
Compuesto por Wagner como regalo de cumpleaños para su esposa Cosima y celebración retrospectiva del nacimiento de su hijo, el Idilio de Sigfrido, basado en temas de la ópera y un cuarteto abandonado y dominado por una hermosa canción de cuna, encontró el tono sereno y la tierna delicadeza que demanda en manos de Crambes, que sin embargo acusó languidez en varios pasajes y no logró extraer de la pieza su espíritu hechizante ni la tensión que asoma ocasionalmente. En el Concierto para oboe del compositor inglés Vaughan-Williams acertaron tanto la solista como la cuerda, empatizando y respetándose para conseguir esa atmósfera mística y relajada que exuda la música del autor de The Lark Ascending. Se trata de un trabajo distinguido y cautivador, que parte de material desechado de su quinta sinfonía, en el que Roper desplegó toda su sabiduría al instrumento, poderosa capacidad virtuosística y delicadísimo fraseo, destacando el complejo scherzo final en lirismo e intensidad poética. El nº 6 de la Metamorfosis según Ovid de Britten, dedicado al dios Pan, sirvió como propina.
Más una combinación de sinfonía y concierto para violín que una serenata propiamente dicha, la Haffner fue abordada por Crambes y una mayor plantilla, siempre dentro de los márgenes de una orquesta clásica, con criterios más cerca de la antológica grabación de Karl Böhm que de los actuales criterios historicistas. El resultado hizo honor a la imponente paleta de colores que van del resplandor más brillante a los más sutiles matices, y que evidencian la intención de Mozart por reafirmarse como compositor de enorme talento. Crambes como solista lució tanto refinamiento como vibrante agitación, con asombrosas cadencias, flexibles modulaciones y vigorosa expresividad, y sin abandonar su puesto de concertino. La orquesta se plegó impecablemente a sus cambiantes estados de ánimo y abundantes contrastes en una interpretación memorable de esta magnífica página.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
Menos mal que alguien está atento, y oye, y percibe.
ResponderEliminarYo te lo agradezco.
J
No hay nada que agradecer, si acaso nosotros el público por hacernos tan felices
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