariamente, y por supuesto que respete al público. 

Ayuda que la mayoría de rostros sean desconocidos, algunos ni siquiera resultan familiares. También lo hace ese aire próximo a la comedia rural y costumbrista británica que expide toda la función, quizás por la proximidad geográfica y lo poco acostumbrados que estamos en estas lindes a ver buen rollo, amabilidad y sana comicidad en nuestro cine. En este sentido pueden incluso comparar el cartel publicitario con el de la película Despertando a Ned.

domingo, 11 de abril de 2021

MARIE, PECADORA Y EN VÍA CRUCIS

Ópera de Germán Alonso con libreto de Lola Blasco. Germán Alonso, dirección musical. Rafael R. Villalobos, dirección escénica y vestuario. Emanuele Sinisi, escenografía. Felipe Ramos, iluminación. Con Nicola Beller Carbone, Xavier Sabata, Pablo Rivero Madriñán, Juia de Castro, Luis Tausía y la voz de Lola Blasco. Ensemble Proyecto Ocnos. Producción del Teatro Real y el Teatro de la Abadía. Teatro Lope de Vega, sábado 10 de abril de 2021

El caso del peluquero Johann Christian Woyceck, que asesinó a su compañera sentimental y fue ejecutado en 1824, suscitó un importante debate científico sobre la naturaleza de su execrable acto y sus facultades mentales, que germinó en la novela que el joven médico y escritor Georg Büchner esbozó años después bajo la tesis del asesino inocente, y derivó cuarenta años después en el drama escénico de Karl Emil Franzos, que confundió la y del nombre por una z, inspirando la ópera de Alban Berg que pasó así a denominarse Wozzeck. Aquella década de los veinte del pasado siglo, con las heridas de la Primera Guerra Mundial sin cerrar y la crisis económica y laboral que provocó un empobrecimiento todavía más rotundo de la clase trabajadora, propició que el compositor se centrase más en el retrato del protagonista como un pobre diablo, un trabajador hundido en la miseria y la desesperación, cuya naturaleza sufriente le llevara también a asesinar a su pareja instigado por unos celos irrefrenables. Un comportamiento enfermizo durante siglos redimido y sujeto a la piedad y la comprensión, que dio lugar incluso a la catalogación de este tipo de nauseabundos crímenes con la coletilla de pasionales.

La dramaturga Lola Blasco tuvo la feliz idea de contar la historia de Woyceck desde el punto de vista de ella, Marie, maltratada y asesinada como lo siguen siendo una insostenible multitud en la actualidad, lo que nos ha llevado a una profunda reflexión y un cambio radical en el tratamiento del problema, a su reeducación y a cuestionarnos los parámetros y pilares que sustentan una sociedad incuestionablemente machista, lastrada por siglos de dominación del hombre sobre la mujer, con la aquiescencia de la Iglesia y el pretexto, como muy bien señala Blasco en su muy trabajado texto, del control de la Naturaleza, y con ello de la mujer como portadora de vida que es. No encontramos sin embargo en esta contraópera el reverso prometido, la versión de ella como víctima, mientras asistimos incrédulos de nuevo a la caracterización de su verdugo como persona inestable, malograda por la sociedad y la religión, omnipresente mediante una enorme cruz y la palabra pecado asaltando nuestros oídos continuamente. Y nos preguntamos ¿no va siendo hora ya de condenar esos pilares machistas y vaticanistas al olvido, a ignorarlos, despreciarlos? ¿Acaso no veníamos a escuchar y sentir la posición de la víctima, no a ver sufrir al asesino y admitir sus taras e inseguridades? Se ha perdido la posibilidad de convertir a Marie en una mujer actual, que disfruta de su cuerpo y sexualidad como hemos disfrutado siempre los hombres, sin por ello tener que seguir siendo prostituta y cocainómana, sin condenarla ni cuestionarla. Parece mentira que los y las responsables de este proyecto ronden los treinta años; no pueden evitar seguir reproduciendo los cánones de esas sociedad podrida que paradójicamente pretenden denunciar.

Fallido en lo conceptual, soberbio en lo escénico y musical

Sabata y Carbone
Al margen de estas consideraciones de índole ideológico y conceptual, nos hallamos ante un espectáculo teatro musical de primer orden, que atrapa al público de inicio a fin, se hace corto y atrae por sus formas y perfecto acabado, así como por el rico texto que la propia autora declama en un alto porcentaje, que aunque no atine en muchos de sus postulados, integra ideas y narraciones muy interesantes. El elenco cumple igualmente con un excepcional trabajo, gran parte de cuyo mérito se lo debemos sin duda al director de escena, un Rafael Villalobos que encuentra en este espectáculo la horma de su zapato y le permite crear prácticamente desde la nada un trabajo meditado y enérgico a la vez. Lástima que entre esa sucesión de lugares comunes volvamos a ver sobre las tablas la desnudez integral de la mujer, mientras el hombre se las ingenia con posturas diversas para invisibilizar sus genitales. Pero todos, cantantes, actores y actrices, componen un trabajo sobresaliente en un escenario en el que la cruz da ciertamente mucho juego, y la iluminación consigue armonizar el resultado, singularizar el espectáculo y sugerir los estados de ánimo de los personajes. Destaca también en este sentido el uso de luces estroboscópicas, destellos turbadores cuyo efecto se avisa puede afectar a algunos y algunas espectadoras. Una cruz que simboliza ese vía crucis en el que Berg confesó en su día haber estructurado su ópera, con catorce escenas hasta llegar a la muerte del protagonista, como las catorce estaciones en que se divide el camino de Jesucristo hacia el Gólgota, y que debería en esta ocasión ilustrar el tormento de Marie, por mucho que siga sugiriéndonos de nuevo el de su verdugo. Demasiada iconografía religiosa todavía a estas alturas, cuando deberíamos estar más ocupados en avanzar, progresar y acabar con estas lacras en un nuevo mundo libre de supersticiones, amenazas del más allá y miedos impostados.

Marie ante el espejo
Villalobos aúna aquí dos de sus últimas colaboraciones, con Sabata en aquel discutible Viaje de invierno de finales de 2019, y con Proyecto Ocnos en el ambicioso Hafune de finales de 2020. Por su parte, el compositor Germán Alonso vuelve a colaborar con Proyecto Ocnos tras el controvertido y para muchos fascinante The Sins of the Cities of the Plain en el que brilló la parte solista de El Niño de Elche. Con Marie, Alonso logra una partitura brutal, compacta y radicalmente atractiva, presente no solo en los números cantados sino en gran parte de los declamados, y sirviendo de telón de fondo a la voz grabada de la autora. Sus giros, inflexiones, cambios de registro, efectos, distorsiones y yuxtaposición de instrumentos y sonidos grabados y electrónicos, producen una amalgama perfectamente dosificada y organizada para provocar tanta emoción y reacción como el propio texto, con la humildad de quien persigue precisamente eso y poco más, y el éxito de lograr sintonizar con las y los oyentes, así como con la estética del conjunto. Funciona por lo tanto como ópera en estricto sentido y como música incidental en los momentos puramente teatrales. A ella se amoldan perfectamente la soprano Nicola Beller Carbone y el contratenor Xavier Sabata, ambos luciéndose también en un trabajo actoral intenso y físicamente extenuante, y él además exponiendo su voz a continuas inflexiones y cambios de registro, desde su tesitura habitual al canto natural y la impostura diabólica. Tanto ellos como los tres actores que les acompañan, desdoblándose en varios personajes, desde prostitutas al capitán, la doctora, el chulo, el juez o unas limpiadoras perfectamente prescindibles, lo más flojo de la función, realizan espléndidos trabajos de interpretación dentro de un espectáculo que habría sido redondo de no ser por ese defecto conceptual que hemos intentado explicar y desarrollar.

Fotos: Teatro Real
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 10 de abril de 2021

LA NUBE Catástrofe familiar

Título original: La nuée
Francia 2020 100 min.
Dirección
Just Philippot Guion Jérôme Genevray y Franck Victor Fotografía Romain Carcanade Música Vincent Cahay Intérpretes Suliane Brahim, Marie Narbonne, Victor Bonnel, Sofian Khammes, Raphael Romand, Nathalie Boyer Estreno en Francia 4 noviembre 2020; en España 9 abril 2021


Presentada en Cannes y en Sitges, donde obtuvo los premios del Jurado y mejor actriz, La nube es el segundo largometraje de Just Philippot, francés enamorado de la ciencia ficción y el terror cuya ópera prima permanece inédita entre nosotros. Ya en una de sus Cuatro historias fantásticas nos hablaba de una nube, en este caso ácida, y ahora se adapta al cine de plagas de insectos con un sello personal bastante inquietante, que de seguir así podría confirmar la buena mano que tiene para el género fantástico y de terror.

Una madre viuda y sus dos hijos, una de ellas en esa edad difícil de la adolescencia, intenta sobrevivir criando saltamontes con fines comestibles, especialmente para ganado. La película inmediatamente hunde sus raíces en ese cine de catástrofes de efímera existencia que inundó nuestros cines en la década de los setenta del siglo pasado, aunque con un espacio escénico más rural del que solía protagonizar aquellos icónicos títulos. Incluso coincide en su título internacional, The Swarm, con una de esas películas míticas, El enjambre, producida como El coloso en llamas y La aventura del Poseidón por Irwin Allen. Como en aquellas cintas, hay una trama personal e íntima que sirve como pretexto para desarrollar luego lo que verdaderamente importa, el apocalipsis y sus consecuencias entre la población. Pero Philippot le da la vuelta a la tortilla y hace que sea precisamente esa trama personal, en este caso familiar, el detonante verdadero y la pulsión definitiva de su película, mientras la catástrofe se convierte en metáfora de esa insostenible situación humana sufrida especialmente entre madre e hija. En este sentido, fastidia que una vez más sean ellas las detonantes de la tragedia, las inestables y desquiciadas, dejando para los personajes masculinos, aunque secundarios, un papel más redentor y conciliador, evidente en el caso del inmigrante agradecido a la joven viuda.

Con todo lo verdaderamente interesante del film es su capacidad para generar tensión sincera y verdadera, que permanezcamos todo el tiempo expectantes ante la sorpresa inevitable e intrigados ante el devenir de los acontecimientos, algo a lo que contribuyen desde luego las muy acertadas interpretaciones del elenco pero también un uso muy inteligente y bien dosificado del sonido y la música, creando un ambiente malsano, a veces irrespirable, en consonancia con la grave amenaza que se cierne sobre los protagonistas y su ambiente, y que el equipo técnico resuelve con unos muy aseados y eficaces efectos especiales.