Dirección Todd Phillips Guion Todd Phillips y Scott Silver Fotografía Lawrence Sher Música Hildu Gudnadóttir Intérpretes Joaquin Phoenix, Robert de Niro, Frances Conroy, Zazie Beetz, Brett Cullen, Shea Whigham, Bill Camp, Glenn Fleshler, Leigh Hill Estreno en el Festival de Venecia 31 agosto 2019; en España y Estados Unidos 4 octubre 2019
La pregunta inevitable es ¿cómo un director con una filmografía tan nefasta que incluye títulos como Viaje de pirados, Starsky & Hutch, Escuela de pringaos, la trilogía de Resacón en Las Vegas, Salidos de cuentas y Juego de armas, puede de repente hacer una película como ésta, merecedora de un insólito y sin precedentes León de Oro en Venecia? Y es que ciertamente, y aunque parezca mentira, nos encontramos ante una cinta más que estimable. Lo es por su originalidad de convertir un personaje de cómic en carne de drama extremo, traicionando aparentemente el espíritu que inspira este tipo de producciones, que no es sino la acción y el derroche de efectos especiales. Aquí tenemos al antagonista por antonomasia de Batman y sus orígenes en una exagerada acumulación de desgracias que convertirán a un personaje tan desgraciado ya de por sí en un líder revolucionario y un carismático antihéroe que llevado por el resentimiento provocará el instinto de justicia que caracteriza, o al menos así lo ha hecho hasta ahora, al bueno de Bruce Wayne.
Así, la precuela del universo del hombre murciélago que Christopher Nolan diseñó después de que la versión de Tim Burton quedara anclada en el limbo de la leyenda y el mito, encuentra un vehículo tan fuera de lugar como éste, donde el melodrama puro se da la mano con el estilo de Martin Scorsese, con otro resentido de una sociedad cruel y alienada como el Travis Bickle de Taxi Driver como protagonista, y el propio Robert de Niro dando vida al Rupert Pupkin de El rey de la comedia cuando ya ha conseguido su objetivo de convertirse en algo así como el Johnny Carson de los setenta que tanto ha inspirado a presentadores de late movies a lo largo y ancho de este planeta. Cine negro y melodrama para dar un aspecto ultramoderno a esta insólita e impredecible adaptación de un cómic de superhéroes. Pero lo cierto es que el producto atrapa de principio a fin, está hecho para resultar atractivo y seductor en su integridad, y realizado con esmero y dedicación. Su magnífica ambientación en un Gotham setentero, una sociedad distópica pero no tanto, que se enfrenta a los problemas que acucian aún hoy a nuestra sociedad, y en el que la sombra de un impresentable integral como Trump tiene también su espejo, hace que la cinta consiga ser fascinante, aunque en el camino ese exceso de desgracias y unas incomprensibles trampas de guión que nada aportan al contenido integral del film, rebajen las virtudes del resultado final.
El gol lo metió el jurado de un festival prestigioso para que así nadie pueda ya resistirse al encanto del cine palomitero; pero las reservas son evidentes, y eso hace crecer la desconfianza. No podemos acabar sin alabar el esfuerzo de Phoenix, que como de Niro en sus mejores tiempos, se permite adelgazar considerablemente para dar vida a tan extremo personaje, y se marca una serie de bailes dignos de atención, así como la música de la islandesa Hildur Gudandóttir, aportando una atmósfera casi mística y medieval a este espectáculo dramático que parece reivindicar el universo shakesperiano en su vocación de retratar los grandes males que acucian nuestra enferma sociedad.
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