sábado, 30 de noviembre de 2024

LEONORA SE HACE ECO EN LA SINFÓNICA CONJUNTA

Concierto nº 1 de la temporada XIV de la Orquesta Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. Carlos González Odrizola, fagot. María Benítez, trombón. Juan García Rodríguez, director. Programa: Oberturas Leonora nº 1, 2 y 3 Opp. 138 y 72 (a y b), de Ludwig van Beethoven; Concierto para fagot Op. 75 de Carl Maria von Weber; Concertino para trombón Op. 4, de Ferdinand David. Auditorio ETS de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, viernes 29 de noviembre de 2024

Juan García Rodríguez y la Conjunta

Sin haber definido ni divulgado todavía el programa general de esta décimo cuarta temporada, la Sinfónica Conjunta celebró anoche el primer concierto de la misma, con el mismo ímpetu e idéntico esfuerzo que le caracteriza, a pesar de una plantilla por su propia definición cambiante, precisamente por los motivos que le impulsan, una plataforma de prácticas y lanzamiento para multitud de jóvenes intérpretes que desean abrirse camino en el difícil y espinoso mundo de la música.

Fieles a nuestro compromiso con una orquesta y un proyecto que venimos celebrando desde el minuto cero, allá por diciembre del año 2011, hemos de aclarar que no sólo nos atrae una orquesta que viene demostrando su capacidad de disciplina y esfuerzo máximo para lograr tan estimulantes resultados, sino también los atractivos programas que para ella diseña Juan García Rodríguez, capaz de simultanear con enorme sentido de la responsabilidad este emocionante proyecto con el que lleva a cabo con Zahir Ensemble, que estos días celebra su particular festival de música contemporánea.

Triple Leonora

No podemos resistirnos a un concierto en el que se interpretan las tres oberturas de Leonora. ¿Quién, al menos en estas latitudes, se ha atrevido nunca a hacerlo? Ya se sabe, Beethoven nunca empleó la primera, compuso la segunda para el fallido estreno de la ópera, y la tercera para el reestreno, igualmente decepcionante por razones varias y justificadas. Por fin triunfó con los reajustes pertinentes hasta convertirla en Fidelio. Aunque ésta va precedida de una cuarta obertura, esta vez con el título definitivo de la ópera, son muchas las batutas que prefieren introducirla con la segunda o tercera de las Leonoras.

Carlos González Odrizola al fagot

Mendelssohn dirigió las tres oberturas por primera vez juntas en Leipzig en 1840. García tuvo el acierto de comenzar este primer concierto de temporada con la segunda y terminar con la tercera, dilatando así el tiempo de escucha entre una y otra, dadas las similitudes entrambas, tratándose la tercera de un desarrollo conciso y depurado de la segunda, la que quizás mejor refleja la atmósfera libertaria de esta ópera ambientada en Sevilla.

Con un control máximo del vibrato y las dinámicas, el director logró una lectura fogosa, brillante y rigurosa de cada obertura, haciendo acopio para ello de la entrega absoluta de estos jóvenes prodigiosos, y exhibiendo el máximo dramatismo, potenciado por el uso fuera de escena de las tubulares trompetas.

Dos singulares conciertos

El Concierto para fagot Op. 75 de Carl Maria von Weber es el más interpretado del repertorio para este instrumento, junto al de Mozart. Lo compuso a raíz del éxito de sus dos conciertos para clarinete y a demanda de los miembros de la Orquesta de la Corte de Múnich. Tanto el solista, Carlos González Odrizola, como la orquesta, se hicieron eco de la enorme teatralidad de la pieza, si bien percibimos cierta descompensación entre el instrumentista y el resto de la plantilla, acaso algo desorganizada, acusando falta de compenetración y empaste. Esto, que fue notorio en el allegro inicial, se relajó bastante en un adagio de considerable calado lírico, y el travieso allegro final.

María Benítez al trombón

González Odrizola se adaptó como un guante a los continuos cambios de humor de la obra, tan arrogante y triunfal como decididamente relajado y reflexivo, exhibiendo gran cantidad de emociones y logrando combinar una depurada técnica, un prodigioso control de la respiración y una más que aceptable expresividad que le llevó en el adagio a demostrar una extraordinaria cantabilidad.

El Concertino para trombón Op. 4 de Ferdinand David es uno de tantos intentos del legendario violinista por alcanzar también como compositor un status digno. Y desde luego ésta merece considerarse su mejor composición y pieza fundamental del repertorio para el instrumento. Aunque lo asociamos a un sonido fuerte y poderoso, en las manos apropiadas pueden alcanzar una expresividad religiosa y una notable calma, y así nos la ofreció la joven trombonista sevillana María Benítez.

Sin desfallecer en ningún momento, con una capacidad pulmonar extraordinaria, la solista logró ser tan enérgica y vivaz en los movimientos extremos como seria y rigurosa en su interesante marcha fúnebre central. Aquí la batuta y la orquesta sí que se emplearon a fondo tanto para dialogar satisfactoriamente con ella, como para arroparla con un sentido de la flexibilidad y la melodía realmente encomiable.

Artículo publicado en El Correo de Andalucia

jueves, 28 de noviembre de 2024

TURINA Y RUIBÉRRIZ UNIDOS POR LA PASIÓN

Concierto extraordinario de la Ruta Turina. Rafael Ruibérriz de Torres, dirección musical y artística. Cristina Lucio-Villegas, piano; Francisco Fernández Rueda, tenor; Andrés Merino, barítono; La Orquestina; Coro de voces masculinas de La Orquestina; Banda de música de la Oliva de Salteras. Programa: Por las calles de Sevilla Op. 96, Ave María Op. 95; Saeta en forma de Salve a la Virgen de la Esperanza, Op.60; Rapsodia Sinfónica Op. 66; Marcha fúnebre a Nuestro Padre Jesús de la Pasión; Elevación al Santísimo Sacramento; Alabado; Misa a Nuestro Padre Jesús de la Pasión; Plegaria a Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Joaquín Turina. Iglesia Colegial del Divino Salvador; miércoles 27 de noviembre de 2024


Son pocas las veces que se celebra un concierto, y menos de estas características, en El Salvador. Aun así, recuerdo que uno de mis primeros conciertos sinfónicos en vivo fue en este incomparable recinto, y de la mano de la Royal Philharmonic Orchestra nada más y nada menos. Fue a principios de los ochenta y Sevilla lamentablemente no contaba con infraestructuras adecuadas para acoger un evento de tal envergadura. Nuestro patrimonio religioso se erigía entonces en principal abrigo para tales ocasiones. Afortunadamente hoy hacer un concierto como el de anoche en una Iglesia como El Salvador, tiene un significado mucho más espiritual y estrechamente relacionado con el contenido del evento, que no fue otro sino recrear obras que Joaquín Turina compuso especialmente para la Hermandad de Pasión, radicada en este templo sevillano.

Lucio-Villegas y Fernández Rueda

El concierto de ayer constituye la piedra angular sobre la que se levanta este singular proyecto, Ruta Turina, encaminado a celebrar el setenta y cinco aniversario de la muerte del compositor salpicando la agenda musical de Sevilla de piezas suyas. Un proyecto destinado a quedarse a perpetuidad con el fin de divulgar la obra de Turina en la ciudad que le vio nacer y vivir sus primeros años, y de donde siempre surgió su inspiración creativa. El del Salvador fue un trabajo de equipo, con muchos de los agentes musicales de la ciudad implicados y coordinados por su principal artífice, Rafael Ruibérriz de Torres, autor también de unas profusas y documentadas notas al programa junto a su hermana Ana, responsable también de la rehabilitación y edición de algunas de las piezas programadas. Ruibérriz además ofició de maestro de ceremonias con un muy sentido discurso sobre la pasión que le ha llevado a esta gesta, a lo que se unió la muy poética semblanza que sobre la relación entre Turina y Pasión, núcleo fundamental de las obras programadas, hizo el Hermano Mayor de la Cofradía, Juan Pablo Fernández Barrero.

Ruibérriz y el concertino Ignacio Ábalos
Afortunadamente hoy contamos con intérpretes e instrumentos de tal envergadura que pueden hacer lucir la música de Turina como no lo haría en su época, disfrutando de una mayor divulgación y alcance, algo que por otro lado nos cuesta más a los europeos que vivimos tan al sur. La propuesta arrancó de la mano de la pianista Cristina Lucio-Villegas, que ofreció una muy depurada y reflexiva interpretación del tríptico Por las calles de Sevilla, con un colorista e idiomático pulso, muy en sintonía con el nacionalismo aprendido de Pedrell y el impresionismo adquirido en Francia.

Es curioso que una ciudad tan barroca se haya visto siempre tan bien reflejada en este romanticismo tardío que practicaba la plana mayor de nuestros compositores de principios del XXI, sirviendo de base a ese nacionalismo aludido. Así, en el teclado se adivinaban los largos paseos y la particular idiosincrasia de una ciudad siempre presta a su disfrute. En Ante la Virgen de la Merced la pianista se mostró contemplativa, siempre precisa en su digitación, mientras La calle Sierpes exhibió su bullicio a través de las notas efusivas de Turina y la digitación firme y a la vez agitada de Lucio-Villegas.

La pianista acompañó después a Francisco Fernández Rueda en un sorprendente Ave María de resortes vanguardistas y contrastadas y sinuosas líneas melódicas salpicadas de sugerentes disonancias, que el tenor defendió con ahínco, voz potente, arrolladora, a pesar de unos tirantes sobreagudos. Menos interés musical nos pareció que tuvo la Saeta a la Esperanza Macarena, más convencional y folclórica. Rueda protagonizó también el tercio final del programa, con idénticas prestaciones, mientras Lucio-Villegas resolvió una interesante Rapsodia Sinfónica al más puro estilo anglosajón, muestra del evidente cosmopolitismo del compositor, arropada por una orquestina fruto de la colaboración entre miembros de orquestas sevillanas como la Barroca y la Bética, que aportaron fuerza y vitalidad a la muy virtuosa interpretación de la formidable intérprete.

Irene Gómez Calado y la Banda de la Oliva

La excelente Banda de La Oliva, de Salteras, fue la encargada de poner en pie otra de las piezas que más nos sorprendió, la Marcha fúnebre dedicada al señor de la Pasión, también luciendo oportunos resortes vanguardistas, puntuales disonancias y efectos expresivos de profundo calado. Una pieza ciertamente singular y diferente. Más convencional fue la Elevación del Santísimo Sacramento que el barítono Andrés Merino, bien conocido de los y las seguidoras de la Compañía Sevillana de Zarzuela, defendió con buen pulso, voz perfectamente entonada y adecuada expresividad, acompañado por un coro de voces masculinas en las que sobresalieron más los graves que los agudos, algo más desorientados y alicaídos.


Con la Misa a Jesús de la Pasión, que Ruibérriz dirigió con ahínco y vehemencia, accedimos al Turina más pomposo. Se trata de una obra compuesta por encargo que paradójicamente se adapta más al estilo grandilocuente y épico de una banda sonora que al recogimiento o la mística con la que a menudo se abordan estas piezas. Unas constantes que se repitieron en la Plegaria final, con Rueda, Merino y el coro, acompañados por La Orquestina, poniendo el broche de oro a tan emblemático concierto, fruto del esfuerzo de tantos y tantas, incluido el fotógrafo Luis Ollero, capaz de inmortalizarlo con las instantáneas más artísticas y bellas imaginables, como las que hemos reproducido en este artículo.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

POR DONDE PASA EL SILENCIO Crónica del desarraigo

España 2024 98 min.
Guion y dirección
Sandra Romero Fotografía Angello Faccini Música Paloma Peñarrubia Intérpretes Antonio Araque, Javier Arque, María Araque, Mona Martínez, Nico Montoya, Emmanue Medina, Tamara Casellas Estreno en el Festival de San Sebastián 25 septiembre 2024; en salas 29 noviembre 2024

Como suele ocurrir con tantas otras óperas primas, la de la joven astigitana Sandra Romero tiene connotaciones autobiográficas, aunque ella ha fijado más su mirada en una familia amiga y vecina que en sus propias vivencias. Se trata de los Araque, uno de cuyos mellizos, Antonio, es actor profesional, el otro y la hermana no lo son y ésta supone su primera incursión en la interpretación cinematográfica, con muy buenos resultados, sobre todo en el caso de Javier. Que los padres estén incorporados por Mona Martínez y Nico Montoya, dos atribulados actriz y actor andaluces, y que lo que se cuenta sea tan íntimo y personal para cualquier familia, nos hace pensar que se trata de una ficción en torno a una familia desestructurada sobre la que pesa la enfermedad y, quizás en el pasado, la orientación sexual como posibles causas del desarraigo de una prole respecto a un padre desacreditado.

Romero apuesta por ese estilo naturalista tan próximo al documental que se hizo célebre con aquellos Vivir cada día de los setenta del pasado siglo, que seguramente la directora ni siquiera conoce. Un naturalismo que se hace presente también en el guion, seguramente pinceladas y pautas sobre las que los intérpretes articulan sus propios diálogos, frecuentemente declamados con acento difícil de entender. La película acierta a la hora de mostrar esa combinación entre vida de campo y vida urbana que permite una ciudad media como Écija, población que junto a Carmona ha servido de escenario. Pero ahonda en la adicción como método de dispersión frente a los problemas que no se quiere afrontar. En este sentido, lo más molesto del film es la cantidad de cocaína que consumen sus jóvenes protagonistas, como reflejo inevitable de una juventud desheredada y desencantada con la que se está construyendo una sociedad lamentable.

La necesidad de huir de un entorno familiar y local asfixiante, se convierte en tema principal de una cinta que no sigue un desarrollo argumental específico, sino el devenir de tres personajes, los dos hermanos y la hermana, cuyo deterioro emocional y físico se visibiliza a lo largo de un par de semanas cruciales para decidir sobre el futuro inmediato, en debate permanente con la propia responsabilidad. Este debut se ha convertido así en la gran apuesta del cine andaluz en un año que no ha sido muy fecundo, con premios en Almería para su protagonista y especial del jurado para la película, y seis nominaciones a los Premios Asecan de este año.

martes, 26 de noviembre de 2024

LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS De la soledad a la luz

Título original: Azken erromantikoak
España 2024 102 min.
Dirección
David P. Sañudo Guion David P. Sañudo y Marina Parés, según la novela de Txani Rodríguez Fotografía Víctor Benavides Música Beatriz López-Nogales Intérpretes Miren Gaztañaga, Maica Barroso, Erik Probanza, Itziar Aizpuru, Ignacio Mateos, Joan Solé, Font García, Arkaitz Gartziandia, Ion Zumelaga Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2024; en salas 15 noviembre 2024


En su segundo largometraje como director,
David Pérez Sañudo insiste en el retrato de mujer, como hizo con Ane, protagonizada por Patricia López Arnaiz y con guion también de la malagueña Marina Parés. Pero en esta ocasión cambia la energía y la vitalidad de aquella madre coraje por el semblante tristón y la mirada inocente de una mujer si no deprimida sí en cierto modo deprimente. Víctima de esa soledad por tantos no querida, vive la ausencia intentando encontrar consuelo y compañía en una vecina que no parece dispuesta a ofrecérsela, y un operador de Renfe con el que mantiene conversaciones telefónicas que disparan su imaginación en cuanto al aspecto que espera encontrar en él.

Su implicación en la huelga que algunos mantienen en la fábrica de papel en la que trabaja, las consecuencias desastrosas que ésta llega a provocar, y la posibilidad de haber contraído una enfermedad terminal, le ayudan a tomar conciencia de su situación y decidirse a dar el paso hacia la luz que espera encontrar en el sur, no en vano parte de la producción es andaluza, y lo que en la ficción es Atocha, en realidad es Santa Justa. Todo este material dramático, que podría dar para un culebrón, encuentra en las manos de Sañudo un tratamiento tan delicado y especial que la experiencia acaba por convertirse en hipnótica.

El trabajo de Miren Gaztañaga, una puesta en escena precisa y meticulosa, y una galería de personajes en conflicto que dejan claro el ambiente de opresión e insatisfacción en el que vive la protagonista, logran un film apreciable en la forma y hasta cierto punto inquietante en el fondo, corroborando la valía de su director y su guionista, preparados quizás para ofrecer en un futuro no muy lejano una obra importante y definitiva.

RAQA Una mirada distraída al terrorismo islámico

España-Marruecos-Alemania 2024 107 min.
Dirección
Gerardo Herrera Guion Irene Zoe Alameda, según la novela de Tomás Bárbulo Fotografía Juan Carlos Gómez Música Paula Olaz Intérpretes Álvaro Morte, Mina El Hammani, Abdelatif Hwidar, Fariba Sheikhan, Ben Temple, Sara Hwidar, Cristina Kovani, Déborah François, Juan Carlos Vellido Estreno en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 10 noviembre 2024; en salas 22 noviembre 2024


Con más de veinte largometrajes como director y más de ciento cincuenta como productor desde 1987, podemos considerar a Gerardo Herrera como uno de nuestros cineastas más productivos, si no el que más. Lástima que cantidad no suponga calidad, y que apenas reconozcamos sintonizar con algunos de sus títulos, especialmente ese Las razones de mis amigos con el que empezó el nuevo siglo, o terminó el anterior, según se mire. También Bajo terapia, el año pasado, logró interesarnos, dentro de una filmografía que ha tocado todos los géneros. Los conflictos internacionales también han tenido eco en su cine, como Territorio Comanche, ambientado en la Guerra de Bosnia, o Silencio en la nieve, su particular incursión en la Segunda Guerra Mundial, siempre con personajes españoles como protagonistas, destacando nuestro papel donde apenas hemos sido reconocidos.

Ahora le toca el turno al terrorismo del Estado Islámico, siguiendo las pautas sentadas en la novela de Tomás Bárbulo, y con los espías internacionales como personajes principales de una historia que mezcla la situación de práctica esclavitud de las mujeres en Siria, con la ejecución sistemática de disidentes, y el expolio patrimonial con el fin de conseguir financiación bélica. Herrero cuenta para ello con una producción relativamente holgada, pero sacrifica acción para centrarse en los aspectos más intimistas, los conflictos sentimentales y emocionales de sus personajes, evidentemente con el fin de abaratar costes. El problema es que impera la impostura, la falta de naturalidad, además de una escasez de intriga y ritmo realmente alarmante tratándose de un producto de esta envergadura.

Al margen de su dominio de lenguas, Álvaro Morte no sale de una expresión taciturna que apenas encaja con el perfil asignado. Más en serio parecen tomárselo las protagonistas femeninas, especialmente la madrileña Mina El Hammani. Pero el conjunto, a pesar de la espectacularidad que se intenta imprimir a algunas secuencias, o la esmerada banda sonora de Paula Olaz, se resiente de ser demasiado doméstico, convencional e incluso irrelevante, a pesar de la gravedad de lo expuesto.

lunes, 25 de noviembre de 2024

BLITZ Dickens in black and war

Reino Unido-USA 2024 120 min.
Guion y dirección
Steve McQueen Fotografía Yorick Le Saux Música Hans Zimmer Intérpretes Saoirse Ronan, Elliott Heffernan, Paul Weller, Benjamin Cl´mentine, Harris Dickinson, Stephen Graham, Kathy Burke, Leigh Gill Estreno en Reino Unido y Estados Unidos 1 noviembre 2024; en España (Apple TV+) 22 noviembre 2024

Tras seis años sin dirigir largometrajes para el cine (Hunger, Shame, Doce años de esclavitud, Viudas), dedicándose al documental y la televisión, con trabajos tan sobresalientes como los cinco episodios que integran la serie Small Axe, Steve McQueen estrena en plataformas digitales este ambicioso proyecto que relata, siempre desde el punto de vista de la marginación racial y social, el asedio aéreo que sufrió Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un episodio poco tratado en el cine, y que McQueen recrea con  preciosismo.

Tratándose de la odisea de un niño negro por regresar junto a su madre cuando es enviado, como tantos otros niños, a un lugar apartado y seguro, durante lo que se llamó The Blitz, campaña de bombardeos en el Reino Unido, parece que al director le interese dar al conjunto un tratamiento de fábula, donde sin escatimar el peligro, el dolor y la crueldad de cuanto acontece, su academicista puesta en escena, donde los juegos de sombras no pueden eclipsar el luminoso y colorista aspecto que luce gran parte de una cinta en la que hasta los clubs nocturnos son recreados con todo lujo de detalle, alivie parte de su luctuoso argumento. En su papel de madre, Saorise Ronan (el niño es mulato) exhibe un trabajo contenido y lúcido, mientras se rodea de gente como Paul Weller, histórico integrante de grupos como The Jam o The Style Council, Harris Dickinson (El triángulo de la tristeza) y el niño Elliott Heffernan, que en su periplo vive incluso episodios que parecen sacados del imaginario dickensiano.

El conjunto funciona y entretiene, pero no emociona de forma conveniente, aunque deja el poso suficiente para hacernos reflexionar sobre si quizás la historia se repite, y donde hoy sufren ucranianos y palestinos, antes lo hicieron otros y volveremos algún día hacerlo nosotros, dentro de un sistema y un planeta que no tiene remedio. La música de Zimmer, asistido por el también compositor Nicholas Britell y las alegres recreaciones de canciones de la época, ilustran de manera adecuada el impecable acabado de este académico film.

BORGO La fascinación del mal

Francia 2024 118 min.
Dirección
Stéphane Demoustier Guion Stéphane Demoustier y Pascal Garbarini Fotografía David Chambille Música Philippe Sarde Intérpretes Hafsia Herzi, Moussa Mansaly, Louis Memmi, Michel Fau, Pablo Pauly, Florence Loiret-Caille, Cédric Appietto, Henri-Noël Tabary Estreno en Francia 17 abril 2024; en España 22 noviembre 2024

Hermano de la actriz Anais Demoustier y director de la interesante La chica del brazalete, Stéphane Demoustier nos presenta otro thriller con retrato de mujer. Ambientado en Córcega, en la población que le sirve de título, y con las mafias locales como telón de fondo, este drama carcelario juega a una doble narración que parece no encontrarse hasta que en cierto punto nos sorprende su secuencia temporal y todo cobra más sentido. Mientras tanto, el drama parece girar en torno a una funcionaria de prisiones árabe que lidia con su arduo trabajo y su delicada situación familiar, un marido que no parece sentirse cómodo en su nueva residencia y dos hijos pequeños que necesitan de cuidados intensivos.

Más fácil se lo ponen los presos, que con pocas bagatelas y alguna que otra sonrisa, rápidamente empatizan con la protagonista. Lo malo es la facilidad con la que se deja corromper por estas peligrosas mafias locales, quizás justificado por la fascinación que parece sentir por las armas, cuando es invitada por su contacto, ex presidiario y líder de una de estas mafias, a disparar todo tipo de automáticas. Lo cierto es que acaba pecando de convencionalismo y completando una gramática harto caprichosa a la que el gesto impenetrable de Hafsia Herzi y la misteriosa y delicada, además de escueta, banda sonora de Philippe Sarde, poco pueden aportar. Si acaso es ese momento en el que la doble narración cruza su camino, donde reside el mayor interés de la cinta.

domingo, 24 de noviembre de 2024

WICKED El verde es un color deslumbrante

Título original: Wicked: Part One
USA-Reino Unido 2024 160 min.
Dirección
Jon M. Chu Guion Winnie Holzman y Dana Fox, según el musical de Winnie Holzman y Stephen Schwartz basado en la novela “Wicked: Memorias de una bruja mala” de Gregory Maguire, según los personajes creados por L. Frank Baum en “El maravilloso mundo de Oz” Fotografía Alicia Brooks Música Stephen Schwartz y John Powell Intérpretes Cynthia Erivo, Ariana Grande, Jonathan Bailey, Michelle Yeoh, Jeff Goldblum, Ethan Slater, Marissa Bode, Bronwyn Yang, Keala Settle, Andy Nyman y la voz de Peter Dinklage Estreno en Estados Unidos y España 22 noviembre 2024

Hace décadas que el musical se ha impuesto en las carteleras teatrales de las principales ciudades del mundo. En nuestro país, Madrid y Barcelona no son excepciones, y a ellas se ha sumado el Soho de Málaga y las giras por toda España. Sin embargo, esta fiebre por los musicales no ha encontrado reflejo en la cartelera cinematográfica, al menos con carácter general. El público sigue siendo reticente a un género que en el pasado fue tan rentable. Fenómenos aislados como La La Land no han conseguido recuperarlo, y ni siquiera la calidad del remake de Spielberg de West Side Story hace apenas unos años, ni la excelente Dreamgirls de los primeros años de este siglo, lo han logrado. Wicked tiene muchas posibilidades de hacerlo, aunando todo lo que se espera de un gran musical y una gran película. Magníficas canciones, dos protagonistas de gran altura dándolo todo, incluidas unas rutilantes voces, que en el caso de la estrella del pop, sin apenas experiencia en la interpretación dramática, Ariana Grande, se acerca a la tesitura de una más que competente soprano, y una trama absorbente que se atreve por fin a darle la vuelta al tópico de las brujas como forma de hostigamiento y marginación a las mujeres. 
El norteamericano de origen chino John M. Chu ha sido el elegido para llevar a tan buen puerto esta empresa. Su vasta experiencia en el musical, con películas alimenticias como las segunda y tercera entregas de Step Up y otras de mayor calado como Jem y los Hologramas y, sobre todo, En un barrio de Nueva York, además de sus numerosos videos para Justin Bieber, lo avalan. Además, ha demostrado su pericia en la comedia con la segunda parte de Ahora me ves y la celebrada Crazy Rich Asians, así como en la acción y los efectos visuales con G.I. Joe: La venganza. Todo eso se da cita también en esta estupenda película y memorable musical.

El color verde de Elphaba, la joven que se convertirá en la Bruja Mala del Oeste, simboliza el rechazo a lo diferente, el racismo y el miedo provocado por los poderes interesados, mientras al estilo decididamente Barbie de Glinda, más tarde Bruja Buena del Norte, esconde una capacidad inesperada de comprensión e inteligente entendimiento. Ninguna es tan mala ni tan buena, tienen sus motivaciones, y aunque hay traumas de infancia, no necesariamente tienen que ser esas las motivaciones. El ecologismo y el animalismo pueden ser más fuertes, y sobre todo la justicia y la política bien administrada, sin corrupción ni intereses ocultos, ni el miedo como arma de dominio y control. Todo esto enmarcado en los reconocibles resortes del típico cuento infantil de antaño, pero sin sus vicios ni anacronismos, con decorados monumentales, medio recreados por infografía, medio reales, grandes coreografías, un guapo pero confundido príncipe y mucho humor, hacen que sus dos horas y media no se hagan pesadas, y que esperar otras tantas para recrear el tercer y último acto del espectáculo de Broadway original en que se basa, y que fue récord de permanencia en los escenarios neoyorquinos, tampoco suponga ningún lastre.

Como curiosidad, las estrellas de la producción teatral, Idina Menzel y Kristin Chenoweth, tienen una aparición especial en la película, entonando la historia de Oz y su mago en un teatrillo callejero. Que Madrid estrene el musical en octubre de 2025, después incluso de que hayamos asistido al desenlace cinematográfico, podrá resultar tan ventajoso como inoportuno. Mientras tanto, esta combinación de denuncia contra la discriminación racial y la corrupción política, con el sano empoderamiento femenino, aderezado con espléndidos números musicales y grandes efectos visuales, hará las delicias de propios y extraños en nuestras salas de cine. Y para que no crean que todo nos ha encantado, la manía de humanizar los animales nos parece una idea equivocada, más cuando de lo que se trata es de respetarlos y admirarlos como iguales en nuestro planeta. Sólo responde a una manía largamente practicada en el cine estadounidense, y muy especialmente en Disney. En cuanto a la música, las espléndidas canciones son obra del autor del musical Gospel, Stephen Schwartz, autor también de las letras de las canciones de Alan Menken para Pocahontas y El jorobado de Notre Dame, además de la música de las de El príncipe de Egipto. Por otro lado, el siempre estupendo John Powell se encarga de la música incidental, tan inspirada y adecuada como el resto de la aportación musical de este excelente entretenimiento.

sábado, 23 de noviembre de 2024

FILM SYMPHONY ORCHESTRA, LA FÁBRICA DE SUEÑOS

Film Symphony Orchestra. Constantino Martínez-Orts, director. Tarab: Suites y temas de Hans Zimmer (Dune, Origen), Erich W. Korngold (El halcón del mar), James Horner (Leyendas de pasión, Troya), Harry Gregson-Williams (Marte), James Newton Howard (Animales fantásticos), Kristen & Robert López (Frozen), Alan Silvestri (Forrest Gump, El regreso de la momia), John Williams (La lista de Schindler, El ascenso de Skywalker), Ludwig Göransson (Oppenheimer), Steven Price (Gravity) y Alan Menken (La sirenita). Auditorio FIBES, viernes 22 de noviembre de 2024


Hace más de una década que la orquesta valenciana se deja ver y oír en nuestra ciudad, desde aquellos primeros conciertos en los que todavía les faltaba definición y depuración, hasta llegar a disfrutar de un prestigio y una dignidad que sólo se alcanza con mucho trabajo y una considerable pasión. Constantino Martínez-Orts la derrocha incluso en sus profusas locuciones, frente a una numerosa y prolífica orquesta mayoritariamente de gente muy joven.

Su propuesta tiene mucho de teatralidad, de manera que no importa las veces que haya ofrecido el mismo espectáculo en distintas ciudades, y de éste ya van siete y le quedan treinta y seis, incluido un segundo en Sevilla en el mes de marzo, que siempre se las ingenia para parecer que lo hace por primera vez, con toda la naturalidad y la frescura del mundo, logrando de paso que el público también se sienta protagonista de su propuesta. De esta teatralidad participa también el podio sobre el que se sitúa el director, reminiscente del de Stokowski en Fantasía, así como la generosa luminotecnia y el vestuario futurista de todos y todas las miembros de la orquesta.

Llegar anoche a Fibes resultó toda una odisea para buena parte del público, debido fundamentalmente a las obras del tranvibus, pero también ante la expectación que suscitan los conciertos de la FSO. De hecho, fue mucha la gente que llegó tarde y tuvo que incorporarse ya empezado el concierto, con las consiguientes molestias que supuso ubicarlos. Pero todo sirve de cara a disfrutar de esta cita con el cine que más taquilla hace y más óscars recibe, una constante que a Martínez-Orts parece atraerle bastante.

La emoción de sentir la música

El término Tarab que bautiza esta nueva gira, fue desgranado a modo de presentación por una voz en off acompañada de la crepuscular música de Hans Zimmer para Dune, con la sevillana Anaís Sancruz exhibiendo su potente voz desde las alturas. Su significado, la emoción que sentimos a través de la música, se puede asociar a cualquiera de los espectáculos anteriores de la orquesta.

El programa arrancó con la habitual dosis de cine clásico, al que Martínez-Orts dedica poca atención, limitándose a una o dos piezas por concierto, y siempre en versión muy reducida, como esta vez, que se conformó con los títulos de crédito iniciales de El halcón del mar de Korngold, sacrificando el tema Reunion al que generalmente va anclado. Además, precederlo de la fanfarria de la Fox en lugar de la Warner que la produjo, no fue muy acertado desde el punto de vista ortodoxo, sí quizás del espectáculo que siempre persigue con sus propuestas.

De James Horner se interpretaron dos piezas asociadas a un apolíneo y melenudo Brad Pitt, el cálido y romántico The Ludlows de Leyendas de pasión, con un impecable final a doble violín a cargo de Amanda Ochoa y Maider Lara, y la música de batalla de Troya, con brillantes aportaciones de los metales y un obsesivo control del ritmo. Lástima que las dimensiones del auditorio obliguen a amplificar el sonido, perdiéndose en el camino matices, dinámicas y planos sonoros, aunque hay que admitir que en su caso el sonido está muy bien diseñado y estos inconvenientes se minimizan bastante.

Una inquietante suite de Marte demostró lo buen compositor que es Harry Gregson-Williams, siempre a la sombra de Zimmer en la filmografía de Ridley Scott, como sucede ahora con Gladiator II, pero tan inspirado y eficiente, como bien demostró la depurada interpretación de la orquesta. También en forma de una muy conseguida suite se presentó la música de James Newton Howard para Animales fantásticos, en la que el swing a big band se hizo patente de forma también impecable y muy en estilo.

Anais Sancruz en modo Elsa

La primera parte culminó con la participación de la cantante sevillana en el icónico Let It Go! de Frozen en perfecto inglés, quizás algo menos punzante y apasionado de lo deseable, pero tan bien entonado como suele ser en ella, y con el abrigo entregado de la orquesta. Lástima que la suite de Forrest Gump de Alan Silvestri no resultara tan convincente. Se trató de una versión recortada y arreglada de los títulos de crédito finales de la película, que se reveló insuficiente y algo tosca.

Un complejo y radiante alarde técnico

Silvestri fue también el encargado de abrir la segunda parte, permitiendo a la orquesta exhibir su versatilidad para conjugar diferentes ritmos y estados de ánimo en la colorista suite de El regreso de la momia. De nuevo sonó el popular y emotivo tema de La lista de Schindler, con una impecable interpretación de Ochoa al violín que no desmereció a otros grandes que la han abordado, como Itzhak Perlman en la banda sonora o Anne-Sophie Mutter en una grabación reciente, e incluso mejoró la de otros igualmente insignes solistas como Joshua Bell.

También de Williams, un inevitable de los programas de Martínez-Orts, es El ascenso de Skywalker, con la que la FSO completó la saga Star Wars, un romántico tema que sólo se escucha en la película en sus créditos finales. A él encadenó sin solución de continuidad la Marcha Imperial de El imperio contraataca, dejando clara la flexibilidad de la orquesta a la hora de cambiar de registro de forma abrupta y radical.

El cuarto final del concierto fue lo mejor de la noche, con un trío de bandas sonoras con las que la orquesta y su director realizaron todo un alarde técnico de combinación entre efectos sonoros, electrónica y sonido acústico a altísimo nivel. Así se resolvieron con total satisfacción la oscarizada música de Ludwig Göransson para Oppenheimer, el estremecedor final de Gravity de Steven Price, con vocalizaciones a pleno pulmón de Sancruz, y una sensacional suite de Origen de Zimmer, con impagables aportaciones de Rafa Martínez Rodríguez al bajo eléctrico.

Anaís Sancruz entonó con ferviente teatralidad y voz arrolladora, no exenta de dulces matices y rutilantes inflexiones, Parte de tu mundo, dentro de una jubilosa suite de La sirenita de Alan Menken, en la que no faltaron en excelentes versiones instrumentales Besa a la chica, Pobres almas en desgracia y Bajo el mar, arropadas por el excelente trabajo de los responsables de la percusión. El divertido tema de Loca academia de policía de Robert Folk sirvió como propina, antes de despedirse con el inevitable Cantina Band que han convertido en himno de la orquesta e incluso se repite en cada uno de los discos que graban para la posteridad.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 22 de noviembre de 2024

CHICHON, GALLARDO DEL REY, RABIA Y CONTENCIÓN

Concierto nº 4 del ciclo Gran Sinfónico de la temporada 2024-25 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. José María Gallardo del Rey, guitarra. Karel Mark Chichon, director. Programa: Ariel, el espíritu del aire, de Noelia Lobato; Concierto de Aranjuez, de Rodrigo; Selección de las Suites I y II de Romeo y Julieta, de Prokófiev. Teatro de la Maestranza, jueves 21 de noviembre de 2024

Foto. Marina Casanova

A pesar de aquellos tiempos en los que se postulaba como director titular de la ROSS, se hizo hermano de la Macarena junto a su esposa Elina Garança, que recientemente nos ha dado un varapalo al apearse de una Carmen con la que según ella no se había comprometido, y como Patrice Chereau, adquirió un inmueble en Sevilla, Karel Mark Chichon no se había puesto frente a la orquesta.

Ayer y hoy por la tarde se ha quitado esa espinita con un concierto en el que brilló más la segunda parte que una primera protagonizada junto al guitarrista José María Gallardo del Rey y una Sinfónica cuya regeneración se hace cada vez más patente, llenándonos de gozo y corroborando la buena labor que sus maestros y maestras han ejercido durante estos más de treinta años para consolidar el conjunto y dejar en buenas manos su futuro.

El concierto arrancó con una pieza muy admirada del director, que él mismo estrenó en 2015 junto a la Sinfónica de la Radio de Saarbrücken. Se trata de Ariel, el espíritu del aire, de la compositora sevillana Noelia Lobato, basada en el personaje de La tempestad de Shakespeare, que demuestra la influencia que la música de cine tiene en los jóvenes compositores y compositoras, especialmente cuando apenas se apartan de la gramática tonal. En este caso se trata de una suite dentro de otra con más personajes de la obra, que recorre distintos estados de ánimo con un dominio de la orquestación, del drama y de la articulación que permitió a la ROSS lucirse con ahínco y flexibilidad.

Un guitarrista meticuloso y sentimental

Nacido en Barcelona, a Gallardo del Rey podemos considerarlo sin embargo como un sevillano de pura cepa. Aquí ha disfrutado de toda su vida profesional, y desde aquí se ha proyectado al resto del mundo, donde ha llegado a compartir escenario con algunos de los músicos más importantes del panorama clásico, como Yehudi Menuhin, Seiji Ozawa, John Williams o Jean-Pierre Rampal. Su manera de abordar el celebérrimo Concierto de Aranjuez no nos sorprendió como sí lo hizo cuando lo tocó junto a John Axelrod en 2016.

Si acaso notamos en él una mayor contención a la hora de adornar con profusas florituras y dar a la pieza un toque aflamencado de la que apreciamos en aquella anterior comparecencia. Pero la suya siguió siendo una lectura respetuosa, técnicamente impoluta, virtuosa, y tan majestuosa como sentimental, a la que Chichon se adhirió con cierta frialdad, de forma que ni el allegro con spirito fue un dechado de colorido y variedad rítmica, ni el adagio llegó a conmover en su archiconocido tutti final.

El allegro final fue lo más destacado, más vivaz y con el solista aprovechando sus pulsiones rítmicas para ofrecer una lectura ágil y enérgica. Buena muestra de su versatilidad, como propina ofreció un homenaje a Django Reinhardt de su propia cosecha, resuelta con el estilo y la gracia del guitarrista belga, al fin y al cabo un gypsy en toda regla.

Una rabiosa recreación de Romeo y Julieta

En la segunda parte, Chichon dirigió ocho movimientos de los catorce que integran las dos suites que Prokofiev preparó para concierto de su ballet Romeo y Julieta, de nuevo con Shakespeare de cabecera. Un recorrido que empezó con la pieza más conocida, Montescos y Capuletos o Danza de los caballeros, resuelta a gran velocidad y con furia desatada, a la que siguió la delicadeza y la transparencia de La joven Julieta.

Tres danzas, Madrigal, Minueto y Máscaras, entre la pompa, la sensualidad y el misterio, precedieron a una hermosísima recreación de la escena del balcón, de líneas sinuosas y espíritu cándido. Y después de la dramática escena de la tumba, pura fuerza y vitalidad en una vertiginosa página final, La muerte de Tebaldo. La agitada gestualidad de Chichon y la más que efectiva y responsable respuesta de la orquesta logró una interpretación de esta selección brillante y ejemplar, dentro de un concierto cuya recaudación irá a paliar las consecuencias de la DANA en Valencia, una iniciativa de las cuatro grandes orquestas andaluzas.


Artículo publicado en El Correo de Andalucía

martes, 19 de noviembre de 2024

EL BAÑO DEL DIABLO Demencia religiosa

Título original: Des Teufelds Bad
Austria-Alemania 2024 120 min.
Guion y dirección
Severin Fiala y Veronika Franz Fotografía Martin Gschlacht Música Anja Plaschg (Soap&Skin) Intérpretes Anja Plaschg, David Scheid, Maria Hofstätter, Natalija Baranova, Franzika Holzer, Tim Valerian Alberti Estreno en el Festival de Berlín 20 febrero 2024; en Austria 8 marzo 2024; en España 15 noviembre 2024


En su particular y certera cruzada contra los estragos de la Iglesia, el director Ulrich Seidl, responsable de la trilogía Paraíso, produce esta película dirigida por su esposa Veronika Franz en colaboración con el también austriaco Severin Fiala, en la que exponen el daño que durante siglos ha provocado la religión y la superstición en la mujer, precisamente su principal sierva y valedora. En su tercer trabajo conjunto, tras Buenas noches, mamá bajo bandera austriaca y La cabaña siniestra, producida en el Reino Unido, y antes de debutar en pareja en Estados Unidos con Head Full of Ghosts, Fiala y Franz exponen el sufrimiento de las mujeres en una sociedad que sólo demandaba de ellas encargarse de las labores domésticas y de la procreación.

La frustración de una joven tras casarse y no sentirse deseada, otra lacra que tantas y tantas han sufrido por la armarización forzosa de tantos hombres atemorizados por la ética religiosa, provoca demencia y consecuencias trágicas, dejando en entredicho la coherencia y el sentido de justicia de una institución que tanto ha regido sobre vuestras costumbres y comportamientos. Cargada de simbolismo, a menudo difícil de captar, la denuncia y la singularidad de lo que nos cuenta están bien construidas y motivadas. Sin embargo, su desarrollo se ralentiza de forma que, tras un arranque demoledor, la trama tarda en desarrollarse.

Aún así, su atmósfera malsana e incómoda, así como una excelente ambientación rural en el siglo XVII y un estupendo trabajo de su protagonista, que también se encarga de su vanguardista e inquietante banda sonora, ayuda a que el resultado sea tan estimable como para merecer un Oso de Plata en Berlín por su sobresaliente contribución artística, y el premio a la mejor película en Sitges.

lunes, 18 de noviembre de 2024

POLVO SERÁN Un musical de muerte

España-Suiza-Italia 2024 106 min.
Dirección
Carlos Marques-Marcet Guion Carlos Marques-Marcet, Clara Roquet y Coral Cruz Fotografía Gabriel Sandru Música María Arnal Intérpretes Ángela Molina, Alfredo Castro, Mónica Almirall, Ptricia Bargalló, Álvaro Prado, Manuela Biedermann, Valeria Scheilen, Oriol Genís, Lissy Pernthaler Estreno en el Festival de Toronto 7 septiembre 2024; en salas 15 noviembre 2024

Con el Premio Platform en la pasada edición del Festival de Toronto, la Espiga de Plata y una mención especial para su pareja protagonista, así como el premio Monica Vitti a la mejor actriz en el Festival de Roma, llega a las pantallas este
extravagante film con el que Carlos Marques-Marcet parece cerrar su particular ciclo vital, tras analizar la pareja a larga distancia en 10.000 km y la paternidad en Los días que vendrán. Ahora le toca el turno a la muerte, y lo hace fijando su mirada en un matrimonio formado por una actriz y un director de escena, lo que añade teatralidad a la propuesta, cuando ella decide poner fin a su vida mediante muerte asistida en Suiza debido a una enfermedad terminal, y su marido adopta una insólita pero emotiva decisión al respecto.

Con esta línea argumental, el director de Tierra firme ofrece un doble análisis, el de la pareja madura y su responsabilidad ante la familia, con unos hijos que muestran sus gozos y miserias de la misma forma que se muestran egoístas e inflexibles a muy distinta manera y nivel. Por otro lado, es la pareja formada por Ángela Molina y el chileno Alfredo Castro (Desde allá, El club), quienes catalizan el interés de la pieza, desde el temperamento de ella y la contención de él, para poner el énfasis en el amor más puro y verdadero. Y mientras asistimos a este ritual de vida y muerte, de celebración y ocaso, se va dejando en evidencia lo corta de miras que pueden resultar leyes sobre la eutanasia como la que se ha adoptado en nuestro país, que limita lo que en cierto modo debería suponer libertad absoluta para el ser humano.

Los guionistas, entre ellos la también directora y habitual colaboradora del director, Clara Roquet (La libertad), engalanan la fiesta con una serie de números musicales al estilo de Bailar en la oscuridad, evidente incluso en alguna de las composiciones vanguardistas de María Arnal de corte industrial, en los que el baile contemporáneo espasmódico se alterna con el glamour clásico y caleidoscópico de Busby Berkeley, cortesía del coreógrafo Marcus Morau, todo lo cual convierte ésta en una película particular e inclasificable.

GLADIATOR II Hace sólo dos mil años

USA-Reino Unido 2024 148 min.
Dirección
Ridley Scott Guion David Scarpa y Peter Craig, a partir de los personajes creados por David Franzoni Fotografía John Mathieson Música Harry Gregson-Williams Intérpretes Paul Mescal, Denzel Washington, Connie Nielse, Pedro Pascal, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Lior Raz, Derek Jacobi, Peter Mensah, Matt Lucas, Yuval Gonen, Tim McInnerny Estreno en España y Reino Unido 15 noviembre 2024; en Estados Unidos 22 noviembre 2024

Tras el fiasco descomunal que supuso hace justo un año Napoleón, Ridley Scott resucita en tiempo real uno de sus mayores éxitos, Gladiator. En tiempo real porque prácticamente es el mismo el que ha pasado entre la película protagonizada por Russell Crowe y esta secuela, y el transcurrido entre la muerte de Maximus y el regreso de su sucesor a Roma que se narra en esta segunda parte. La apuesta por las nuevas tecnologías es evidente veinte años después, y el nervio y ritmo insuflado a esta nueva aventura, patente. Pero lo que más sorprende es su capacidad para fabular sobre la actualidad, de forma que demuestra que en dos mil años apenas hemos sido capaces de progresar como humanidad, y que hoy comportamientos tan deleznables como los de Trump, encumbrado en las urnas, ya se producían cuando Roma estaba regida por los emperadores Geta y Caracalla, lo que en el mejor de los casos podría vaticinarse como el fin de otro imperio y el advenimiento de uno nuevo.

En este contexto, Paul Mescal presta un físico adecuado pero una presencia menos arrolladora que la de su precedente, a un film que repite estructura pero desarrolla una historia más original que la de su ilustre predecesora, tan deudora de La caída del Imperio Romano de Anthony Mann. Denzel Washington se erige en esta ocasión como auténtico protagonista y roba escenas, dando vida a un ambicioso y maligno cazatalentos que utiliza su gran adquisición, el Lucio al que incorpora Mescal, como vía de ascenso a la cúspide del poder. Junto a ellos Connie Nielsen repite con dignidad y Pedro Pascal aporta el honor que merece toda epopeya con un gesto triste y decepcionado que nos remite al Petronio de Quo Vadis. Mención especial merecen los jóvenes Joseph Quinn y Fred Hechinger recreando con todos los tics necesarios a los dos dementes que rigen el imperio, precedentes indiscutibles de los muchos frikis que nos ha ido regalando la Historia y que hoy confluyen en individuos como Putin, Trump, Miley, Le Pen, Alvise o Netanyahu.

En definitiva, este es el gran regreso del péplum en todo su esplendor, épica sin reservas y espectacular sin paliativos, pero sin renunciar a esa crítica política y social que nos sirve de advertencia de lo que nos puede venir más pronto de lo imaginable. Y todo ello bajo una atmósfera de inquietud y desasosiego que baña una cinta en la que se suceden prodigiosas secuencias de acción como la recreación de batallas navales en el circo romano, o la terrible invasión de la secuencia de arranque, aunque también hay que lamentar otras tan innecesarias y ridículas como la lucha con primates de dudosa credibilidad. Harry Gregson-Williams, uno de los innumerables pupilos de Hans Zimmer, se encarga de ilustrar el espectáculo con una seria y entregada banda sonora, mientras nada se descuida en el fabuloso aspecto estético y formal de esta entretenida película.

domingo, 17 de noviembre de 2024

SEFF 21 (2024) ÚLTIMAS CONSIDERACIONES

El director del Festival de Cine Europeo, Manuel Cristóbal

Muy satisfechos de que tanto Leurs enfants après eux como Flow hayan cosechado los mayores reconcimientos en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, aunque a la vez decepcionados con que Ernest Cloe: Lost and Found haya pasado desapercibida para un jurado en el que participaban David Puttnam y Jeremy Irons, reencontrados así casi cuarenta años después de La misión, tenemos sin embargo que hacer unas cuantas reflexiones sobre la celebración de este vigésimo primer festival.

No vamos a insistir en la torpeza de distribuir las proyecciones por diversas salas desperdigadas por toda la ciudad. Entendemos que sea una forma de atender a los distintos exhibidores, pero causa un evidente descenso de público, al que le resulta más difícil programar esas sesiones maratonianas que a tantos y tantas les gusta adherirse, aunque luego, el resto del año, apenas se dejen ver cuando películas de esta misma índole se proyectan en el circuito comercial.

Sí tenemos que manifestar nuestro pesar porque el festival haya cambiado de nombre. Ha desaparecido la mención a cine europeo para centrarse en nuestra ciudad. Festival de Sevilla ha pasado a deniominarse, como la Feria de Sevilla, la Semana Santa de Sevilla y tantas otras celebraciones que pretenden convertirnos en el centro del mundo, cuando lo que únicamente consiguen es que nos consideren más catetos. El de Málaga es de cine español, el de Huelva de cine iberoamericano, por que él nuestro tiene que perder el título que ha defendido durante dos décadas. Que lo justifiquen en esa necesaria promoción con la que todas las corporaciones se empeñan en hacer de Sevilla una ciudad eminentemente turística, nos parece estéril. Para eso mejor limpiar nuestras calles, que tanto lo necesitan, cuidar nuestros monumentos, invertir más en transporte público (¡ay, ese metro y ese tranvía... tan ridículos!) y rehabilitar edificios que llevan décadas pidiendo auxilio, como el Mercado de la Carne bajo el puente de los bomberos.

En cuanto a los títulos que se emplean para programar las películas, se tira siempre de los internacionales en inglés, con lo que se pierde la nacionalidad de cada película. Aconsejamos nombrar los films por su título original y entre paréntesis articular una traducción más o menos literal al castellano. Sería otra forma de celebrar nuestra diversidad cultural.

Después de varias ediciones en las que se corrigió la ausencia del festival en una página web de tanto uso y promoción como es IMDB (Internet Movie Data Base), ésta se ha vuelto a descuidar ese detalle tan barato y eficaz, de forma que de ninguna de las películas programadas se hace mención de su estreno en nuestro festival, sí en otros muchos de escasa entidad a lo largo y ancho del mundo. Claro, es mejor promocionar gastando e invirtiendo que echando mano del ingenio, la sencillez y la razón.

Para finalizar con mejor sabor, una última reflexión más amable: ¿Qué sería del cine europeo sin Francia? El país vecino produce más películas que ningún otro, y participa como coproductor en muchas más. Así se promueve el cine, la cultura, el arte y el país. Pero dudo que nadie tome nota de estas consideraciones. Sobre el cambio de nombre del festival, mi amigo Carlos ha escrito una estupenda reflexión en su blog, que pueden leer en este enlace. Nosotros nos resistimos a cambiarle el nombre, seguimos apostando por sus siglas, SEFF (Sevilla European Film Festival), y esperamos que estos mandatarios tan ridículos y mediocres reculen.

SEFF 21 (2024) YOUNG HEARTS Un pequeño romance gay

Bélgica-Países Bajos (Holanda) 2024 97 min.
Guion y dirección
Anthony Schatteman Fotografía Pieter Van Campe Música Ruben Depheselle Intérpretes Lou Goossens, Marius De Saeger, Geer Van Rampelberg, Emilie De Roo, Dirk van Dijck, Saar Rogiers Estreno en el festival de Berlín 17 febrero 2024; en Bélgica 18 diciembre 2024


Militante gay desde sus primeros cortos,
Anthony Schatteman parece beber del universo que Lukas Dhont recreó para su película Close en esta crónica de un romance homosexual a muy temprana edad, algo así como aquel Un pequeño romance de George Roy Hill, pero en clave gay. No en vano se adjudica a Dhont, director también de la exitosa Girl, la responsabilidad del guion de esta película, aunque esto no está reconocido oficialmente. Esos veranos nórdicos luminosos y coloristas que tanto proliferan en los telefilms de sobremesa, y las largas carreras en bicicleta por rupestres caminos rodeados de verdes prados, además de sus jovencísimos protagonistas, parecen remitirnos a esa autoría no confirmada. Schatteman lo que nos cuenta, sin embargo, es menos cruel y despiadado, centrándose en la psicología de un todavía niño tan confundido como avergonzado por la atracción que siente hacia otro chico de su edad y condición. Sin embargo su entorno ni lo va a juzgar ni a someter a reproche alguno, salvo algún aislado episodio de bullying de escasa entidad. Puede que así podamos celebrar más que aquel Close que tanto nos irritó, esta peliculita rosa y amable, seguramente ideal para espectadores jóvenes que aún no hayan experimentado el gozo y la libertad del desprejuicio y la ausencia de mezquindad. Pero para eso ya tenemos la estupenda serie británica Heartstoppers, mucho más natural y menos sustentada en el tópico que esta convencional cinta. Destacamos sin embargo el simpático personaje del padre del protagonista, tan ensimismado en sus canciones horteras y su carrera como cantante de alcance local, como comprensivo y amable a pesar de mantenerse frecuentemente ajeno al episodio central del drama, al que presta atención el habitualmente entreñable abuelo, un dechado de humanidad y franqueza.